El gobierno porteño impulsa la implementación de un sistema de micros sustentables para la zona del Casco Histórico y el barrio de San Telmo. Según informaron fuentes del Ministerio de Infraestructura de la Ciudad, la propuesta consistiría en un recorrido que uniría la zona de Parque Lezama con Retiro. El objetivo apunta a solucionar el tránsito de residentes, turistas y trabajadores del área central sin tener que desplazarse hacia el Metrobus de la 9 de Julio o el del Paseo del Bajo. Cuáles serían las características del proyecto y su financiación. Cuándo se lanza la licitación. Leer más
Los negociadores del Ejecutivo y del Congreso privilegian en esta oportunidad la necesidad de avanzar con la normativa, aún cuando quedaron afuera numerosos artículos que estaban en el texto original. Se redujeron drásticamente las empresas a privatizar, se quitó de la nómina al Banco Nación y si bien habrá reforma laboral, también eliminaron varios ejes que alentaban la confrontación con gremios. En la sesión del lunes también se debatirá el paquete fiscal, clave en el respaldo que brindarán los gobernadores, necesitados de fondos para las provincias. Cómo fue la negociación. Leer más
La elaboración del dictamen final fue trabajada hasta último minuto con el PRO y con los bloques dialoguistas para no volver a trastabillar en el recinto. El regreso del Impuesto a las Ganancias y la definición de los mínimos. Los tironeos por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad y las cajas jubilatorias. Los pedidos por el RIGI. Leer más
Luego de salir de la presidencia del bloque oficialista por diferencias internas, el ahora titular de la bancada del MID reflexionó acerca de cómo llega el oficialismo a la recta final por el tratamiento de la ley Bases en la Cámara Baja. El legislador aprovechó, además, para remarcar que busca dejar atrás las prácticas de la "vieja política". Leer más
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Esta semana en la Cámara baja se vivieron horas de tensión cuando Pichetto pidió quitar artículos que complicaban a los sindicatos. Menem tuvo que pedir disculpas por no haber estado presente al comienzo de una reunión clave que estuvo cerca de dinamitar la iniciativa que envió el Ejecutivo. La UCR se plantó con la reforma laboral e incluso hubo pedidos para no pasar la motosierra libertaria por dos organismos del área de Cultura. El enojo del bloque del PRO, que se retiró de la discusión durante varias horas al ver que La Libertad Avanza no había avanzado con los consensos. Los detalles de una discusión álgida. Leer más
El Ministerio de Capital Humano decidió avanzar contra las cocineras y trabajadores que se desempeñan en las organizaciones barriales. Les recortarán el sueldo a unas 226 mil personas, según cálculos oficiales. Reciben una remuneración de acuerdo a una ley que los equiparó con un salario mínimo vital y móvil. Silencio de Pettovello. Leer más
El titular de la Comisión de Presupuesto en Diputados, se reúne semanalmente con el Presidente, para brindarle respaldo técnico, hacer funcionar la "motosierra" y también lo asesora desde lo político. Luego de años distanciados, los libertarios mantienen ahora un gran feeling y ya trabajan en un armado territorial para el año que viene. Leer más
Ayer el Foro Legal Internacional le dio su respaldo al juez de Comodoro Py, impulsado por la Casa Rosada para ocupar una silla en el máximo Tribunal de Justicia del país. Entre los juzgados federales tiene el aval y hasta María Romilda Servini de Cubría adhiere a su candidatura. Por otro lado, un grupo de ONG viene impugnando su figura. Una de ellas, plantea que no conoce de derecho constitucional y otra sus cualidades "éticas". La mirada de Elisa Carrió y de los radicales. Leer más
Con orgullo y sin sonrojarse, Siobhan Dumas se reconoce como parte de una estirpe de bon vivants, ("gourmets, de paladar refinado, y también gourmands, glotones", según sus propias definiciones), que comenzó con Alberto Lagos, su bisabuelo, reconocido escultor y pionero en la comunicación de temáticas gastronómicas, y que continuó con su propio padre, el célebre y mediático cocinero Gato Dumas, con quien es inevitable relacionarla.A punto de cumplirse 20 años del fallecimiento del Gato, Siobhan presenta el próximo 8 de mayo, en el Instituto Gato Dumas, Sabores heredados, un libro que funciona como homenaje a la historia culinaria de su familia y, al mismo tiempo, como una manifestación de su propia mirada de la vida, signada por los viajes, el arte, la sofisticación y la buena comida.-El libro tiene recetas pensadas por vos para distintas ocasiones, pero también poesías y relatos de tu autoría.-Siempre estuve cerca de la cocina. Primero de la manera más obvia: por mi familia. Después, estudiando y trabajando en restaurantes, acá y en Inglaterra, donde nació y vive mi madre. Pero no me considero cocinera profesional. Me encanta cocinar, me encanta ser anfitriona, armar mesas, recibir a mis invitados. Y además lo hago muy bien, no tengo falsa modestia con esto. Pero aclaro que no soy profesional. Estudié Arte, soy licenciada y gestora, esa es mi profesión, y de alguna forma en este libro se complementan esos saberes.-¿Las recetas que compartís son las de tu padre?-No. Hay una inspiración, escenarios y situaciones elegidos que tienen que ver con tradiciones familiares. Luego, hay decisiones relacionadas con mi memoria emotiva, como las de la cocina de mar, por ejemplo, que evoca parte de mi infancia en Buzios, con papá, cuando él se instaló allá. No era un lugar turístico en ese entonces, salíamos a buscar langostas, cocinábamos en la playa, descalzos. Pero en ese sentido no quise hacer un libro pretencioso, ni intentar copiarlo. Papá es papá. No lo hubiera logrado. Quise hacerlo a mi manera. Propongo crème brûlée de langostinos, sopa de melón, arroz con peras. Cosas que me gusta preparar y comer. Y a eso le añado un recorrido familiar, que es también un recorrido de lo gourmet en Argentina.-¿Qué te motivó a escribir?-Siempre estuvo el deseo de expresarme también de esta forma, a través de la cocina y la comida. Hace dos años pensé en el aniversario que se cumple en las próximas semanas, los 20 años de la muerte de papá, y ahí me puse estas fechas como objetivo para concretarlo. Antes no pasaba, no se daba, creo yo que por temor a defraudar algunas expectativas. Presentía que por ser "la hija deâ?¦" podía ser juzgada con cierta vara, en especial como cocinera. Lo procesé y la fecha se volvió la mejor excusa.-¿Qué extrañás del Gato?-Su generosidad, su manera de enseñarme a respetar al prójimo, a cuidar los utensilios, a amar el mar, a comer ostras. La casa de San Telmo en la que vivimos, que tenía una flor enorme pintada,los caramelos confitados que nos dejaba debajo de la almohada cuando volvía tarde de trabajar. La luminosidad, los colores con los que todo se encendía, aun cuando estuviéramos atravesando momentos difíciles.-La cocina no fue el único factor común que tenés con tu padreâ?¦-No. En sus últimos años, y sobre todo por sus apariciones en la televisión, lo reconocían como cocinero y mediático, pero la realidad es que él irrumpió en los 60 para romper con lo establecido, porque no solo cocinaba: coincidió y compartió mucho con la movida del Di Tella, estudió arquitectura, sabía mucho sobre arte y en eso puedo reconocerme.-¿Y el resto de la familia? Porque los sabores heredados no tienen que ver solo con él...-Exacto. Cocinar, cocinaban todos. Incluso del lado materno, mis abuelas y bisabuelas escandinavas le daban muchísimo valor a la comida. Como acto de dar, y también a la hora de comer, de disfrutarla. Y concretamente, mi bisabuelo paterno, Alberto Lagos, fue un personaje importantísimo en nuestra historia pero también en la historia artística y gastronómica del país. Muchas de sus obras como escultor son emblemas de la ciudad: El Arquero en avenida Libertador, o los relieves del Automóvil Club. Y hablaba de gastronomía en los medios de la época cuando nadie lo hacía. Relataba en Radio Splendid sus crónicas visitando ferias gastronómicas europeas, en la década del 30. Él vivió mucho en París. En su atelier recibía a todo tipo de personalidades y les daba de comer. Quiso traer esa atmósfera acá. Cerraba el Plaza o el Círculo de Armas y armaba mesas repletas de gente y comida, también dibujaba en vivo con sus acuarelas. Unas performances impactantes.-¿Cómo vivías este tipo de experiencias en tu infancia?-Podía reconocer que mi familia era bastante extravagante, pero era mi vida. Por la escuela muchas veces me pasaba a buscar papá en un descapotable, o me retiraba Ramiro Rodríguez Pardo, gran chef y entrañable amigo. Los salones del restaurante eran como otro living de mi casa. Invitaba a mis amigas a jugar ahí, con los utensilios, los ingredientes, me dejaban preparar milk shakes, postres. En la época de Drugstore festejé mi cumpleaños de 8. La fiesta fue en la boite, como si una chiquita lo hiciera en un boliche ahora. Con luces, disc jockey, mozos. En ese momento era fuera de lo común. A eso le sumo que mi mamá era modelo, fui a desfiles exclusivos desde muy chica. Y las reuniones en casa eran verdaderos happenings, con políticos y artistas.-¿Qué conservaste de todo eso al crecer?-Esas mesas, seguro. El espíritu gourmand, también. Me gusta salir a comer, acá y en Londres, estar al tanto de las aperturas gastronómicas. Si un restaurante tiene tres meses de anticipación para reservar, yo reservo y espero. Amo entrar a las cocinas, cuando tengo confianza pido permiso para pasar. Me gusta el olor de los ingredientes pero también el de la bacha, los sonidos, todo. Yo cociné con mucha dedicación para mis cuatro hijos, aun cuando alguna vez me reprocharon no comer salchichas o nuggets de pollo empaquetados. Hoy las comidas semanales con ellos se llevan todo mi esmero.-¿Y encontrás diferencias?-Fui muy feliz pero siempre me sentí diferente. Mi familia era poco convencional. Yo fui más conservadora. Me recibí, me casé, me establecí en el mismo lugar. Viví con el padre de mis hijos hasta que enviudé. Sin embargo tuve necesidad de reencontrarme conmigo y mi esencia en algún momento. Lo hice viajando al sudeste asiático, tres meses y medio, a los 50. Medité en monasterios, tomé clases de cocina en una escuela reconocida pero también con una lugareña en Tailandia, dormí en cabañas de bambú en la playa. Algo del espíritu aventurero también estaba ahí.
Hay algo que no anda bien en nuestra sociedad. El Presidente se pelea con todos, dispara agravios a granel, lanza imágenes escatológicas sin ningún filtro, habla con desprecio de aquellos que lo contradicen y la reacción de su entorno y del establishment más cercano, donde no falta la gente razonable, es sorprendente: o bien miran para otro lado y le perdonan los exabruptos bajo la justificación de que son parte de su estilo o, más grave todavía, se los festejan. Si ese tipo de actitudes son reprochables en cualquiera, más todavía lo son en un presidente, a quien se tiende a mirar como ejemplo a seguir. Quienes celebran sus políticas, incluso quienes lo acompañan en la gestión, deberían señalarle esto a Javier Milei, aun a riesgo de perder su amistad o salir eyectados del Gobierno. Callar es avalarlo y aceptar la violencia verbal como si fuera algo normal, parte del juego democrático, cuando no lo es. No se trata de mantener el decoro o las buenas costumbres (aunque también, porque a fin de cuentas una convivencia sana empieza por el respeto al otro). La reacción cabe sobre todo en homenaje el buen término de la gestión, porque estas actitudes del Presidente socavan la posibilidad de éxito de un gobierno que dinamita con un agravio cada avance que consigue. Y todos necesitamos que le vaya bien.Los empresarios que lo abrazaban con efusión tras su discurso en el encuentro de Llao Llao podrían, entre palmada y palmada, marcarle esto. Por su apoyo al plan de gobierno, por la estima recíproca que mantienen con el Presidente, Milei no podría adjudicarle mala fe al reproche, como cada vez que rechaza una crítica. En este caso, el señalamiento vendría de quienes lo quieren bien y comulgan con sus ideas. Quizá consigan algo. Festejarle los chistes dudosos o los comentarios despectivos, como ocurrió en la cena de la Fundación Libertad, lo afirma aún más en ese equívoco papel de francotirador verbal en el que tan a gusto parece sentirse. La adulación incondicional es peligrosa. El primero que pierde pie es el adulado. "Hola a todos", arrancó su discurso con una voz gutural que habrá sorprendido a más de uno. "Si no, no soy yo", aclaró enseguida, satisfecho de sí mismo. ¿Hace falta que Milei sea tan Milei todo el tiempo? No conviene estimularlo.Esa noche, antes de que Milei hablara, el presidente de Uruguay deslizó con altura un mensaje que quizá haya llegado a los oídos indicados. "Uno de los anclajes uruguayos es el Estado fuerte, no grande", dijo Luis Lacalle Pou. Además de hablar de la importancia de la cohesión social y de los valores de la tolerancia, propuso: "Hay que ser firme con las ideas y suave con las personas". Cuánto que aprender.Antes que la gestión del país, Milei parece haber asumido el liderazgo de una cruzada que redimirá al mundo del pecado del socialismoAlgunos lo llaman estilo. Otros, estrategia. Pero tal vez no sea del todo ninguna de las dos cosas y resulte una característica difícil de manejar a voluntad. La gran incógnita no es tanto si el fin de la recesión llegará con un rebote en forma de V o de U, sino si Milei puede proceder de otra manera en relación a aquellos que no se le rinden incondicionalmente y si estaría dispuesto a hacerlo.Como sea, el festejo acrítico de las formas despectivas del Presidente, que se verifica con mayor vehemencia entre sus trolls más fanáticos, no ayuda. Al contrario, refuerza la contradicción en la que parece atrapada la gestión. Las redes, en su loca dinámica, son un presente perpetuo. Mientras una persona razonable, como parece el secretario de Educación Carlos Torrendel, debe sentarse con las autoridades universitarias para encontrar acuerdos y dar con soluciones, en las redes circulan, al mismo tiempo, videos donde Milei dice las peores cosas de la universidad pública aplicando la mala costumbre de demonizar el todo a partir de la parte podrida. Es, en suma, una presencia incómoda en esa mesa. Algo parecido les pasa a los funcionarios que laboriosamente tratan de sacar adelante la "Ley de bases".Parte del problema es que el Presidente se siente un cruzado con una misión global. Antes que la gestión del país, parece haber asumido el liderazgo de una batalla cultural que redimirá al mundo del pecado del socialismo, categoría en la que entra todo lo que huela a Estado. Parecería que las fuerzas del cielo quieren pasar de un extremo al otro, del falso progresismo al paraíso libertario, pero libran su lucha con las mismas armas que usaban sus antagonistas, y los tibios que aspiramos a una convivencia que habilite el diálogo, el disenso y la amplia gama de matices que ofrece la realidad quedamos atrapados en el medio, o en un no lugar, como le ocurre a muchos referentes de PRO y sobre todo a la gente de la Coalición Cívica, la que de manera más consistente está planteando críticas constructivas.Un paso para adelante, dos para atrás. Si quieren salir del círculo vicioso, la idea de que la confrontación permanente mantiene la popularidad de Milei, afincada en parte del entorno presidencial, debería ser revisada. El gran paso en falso que el Gobierno dio esta semana ante el reclamo de la multitudinaria marcha universitaria del martes, en cuya legitimidad quisieron lavar sus prontuarios unos cuantos desahuciados, ofrece una buena oportunidad de enmienda. Si es que la ven.
Que los premios literarios (en especial los prestigiosos, solventados a su vez en una considerable cuantía económica) sean producto de negociados no del todo cristalinos o de la más grosera de las arbitrariedades, no supone, bajo ningún punto de vista, que, a ojos y experiencia del premiado, puedan llegar cobrar un valor único y convertirse, incluso, en un punto de inflexión.El caso del austríaco Thomas Bernhard (1931-1989), autor obsesionado con el monólogo interior y experto en estrambóticos cambios de humor, es ejemplar respecto de lo antedicho. Al recibir el galardón de la Literatura de la Libre y Hanseática Ciudad de Bremen, sostiene: "No fue el premio mismo el que me salvó de mi catástrofe anímica, incluso existencial, sino el pensamiento de poder enderezar mi vida con el premio de diez mil marcos, darle un giro radical, volver a hacerla posible".Reacio a la legitimidad de los galardones, Bernhard no duda por un instante, sin embargo, de hacerse del dinero porque, después de todo, vivir de las palabras es una empresa posible solo para un puñado de afortunados, audaces, persistentes o desequilibrados. Una casa y un auto: estas son las mercancías -de un peso simbólico innegable- que el autor adquiere gracias a dos premios, aquel de la ciudad de Bremen y el Julius Campe, y alrededor de los cuales giran los dos ensayos que componen Las posesiones.Ensayos personales antes que retóricos discursos de aceptación de premios, los textos cifran en ambas mercancías los exabruptos y giros emocionales de Bernhard, que siempre acusó, por otra parte, achaques corporales y psicológicos.Con el dinero del primero de los galardones, ante la mirada atónita de una tía afectuosa, el autor se hace, absurdamente, con la primera vivienda que visita, una pocilga abandonada y derruida por donde se la mire. El agente inmobiliario repite, como único argumento posible, lo extraordinario de las dimensiones de la propiedad: no hay mucho más para decir. Es que Bernhard no busca, piensa para sí, las comodidades burguesas de un hogar sino una serie de paredes, alta y macizas, para encerrarse en su interior. Con el dinero del otro premio se hace, atravesado por la misma compulsión repentina, de un auto de alta gama: el primero que se cruza en el concesionario. No quiere el modelo del auto, quiere comprar, únicamente, el que allí, ante sus ojos, se exhibe.Extraídos del volumen Mis premios, que aglutinaba ensayos dedicados a la temática, justamente, de la premiación, esta edición recorta estos dos textos, que acusan absurdo, hilaridad y crítica a las políticas editoriales, imbricados a los vaivenes emocionales de un escritor que solía ver al mundo como un menjunje de aborrecible hipocresía.Las posesionesPor Thomas BernhardGris Tormenta. Trad.: Miguel Sáenz80 páginas, $ 10.500
El canoaje argentino sumó otra representante para los Juegos Olímpicos París 2024: Brenda Rojas se quedó con la medalla dorada y la plaza en la prueba de K1 500 del Clasificatorio Olímpico de las Américas 2024 y el Campeonato Panamericano de Canoaje de Velocidad, llevados a cabo en Sarasota, Estados Unidos."Fue una experiencia muy linda. Armamos un grupo de entrenadores y atletas que nos acompañamos en todo momento. Los triunfos y las derrotas de cada uno fueron sentidos como propios. Sentirnos tan unidos en lo previo ayudó a esta clasificación", destacó Rojas desde Florida tras conseguir su pasaje a París, en diálogo con el portal de la Subsecretaría de Deportes de la Nación.La palista oriunda de San Pedro, Buenos Aires, finalizó en el primer puesto de la competencia individual de 500 metros con un tiempo de 1m51s376/1000 y obtuvo uno de las dos cupos olímpicos que entregaba la prueba; el otra fue para la brasileña Ana Vergutz, que registró 1m52s881/1000.Por consiguientes, Rojas se clasificó por tercera vez consecutiva para los Juegos Olímpicos, tras sus participaciones en Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020 (en 2021). Y en coincidencia con su entrenador, Juan Bergero, la deportista analizó: "La carrera fue dura, pareja. Alcanzar el primer lugar del podio nos llena de felicidad. Cambiamos la ansiedad y los nervios por este resultado; y ya estamos pensando en prepararnos para lo que viene".Rojas había quedado a un paso de la participación olímpica en otra especialidad, K2 500. Junto a Candelaria Cequeira resultó segunda, a dos segundos del triunfo y del viaje a la capital francesa. También el equipo argentino de K2 500 masculino compuesto por Gonzalo Carreras y Manuel Orero se quedó a las puertas de París 2024, al finalizar segundo, detrás del bote de Estados Unidos.#Canotaje ¡Brenda Rojas logró la plaza para los Juegos Olímpicos París 2024! ð???ð??¥Se consagró campeona en K1 500m, en el Campeonato Panamericano de Canotaje Velocidad y Clasificación Olímpica de las Américas, en Sarasota: https://t.co/4bLgvFFBnr#EquipoARGð??¦ð??· #RumboAParís2024 pic.twitter.com/u9O4iYoDnL— Comité Olímpico ARG (@PrensaCOA) April 25, 2024Más allá de eso, en el Campeonato Panamericano, celebrado en simultáneo en el Nathan Benderson Park, de Sarasota, Carreras consiguió la medalla dorada en K1 500, Lucía Dalto se adjudicó la plateada en K1 200 y Caleb Ayala obtuvo la medalla de bronce en C1 500.
Uno de los momentos más escalofriantes en la relación de posguerra entre Estados Unidos y Japón ocurrió en Detroit en 1982. Dos trabajadores automotrices estadounidenses mataron a golpes a un hombre chino-estadounidense, confundiéndolo con un ciudadano japonés al que acusaban de robar empleos estadounidenses. Un juez comprensivo les impuso una multa de 3000 dólares, sin pena de cárcel. Este veredicto escandalosamente indulgente reflejó un estado de ánimo que luego se extendió al más alto nivel del gobierno norteamericano. Temeroso de ser superado por Japón como superpotencia económica mundial, Estados Unidos empuñó la palanca. Impuso restricciones comerciales, buscó abrir los mercados internos de Japón y encabezó los esfuerzos internacionales para reducir el valor del dólar frente al yen. Solo después del estallido de la burbuja de precios de activos de Japón en la década del 90, Estados Unidos dejó en paz a su rival asiático.Una guerra por la pérdida de peso con un billón de dólares de recompensaSe podría pensar que un nuevo ataque de proteccionismo en Estados Unidos, que incluye el reciente intento bipartidista de bloquear la adquisición de US Steel por parte de Nippon Steel por US$15.000 millones con el pretexto de salvaguardar los empleos estadounidenses, provocaría una sensación de déjà vu en Japón. Pero el panorama es más complicado. En los últimos años una de las asociaciones estratégicas más importantes del mundo ha cambiado. Japón está adoptando reformas favorables al mercado y favorables a los accionistas, políticas que durante mucho tiempo habían sido típicas de la economía norteamericana.Por su parte, Estados Unidos está adoptando el destino de las políticas industriales y el proteccionismo que alguna vez definieron a Japón. Esto revela mucho sobre las contradicciones que enfrenta el gobierno norteamericano cuando intenta construir alianzas globales para contrarrestar a China mientras persigue la autarquía empresarial en casa. El enfoque de Japón tiene más sentido.La transición de Japón en apenas diez años es notable, y no se trata simplemente de aspectos de gran alcance, como el aumento de las tasas de interés y el auge de su mercado bursátil. Mientras Japón lucha por compensar los obstáculos económicos que genera la reducción constante de sus niveles de población, las cosas también están cambiando sobre en otros terrenos. Si se le pregunta a un optimista, varios aspectos de las décadas perdidas de Japón se están desvaneciendo de la vista.Cambio de tendenciaLos precios están subiendo y las grandes empresas japonesas acordaron recientemente el mayor aumento salarial en 33 años. "Es endógeno. Esta es la élite de Japón que dice que si no sudamos nuestros activos, no existiremos", dice Jesper Koll, un veterano observador de Japón. Como de costumbre, Warren Buffett, que compró grandes participaciones en las empresas japonesas en 2020, invirtió con astucia.También hay varios hisashiburis, o "mucho tiempo sin vernos". Japón es una potencia comercial más fuerte, con exportaciones aumentando durante los últimos tres años (en gran parte gracias a un yen barato). Las ventas de su empresa más valiosa, Toyota, han aumentado considerablemente en Estados Unidos en el último año, ya que muchos consumidores norteamericanos prefieren los modelos híbridos de la empresa japonesa a los vehículos eléctricos (VE) de sus rivales.Japón además está disfrutando de un renacimiento industrial, especialmente en productos de alta tecnología como los semiconductores. En febrero, TSMC, el mayor fabricante de chips del mundo, abrió su primera fábrica en Japón, menos de dos años después de que comenzara la construcción. Ha sufrido grandes retrasos al intentar para cumplir la misma meta en Estados Unidos.Mientras tanto, Estados Unidos está adoptando lo peor del modelo japonés. El primer golpe a la confianza se produjo en 2017, cuando Donald Trump abandonó el Acuerdo Transpacífico, un tratado comercial que Estados Unidos, Japón y otros diez países habían elaborado minuciosamente, en parte para contrarrestar a China. El sucesor de Trump, Joe Biden, redobló su apuesta por una política industrial que dé prioridad a Estados Unidos. Su ley de reducción de la inflación discriminó a las empresas de Japón y otros lugares que carecían de un tratado de libre comercio con Estados Unidos (más tarde Japón firmó un acuerdo sobre minerales críticos que proporciona a sus vehículos eléctricos algunos de los incentivos fiscales que les habían negado). La oposición de Biden a la fusión siderúrgica transpacífica entre Nippon Steel y US Steel ha sido un golpe muy duro. No sólo eran espurios sus argumentos proteccionistas. Llegaron justo cuando los legisladores norteamericanos proponían agregar a Japón a una lista blanca de aliados estratégicos a los que se les permitía eludir las estrictas reglas de inversión extranjera de Estados Unidos.Bob Iger derrotó a Nelson Peltz en Disney, ¿y ahora qué?El Ministerio de Economía de Japón no irá en pie de guerra contra Estados Unidos como lo hizo el Departamento de Comercio de Washington contra Japón en los años '80. La gigantesca economía estadounidense está creciendo rápidamente, por lo que Japón no puede permitirse el lujo de enfadarse demasiado. Sus empresas se han comprometido a invertir miles de millones en Estados Unidos para aprovechar el nuevo esquema impositivo. Por su parte, se espera que Nippon Steel mantenga la cabeza gacha y que el bullicio de la fusión pase después de las elecciones presidenciales de noviembre. Si la postura de Biden a favor del empleo le ayuda a derrotar a Trump, un proteccionista hasta la médula de sus huesos, Japón suspirará de alivio.Sin embargo, la relación ya no es unilateral. En el pasado, Estados Unidos no sólo era el mercado de exportación más importante de Japón, sino también un garante de su seguridad bajo la Alianza de Seguridad, el tratado de defensa suscripto por los dos países. Esa protección sigue siendo vital. Sin embargo, en los últimos años, a medida que aumentaron las amenazas de China y Corea del Norte, Japón ha tomado más parte de su defensa en sus propias manos. Ha decidido gastar mucho más en nuevas armas poderosas, como misiles de crucero. Su industria tecnológica espera desempeñar un papel más importante en las cadenas de suministro militar de Occidente.Socio militarEstados Unidos, por su parte, necesita a Japón no sólo como socio militar en Asia. Como dice Peter Tasker, otro observador de la geopolítica asiática desde hace mucho tiempo, Japón es cada vez más visto como el líder "no chino" en la región, y Estados Unidos depende del país como contrapeso económico a China.A medida que más países asiáticos entren en la órbita de Japón, con suerte emularán su recién descubierto pragmatismo procomercio. Esa, después de todo, es la verdadera manera estadounidense.