Durante el mes de octubre se llevará a cabo el en el recinto el Ciclo de Protagonistas de la Literatura . También continuará presentándose el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández
"Este papel es una cárcel", escribe la mano. Registrada por Horacio Zabala en 1972, esa imagen se exhibe ahora en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) junto a las Cárceles de invención grabadas por Giovanni Battista Piranesi en el siglo XVIII, y pertenecientes al acervo de dicha institución. Son representaciones de espacios imaginarios agobiantes, sin salida aparente, similares a las estructuras infinitas que crearía M.C. Escher dos siglos después.¿Qué es El Clan? Tráfico de armas, de órganos y de personas: la inspectora Blanco se despide frente al enemigo más grande"La potencia de estas imágenes ha interpelado a artistas, escritores y teóricos. La literatura de Borges y Kafka, el cine de Eisenstein y Hitchcock, entre muchas otras manifestaciones del siglo XX, encontraron en esas estructuras visuales un modelo narrativo que el crítico J. H. Miller sistematizó con el término 'efecto Piranesi', un 'poder que tiene la mente para hundirse en su propio abismo, quedando atrapado en alguna forma de pensamiento o experiencia mental que se repite para siempre'", dice Mariana Marchesi, directora artística del MNBA y curadora de esta muestra que se inaugura hoy a las 19.El título de la exposición -Horacio Zabala. El efecto Piranesi- alude a esa suerte de cinta de Moebius. E inspiró también la segunda novela de Sussana Clarke (Piranesi, Bloomsbury Publishing, 2020), bestseller del New York Times, ganadora del Premio Mujer de Ficción y finalista de los premios mundiales de fantasía. Ambientada en un universo paralelo formado por cientos de salas y vestíbulos, desencadena una paulatina pérdida de memoria e identidad en quienes la visitan.Prisiones de invención: los grabados de Piranesi en tres dimensiones"La casa de Piranesi no es un edificio cualquiera: sus habitaciones son infinitas, sus pasillos interminables, sus paredes están revestidas por miles y miles de estatuas, cada una diferente de las demás -dice el resumen del libro en Amazon-. Dentro del laberinto de pasillos está aprisionado un océano; Las olas suben por las escaleras y las habitaciones se inundan en un instante. Pero Piranesi no tiene miedo; comprende las mareas como comprende el patrón del laberinto mismo. Vive para explorar la casa".¿Cómo salir de ahí? Una pregunta similar inspiró en 2022 la exposición Laberintos en Fundación Proa, que además de incluir algunos de estos grabados de Piranesi exhibió un video que los llevaba a tres dimensiones, producido por Grégoire Dupont para la Fundación Giorgio Cini. Este año, el MNBA volvió a prestar 16 de ellos al Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson de San Juan, para una muestra curada por Roberto Amigo.Ahora que regresaron a su hogar, al que llegaron en 1902 gracias a una donación del Ministerio de Instrucción Pública de Italia, se presentan junto a las de Zabala antes de volver a las reservas. Y lo hacen en el momento justo, cuando está por comenzar la 19ª Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires, que abordará los "desafíos y oportunidades de la dimensión urbana y humana de las ciudades".La idea de poner en diálogo obras tan lejanas en el tiempo y tan cercanas en términos simbólicos surgió antes de la pandemia, en una charla casual entre Marchesi y el arquitecto y artista conceptual que integró el Grupo CAyC. La eterna cuarentena que siguió no sólo postergó los planes, sino que actualizó su sentido: hoy todas sabemos cómo se siente la situación de confinamiento, y cuáles son sus efectos."En el extenso arco temporal que va de la modernidad a la contemporaneidad, ambos parecen trazar un círculo perfecto, un relato de los infiernos pasados, presentes y futuros a los que puede ser sometida la condición humana", dice Andrés Duprat, director del MNBA. Y agrega que mientras Piranesi logró abordar con maestría "la metáfora de la sociedad futura", en la cual "castigar es vigilar, someter a los cuerpos al acecho constante de la mirada y al control permanente", Zabala "intervino en la denuncia anticipada de los horrores dictatoriales"."Los Anteproyectos de arquitectura carcelaria latinoamericana para artistas entrecruzan conceptos fundamentales en la obra de Zabala -señala al respecto el Centro Virtual de Arte Argentino-: ponen en evidencia el carácter represivo y autoritario de las sociedades de la región, la situación de aislamiento contextual en que los artistas pueden hallarse, y por contraste, la necesidad de reflexionar acerca del tipo de arte necesario para contrarrestar los efectos de cualquier 'domesticación'. El distanciamiento propio del lenguaje arquitectónico, que aquí planifica habitáculos estrechos, confinantes e inhumanos, agudiza la provocación".En este sentido, desde el sitio web del MNBA la curadora María José Herrera observa que las cárceles proyectadas por Zabala -que incluyen citas de "El Aleph" (1949), de Borges- "son totalmente ineficaces a los fines del aparato de información que es la arquitectura carcelaria. Acentúan el aislamiento, son subterráneas o flotantes, no se ofrecen en el entorno urbano como signo ejemplificador. Son una metáfora de los procesos de introspección y sujeción a reglas -disciplina- que implica la creación artística, a la vez que señalan el contexto de un continente convulsionado que critica a los poderes hegemónicos".A modo de ejemplo menciona Cárcel flotante III (1973), obra de la colección del museo incluida en esta muestra, en la cual "el preso vive en un habitáculo esférico de concreto que flota a dos aguas anclado al lecho del río. Como un gran útero en el que se mece, solitario, al ritmo de las corrientes. El hombre forzado por el aislamiento se reencuentra consigo mismo, reflexiona"."Zabala comienza a cuestionarse cuáles son los límites y las posibilidades del lenguaje artístico -concluye Marchesi-. Y a pensarlo como una cárcel, como un espacio de confinamiento y, en cierto sentido, imposibilitador u obstructor de la creación. El problema que plantea la vanguardia de cruzar el arte con la vida, en definitiva, es ése". Una salida posible.Para agendar:Horacio Zabala. El efecto Piranesi en el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473), desde hoy a las 19 hasta el 1 de diciembre. Martes a viernes, de 11 a 19.30; sábados y domingos, de 10 a 19.30. Entrada gratis.
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Durante décadas, durmió a la sombra en el fondo de un depósito un cuadro del maestro renacentista Tintoretto en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti. Cuando era su director, el propio Pettoruti había sellado su destino: lo sentenció como un "cuadro mediocre" que "no se expondrá jamás". Ahora, después de estudios espectroscópicos, químicos, artísticos e históricos, un equipo de investigación del Conicet pudo reatribuir la pintura al artista Jacopo Comin (tal el verdadero nombre del veneciano) y será exhibida como merece a partir del mes próximo.La confirmación de la autoría de Tintoretto (1518-1594) acaba de ser reportada en un artículo publicado en la revista científica Journal of Molecular Structure. Se trata del retrato del militar Melchior Michael -un procurador, almirante y militar veneciano que vivió en el siglo XVI-, óleo sobre tela de 140 x 118 centímetros.Llegó al museo platense en 1932 mediante una donación que realizó la aristócrata argentina Sara Wilkinson de Santamarina y Marsengo, junto con una obra de Goya (1746-1828), donada al museo en el mismo acto que el Tintoretto y otras cuatro piezas. "Ese es el próximo lienzo que investigaremos porque Pettoruti también lo había descartado como falso", cuenta a LA NACION el actual director del museo, Federico Ruvituso, investigador en Historia del Arte. "Durante la pandemia pudimos hacer un relevamiento general de las colecciones, para revisar los depósitos más inaccesibles. Fue en el inicio de nuestra gestión y empezamos a preparar el centenario del museo, en 2022. En ese recorrido encontramos que era la colección de arte público más antigua del país", explica.Ruvituso cuenta la historia de la donante, que es un folletín: "Era la hija de un peón de ferrocarril de Tandil, que se enamoró del hijo del famoso José Santamarina, el dueño de gran parte del campo bonaerense. Se escapan a París y se casan, pero Santamarina muere de cólera al poco tiempo y ella se queda en París con un chalet bastante importante lleno de las obras de arte que compraban. Se vuelve a casar con Marsengo, un diplomático italiano, y vuelven a la Argentina en un barco muy conocido llamado Capitán Ancona. Choca en el medio del mar y se hunde; ellos se salvan y llegan mucho tiempo después. Cuando los cuadros son donados treinta años más tardes, Pettoruti los ve y dice: son malísimos, hasta un miope se daría cuenta de que no son lo que dicen ser. Cuando en 1965 cuando asume Ángel Osvaldo Nessi, historiador del arte importante de La Plata, él vuelve a mirar y piensa que había una posibilidad de que el Tintoretto y el Goya fueran auténticos. Pero Pettoruti, desde París, le escribe una carta diciéndole que de ninguna manera. Los cuadros quedan guardados en el museo sesenta años más hasta ahora que existen los medios para hacer pruebas químicas y de rayos X. Con esa información investigamos para volver a trazar el camino de ese cuadro, que vuelva a cruzar el mar y que llegue a recorrer 400 años hasta el momento en el que fue pintado en el taller de Tintoretto".Cuando Ruvituso le contó el problema a Carlos O. Della Védova, uno de los directivos del Conicet, rápidamente reunieron un equipo de investigadores. Firmaron un convenio de cooperación entre el organismo científico y el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. En paralelo, un equipo del Centro de Química Inorgánica "Dr. Pedro J. Aymonino" (CEQUINOR, CONICET-UNLP-asociado a CICPBA) comenzó a trabajar específicamente en conseguir la evidencia científica que corroborara la autoría de Tintoretto. "Empezamos a hacer las pruebas químicas de los pigmentos para ver si eran contemporáneos o no a Tintoretto. Se extraen microscópicos fragmentos de la pintura de distintos puntos y se hacen análisis de su materialidad". Fueron sometidas a un exhaustivo análisis espectroscópico -mediante técnicas Raman y FTIR-ATR- y químico, que permitió determinar qué tipo de pigmentos se usaron: cinabrio, blanco de plomo, calcita, yeso y negro de humo, entre otros. Además, se detectó un barniz que, se sabe, se encuentra en otras obras de Tintoretto.A esa información del laboratorio, se le agregaron datos históricos acerca del comercio de pigmentos de Venecia y las zonas cercanas al mar Mediterráneo, los costos y disponibilidad que había de los pigmentos hallados en esa zona costera en el siglo XVI. El diseño artístico de la obra también fue tenido en cuenta, especialmente gracias a la determinación realizada mediante rayos X en una clínica de La Plata que permitió encontrar una figura ahora ausente por un retoque llevado a cabo tiempo atrás.Se corroboró, que antes de ser adquirido por la donante argentina y comenzar su recorrido hacia La Plata, fue expuesto en la Gran Exposición de Arte Veneciano, celebrada en Londres, Inglaterra, en 1894; que luego formó parte de una colección subastada en Bruselas, Bélgica, en 1904; y que fue comentado públicamente por renombrados historiadores del arte. Antes de estar en manos de Sara Wilkinson, el cuadro pertenecía a Léon Mathieu Henri de Somzée (1837-1901), un famoso diputado e ingeniero belga pionero en la explotación doméstica del gas que poseía una inconmensurable colección de arte antiguo. Vendió la obra por 4500 francos en 1904. Parte de esto pude ser investigado gracias a que un cuadro del museo debió viajar a Venecia para formar parte de la muestra principal de la Bienal actual. "El autorretrato de Raquel Forner viajó para la Bienal que termina en noviembre, y eso nos permitió ir a Venecia y recabar un poco más de información sobre el retrato del caballero".Así, se consiguió documentar que Tintoretto y Melchior Michael (el retratado en la pintura) tuvieron una relación estrecha y que el taller del pintor recibió al menos dos veces la tarea de pintar al militar durante sus años de actividad. Los resultados de laboratorio presentados, sumados a la información recopilada tanto en materia histórica como en el plano artístico, apoyan firmemente la reatribución de la pintura a Tintoretto. En el artículo completo de la investigación se detalla que Melchior Michael (1489-1572) fue uno de los procuradores de Supra de San Marcos con las facultades militares más importantes de la Venecia del siglo XVI. Su vida y proezas bélicas y diplomáticas se mencionan en infinidad de fuentes y recopilaciones históricas sobre la historia de la ciudad y su conquista.El museo prepara su presentación en sociedad, que será en el marco de la segunda edición de la feria de arte contemporáneo La Plateada, del 1 al 3 de noviembre, con charlas e imágenes de todo el proceso. "Está por finalizar una reforma en la reserva que va a permitir que estos cuadros, además de estar expuestos y exhibidos, también estén bien resguardados con condiciones climáticas óptimas", dice Ruvituso. El posible Goya es la próxima investigación a abordar. "Tiene algunas centurias menos, así que confiamos en que puede ser un poco más fácil avanzar".
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La gala anual en beneficio del Museo Nacional de Bellas Artes fue el comienzo de una semana febril para el arte, y eso se notó en la pista de baile: en la primera tanda de música, entre la entrada con ojos (sí, uno guiñado) y el plato principal, nadie se quedó en su asiento. En el Pabellón de Muestras Temporarias, el lunes pasado, bailaban a todo ritmo coleccionistas, mecenas, funcionarios, periodistas... y unos pocos artistas.La gran fiesta tiene un objetivo claro: juntar dinero para el museo mayor. Por lo tanto, la entrada es una contribución con sus arcas de 5000 dólares la mesa o 350 la entrada individual. Toda la noche se recaudan donaciones. Los mecenas que compran una mesa entera para invitar a sus amigos esperan que éstos donen una suma también generosa a través de los cartones para participar en sorteos. El problema, a veces, es ganarlos. Julio Crivelli, presidente de la asociación, ganó el primer premio el año pasado, y lo donó. Esta vez la beneficiada por la suerte fue su hija, que sí, se quedó con el brazalete de Claudia Stad, demasiado lindo para dejarlo pasar.Los galeristas empezaron a pagar sus entradas como una inversión: están ahí todos los coleccionistas, con tiempo de escucha y espíritu burbujeante. Es la ocasión de repartir PDFs con las propuestas de arteBA. Fue en la pista de baile donde Florencia Giordana, al frente de Rolf, conoció al grupo de los coleccionistas estadounidenses que finalmente se llevaron la obra de Marcelo Brodsky y Fernando Bryce para el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego. Desde esa noche hubo más obras que no llegaron a montarse en la feria.Los looks son siempre esmerados (nuestra humilde Met gala). Esta vez el tema fue un guiño al modernismo: sombreros inspirados en Pettoruti y Xul Solar, como los de Sofía Weil Speroni y Pela Herrero. Vestidos brillantes como los de la galerista Amparo Díscoli y la periodista Cristina Pérez (su pareja, el ministro de Defensa, Luis Petri, se abstuvo esta vez de disfrazarse).Hace veinte años, cubría estas fiestas de la alta sociedad en modo espía: iba en jeans y me fundía con el decorado para mirar y escuchar todo. Escribía en la contratapa con un pseudónimo colectivo, El Príncipe. Como la protagonista de Bridgerton, podía ser aguda y maliciosa, pero siempre procuraba ser elegante en la escritura, y tenía un aliado: el fotógrafo Mauro Roll, que me indicaba nombre y apellido de cada personaje. Esta vez fui con vestido largo y ya todos me conocen: no puedo contar cosas como antes. Decir, por ejemplo, quién fue la famosa crítica de arte que debajo del vestido llevaba aún las calzas de gimnasia porque no tuvo tiempo de cambiarse. O la amiga el museo que andaba disconforme con el postre.Entonces me preguntaba si las recaudaciones superarían el gasto de hacer una fiesta tan fastuosa. Ignorancia supina. Se recaudaron 226.000.000 de pesos, mucho más que lo que costó el convite. Las cenas de beneficencias son la mayor fuente de ingresos del museo, ahora diversificadas con cursos, tienda y membresías. Antes, las reinas de la noche eran la poderosísima Nelly Arrieta o la delicada Amalita Lacroze de Fortabat, una porcelana. Arrieta, histórica presidenta de Amigos, organizó la primera gala, que cubrí de incógnito en 2004, y el tema eran los Mantones de Manila de Fernando Fader. Recuerdo el suyo, morado (el de Amalita tenía flores multicolores). Nelly pasó años sin hacer la gala anual, mientras duró la dirección de su malquerido Jorge Glusberg. El anfitrión, esta vez, no cedió la palabra al dueño de casa: Andrés Duprat no tomó el micrófono ni para dar la bienvenida. La ambientación está hoy como ayer en manos de Gloria César, que nunca defrauda. Para destacar, su tapado con obra de Mondrian.El clima de diversión fue alentado por el conductor, Robertito Funes, que incluso bromeó desde el micrófono sobre un tema tabú en el arte. "Todo bien con la Afip, todo en blanco", le dijo a Eduardo Mallea, Director General de Aduanas de la Afip y coleccionista. Para Jorge Telerman, recién apartado de la dirección del Teatro Colón, habrá sido difícil respirar el mismo aire que la ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, pero lo hizo con altura de la mano de su mujer alada, la artista Cynthia Cohen: llevaba corona triunfal griega.La diva de esta edición fue sin dudas La Chola Poblete, estrella del arte que deslumbró con un vestido amarillo de Javier Saiach y guantes largos (digna del salón de época de la serie de Netflix). ¿Quién logrará robarle el corazón?En el otro extremo de esta semana agitada hubo otra fiesta, muy distinta. Nada de vestidos, pero sí muchos artistas: Mondongo, Diego Bianchi, Nicola Costantino... Marta Minujín felicitó a la Chola por su gran momento. "Disfrutalo. Y mantenelo. Pensá siempre en cosas imposibles", le recomendó quien lleva más de cincuenta años en los diarios. Fue la celebración de los diez años de la galería Barro, en la Boca, el viernes en El Deseo. Se canalizó la energía de días de euforia: dicen que el 80% de las ventas anuales de las galerías ocurre en la feria. Dan ganas de bailar.
Existen aspectos de la vida de Isabel Flores de Oliva que aún permanecen en la penumbra. Revelar datos menos conocidos proporciona una visión más completa de la santa.