El cuadro robado (Le tableau volè, Francia/2024). Dirección: Pascal Bonitzer. Guion: Pascal Bonitzer, Iliana Lolic. Fotografía: Pierre Milon. Edición: Monica Coleman. Elenco: Alex Lutz, Léa Drucker, Arcadi Radeff, Nora Hamzawi, Louise Chevillotte, Arcadi Radeff, Laurence Côte. Duración: 91 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: muy buena. Crítico de la prestigiosa revista Cahiers du Cinema y guionista de directores importante del cine francés como Jacques Rivette y André Techiné, Pascal Bonitzer heredó el humor refinado y la melancolía de la nouvelle vague, dos características que aparecen en esta película que toma como punto de partida un caso real pero abre un delta de subtramas que le permiten al director abordar temas muy diversos: la siempre conflictiva convivencia entre estratos sociales diferentes, la ambición y la avaricia, la ingenuidad, el azar, las rispideces de los vínculos familiares y el racismo latente en la Europa contemporánea, entre otros. André Masson (Alex Lutz) es un importante subastador de una gran firma internacional que alude obviamente a casas como Christie's o Sotheby's (en esta ficción se llama Scottie's). Un día se encuentra sorpresivamente con una pintura de Egon Schiele (figura clave del expresionismo austríaco) detectada en la modesta casa de una familia de clase trabajadora y, naturalmente, sale disparado a buscarla con su exesposa, otra especialista en el tema, como circunstancial socia. La cotizada obra llegó hasta allí después de un derrotero bastante común en la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando el nazismo se apoderó de todo tipo de pertenencias de familias judías que, tras la caída de Hitler, tuvieron muchos destinos disímiles. Un heredero de los propietarios originales de la valiosa colección Wahlberg lo reclama desde los Estados Unidos, pero el foco de Bonitzer, si es que este film tiene uno solo, no es tanto esa trama legal surgida como consecuencia de una violenta expoliación (la que llevó planificadamente adelante el régimen nazi), sino las debilidades, contradicciones y dudas existenciales de los personajes. En El cuadro robado interactúa una fauna muy diversa: un profesional cuyo talante recuerda al del célebre Rastignac creado por Balzac, con el ascenso social en la París de la Restauración Borbónica (a principios del Siglo XIX) entre ceja y ceja; una asistente mitómana con quien tiene una relación muy tensa; una ex que se enreda amorosamente con la abogada de la familia que tiene en su casa una obra maestra sin ni siquiera sospecharlo; un joven tan agobiado como su madre por esa anomalía, que de repente y sin ningún aviso podría transformarlos en millonarios. Y hay más... Las relaciones que se tejen entre todos ellos son la verdadera savia de esta película, que apela más de una vez a la sátira y cuando se pone más seria evita la gravedad. Bonitzer logra algo que con justicia se le reclama muy seguido al cine contemporáneo simplemente porque no es tan común encontrarlo: resolver con eficacia todo aquello que en la historia tiene el espacio de un apunte pero que no está allí gratuitamente o para ser liquidado con un trazo grueso. Con escenas sintéticas pero muy bien trabajadas, el veterano director consigue profundizar en esos pliegues de la narración sin necesidad de ser siempre explícito. Tan dinámico como cáustico, el film registra con agudeza el insalvable choque de clases que provoca el sistema capitalista, incluso proyectándolo por momentos al grotesco, como en la hilarante escena inicial o en otra en la que, ya cerca del certero epílogo, los ricos demuestran una vez más que su mayor grado de empatía está normalmente asociado al paternalismo. También sobrevuelan el relato asuntos espesos como el manejo de las expectativas, la entereza para afrontar las frustraciones e incluso la sabiduría que, gracias al paso del tiempo, le permite afirmar a un padre desencantado que la vida es "sacar provecho, dejar ir, reducir todo". Eso es justamente lo que hace Martin Keller, el joven plebeyo que le otorga al dinero un valor puramente práctico y conserva con orgullo su pertenencia de clase; el working class hero de Pascal Bonitzer.
La mujer integraría Las Barbies, dedicada a contactar a sus víctimas a través de redes sociales, citarlas en establecimientos públicos y convencerlas de acudir a sus alojamientos para supuestos encuentros íntimos
Federico Gustavo Kadgien le pide al chofer del Mercedes Benz que se detenga y haga subir al coche a una pequeña que camina sola por el camino de tierra que va rumbo a la escuela primaria del convento La Eufemia. Los chicos del paraje San José saben que si tienen suerte y se lo cruzan por el camino, el viejo Kadgien los alcanza hasta la escuela, sobre todo cuando llueve. Amigable aunque discreto, va sentado en el asiento del acompañante, viste como un estanciero criollo, habla español y tiene cédula argentina: es el dueño de la estancia El Porvenir, ubicada 15 kilómetros al oeste del Hotel Boulevard Atlántico en Mar del Sud, provincia de Buenos Aires.Kadgien arrienda sus tierras a los chacareros de la zona, cría caballos, tiene ganado, le da trabajo a la peonada. Y manda a carnear sus vacas para hacer tremendos asados cuando lo visitan sus alte kameraden. Es el año 1974.La historia la cuenta a LA NACIÓN Alberto Colman, un agricultor vecino de Mechongué que trabajó en la estancia El Porvenir en los años 70, contratado por el chacarero Francisco Gioitta, que le alquilaba una parte del campo a Kadgien para el cultivo de papa. "Alto, delgado, con mucha presencia, muy educado. Su mujer era hermosa y sus hijas también, las veía andar a caballo en los veranos cuando venían de vacaciones, en ese entonces yo también era un adolescente como ellas", recuerda Colman. Otros tres testimonios ubican en la estancia El Porvenir de Mar del Sud, en el partido bonaerense de General Alvarado, al Schutzstaffel Friedrich Gustav Kadgien, oficial jefe del departamento de obtención de divisas del mariscal Hermann Göring durante la Segunda Guerra Mundial. El "mago de las finanzas" de Adolf Hitler, escapado de Europa con un tesoro incalculable en un contexto de genocidio, se había convertido ahora en un acaudalado terrateniente argentino. Los vecinos del paraje San José, en el cruce con la ruta 88, lo recuerdan como criador de caballos y dueño de otro campo, contiguo al convento La Eufemia, pero con exclusiva salida al mar. Cuentan que llegaba desde Vicente López con su discreto chofer, llamado Edgard, que era, a la vez, el marido de la cocinera de la estancia. Tres fuentes sostienen que lo acompañaba siempre una joven deslumbrante, de blanca piel y esbelta figura, la mujer más bella que ningún paisano recuerde jamás, su esposa Hildegard Strauss. "Ella era mucho más joven que él, que también era re pintón. Cuando compró la estancia, mi papá y mi tío fueron a hacer los techos de los galpones", se acuerda otra vecina de Mechongué, el pueblo donde la última hija del alemán, Patricia Kadgien, cursó dos años del secundario. Su paso por el colegio religioso Juan XXIII ocurrió años después, a principios de los 80, cuando el SS convertido en próspero estanciero se murió, y su viuda, la imponente Strauss, decide vender el chalet de la calle Gaspar Campos y mudar todos sus bienes 500 kilómetros al sur, en el lejano Sudeste, a la estancia donde su marido había encontrado la paz. La mudanza, recuerda la misma fuente, la hizo el encargado del almacén La Estrella de San José: "Y trajo esos sillones que salen en la foto, abajo del cuadro", agrega. El arte robado por los nazis en Mar del Sud Cuando habla de la foto se refiere a la imagen que dio la vuelta al mundo, la del living de la casa que Patricia Kadgien tiene en el barrio Parque Luro de Mar del Plata, y que puso a la venta hace unos meses, mostrando sin saber, colgado en la pared, el cuadro robado por los nazis Retrato de dama del italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743) durante la ocupación nazi en Holanda. El hallazgo del domicilio de una de las hijas de Kadgien, junto con el aviso de venta del chalet y el cuadro robado, colgado en la pared, le corresponde al periodista del diario neerlandés Algemeen Dagblad (AD), Peter Schouten. Cuando se publicó la primicia, la policía allanó el domicilio marplatense buscando el famoso cuadro robado por los nazis, pero no apareció y luego de unos días, tras una serie de allanamientos coordinados, fue el abogado de Patricia Kadgien, Carlos Murias, quien entregó la obra a la justicia. La misma hija del ex SS reconoció en su declaración judicial que el cuadro era una herencia de su papá, y que estuvo colgado durante años en el casco de la estancia El Porvenir de Mar del Sur. Investigadores del caso creen que ese cuadro es apenas una muestra del botín que atesoró Kadgien durante su vida en Argentina. Por supuesto, en la zona de Mar del Sud nadie conocía al viejo Kadgien como al nazi que había sido, no figuraba en el radar de los investigadores ni aparecía en los archivos desclasificados por el Estado argentino. Cómo fue posible, es la pregunta que todos se hacen, que el responsable de haber robado una gran fortuna en joyas y obras de arte a los judíos europeos masacrados durante el Holocausto haya vivido en el pais durante tres décadas, desde 1951 hasta su muerte en 1979, con su verdadero nombre y sin que nadie lo molestara nunca jamás. Lo saben todos: hubo cientos de criminales nazis viviendo en la Argentina, desde el perverso Adolf Eichmann hasta el sádico Josef Mengele. Pero a Eichmann lo secuestró el Mossad y fue ahorcado en Israel condenado por crímenes contra la Humanidad, y Mengele, si bien nunca fue capturado, huyó de Buenos Aires, primero a Paraguay y después a Brasil. Murió con una identidad falsa, nadando en el mar. En cambio Kadgien andaba por Buenos Aires a bordo de un Mercedes Benz con chofer. Se presentaba como lo que era: un empresario importante, ligado a la industria del acero y las armas, y mientras otros viejos nazis huían, eran ejecutados o se cambiaban el nombre, él recibía el reconocimiento del círculo rojo criollo. Así parece documentar la medalla del Jockey Club Argentino que lleva el nombre de Federico Gustavo Kadgien grabado en el reverso, del año 1963. El Jockey Club Argentino otorgaba ese reconocimiento para premiar la excelencia de los criadores de caballos campeones de turf, entre otras actividades deportivas, como símbolo de distinción y pertenencia. Pero hay algo de Kadgien que es más sorprendente todavía: que haya sido, como se revela en esta nota, el dueño de la estancia El Porvenir, un sitio señalado por los investigadores Julio B. Mutti y Laureano Clavero como un centro de operaciones del espionaje nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y una eventual guarida de los criminales de guerra que arribaron a estas tierras tras la caída del Tercer Reich. Kadgien, El Porvenir, Neuss y Menem en Mar del SudDesde el satélite, la estancia El Porvenir demuestra su amplitud; el predio tiene un millar de hectareas, un hipódromo y una pista de aterrizaje. La nomenclatura catastral del casco señala que está ubicada en el partido 33, en la circunscripción VI de Mar del Sud, fracción 35, partida inmobiliaria 44555. En los alrededores pueden verse algunas otras casas y más allá los característicos círculos verdes que se trazan sobre el terreno para regar los cultivos de papa. El Porvenir no fue solo el refugio del nazi Kadgien. Más acá en el tiempo perteneció, en los años 90, a la familia Neuss, que hasta donó una extensión de tierra al Opus Deis para la construcción de una casa de retiros a metros del mar. En el pueblo cuentan que el expresidente Carlos Menem la recorrió, invitado por su amigo Jorge Neuss. Y en los años 40, la inexpugnable estancia El Porvenir perteneció a otro alemán, el espía nazi boliviano Karl Gustav Einckenberg, cómo documentaron Mutti y Clavero en dos libros por separado: Nazis en las sombras y Segunda Guerra Mundial, 10 historias apasionantes. Cuenta Clavero que cuando Einckenberg, que venía de hacer negocios mineros en Bolivia a principios de los años 40, fue descubierto por la Policía Federal y acusado de liderar una operación de desembarco nazi en las costas de Rocas Negras, se desprendió de la estancia y se refugió en Mar del Plata. Siempre se supo que la propiedad fue vendida a otra familia alemana y su casco demolido sin dejar un solo rastro de la antigua construcción. Esa familia, se sabe hoy, fueron los Kadgien. El relato de un paisano que asegura haber descubierto en esos campos el ingreso oculto a profundos túneles de hormigón que se dirigen hacia la ruta 88 toma ahora otra dimensión."La estancia El Porvenir es un lugar geográficamente perfecto para realizar un desembarco clandestino ya que las tierras van desde la ruta 88 hasta la playa, con un camino de 15 kilómetros que llega a El Porvenir, un sitio idílico para el contrabando", cuenta Clavero. Y agrega: "En 2016 hablé con la hija de Gustav Eickenberg, Ingebor Gerike; ella recordó perfectamente los años de la estancia El Porvenir durante la Segunda Guerra Mundial, y cómo su padre iba a la confitería del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud con su auto Packard a reunirse con otros alemanes". Los nazis y Mar del Sud son cosa sería: cómo publicó en exclusiva este diario, a veinte minutos del refugio seguro de Kadgien en El Porvenir, en una desolada playa conocida como El Remanso apareció, debajo de los cimientos de una casa abandonada, la lápida del tesorero del partido nazi argentino, el alemán Richard Schmidt. Avistajes de submarinos, desembarcos clandestinos, arte robado por los nazis decorando el living de una estancia, espías alemanes tomando café en la confitería del Hotel Boulevard Atlántico durante la histórica nevada del 8 de julio de 1945, días antes de la capitulación de dos submarinos de la Kriegmarine en el puerto de Mar del Plata, como apunta Mutti a LA NACIÓN, son todos detalles que componen un collage con aires de thriller aún no filmado. Demasiadas coincidencias en un solo lugar. La operación para esconder el mayor botín de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto parece hacer salido a la perfección.
El caso de Richard Carroll Jr. demuestra cómo la falta de información y las prácticas irregulares de algunos propietarios debilitan la eficacia de la renta estabilizada en grandes ciudades
MAR DEL PLATA.- Nada de Retrato de dama. Patricia Kadgien asegura que, cuando a comienzos de la década del 90, incorporó el cuadro a la decoración del living de su actual chalet, en barrio Parque Luro, lo llamaban "El Monje" porque presumían que ese retrato era de un hombre, probablemente, un religioso. "La obra que poseo y exhibí por más de 35 años era de mi padre y legítimamente poseída", afirma Kadgien, imputada junto a su esposo por la tenencia y ocultamiento de este cuadro del siglo XVIII que reclaman herederos de un galerista holandés, víctima de robo de esa y otras obras de arte por parte del gobierno nazi durante la Segunda Guerra Mundial. "Los médicos de Macondo": un libro clave para develar misterios en la magia de GaboEse cuadro que la mujer y su marido, en principio, ocultaron y casi diez días después del inicio de la denuncia judicial fue entregado por su abogado en la sede de la Fiscalía General Federal, quedó ahora a disposición de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para su custodia, según resolvió el juez de Garantías del caso, Santiago Inchausti. Kadgien, acusada de encubrimiento de robo en contexto de genocidio al igual que su esposo, Juan Carlos Cortegoso, insiste con sus legítimos derechos sobre esta pieza, desconoce que haya tenido un origen ilegal y acaba de apelar la resolución de declaración de incompetencia de la Justicia civil ante su reclamo de derechos de herencia frente similar pretensión de familiares del marchand Jacques Goudstikker, despojado de esa pintura por la fuerza hace más de 80 años. Ante tribunales bonaerenses, entonces, insiste con un nuevo intento para retener la obra en su poder. La acusada no prestó declaración en la causa federal que lleva adelante el fiscal Carlos Martínez, donde afrontó casi tres días de prisión domiciliaria por su obstrucción en la labor judicial que intentaba el secuestro del cuadro. Solo volcó su versión en la demanda de declaración de certeza que presentó ante el Juzgado Civil y Comercial N°11. Su titular, la jueza Patricia Juárez, se declaró incompetente y consideró que el caso debía continuar su curso penal en la justicia federal. Ante esos tribunales de provincia planteó que Retrato de dama habría sido adquirida por Leonore Bertholdt, cuñada de su padre, Friedrich Gustav Kadgien, experto en finanzas que se desempeñó en los círculos más altos del gobierno de Adolf Hitler. Esa operación de compra la cita en fecha 25 de febrero de 1943 en el Museo Wallraf-Richartz de la Ciudad Hanseática de Colonia, Alemania, y adjunta un recibo. La traducción de ese documento, también incorporada a esa expediente, refiere a "1 pintura "Jordaens - Retrato femenino" (Inv. N.º 215) ? RM 40.000; 1 pintura "de Vries - Retrato masculino" (Inv. N.º 255) ? RM 18.000; 1 pintura "Una mujer - Imagen bíblica" (Inv. N.º 253) ? RM 58.000".Magia, dragones y sexo explícito: el furioso apetito por la fantasía romántica sobrevuela las libreríasEn esa reconstrucción del recorrido de la obra estima que tras el fallecimiento de Bertholdt pasó como herencia a su hermana, Augusta Ana Sofía Hildegarda Berthold. Y cuando esta murió quedó incorporada al patrimonio de su cónyuge, Friedrich Gustav Kadgien. Se desconoce si al país lo ingresó aquella o el matrimonio.Hombre muy cercano a Hermann Göring, una de los más estrechos colaboradores de Hitler, Kadgien está citado en la historia como protagonista del desvío de millonarios fondos nazis a Suiza y ser parte una "expoliación" de bienes a las víctimas de sus fuerzas militares. Entre ellos, obras de arte. Tras la Segunda Guerra Mundial recaló en Brasil y luego en Argentina. Se instaló en Vicente López, donde -ya viudo por segunda vez- falleció el 6 de junio de 1979, cuando Patricia tenía 13 años. En su escrito ante la justicia, siempre en procura de defender sus derechos sobre "Retrato de dama", Patricia Kadgien argumenta que en la década del 80 se avanzó con el proceso de sucesión que distribuyó bienes muebles e inmuebles entre herederos. En ese reparto había obras de arte que pertenecieron a su padre. "Siempre supe que dicho cuadro era de mi padre dado que también estuvo colgado y exhibido en forma pública en el living del domicilio de Vicente López", puntualiza Kadgien en su descargo y acota que de la misma manera lo tuvo a la vista de familiares y visitas en un campo de General Alvarado, donde vivió 9 años, antes de radicarse en Mar del Plata. Desconocía que figurara en el listado de la Agencia Patrimonial de Países Bajos en un listado de obras robadas."Siempre aludimos dentro del grupo familiar como "El Monje", el cual era un retrato de quien yo entendí en aquel momento se trataba de un monje o alguna persona religiosa (dado las prendas que el mismo vestía)", declaró Kadgien ante la justicia provincial y en referencia a esta pintura.Sobre el por qué lo retiró del living del chalet de Parque Luro, días antes de los allanamientos judiciales, explica que recibió mensajes de una persona que decía ser periodista (Peter Schouten, del periódico neerlandés AD), refería haber accedido a su casa por imágenes publicadas en inmobiliaria y le comentó sobre el cuadro en cuestión y un vigente pedido de restitución a sus dueños originales. "Entendí que se trataba de una estafa virtual, de estas tan actuales, por lo que dejé de atender números desconocidos", confirma en su exposición y también manifiesta que esa situación la llevó a tomar dos decisiones: sacar la casa de la venta y retirar todos los bienes de valor. "Entre los bienes retirados se encontraba el cuadro que ocupa esta presentación", aclaró. Se manifestó sorprendida por la historia de la obra, de la que asegura que se enteró cuando este caso estalló en los medios. "Tamaño fue mi asombro, dado que, insisto, jamás oculté dicho cuadro a terceros", señala Kadgien y recordó que siempre lo tuvo visible, incluso desde el acceso a la vivienda, ya que el living es vínculo directo con ventanales y la puerta de ingreso que da a la calle. Confirma además que desde el 27 de agosto, dos días después de la denuncia judicial, pusieron el cuadro a disposición pero ante los tribunales de provincia. El fundamento de este recurso ante la justicia Civil y Comercial es buscar certidumbre sobre sus derechos de propiedad de la obra. Ante Cámara de Apelaciones, desde este viernes, se insiste para que en ese ámbito se determine si hay otros reales herederos de ese cuadro o si cualquier reclamo de ese tipo pueda haber prescripto por el paso del tiempo. Kadgien es concluyente en su reclamo del cuadro: "Mi posesión resulta de buena fe, a título de dueña, ha sido pública y pacífica durante más de 35 años". Retrato de dama quedó a disposición del Corte Suprema de la Nación. Una heredera de Goudstikker ya dio señales de formalizar reclamo de restitución de la obra. Mientras tanto, será sometido a peritajes para determinar su autenticidad y está abierta una propuesta para que su lugar de guarda, sin exhibición al menos mientras se mantenga esta disputa judicial, sea el Museo del Holocausto, en la ciudad de Buenos Aires.
El "Retrato de una dama" de Giuseppe Ghislandi, pertenecía a un coleccionista judío holandés y fue expoliado por los invasores nazis en los Países Bajos. En agosto fue descubierto en una propiedad argentina y recuperado tras una investigación. Esta es su historia. Leer más
Desde reproducir alarmas hasta borrar datos, la función "Encontrar mi dispositivo" se convierte en el aliado esencial para proteger información y recuperar equipos ante pérdidas o robos
Patricia Kaggien, hija del exjerarca nazi Friedrich Kadgien, fue acusada junto a su esposo por encubrir el contrabando de la pintura robada durante la Segunda Guerra Mundial. "Se vincula con delito de robo en un contexto de genocidio", indicó el fiscal. Leer más
En Mar del Plata, Patricia Kadgien y Juan Carlos Cortegoso, matrimonio investigado por la Justicia, entregaron a la Justicia Federal el cuadro "Retrato de Dama": la obra, de más de 300 años, está denunciada como robada por fuerzas nazis a Jacques Goudstikker, un coleccionista holandés, durante la Segunda Guerra Mundial. La pareja, residente de esta ciudad, enfrenta acusaciones de encubrimiento de contrabando. El Retrato de Dama, robado por los nazis y hallado en Mar del PlataEl cuadro "Retrato de Dama" es una obra del pintor italiano Giusseppe Ghislandi que fue sustraída a Jacques Goudstikker durante la Segunda Guerra Mundial. La Agencia de Patrimonio Cultural de Países Bajos tiene un amplio listado de esas piezas faltantes entre las que se encuentra "Retrato de Dama", mientras que herederos de Goudstikker reclaman la devolución de la obra. La aparición de la pintura en Mar del Plata, en posesión de Patricia Kadgien y su esposo, desató una investigación por encubrimiento de contrabando.¿Quiénes son los implicados?Patricia Kadgien es hija de Friedrich Kadgien, un especialista en finanzas que colaboró con el gobierno alemán liderado por Adolf Hitler. Se vincula a Friedrich Kadgien con el robo de obras de arte durante ese período. Patricia Kadgien vive junto a su esposo, Juan Carlos Cortegoso en Mar del Plata y enfrentan acusaciones de encubrimiento de contrabando por tener en su poder el cuadro robado.El descubrimiento del cuadroLas denuncias contra Patricia Kadgien y su marido llegaron a través de Interpol y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). La alerta surgió a partir de una publicación del medio holandés AD, que identificó el cuadro en una fotografía del living de la casa de la pareja. La imagen se publicó en la web de una inmobiliaria local como parte de la promoción de venta de su chalet en barrio Parque Luro.Encuentran en la Argentina un cuadro robado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial que buscan hace décadasInicialmente, la pareja marplatense negó tener el cuadro durante el primer allanamiento. Sin embargo, posteriormente, a través de su abogado, afirmaron ser los propietarios legales de la obra y la pusieron a disposición del fuero civil de la justicia ordinaria. Negaron cualquier delito penal y argumentaron que la posesión del cuadro se debía a una herencia. El abogado Carlos Murias presentó una "acción declarativa de certeza" para que se reconociera la titularidad del cuadro por herencia.Las pruebas presentadas para respaldar el reclamo de propiedadSegún pudo confirmar LA NACION, en el escrito reconocían que ponen la obra a disposición de la justicia civil y la voluntad de entregarla si se les garantiza el correspondiente cuidado. Y si la jueza no hiciera lugar al planteo de esta "acción declarativa de certeza", reclaman que se reconozca a Kadgien y Cortegoso la propiedad de la obra por prescripción, dado el tiempo que llevan con la obra de Ghislandi en su poder. Entre esos fundamentos habrían puesto a disposición elementos y algún documento que avalarían los derechos de titularidad reclamados. Según confiaron fuentes del caso a LA NACION, entre ellos se mencionaría un supuesto recibo de compra del cuadro a un museo alemán, en 1943 y estaría a nombre o se le asignaría a una cuñada de Kadgien, vínculo de su primer matrimonio.La jueza Patricia Juárez se declaró incompetente para intervenir en el caso y argumentó que "la jurisdicción ordinaria no resulta competente para intervenir en un caso donde en definitiva la Justicia Federal se encuentra persiguiendo el secuestro de una obra de arte con un presunto origen ilícito que podría constituirse como un crimen internacional". La magistrada citó normativa supranacional, como los principios de Washington de 1998 y la Declaración de Terezin de 2009.La situación legal actual de la parejaPatricia Kadgien y Juan Carlos Cortegoso cumplían arresto domiciliario, acusados de encubrimiento de contrabando. Estaba previsto que el fiscal Carlos Martínez expusiera los fundamentos de la imputación ante los acusados y el juez Santiago Inchausti. El investigador también tendrá en cuenta que obstruyeron la labor de la justicia ya que, según entiende, retiraron el cuadro del lugar donde estaba colgado, en el living del chalet donde vive la pareja, y lo mantenían oculto.Además del allanamiento inicial, se realizaron otros cuatro allanamientos en propiedades vinculadas a la familia de Kadgien. En la casa de los acusados se secuestraron grabados y bocetos de época, cuyo origen se investiga, mientras que en otra propiedad se encontraron dos retratos del siglo XIX envueltos, lo que sugiere que estaban preparados para ser trasladados o guardados. Se investiga si estas obras forman parte de otros listados de obras buscadas por su origen ilegal.Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA a partir de un artículo firmado por Darío Palavecino.
La fiscalía los acusa de encubrimiento agravado por la tenencia y escondite de la obra "El Retrato de una dama". Les prohibieron salir del país por seis meses.Sospechan que su padre, Fiedrich Gustav Kadgien, funcionario de Adolf Hitler, lo trajo de contrabando.
"Retrato de una dama", de Giuseppe Ghislandi, había sido sustraído a un galerista judío en Holanda. Ahora quedó bajo custodia de la Justicia Federal. Leer más
El consejo surge en medio de un panorama preocupante de crecimiento exponencial de las amenazas virtuales
La obra "El Retrato de una dama" habría llegado al país con Fiedrich Gustav Kadgien, "el mago de las finanzas" de Adolf Hitler.Los nazis se la habían robado a un galerista judío en Holanda.El cuadro había sido entregado a la Justicia Civil, que se declaró incompetente y ahora lo tiene el juzgado que investiga el caso.
MAR DEL PLATA.- Patricia Kadgien y su esposo, Juan Carlos Cortegoso, entregaron a la Justicia Federal el cuadro Retrato de Dama, obra que tenían en su poder y por la que cumplían arresto domiciliario desde el lunes, acusados de encubrimiento de contrabando vinculado a esta pintura que tiene una antigüedad de más de 300 años. La obra de arte está denunciada como robada por fuerzas nazis a un coleccionista holandés durante la Segunda Guerra Mundial. En una serie de allanamientos la Justicia no había conseguido secuestrarla durante la última semana.Fuentes judiciales confirmaron a LA NACION la novedad y anticiparon una conferencia de prensa para dar detalles esta tarde sobre este avance en el caso, justo un día antes de la audiencia ante el juez de Garantías N°2, Santiago Inchausti, donde el fiscal Carlos Martínez, que investiga el caso, le plantearía al matrimonio los delitos imputados y fundamentos de esa acusación. Inchausti, deberá definir si les levanta esa restricción de libertad o dispone ampliar a una prisión preventiva. En las últimas horas, a través de una presentación de su abogado, la pareja había reconocido tener bajo su poder el cuadro en cuestión. Se ratificó en ese documento como su propietaria legal e incluso ponen la obra de arte a disposición del fuero civil de la justicia ordinaria para que quede en consignación en el marco de esta disputa legal. La jueza Patricia Juárez, titular del Juzgado en lo Civil y Comercial en el que recayó el escrito, hoy se declaró incompetente. El caso, entonces, mantiene su tratamiento en el fuero penal de la justicia federal.¿Quién es la imputada?Patricia Kadgien es una de las hijas del segundo matrimonio de Friedrich Kadgien, un especialista en finanzas que se desempeñó como colaborador en altas esferas del gobierno alemán conducido por Adolf Hitler. En ese contexto y entre esos delitos se lo vinculó con el robo de obras de arte. La Agencia de Patrimonio Cultural de Países Bajos tiene un amplio listado de esas piezas faltantes entre las que se encuentra Retrato de Dama, del italiano Giusseppe Ghislandi y sustraída al comerciante de arte holandés Jacques Goudstikker. Sus herederos reclaman la devolución de esa pieza.Las denuncias contra Kadgien y su marido llegaron de parte de Interpol y la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) a partir de una publicación periodística del medio AD, de Países Bajos, donde dejaron constancia que en el living de la casa de esta pareja lucía aquel cuadro. La prueba era una fotografía que los mismos ahora acusados habían ofrecido para publicar en la web de una inmobiliaria local como parte del intento de venta de su chalet de barrio Parque Luro, donde ahora cumplen arresto.El primer allanamiento de ese inmueble fue negativo pero días después, a través de su letrado defensor, el matrimonio reconoció tener Retrato de dama" en su poder e incluso su decisión de ponerlo a disposición de la justicia, siempre negando cualquier delito penal que se les impute y ratificándose tenedores y dueños legales de esa obra. El abogado Carlos Murias, casi en coincidencia con la efectivización del arresto domiciliario, en representación de sus clientes había pedido una "acción declarativa de certeza" con la intención de avanzar por un camino distinto al de la acusación penal y que se le reconozca la titularidad del cuadro por herencia.Según pudo confirmar LA NACION, en el escrito reconocían que ponen la obra a disposición de la justicia civil y la voluntad de entregarla si se les garantiza el correspondiente cuidado. Y si la jueza no hiciera lugar al planteo de esta "acción declarativa de certeza", reclaman que se reconozca a Kadgien y Cortegoso la propiedad de Retrato de Dama por prescripción, dado el tiempo que llevan con la obra de Ghislandi en su poder.Entre esos fundamentos habrían puesto a disposición elementos y algún documento que avalarían los derechos de titularidad reclamados. Según confiaron fuentes del caso a LA NACION, entre ellos se mencionaría un supuesto recibo de compra del cuadro a un museo alemán, datada en 1943. Esa operación estaría a nombre o se le asignaría a una cuñada de Kadgien, vínculo de su primer matrimonio. La jueza Juárez respondió esta mañana a la presentación de Kadgien. Dijo que "la jurisdicción ordinaria no resulta competente para intervenir en un caso donde en definitiva la Justicia Federal se encuentra persiguiendo el secuestro de una obra de arte con un presunto origen ilícito que podría constituirse como un crimen internacional". Cita allí normativa supranacional, entre ellas principios de Washington de 1998 y la Declaración de Terezin de 2009.Por ese y otros motivos dejó expreso en su respuesta su decisión de declararse "incompetente para seguir entendiendo en las presentes actuaciones (...) debiendo ocurrir el interesado por ante el Fuero Federal". Esa resolución se conoció hoy a mediodía. Esta medida de rechazo puede ser apelada por Kadgien.Este recurso por la vía de la justicia provincial buscaba desentenderse de la causa federal que mantiene a la pareja bajo arresto domiciliario y que implicaría la responsabilidad de comisión de un delito originado en otro imprescriptible, como es un hecho cometido en el contexto de genocidio, a principios de la década del 40.Este jueves, desde las 11.30, el fiscal Martínez tendrá la oportunidad de exponer en detalle ante los acusados y el juez Inchausti los fundamentos de la imputación. Esa audiencia es pública y cerrará con una definición de la situación procesal de los encausados. Entre otras cuestiones deberá resolver si siguen detenidos y en ese caso bajo qué condiciones. El investigador también tendrá en cuenta que obstruyeron la labor de la justicia ya que, según entiende, retiraron el cuadro del lugar donde estaba colgado, en el living del chalet donde vive la pareja, y lo mantienen oculto. Esa actitud es parte de la explicación del arresto domiciliario por 72 horas que la pareja está cumpliendo. El Ministerio Público ha hecho otros intentos por dar con esta obra de arte. A aquel allanamiento de la semana pasada se sumaron otros cuatro cumplidos este lunes, ya en horas de la noche. Alcanzaron otra vez al domicilio de los acusados, oportunidad en que además se les comunicó y efectivizó la medida de arresto domiciliario. También a otro chalet de Parque Luro, un departamento en pleno centro y una moderna casona en el barrio La Florida, en el extremo norte de la ciudad.Todas estas propiedades corresponden a familiares de Kadgien, en distintos vínculos directos o políticos. En la casa de los acusados se secuestraron grabados y bocetos de época, cuyo origen ahora se investiga. El otro foco de interés en estas medidas judiciales estuvo en la casa de La Florida. Allí los oficiales a cargo del operativo encontraron y se llevaron, para incorporar a la causa, dos retratos que datan de mediados del siglo XIX. No estaban expuestos sino envueltos, como preparados para un traslado o guardado. Se está intentando determinar si pueden ser parte del mismo u otro listado de obras buscadas por su origen ilegal.
Este lunes la Policía Federal encabezó cuatro nuevos allanamientos en distintas viviendas de Mar del Plata, entre ellos la del barrio Parque Luro perteneciente a la hija del nazi Friedrich Kadgien. Leer más
El matrimonio está sospechado de "encubrimiento" y le dieron 72 horas de arresto domiciliario.Para el fiscal federal Carlos Martínez, Patricia Kadgien y Cortegoso "están entorpeciendo la investigación, esencialmente haciendo desaparecer el cuadro".Qué encontraron en los operativos realizados este lunes.
La mujer y su pareja quedaron detenidos bajo arresto domiciliario tras ser acusados de entorpecer la investigación. Se realizaron otros procedimientos en otros tres domicilios. Leer más
La pintura había sido robada a un coleccionista judío en Países Bajos.Este lunes se realizaron cuatro nuevos allanamientos en Mar del Plata.La heredera y su esposo quedarán con prisión domiciliaria por entorpecer la investigación. Intentan una presentación civil.
MAR DEL PLATA.- La justicia federal dispuso la prisión domiciliaria por 72 horas de la hija del exjerarca nazi Friedrich Kadgier y también la de su esposo, a quienes citará a declaración indagatoria por el delito de encubrimiento a partir de la tenencia y ocultamiento de la obra de arte Retrato de dama, que data del siglo XVIII y durante la Segunda Guerra Mundial fue robada por fuerzas alemanas del Tercer Reich a un galerista holandés, junto con otros cientos de pinturas. La investigación tiene evidencias que ese cuadro estaba en el domicilio de Patricia Kadgier, allanado la semana pasada, en el barrio Parque Luro de esta ciudad. El operativo judicial tuvo resultado negativo, ya que los efectivos de Policía Federal que lo ejecutaron no encontraron esa pieza, pero sumaron otros elementos para profundizar la pesquisa que durante estas últimas jornadas sumó varios avances.El matrimonio, según pudo conocer LA NACION de fuentes judiciales, también avanzó con una presentación ante la justicia civil del fuero provincial reclamando la propiedad de Retrato de dama, pintura del italiano Giusseppe Ghislandi, que data de principios del siglo XVIII. Lo justificarían por el tiempo transcurrido y, a su criterio, la prescripción de cualquier reclamo del dueño original.A última hora de hoy se sumaron al menos cuatro allanamientos, según pudo confirmar LA NACION, en procura de dar con esa obra que pertenecía al galerista holandés Jacques Goudstikker, despojado de cientos de piezas de su colección por fuerzas alemanas al servicio de Adolf Hitler, a comienzos de la década del 40. En el escrito ingresado en Mesa de Entradas de tribunales locales, Kadgier y Cortegoso se reconocen como poseedores de la pieza. En esa presentación formal, también se consideran los legítimos propietarios por sobre los derechos de herederos de Goudstikker. Kadgier y Cortegoso no solo confirmaron que tienen en su poder Retrato de dama. Fuentes de la investigación reconocen que el matrimonio propuso que la obra quede en consignación o custodia de la Justicia hasta tanto se dirima quién tiene derechos de propiedad y tenencia sobre esa obra.El matrimonio fue notificado de la prisión domiciliaria a última hora de esta tarde. La medida fue solicitada por el fiscal Martínez y lleva la firma del juez de Garantías Federal Santiago Inchausti.El mismo magistrado avaló otros tres allanamientos adicionales al de Patricia Kadgier en un nuevo intento por dar con la pintura. Apuntó a otro domicilio de Parque Luro, una vivienda próxima al barrio La Florida, también en zona norte de la ciudad (que fue negativo, pero donde secuestraron elementos de interés para la investigación), y un tercero en Santa Fe 1715, en pleno centro. Todos corresponden a familiares directos de Kadgier.La Justicia había allanado el pasado martes la casa de Paticia Kadgier donde se había visto, en un aviso inmobiliario, la imagen de Retrato de dama como parte de la decoración del living. Pero cuando llegaron los policías federales, de esa misma pared colgaba un tapiz. La dueña de casa presenció el operativo, entregó su teléfono celular -también se secuestró el de su esposo- y no hizo declaraciones.El fiscal Carlos Martínez, a cargo de la investigación, avanzó durante el fin de semana con distintas medidas que incluyeron tareas de inteligencia, testimonios y otras evidencias que lo llevaron a disponer la prisión domiciliaria de la pareja y la inminente citación a ambos a declaración indagatoria, acusados ahora formalmente de encubrimiento de un delito que sigue vigente porque se cometió en un contexto de genocidio, lo que lo hace imprescriptible.A 80 años del fin de la GuerraEl caso salió a la luz a partir de una publicación del medio neerlandés AD, que llegó con su corresponsal a Mar del Plata para contactar a las hijas de Kadgier (Patricia y Alicia), en el marco de los 80 años que se cumplen del fin de la Segunda Guerra Mundial.En Países Bajos aquel robo masivo de obras de arte en la entonces Holanda marcó una huella tan profunda como dolorosa, por lo que incluso en la última década se había trabajado en ese medio periodístico en una investigación especial para saber qué había sido de los herederos de quien fue uno de los colaboradores cercanos del gobierno de Adolf Hitler y en particular de una de las manos derechas del fuhrer, Hermann Göring.Entonces, el periodista Peter Stouten visitó la casa de Patricia, tocó timbre y nadie lo atendió, aún cuando percibió movimientos en el chalet de Parque Luro. Pero el frente lucía un cartel de venta del inmueble, lo que le generó inquietud. Cuando fue a la web de la inmobiliaria allí mencionada y accedió a la publicación del aviso, vio en el living un cuadro que le llamó la atención: era Retrato de dama.La publicación del caso en los medios derivó en la salida de la venta de la propiedad, que era comercializada por la firma Robles Casas & Campos. Inmediatamente se abrió una causa judicial a partir de una denuncia de Interpol y otra de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA).
Autoridades confirmaron que el mecanismo permitió recuperar el automóvil sin que se registraran heridos entre los sospechosos ni entre los oficiales
El hallazgo de Retrato de dama, del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, colgado en el living de una casa en Mar del Plata, ya dejó de ser un asunto compartido entre la Argentina y Países Bajos: la noticia dio la vuelta al mundo y fue replicada por medios internacionales. The Guardian informó que "un cuadro de los maestros antiguos saqueado por los nazis desaparece de una casa en la Argentina", mientras que The Times destacó que "un cuadro expoliado desaparece de la casa de una descendiente nazi antes del allanamiento". La agencia Associated Press tituló que "la Argentina busca una pintura presuntamente saqueada por un fugitivo nazi y detectada en un aviso inmobiliario", y Times of India subrayó que "una pintura saqueada por los nazis reaparece después de 80 años, vista en una casa en Argentina".Cuando Julio Cortázar se atrevió a ser Julio CortázarLa repercusión internacional tuvo un eco particular en los Países Bajos, donde la historia golpeó con fuerza por tratarse de una pieza robada a la colección del galerista judío-neerlandés Jacques Goudstikker. Allí, investigadores especializados en rastrear el destino de las obras expoliadas durante la Segunda Guerra Mundial siguieron con atención cada novedad del caso.En diálogo con LA NACION, Annelies Kool y Perry Schrier, investigadores del patrimonio cultural de la Segunda Guerra Mundial que trabajan para la Agencia del Patrimonio Cultural de los Países Bajos, señalaron que la pintura "estaba registrada en un formulario de declaración justo después de la guerra, junto con una fotografía y el dato de que podría estar en manos de Friedich Kadgien. Cuando los periodistas del Algemeen Dagblad vieron la imagen en el aviso inmobiliario, nosotros confirmamos que probablemente era la misma obra". Los especialistas remarcaron que su función en este tipo de casos está limitada a proveer información y confirmar coincidencias en los archivos. "Nuestro rol en este sentido no es muy amplio. Básicamente es dar información, en este caso a los periodistas, sobre temas relacionados a patrimonio desaparecido en la Segunda Guerra Mundial", explicaron. En este caso, la base de datos fue determinante para verificar que el cuadro era, con alta probabilidad, el mismo que había sido trasladado de Suiza a la Argentina por el jerarca nazi Friedrich Kadgien.En paralelo, surgió otra pista: un cuadro del pintor Abraham Mignon, también perteneciente a la colección Goudstikker, que podría haber sido fotografiado en manos de la familia. "Revisando la página de Facebook de un miembro de la familia creemos haberlo visto en el fondo de una foto. Pero no podemos confirmar que sea el cuadro de la colección Goudstikker. Hay que investigar la procedencia, falta más investigación", aclararon.Consultados sobre las posibilidades de restitución, señalaron que en los Países Bajos existe un Comité que evalúa estos reclamos, pero que solo interviene si ambas partes â??los poseedores actuales y los herederosâ?? acuerdan someter el caso. "El Estado neerlandés no va a intentar recuperar el cuadro para traerlo a los Países Bajos, porque es una cuestión privada. Lo que podría pasar es que se active el Comité de Restitución, pero se necesita que ambas partes acepten. La decisión del Comité es vinculante", precisaron.Este caso, subrayan, es inédito en la región. "Somos conscientes de que muchos nazis alemanes huyeron a Sudamérica y pudieron haberse llevado más obras. Pero nunca antes habíamos tenido un caso concreto como este. Es increíble la historia, también para nosotros", dijeron. Y concluyeron: "¿Cómo se puede mantener escondida una pintura así? En algún momento va a reaparecer. Y ahora ya todo el mundo sabe que existe, no se puede vender públicamente. Será muy difícil".Mientras tanto, la justicia federal intenta dar con el Retrato de una dama. El allanamiento en la vivienda de Patricia Kadgien, hija del funcionario nazi Friedich Kadgien, permitió secuestrar estampas, documentos y armas, aunque la obra ya no estaba en el lugar. Según el fiscal Carlos Martínez, la búsqueda sigue en curso y las pruebas incautadas podrían aportar nuevas pistas para reconstruir el recorrido del cuadro.
Como la mayoría de los criminales nazis que terminaron sus días en la Argentina, el itinerario de Friedrich Kadgien tiene varios puntos oscuros que los investigadores recién empiezan a sacar a la luz. Su nombre no estaba en el radar de los cazanazis locales, y ni siquiera figuraba en los archivos desclasificados por el Estado argentino este año. La desagradable historia de Kadgien, apodado "La serpiente" por los pesquisas británicos que le siguieron el rastro después de la Segunda Guerra Mundial, se conoció de pura casualidad. Investigadores europeos que buscaban obras de arte robadas a coleccionistas judíos durante el genoncidio nazi encontraron la foto de un cuadro buscado desde hace 80 años en una publicación online de la inmobiliaria Robles Casas & Campos, que tenía a la venta un chalet revestido en piedra situado en el barrio residencial de Parque Luro, en la ciudad de Mar del Plata. Cómo germinar semillas de palta en el jardín y obtener el árbol tan deseadoLa foto de la publicación inmobiliaria dejó perplejos a los investigadores Cyril Rosman, John van den Oetelaar y Paul Post, y al periodista del diario neerlandés Algemeen Dagblad (AD), Peter Schouten: el Retrato de dama, una pintura del italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), que había sido incautado al marchante de arte judío Jacques Goudstikker durante la ocupación nazi en Holanda, estaba frente a sus ojos. Era una entre 1100 obras de arte que los nazis compraron a precio vil por orden del hombre fuerte de Adolf Hitler, el opiómano Hermann Göring. Tras el hallazgo, que se conoció estos días, la casa salió de la venta, confirmaron en la inmobiliaria, y la propietaria, una de las hijas de Kadgien, al ser contactada por Schouten, evitó dar explicaciones, y lo bloqueó. La Policía Federal allanó la vivienda, pero no encontró el cuadro, por lo que el misterio continúa. Quién fue Friedrich Kadgien: "La serpiente nazi"Como responsable de la moneda extranjera y los metales preciosos del nazismo alemán, Friedrich Kadgien fue un alto cuadro en la estructura del Tercer Reich, y fue quien coordinó la venta de acciones y valores robados a empresarios judíos a través de varias empresas fachada, de acuerdo con la investigación de Julio B. Mutti. Experto en seguir la pista de los nazis alemanes en Argentina previo al final de la Segunda Guerra Mundial, Mutti encontró que Kadgien jugó un papel clave en la vinculación de negocios con grandes empresas, bancos alemanes y sus relaciones con socios suizos. Cuánto cuesta construir una casa de 110 m2 hoy, en agosto 2025En los días previos a la capitulación alemana, en abril de 1945, Friedrich Kadgien escapó a Suiza, junto con dos cómplices, tras pagar varios sobornos, pero los británicos le seguían la pista. "Fue entonces cuando estos nazis comenzaron a tramar la fuga a Sudamérica", cuenta Mutti. Primero intentaron llegar al Paraguay, donde había una fuerte comunidad alemana, y luego a Brasil, donde finalmente se establecieron. "En Río de Janeiro, Kadgien vivió en el barrio de Santa Teresa y dirigió una sucursal de Imhauka en la avenida Rio Branco. En Mato Grosso, invirtieron gran parte del dinero que habían traído consigo en 85.000 hectáreas de tierra (una superficie equivalente a casi todo Berlín)", reveló Mutti. Y contó que esa hacienda, que contaba 20.000 cabezas de ganado, se compró en 1954: "Aparentemente usaron la empresa agropecuaria para lavar dinero espurio, ya que las inyecciones de capital se contaron por millones".Cuenta el investigador que Kadgien obtuvo la ciudadanía argentina en 1951, hacia el final del primer gobierno de Juan Perón, y fundó Imhauka Argentina SA en Buenos Aires, actualmente con domicilio en Cerrito 1266, piso 13 Dpto 52, ciudad de Buenos Aires. La zona a pasos de Nordelta donde los departamentos cuestan más baratos que en los barrios más económicos de CABAPero hay más. Mutti halló que, de acuerdo con la información del documentalista Ingolf Gritschneder, Kadgien compró una casa en Vicente López, un barrio bonaerense caracterizado por su nutrida comunidad alemana; durante su estancia en el país, "La serpiente" negoció contratos como intermediario entre empresas alemanas, como Siemens, y el gobierno argentino de entonces. Como si fuera poco, también le vendió armas â??â??a la junta militar brasileña en nombre de la corporación armamentística alemana Rheinmetall, con una comisión del 5%. A Laureano Clavero, el investigador que siguió la pista de los submarinos nazis en la Costa Atlántica argentina, y uno de quienes halló la lápida de un alto cuadro del partido nazi argentino oculta en una casa de Mar del Sud, no le llamó la atención la historia de Kadgien, porque había estudiado el caso de otro traficante de arte, llamado Francesc Cambó, un catalán millonario, anticomunista acérrimo y pronazi que se radicó en Recoleta a mediados de los años 40 con un cargamento de obras de arte valuadas en millones de dólares, presuntamente parte del expolio nazi a los coleccionistas judíos. "El rastro de Francesc Cambó y los submarinos nazis en la costa argentina tienen algo en común. La principal hipótesis es que las obras de arte robadas fueron desembarcadas en Mar del Plata o Mar del Sud desde U-Boats alemanes", detalla Clavero. ¿Cómo llegó la pintura robada por los nazis, Retrato de dama, del italiano Giuseppe Ghislandi, uno de los mejores retratistas de la última etapa del movimiento barroco, a estar colgada en el living de un coqueto chalet marplatense? ¿Y dónde está ahora? Hasta hoy, no se sabe, pero sí hay una certeza: Argentina, y particularmente la ciudad de Mar del Plata, Miramar y Mar del Sud fueron sitios donde los criminales nazis encontraron un refugio seguro, y pudieron vivir tranquilos casi hasta el final de sus días. Friedrich Kadgien tuvo mejor suerte que otros jerarcas nazis. Murió en 1978 totalmente impune, sin que nadie lo haya perseguido. Está enterrado en el Cementerio Alemán de Buenos Aires.
Un equipo periodístico holandés del diario Algemeen Dagblad (AD) encontró un cuadro robado por los nazis en 1940 tras diez años de investigación, cuando detectaron la obra en la fotografía de un aviso inmobiliario de una casa en Mar del Plata. El cuadro, "Retrato de dama", del pintor barroco italiano Giuseppe Ghislandi, fue confiscado de la galería del comerciante Jacques Goudstikker en Ámsterdam durante la ocupación nazi.¿Cómo fue el hallazgo del cuadro robado por los nazis?El descubrimiento se produjo gracias al análisis de fotografías publicadas en la página web de la inmobiliaria Robles Casas & Campos. Los periodistas del diario Algemeen Dagblad (AD), con la colaboración del investigador retirado Paul Post, detectaron la obra "Retrato de dama" del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, en una de las imágenes que mostraba el interior de la vivienda, con el cuadro colgado en una pared. Tras el hallazgo, las fotos fueron retiradas del sitio web. La historia del "Retrato de dama" y su conexión con el nazismoLa obra, atribuida al pintor italiano Giuseppe Ghislandi, representa a la condesa Colleoni. Ghislandi fue un retratista italiano de finales del siglo XVII y principios del XVIII, cuyas obras integran colecciones de museos como el Rijksmuseum de Ámsterdam. El cuadro fue confiscado al comerciante de arte judío Jacques Goudstikker en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial, transformándose en "un símbolo de la lucha por la restitución de bienes culturales robados".Jacques Goudstikker fue un prominente comerciante de arte judío en Ámsterdam. Sin embargo, durante la ocupación nazi, su colección fue confiscada. El registro detallado de Goudstikker resultó fundamental para rastrear el destino de parte de la colección saqueada, que incluía el "Retrato de dama". Por otro lado, la propiedad donde se vio al cuadro pertenecería a una de las hijas de Friedrich Kadgien, un alto burócrata nazi que huyó a la Argentina tras la guerra y colaborador cercano de Hermann Göring que participó en la confiscación de bienes a comerciantes judíos. Tras la guerra, se radicó en Buenos Aires, donde murió en 1978. Un informe militar estadounidense lo describió como "una serpiente de la peor calaña" y señaló que poseía una importante fortuna oculta.El reclamo de los herederos de Goudstikker Marei von Saher, nuera del galerista, lideró por más de 25 años los reclamos legales para recuperar las obras robadas a su familia. "Es el objetivo de mi familia recuperar cada pieza robada y restituir el legado de Jacques", declaró a AD. Los herederos planean reclamar la pintura, pero el proceso podría ser complejo, ya que la obra se encuentra en manos privadas. Expertos en patrimonio señalan que "cuando un propietario no accede voluntariamente a la restitución, el camino judicial se vuelve largo y difícil".El valor de la obraAunque su valor económico es difícil de precisar, los especialistas resaltan su relevancia histórica y cultural. Annelies Kool y Perry Schrier, asesores de la Agencia del Patrimonio Cultural de los Países Bajos, aseguraron que "no hay motivos para pensar que se trate de una copia", ya que, "las proporciones y los colores concuerdan con la información que tenemos". Según Peter Schouten, uno de los periodistas que investigó el caso, la hija de Kadgien evitó dar explicaciones y los bloqueó tras ser contactada. Schouten aseguró a LA NACION que durante la investigación obtuvieron la confirmación de buena fuente de que la pintura "seguía allí colgada por lo menos hasta el comienzos del mes".Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA a partir de un artículo firmado por María Belén Carballeira.
El pintor italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), nacido en Bérgamo y procedente de una familia de artistas, también conocido como Fra Galgario, es uno de los mejores retratistas de la última etapa del movimiento barroco. Su Retrato de dama, pintura del siglo XVII expoliada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial a un coleccionista holandés, se busca en Mar del Plata, aunque la justicia no la ha encontrado en la casa donde originalmente se habían detectado pruebas de su existencia.Cuando Julio Cortázar se atrevió a ser Julio CortázarLa formación de Ghislandi estuvo a cargo de Giacomo Cotta y, después, de Bartolomeo Bianchini, con quien permaneció cuatro años. En 1675, tras viajar a Venecia, se ordenó como fraile en el convento de San Francesco di Paola. Salvo una breve temporada en Bérgamo, permaneció en Venecia hasta 1701. Trabajó en el taller de Sebastiano Bombelli, un especialista en retratos. De esa etapa de aprendizaje y de sus primeros años en Venecia no se conserva ninguna obra.Ghislandi regresó a Bérgamo en 1702 e ingresó en el convento del Galgario, de donde tomó su apodo. Sus primeras pinturas conservadas datan de esta etapa, cuando ya tenía 50 años. Del alemán Salomon Adler aprendió el estudio minucioso y realista de los personajes, que combinó con la elegancia y la artificiosidad del retrato veneciano.Sencillos, los retratos de Ghislandi se distinguen por sus fondos neutros de tonos oscuros, donde los modelos se suelen presentar de medio cuerpo y, a veces, con un formato oval. Con realismo, Ghislandi captura la psicología de sus clientes. En su galería de retratos, figura la nobleza de Bérgamo, especialmente las familias Secco Suardo y Rota, protectores del pintor, jóvenes artistas, personajes de la aristocracia y también personajes más populares.A pesar de haber vivido aislado en un convento, sus pinturas eran conocidas en Italia y gran parte de Europa, señala el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. En 1717 viajó a Bologna, donde le otorgaron el título de académico honorario de la Academia Clementina, puesto que le permitió establecer contacto con los destacados círculos artísticos de la zona.En sus últimos lienzos Ghislandi abandonó la objetividad que había caracterizado el tratamiento de sus personajes e incorporó una impronta más subjetiva. Ese período final también se evidencian significativos cambios técnicos, al punto de que el artista abandonó el pincel para pintar en muchas ocasiones directamente con los dedos de la mano. Con este procedimiento, podía difuminar los contornos, y lograr composiciones ligeras y vaporosas.La mayor y mejor colección de obras de Fra Galgario se encuentran en la Accademia Carrara de Bérgamo. Allí está el Retrato del abogado Giacomo Bettami de' Bazini; el Retrato del conde Gerolamo Secco Suardo (1711); Giovanni Secco Suardo con un criado (1720), y Autorretrato con muchacho, (1732). Esta última es una de sus obras más famosas: en ella se pinta a sí mismo con hábito de monje, delante de un caballete con un lienzo.Fundada en 1796 por Giacomo Carrara, la Accademia Carrara está considerada como el museo más representativo del coleccionismo de arte italiano, ya que se basan íntegramente en legados de mecenas ilustrados que querían poner sus obras a disposición del público en general.También hay obras de Ghislandi en la Galería de la Academia de Venecia; en el Museo Walters (Baltimore); Museo del Louvre; Museo Poldi Pezzoli (Milán); Museo del Hermitage (San Petersburgo); Pinacoteca de Brera (Milán); Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid), entre otros.
La Policía Federal requisó la vivienda de una heredera del financista nazi Friedrich Kadgien, en el barrio Parque Luro. Sospechan que ahí estaba una pintura robada a un coleccionista judío. Leer más
MAR DEL PLATA.- El allanamiento sabía a resultado negativo apenas efectivos de Policía Federal Argentina y funcionarios judiciales dieron los primeros pasos en el chalet del barrio Parque Luro y apuntaron las miradas sobre la pared del living donde esperaban encontrar Retrato de dama, pintura del siglo XVII robada por el gobierno nazi durante la Segunda Guerra Mundial a un coleccionista holandés.Lo que había en su lugar, sobre el sofá de tapizado capitoné flanqueado por dos lámparas de pie, era un tapiz de generosas dimensiones, con motivos de paisaje y caballos. Casi un grotesco en un contexto de decoración general del inmueble donde parece prevalecer una atracción y buen gusto por las artes plásticas. "No está el cuadro en la casa", confirmó a LA NACION el fiscal Carlos Martínez, que participó de la diligencia en esta vivienda de la calle Cardiel al 4100 que hasta hace muy poco estuvo en venta, publicada en el sitio web de una inmobiliaria que ofrecía una suerte de tour virtual mediante fotografías de los distintos ambientes. En una de esas imágenes se detectó aquella pieza del Barroco tardío del artista italiano Giusseppe Ghislandi. Los investigadores se quedaron con la sensación firme de que la escenografía del inmueble, al menos en ese ambiente amplio y tan particular, había tenido modificaciones. Se tomó registro de marcas sobre la pared que evidenciaban el paso de otro tipo de decoración justo donde se había visto el cuadro. "Está claro que donde encontramos un tapiz antes y no hace mucho había otra cosa", aseguró un investigador a LA NACION.La propietaria de la casa es Patricia Kadgien, hija de Friedrich Kadgien, señalado como un alto funcionario del gobierno de Adolf Hitler al que se lo menciona como supuesto responsable del robo de obras de arte, entre ellas varias de la colección que perteneció al galerista judío Jacques Goudstikker. Ella y su pareja son blanco de esta investigación judicial que se originó con una publicación periodística de Algemeen Dagblad (AD), medio de Rotterdam, y que tuvo una derivación judicial a partir de sendas denuncias presentadas por Interpol de Argentina y la Agencia de Recaudación y Control Aduanera (ARCA). Por el momento, no hay imputación formal sobre los investigados pero, en caso de confirmarse que tienen esa obra de arte, se exponen a un procesamiento por encubrimiento de contrabando. Si bien el hecho data de comienzos de la década del 40, el robo de la pieza se dio en el contexto del genocidio nazi y eso lo convierte en delito imprescriptible para la justicia internacional. El periodista Peter Schouten, que desarrolló aquí su labor en procura de datos sobre los herederos de Friedich Kadgien, reconoció que el hallazgo fue "casi surrealista". Llegó hasta el domicilio de Parque Luro, tocó timbre con las expectativas de hablar con alguna de las hijas del jerarca nazi, no tuvo suerte pero se llevó el dato del cartel que había en la puerta: "Vende", decía y a un lado el nombre de la inmobiliaria.Fue a la web de la firma Robles Casas & Campos, buscó el inmueble, lo encontró, miró las fotos que acompañaban la publicación con curiosidad y en la número 5 de la lista, según detalló a LA NACION, encontró la del living donde lucía el cuadro que se denunció como una de las tantas obras robadas a Goudstikker, siempre reclamadas por sus herederos, que viven en Estados Unidos. La publicación de la nota no solo tuvo trascendencia internacional sino que tuvo otras derivaciones. Primero desapareció esa foto entre todas las publicadas en ese aviso. Enseguida el chalet de Kadgier dejó de tener visible la publicación de venta. Desde la inmobiliaria confirmaron a LA NACION que ya no es parte de su cartera. Las oficinas de esta firma fueron también objetivo de los investigadores en el marco de esta causa que encabeza Martínez, a cargo de la unidad de Atención Inicial que depende de la Fiscalía General que comanda Daniel Adler. Se sigue acopiando documentación en procura de dar con la obra de arte buscada.Operadores del rubro inmobiliario consultados por LA NACION están sorprendidos por los ribetes del caso y admiten sorpresa por el descuido y hasta inocencia del propietario de publicar esa obra de arte en las imágenes para mostrar instalaciones y seducir a algún comprador. Resaltan que incluso es habitual que al momento de hacer el relevamiento fotográfico de cada inmueble que saldrá a la venta o alquiler se toman recaudos vinculados a espacios de intimidad de los dueños o retratos familiares. Aquí mostraron en primer plano una obra que se presume original, pintada hace más de 300 años y producto de un ilícito en el contexto de uno de los peores genocidios que recuerde la historia mundial. El allanamiento dispuesto por Martínez y autorizado por la Justicia Federal de Garantías solo pudo dar en ese inmueble con algunos bocetos o grabados que datan de 1947 con referencias a Alemania y dos armas de fuego, una carabina y un revólver calibre 22, también secuestrados por alguna falta de documentación pero en nada vinculados con el caso que había motivado la medida judicial. Todo el operativo, que comenzó a primera hora de la tarde y se extendió casi hasta el anochecer, fue presenciado por la dueña de casa, asistida por un abogado. "No hicieron declaraciones", confirmó el fiscal a LA NACION de fuentes de la investigación. Por el momento no hay una imputación definida. El despliegue policial, muy moderado en móviles y personal, sacudió a este sector del barrio Parque Luro, coqueta zona del norte marplatense. Los vecinos se mostraron sorprendidos por la noticia. Reconocieron a la dueña como una "buena vecina". La conocen como profesora de yoga y dicen que dictaba las clases en el garaje de la misma casa que fue blanco de allanamiento en estas últimas horas. En cuanto al destino que pudo haber tenido la obra no hay certezas, aunque sí algunas pistas que serán atendidas en el curso de la pesquisa que está en avance. "La vamos a seguir buscando", remarcó Martínez. La causa judicial también tomó nota de otra advertencia que llega de parte del banco de datos la Agencia de Patrimonio Cultural de Países Bajos, donde está registrado un listado de obras robadas por el nazismo en aquellos tiempos de la Segunda Guerra Mundial. En publicaciones de la dueña de esta misma casa allanada vieron otra pintura cuyo autor es Abraham Mignon, que es de estilo bodegón floral. "Tampoco estaba en la casa", confirmaron los investigadores.
En una casa de Parque Luro, Mar del Plata, encontraron una pintura robada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. El hallazgo ocurrió a principios de este año, pero se reveló hoy, martes 26 de agosto, ya que las investigaciones y los medios identificaron la obra en fotografías publicadas en la web de la inmobiliaria Robles Casas & Campos. La propiedad pertenecería a una de las hijas de Friedrich Kadgien, un alto burócrata nazi que escapó a la Argentina tras la guerra.¿Qué se sabe del cuadro robado por los nazis hallado en Argentina?El cuadro encontrado es Retrato de dama, del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, una obra confiscada al comerciante de arte judío Jacques Goudstikker en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la derrota nazi, el rastro de la pintura se perdió hasta su reciente hallazgo en una casa de la costa atlántica argentina. El hallazgo del cuadro robado Periodistas del diario Algemeen Dagblad (AD), con la colaboración del investigador retirado Paul Post, detectaron la obra en fotografías publicadas en la página web de una inmobiliaria marplatense. La imagen, que mostraba el interior de la vivienda, revelaba el cuadro colgado en una pared. Luego del hallazgo las fotos no se encuentran disponibles en el sitio web.La propiedad pertenecería a una de las hijas de Friedrich Kadgien, un alto burócrata nazi que huyó a la Argentina tras la guerra y un colaborador cercano de Hermann Göring que participó en la confiscación de bienes a comerciantes judíos. Tras la guerra, se radicó en Buenos Aires, donde murió en 1978. Según un informe militar estadounidense, Kadgien era "una serpiente de la peor calaña" y poseía una importante fortuna oculta. La historia del "Retrato de dama"La obra es del pintor italiano Giuseppe Ghislandi y representa a la condesa Colleoni. Ghislandi fue un retratista italiano de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Sus trabajos integran colecciones de museos como el Rijksmuseum de Ámsterdam. La obra fue confiscada al comerciante de arte judío Jacques Goudstikker en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial. Su historia se transformó en "un símbolo de la lucha por la restitución de bienes culturales robados". Annelies Kool y Perry Schrier, asesores de la Agencia del Patrimonio Cultural de los Países Bajos, aseguraron que "no hay motivos para pensar que se trate de una copia". "Las proporciones y los colores concuerdan con la información que tenemos", apuntaron. Aunque su valor económico es difícil de precisar, los especialistas resaltan su relevancia histórica y cultural. El registro de Goudstikker resultó fundamental para rastrear el destino de parte de la colección saqueada.La postura de la familia Goudstikker ante este hallazgo Marei von Saher, nuera del galerista, lideró por más de 25 años los reclamos legales para recuperar las obras robadas a su familia. "Es el objetivo de mi familia recuperar cada pieza robada y restituir el legado de Jacques", declaró a AD. Los herederos planean reclamar la pintura, pero el proceso podría ser complejo, ya que la obra se encuentra en manos privadas. Expertos en patrimonio señalan: "Cuando un propietario no accede voluntariamente a la restitución, el camino judicial se vuelve largo y difícil".Según Peter Schouten, uno de los periodistas que investigó el caso, la hija de Kadgien evitó dar explicaciones y los bloqueó tras ser contactada. Schouten aseguró a LA NACION que durante la investigación obtuvieron la confirmación de buena fuente de que la pintura "seguía allí colgada por lo menos hasta el comienzos del mes".Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.
Fiedrich Gustav Kadgien está señalado por amasar una fortuna en base al robo de bienes culturales perpetrado por el régimen y negocios con armas.Fue uno de los nazis más buscados por los aliados después de la segunda guerra.La obra "Retrato de una dama" del italiano Giuseppe Ghislandi fue encontrada en una casa que su hija publicó para la venta.
Lo que comenzó como un seguimiento difuso hace diez años terminó en un hallazgo tan insólito que parece salido de una novela. El Retrato de dama, del pintor del barroco italiano Giuseppe Ghislandi, confiscado en 1940 de la galería del comerciante Jacques Goudstikker en Ámsterdam durante la ocupación nazi, fue detectado en una vivienda de Mar del Plata gracias a la persistencia de un equipo periodístico del diario neerlandés Algemeen Dagblad (AD). La escena clave no fue en un archivo secreto ni en una sala de museo, sino en la página web de una inmobiliaria."Esto que pasó en realidad no fue una investigación tradicional, fue un resultado bastante surrealista", explicó a LA NACION Peter Schouten, periodista de AD. Según explicó, el equipo llevaba más de diez años detrás de la pista de Friedrich Kadgien, un funcionario nazi muy cercano a Hermann Göring que, tras la guerra, huyó a Suiza, luego a Brasil y finalmente se instaló en la Argentina, donde murió en 1978 y fue enterrado en el cementerio alemán de Buenos Aires, según relata Schouten. Se sospechaba que Kadgien había traído cuadros y joyas expoliadas a familias judías en los Países Bajos. "Siempre hubo dudas sobre Kadgien â??recuerda el periodistaâ??, se sospechaba que había robado obras de un coleccionista muy influyente en Holanda".Los intentos por parte de los neerlandeses de conversar con las hijas de Kadgien también se remonta a una década, sin éxito. "Queríamos escucharlas, pero ellas siempre respondieron que no o directamente no nos atendían el teléfono", sigue el reportero. Este año, al cumplirse el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, decidieron intentarlo una vez más. Aprovechando que Schouten es corresponsal de varios medios de Países Bajos en Buenos Aires, desde AD le pidieron que viajara a Mar del Plata, con la dirección de una de las hijas de Kadgien en mano. Nadie atendió la puerta. "Vimos una sombra moverse en el pasillo, pero no nos abrieron. En ese momento notamos un cartel enorme que decía 'se vende'. Le saqué una foto para recordar el dato de la inmobiliaria. Cuando scrolleamos en el sitio web, encontramos la casa y en la foto número cinco estaba el cuadro, colgado sobre un sillón. No lo podíamos creer". Esta publicación ya no está disponible.La imagen fue enviada de inmediato a Cyril Rosman y John van den Oetelaar, periodistas que hace diez años siguen este caso, quienes de inmediato se comunicaron con los especialistas de la Agencia del Patrimonio Cultural de los Países Bajos (RCE), que cotejaron el material con sus registros de obras saqueadas por los nazis. "No podían confirmarlo al cien por ciento, pero todo cuadraba: las dimensiones, la paleta, la composición", explicó. Poco después, Peter Schouten obtuvo la confirmación de que el cuadro efectivamente seguía colgado en la casa.Los intentos de diálogo con la hija de Kadgian que puso en venta la casa fueron en vano. "Queríamos darle el derecho a réplica. Una de las dos hijas contestó por Instagram, preguntó qué queríamos, de qué cuadro hablábamos, y pidió que le mandáramos las preguntas por escrito. Cuando lo hicimos, dijo que no tenía tiempo y después nos bloqueó. También lo hizo en WhatsApp. Intentamos con otros números, pero no hubo forma, nos bloqueó en todos los casos".La noticia ya fue transmitida a Marei von Saher, nuera y heredera de galerista Jacques Goudstikker, que desde hace casi tres décadas encabeza un reclamo internacional para recuperar las piezas de la colección familiar. "Ella está feliz y emocionada con este descubrimiento, y sigue luchando por la recuperación del arte robado. Tiene 81 años", señaló el periodista en diálogo con LA NACION.La pesquisa también abrió la pista de otra posible obra: un cuadro que retrata un jarrón con flores del pintor neerlandés Abraham Mignon, visible en una foto de 2012 publicada en redes sociales por una de las hijas de Kadgien. Sin embargo, los expertos son cautelosos y advierten que no hay pruebas concluyentes. Según precisa Schouten, la heredera "probablemente por el momento no reclame esto porque no es nada seguro".El hallazgo en Mar del Plata confirma que las huellas del saqueo cultural nazi ocurridas en la Segunda Guerra Mundial todavía están presentes. Obras que desaparecieron en los años 40 siguen reapareciendo en lugares inesperados, recordando que aquel expolio no terminó con la guerra, sino que aún atraviesa fronteras y generaciones.
Se trata de la obra, Retrato de una dama, del pintor italiano Giuseppe Ghislandi. La noticia fue revelada por el diario neerlandés AD, que localizó el retrato desparecido desde los años cuarenta. Leer más
De acuerdo con lo informado hoy por el periódico neerlandés Algemeen Dagblad (AD), una pintura desaparecida desde la Segunda Guerra Mundial fue ubicada en la Argentina, colgada en la pared del interior de una vivienda en la costa atlántica. Se trata de Retrato de dama, del artista italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743). El cuadro había sido confiscado de la galería del comerciante de arte judío Jacques Goudstikker en Ámsterdam durante la ocupación nazi. Por más de ocho décadas su destino fue incierto: el último registro lo situaba en 1946 en poder de un alto funcionario alemán que había huido tras la derrota del Tercer Reich.Si bien el medio de Rotterdam no precisó la ciudad donde se produjo el hallazgo, en su nota menciona que el inmueble estaba a la venta en la firma Robles Casas & Campos. Por su parte, el diario La Capital de Mar del Plata especificó que se trata de una casa del barrio de Parque Luro. LA NACION se comunicó telefónicamente con la inmobiliaria, pero aseguraron desconocer detalles sobre este caso.Según trascendió, el hallazgo se produjo por azar. Periodistas de AD, con el apoyo del investigador retirado Paul Post, detectaron la obra en fotografías publicadas en la web de la inmobiliaria marplatense que ya no se encuentran disponibles. En una imagen del interior de la casa en cuestión, sobre un sillón verde, se distinguía claramente el cuadro. Siempre según se lee en el diario holandés, el inmueble pertenecería a una de las hijas de Friedrich Kadgien, un alto burócrata nazi que tras la guerra escapó de Europa y se radicó en Buenos Aires, donde murió en 1978.Kadgien había integrado la estructura de poder del Reich como colaborador cercano de Hermann Göring, mariscal y uno de los grandes saqueadores de arte del Tercer Reich. Según documentos de la posguerra, Kadgien participó en los planes económicos que financiaron la maquinaria bélica alemana, incluyendo la confiscación de diamantes a comerciantes judíos en Ámsterdam. Con la derrota inminente en 1945, huyó hacia Suiza llevando consigo dinero, piedras preciosas y al menos dos pinturas. Allí fue interrogado por militares estadounidenses, que lo describieron en un informe como "una serpiente de la peor calaña" y le atribuyeron una importante fortuna oculta. Desde allí viajó primero a Brasil y luego a la Argentina, donde reconstruyó su vida.La herencia del galerista GoudstikkerLa historia que reconstruye el diario holandés cuenta que Jacques Goudstikker fue uno de los principales comerciantes de arte de los Países Bajos antes de la guerra. Judío, huyó apenas iniciada la invasión alemana, pero murió accidentalmente a bordo del barco en el que intentaba llegar a salvo con su familia. Su esposa y su hijo lograron arribar a Estados Unidos, llevando consigo un cuaderno en el que había registrado detalladamente las más de 1100 obras de su galería. Esa documentación fue clave para rastrear, años después, el destino de parte de la colección."Tras su muerte, la totalidad del inventario fue adquirido a precios irrisorios por jerarcas nazis. Entre los compradores figuró Göring, que convirtió el saqueo de Goudstikker en una de las operaciones más grandes de apropiación de arte del período. El caso se convirtió, décadas más tarde, en un símbolo de la lucha por la restitución de bienes culturales robados". Hoy, la familia Goudstikker continúa con esa batalla. Marei von Saher, nuera del galerista, lleva más de 25 años encabezando los reclamos legales. "Es el objetivo de mi familia recuperar cada pieza robada y restituir el legado de Jacques", señaló recientemente, citada por AD.Una obra de valor históricoEl retrato ahora reaparecido representa a la condesa Colleoni y fue pintado por Ghislandi, retratista del norte de Italia de fines del siglo XVII y comienzos del XVIII. Obras suyas integran colecciones de museos como el Rijksmuseum de Ámsterdam. Aunque su valor económico exacto es difícil de calcular, los especialistas subrayan la relevancia histórica y cultural del hallazgo.Consultados por el diario AD, dos asesores de la Agencia del Patrimonio Cultural de los Países Bajos, Annelies Kool y Perry Schrier, señalaron que las fotos coinciden con las descripciones de la obra desaparecida. "No hay motivos para pensar que se trate de una copia. Las proporciones y los colores concuerdan con la información que tenemos. Una verificación definitiva podría lograrse revisando el reverso del lienzo, donde suelen conservarse etiquetas o sellos que confirman la procedencia", afirmaron al medio neerlandés.El descubrimiento abre un nuevo capítulo en la larga disputa por las obras que pertenecieron al galerista Goudstikker. Si bien los herederos planean reclamar la pintura, el proceso podría ser arduo. El principal obstáculo es que la pieza se encuentra en manos privadas. "Cuando un propietario no accede voluntariamente a la restitución, el camino judicial se vuelve largo y difícil", explicaron expertos en patrimonio.El diario de Rotterdam publica que hasta el momento, la hija de Kadgien evitó dar explicaciones. Primero respondió por redes sociales que desconocía la obra en cuestión y luego, consultada por escrito, se excusó por "falta de tiempo" antes de cortar toda comunicación.El hallazgo del retrato de Ghislandi no fue el único indicio. En redes sociales una de las hermanas Kadgien apareció una fotografía que muestra lo que parece ser un bodegón floral del pintor neerlandés Abraham Mignon, del siglo XVII. Esa obra también figura como desaparecida en los registros de la Agencia del Patrimonio Cultural. Su origen exacto aún no fue determinado, aunque hay hipótesis de que pudo haber llegado a Kadgien a través de intercambios entre coleccionistas nazis tras la muerte de Goudstikker.El caso vuelve a poner en escena el debate sobre el destino de las obras saqueadas por el régimen nazi, dispersas en colecciones privadas de todo el mundo. En este caso, la aparición en una casa argentina demuestra hasta qué punto el tráfico de bienes culturales atraviesa generaciones y fronteras.
El retrato de la condesa Colleoni pintado por el italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), formaba parte de la prestigiosa colección del marchante de arte judío Jacques Goudstikker. Su colección, una de las más importantes de los Países Bajos antes de la guerra, sigue siendo objeto de intensas búsquedas internacionales. Leer más
El fiscal apuntó contra la condenada expresidenta al asegurar que "banaliza" a la Justicia, a tres años del alegato que ofreció en el caso. Leer más
Ángel Santiago, un hombre de 58 años que reside en Chicago, finalmente se reunió con su perro salchicha Bam Bam, el cual había sido robado del patio de su casa hace meses.La historia fue dada a conocer a través de un grupo de Facebook, donde varios usuarios se unieron para dar con el paradero de la mascota y hacer una recaudación de fondos para pagar un investigador privado.De acuerdo con lo revelado por los usuarios, el animal llevaba más de una década acompañando al ciudadano, quien fue declarado como una persona legalmente ciega y padece de glaucoma.El robo del perro guía desencadenó toda una movilización en las plataformas digitales y las calles de la ciudad, ya que vecinos y amigos repartieron volantes con la fotografía de Bam Bam para ayudar a Santiago con la búsqueda. Sumado a esto, iniciaron una campaña virtual con la que lograron reunir más de 2000 firmas para que las autoridades locales participaran de manera activa en la investigación.El revuelo por la ausencia del perro salchicha fue tan efectivo que, en los últimos días, los agentes reportaron que dos personas, aun sin identificar, dejaron a la mascota en la recepción de la comisaría en horas de la noche.Un microchip hizo posible el reencuentroAl ver al animal abandonado en las instalaciones de la institución, los uniformados decidieron llamar a la Fundación de Rescate de Perros Callejeros Garrido para que el personal se hiciera cargo.A pesar de ello, uno de los agentes se dio cuenta de que Bam Bam tenía implantado un microchip, por lo que buscó el número vinculado en Google. Tan pronto como el empleado hizo el rastreo apareció uno de los volantes que difundieron los usuarios en redes sociales. Con la confirmación, los policías contactaron inmediatamente a Santiago, quien poco después llegó a la comisaría para recoger a su pequeño amigo de cuatro patas.Algunos medios locales revelaron que tras varios análisis veterinarios, los profesionales pudieron determinar que Bam Bam se encontraba en perfectas condiciones. Por su parte, el cuidador de la mascota expresó que las semanas de ausencia habían puesto aprueba su salud emocional, pero que ahora se encuentra feliz de tenerlo en casa.Por Stephany Guzman Ayala
El trabajo articulado busca esclarecer si los parientes asesinados operaban como comerciantes de los San Andresito de Bogotá, e inclusive como ingenieros
En operativos conjuntos se logró incautar marihuana, cristal, cocaína y cartuchos útiles
Iban en un Citroën C3 Picasso que habían sido robado el sábado y fueron perseguidos por la policía.Los acusados tienen 15, 16 y 17 años. Terminaron internados y detenidos.
Su potencia lo hace deseable, pero una vulnerabilidad técnica lo convierte en blanco fácil.
El adolescente será juzgado por la muerte de la niña de 7 años, que viajaba en la parte de atrás del vehículo que le robaron a su madre. El otro acusado, de 14 años, seguirá en un Instituto de menores. Leer más
El alcalde de Lima rechazó la solicitud que la exalcaldesa cursó a la MML a mediados de julio. "Después de haber quebrado la municipalidad, la ladrona, sinvergüenza, todavía quiere plata para abogado", dijo en un acto oficial
La seguridad es fundamental a la hora de elegir el lugar en el que se desea vivir, por lo que es una cuestión que las personas que se mudan al extranjero tienen muy en cuenta
Tres hombres de 25, 31 y 41 años fueron detenidos durante la madrugada del martes en el barrio Altos de General Paz, en Córdoba capital, luego de ser sorprendidos mientras trasladaban a pie un mástil metálico de aproximadamente cinco metros de largo. Todos los sospechosos tienen antecedentes penales.El episodio fue detectado por un operador del sistema de videovigilancia del 911, que observó a los tres hombres caminando por la vía pública con la estructura metálica al hombro. La escena, inusual por el horario y el objeto transportado, motivó el inmediato aviso a personal policial, que se dirigió al lugar.Los efectivos ubicaron a los sospechosos en la intersección de las calles Domingo Sarmiento y Castañares. Allí se recuperó el mástil, que más tarde fue identificado como parte del equipamiento del playón deportivo del Centro Vecinal del mismo barrio. La estructura había sido sustraída poco antes del operativo.Tras la aprehensión, los tres hombres fueron trasladados a una sede policial junto con el elemento incautado. Quedaron a disposición de la Justicia, que ahora investiga si el robo fue planificado o si se trató de un hecho oportunista. La secuencia completa quedó registrada en las cámaras de seguridad, lo que permitió una rápida intervención.Desde el Centro Vecinal confirmaron el faltante y señalaron que el mástil formaba parte de las instalaciones comunitarias utilizadas por vecinos y vecinas del barrio para actividades deportivas y recreativas.
El hecho ocurrió este sábado en Las Heras, Mendoza.La mujer le habría señalado al asesino al supuesto ladrón de su teléfono.
La parisina descubrió que le habían desvalijado el apartamento a su regreso. La investigación está en marcha
De acuerdo con el testimonio recogido por la Policía Metropolitana de Barranquilla, varios sujetos interceptaron al conductor del camión, lo intimidaron y lo despojaron del vehículo
Las autoridades recomendaron extremar precauciones en línea tras identificar estafas que aprovechan inteligencia artificial para suplantar a aseguradoras y pedir recompensas
En Hermosillo, las autoridades judiciales ordenaron la reclusión de dos individuos señalados por delitos graves tras un operativo coordinado
Un tiroteo entre la Guardia Nacional y una banda criminal vinculada al grupo insurgente colombiano en La Fría terminó con la muerte de un militar y un presunto delincuente, además de la detención de seis personas
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Este episodio no solo pone sobre la mesa el problema de los robos violentos en Bogotá, también la creciente preocupación ciudadana por la seguridad en las vías
El robo automotor es un delito que tiene en vilo a las autoridades en Estados Unidos. En 2024, fueron denunciados 850.798 casos. El estado de Colorado cuenta con una de las tasas más altas de este delito. Entre los modelos citados como los más elegidos por los ladrones figura uno de Hyundai y el motivo detrás pone en la mira a TikTok y sus tutoriales. Por qué el Hyundai Elantra es el auto más robado en Colorado y cuál es su relación con TiktokEl auto más robado en Colorado es el Hyundai Elantra, con un total de 998 reportes durante el 2024, de acuerdo con el análisis de Visual Capitalist. En todo Estados Unidos, también este modelo de auto de Hyundai es el más robado con un total de 31.712 reportes, junto con el Hyundai Sonata con 26.720, durante el año pasado, según la Oficina Nacional de Delitos de Seguros (NICB, por sus siglas en inglés)Una de las razones del robo del auto Hyundai Elantra tiene que ver con a las redes sociales, ya que hace dos años se hizo viral como este modelo de auto se podía encender de manera sencilla. En 2023, en TikTok se viralizaron diversos videos que mostraban a usuarios arrancar motores con solo un destornillador o un cable USB, por lo que los estados comenzaron a instar a retirar del mercado los modelos Kia y Hyundai tras un aumento de robos, recuerda The New York Times. Es importante destacar que no es la primera vez que el Hyundai Elantra es el auto más robado de Estados Unidos. Según la NICB, en 2023, este modelo tuvo un total de 48.445 robos, seguido del Hyundai Sonata (42.813), Kia Optima (30.204), Chevrolet Silverado 500 (23.721) y Kia Soul (21.001). Qué hacer en caso de robo de vehículoDe acuerdo con la Oficina Nacional de Delitos de Seguros, al sufrir un robo de auto en Estados Unidos es importante que el propietario de la unidad reporte a la brevedad la situación a la policía y a la aseguradora. El propietario de la unidad robada debe de proporcionar la siguiente información del carro: Marca/modeloColorMatrículaNúmero de identificación del auto (VIN). Además de tomar precauciones como: Estacionar en áreas bien iluminadas.Asegurarse que las ventanas y puertas estén bien cerradas. Evitar colocar objetos de valor a la vista,No alejarse del área mientras el vehículo está encendido.En caso de robo, se debe llamar de inmediato a la policía y la aseguradora.Los autos más robados en Estados Unidos De acuerdo con NICB, durante el 2024 se robaron en Estados Unidos un total de 850,798 autos, hubo una disminución del 17% en comparación con 2023 que fue de 1.020.729 carros. De todos los modelos, estos son los autos más robados a nivel nacional. Hyundai Elantra: 31.712 Hyundai Sonata: 26.720 Chevrolet Silverado 1500: 21.666 Honda Accord: 18.539 Kia Optima: 17.493Estados con la mayor tasa de robo de autos en EE.UU.El informe destaca que hay cinco estados de Estados Unidos con mayor tasa de robo de autos por cada 100 habitantes. Si bien el Distrito de Colombia es el principal en 2024, Colorado rompió la tendencia de cuatro años de ser el estado con la tasa de robo de vehículos más alta. Distrito de Columbia: 842.40 robos California: 463.21 robos Nuevo México: 458.24 robos Colorado: 430.04 robos Nevada: 394.42 robos En 40 años, Estados Unidos logra la mayor disminución de autos robadosLos robos en Estados Unidos diminuyeron un 17 por ciento de 2023 a 2024, lo que muestra una caída por debajo de la marca de un millón, la cifra más baja desde el 2021 y en los últimos 40 años. "La disminución general de vehículos robados en todo Estados Unidos es un testimonio del arduo trabajo y la colaboración entre las fuerzas del orden, los grupos de trabajo multijurisdiccionales contra el robo de vehículos, los organismos gubernamentales, los fabricantes de autos y el NICB", menciona David J. Glawe, presidente y director ejecutivo del NICB.
Simularon un control vehicular y le quitaron el dinero a la pareja que viajaba en un vehículo.Los arrestos fueron concretados por otros gendarmes afectados al Plan Bandera.
El Museo de Artes Aplicadas ofrece una exposición que explora el misterio de varios cuadros del artista. Las piezas fueron expoliados por los nazis y desaparecidos en un incendio al final de la II Guerra Mundial. El curador Franz Rainald destaca que 80 años después, aún se desconoce quién provocó el siniestro.
The Marquess es un magnífico pub de moda ubicado en la calle Canonbury del pequeño distrito londinense de Islington, un barrio idílico de fachadas pintorescas y parques grandes en el norte de la ciudad. Punto de encuentro de cierto carácter y sofisticación por su arquitectura histórica de estilo victoriano de techos altos y decoraciones rústicas. Una esquina llena de encanto -dicen los que lo frecuentan- para disfrutar del ambiente y un buen rato con amigos y el final del día de manera animada. Eso para la mayoría de sus visitantes. Excepto para uno: un músico andaluz llamado David López Ibáñez, integrante de la Orquesta Filarmónica de Londres a quien le fue sustraído un violín del año 1740.A comienzos de esta semana se supo la noticia, publicada por la BBC y otros influyentes medios de habla inglesa, como The New York Times, que un hombre de 43 años fue arrestado por la policía metropolitana en la capital británica luego de ser reconocido por las cámaras del Marquess como sospechoso del robo de un violín ocurrido en la fría noche del pasado 13 de febrero a las 19.30, según consta en la denuncia, cuando el músico, después de su ensayo, se dirigió al local en boga. Llegó al pub cargando el violín en su espalda, como de costumbre. Se lo quitó, lo apoyó sobre un asiento y se dispuso a compartir la cena con un amigo. Al instante siguiente, en un minuto desesperante, o mejor dicho "desconcertante", si vale el eufemismo, advirtió la ausencia del instrumento que lo acompaña todos los días desde la fila de los "segundos". El violín, de casi trescientos años, valuado en 200.000 dólares, había desaparecido y con él, el mundo entero que se derrumbaba encima. Por arte de magia, no estaba más.Alguien, aprovechando el camuflaje de los abrigos en pleno invierno, había logrado hacerse del estuche rápidamente, esconderlo bajo el paño grueso de un sobretodo gris y huir con la cabeza baja. Huir por la noche con el botín de oro sin levantar sospecha. Otros objetos había dentro del estuche, una de esas típicas cajas negras en forma de mochila para transportar instrumentos llamadas "Unoeotto", del diseñador italiano Maurizio Riboni, cremonés, de los pagos de Stradivarius. Tres arcos había: uno con punta de nácar, otro de fibra de vidrio y el tercero, un fino ejemplar de los arqueros franceses, los hermanos Morizot, de varios miles de dólares.Lo que no cuenta la noticia es si el robo fue al azar, por encargo de terceros o por impulso propio, tal vez por amor al arteLo que no cuenta la noticia es si el ladrón, ese hombre de 43 años que fue detenido y luego liberado bajo fianza, reconocía la magnitud del hecho. Si tenía conocimiento del valor de la reliquia fabricada por el maestro luthier Lorenzo Carcassi, artesano de Florencia del siglo XVIII, famoso por la exquisitez de su luthería. Si el robo fue al azar, fue por encargo de terceros o por un impulso propio, tal vez por amor al arte. Y lo más importante de la historia, si el violín florentino, esa pieza como una joya, fue recuperado, si regresó a las manos de su intérprete o a las de su dueño, el mecenas alemán Sebastian Klutscha, que lo compró como una inversión, pero luego lo concedió en préstamo al joven español de 31 años, para asegurar que el alma de esa pequeña caja, de madera noble y forma de mujer, siga viva y trascienda. O, finalmente, cuál fue el destino de ese ejemplar precioso. Por el momento nada se sabe.Lo que sí es seguro es que la venta de un instrumento de cuerdas antiguo sin la correspondiente documentación de procedencia y la certificación de un restaurador o experto acreditado por las exclusivas casas de subastas sería una misión imposible. Por eso, si algún lector de esta columna, por fortuna melómano, llegase a encontrar el anuncio de un violín semejante en el mercado negro, quizá contribuya a resolver el caso. Entre las señas particulares que le permitirán reconocerlo, hay, en la punta de su mástil, detrás de la voluta, un diminuto y delicado agujero, un símbolo tallado en forma de corazón.
El sospechoso, de 29 años, fue detenido por la Policía después de que los dueños de la vivienda se escondieran en la cocina y lograran pedir ayuda. Estaba bajo prisión domiciliaria por otra causa penal. Leer más
"33 años en 48 horas" es el libro que escribió Alejandro Pérez Guahnon. Nació en Posadas, Misiones, y se crio en Buenos Aires con una familia que no era la biológica. A Nélida Benítez le habían dicho que había muerto, pero ella lo buscaba en las plazas porteñas imaginando su rostro. En un nuevo capítulo de Voces, los testimonios de un hijo y una madre: "El día que empezamos a hablar era como si hubiéramos vivido toda la vida juntos"
La reciente orden judicial que obliga a Cristina Kirchner y a los restantes condenados en la causa Vialidad a devolver al Estado 684.990 millones de pesos (equivalente a unos 537 millones de dólares) constituye un hito de singular trascendencia institucional porque sienta un precedente de peso: el latrocinio de los recursos públicos debe tener consecuencias concretas y ejemplificadoras.Se trata de una pequeña parte de lo sustraído, pues queda por cuantificar la expoliación al Estado en otros expedientes sobre corrupción que tienen como protagonistas a varios de estos mismos condenados. Esta es apenas la punta del iceberg.La Justicia se ha pronunciado claramente en el caso Vialidad y lo ha hecho fundándose en sobradas pruebas. Tras la confirmación de la condena por parte de la Corte Suprema, el Tribunal Oral Federal Nº 2 intimó a los responsables de semejante desfalco a restituir en tiempo y forma el daño ocasionado al erario por medio de licitaciones amañadas en beneficio de Lázaro Báez, un pseudoempresario devenido en símbolo grotesco de la corrupción estructural que signó casi dos décadas de gobiernos kirchneristas. Si en diez días hábiles no se realiza el pago exigido, comenzará la ejecución forzada de los bienes embargados: centenares de propiedades, millones en efectivo, empresas, estancias, rodados y otros activos deberán ser rematados para cumplir la sentencia.El paso dado por el Poder Judicial no representa venganza ni revancha ni persecución, como falsamente han intentado instalar hasta el cansancio sectores que confunden impunidad con legalidad. No es lawfare ni ningún otro invento destinado a pretender expiar las culpas de quienes delinquieron, sino, precisamente, el ejercicio legítimo del derecho republicano de exigir que rindan cuentas los responsables de la comisión de actos bochornosos, inaceptables e indignos de cualquier funcionario público.La cifra dispuesta por los peritos oficiales -y refrendada por el tribunal- representa una actualización del perjuicio ocasionado al Estado en esta causa, no una estimación arbitraria. De hecho, los intentos de la defensa de la expresidenta de rebajar esa suma a apenas 42.000 millones de pesos fueron rechazados por carecer de sustento fáctico y técnico. Que semejante intento de minimización haya sido propuesto sin ruborizarse es, en sí mismo, un gesto revelador. Aun frente a una condena firme, persiste una actitud negadora y cínica que rehúye toda autocrítica.No es menor recordar que la causa Vialidad está íntimamente vinculada a otros expedientes que comprometen gravemente a la familia Kirchner, como Hotesur-Los Sauces, donde se investiga el lavado de dinero a través de los hoteles y otros bienes mal habidos. También le esperan a la expresidenta la sustanciación de los juicios del lamentablemente célebre caso de los cuadernos de las coimas, en el que el mecanismo del retorno y la cartelización de la obra pública quedaron al desnudo en toda su vileza, y el nefasto memorándum con Irán por el cruento ataque a la sede de la AMIA, que dejó 85 muertos y centenares de heridos hace ya 31 años.El fenómeno de la corrupción no es simplemente un delito contra el Estado: es un atentado directo contra los propios ciudadanos, particularmente los más vulnerables, quienes padecen las consecuencias materiales de los recursos desviados hacia fines privados por parte de funcionarios inescrupulosos y carentes de toda ética. Cada kilómetro de ruta que no se terminó, cada obra paralizada, cada peso robado de las arcas públicas es un claro acto de violencia institucional en perjuicio de la sociedad. Por esa razón, su restitución no es un acto administrativo; es una reparación ineludible.No faltarán, como siempre, las voces demagógicas que intenten relativizar lo ocurrido, escudándose en comparaciones falaces o en la politización malintencionada de los fallos judiciales. Pero la democracia no se fortalece negando la verdad ni socavando la legitimidad de las instituciones, sino cuando los responsables -por más poderosos que sean- enfrentan las consecuencias de sus actos con toda la fuerza de la ley.La Justicia, en este caso, ha enviado un mensaje claro: quien comete un delito deberá responder con su libertad y su patrimonio. A la luz de la sentencia, ni Cristina Kirchner ni sus cómplices deberían seguir disfrutando del botín producto del robo al Estado, es decir, a todos los argentinos.Resta evitar ahora que el proceso de decomiso se vea entorpecido por maniobras evasivas o dilaciones procesales. La sospechosa conducta de Lázaro Báez y los indicios de que estuvo pergeñando operaciones patrimoniales en favor de testaferros como su pareja, Claudia Insaurralde, revelan la urgencia de actuar con firmeza para proteger los bienes que deben ser recuperados. En lo que nos atañe como sociedad, no debemos permitir que estas causas caigan en el olvido ni que el escepticismo erosione la confianza en la ley, esa que tantas veces intentó ser saboteada desde el poder.Nuestro país enfrenta una oportunidad única. Urge dar una señal nítida de que el tiempo de la impunidad ha terminado, que no hay lugar para más atajos, fueros deliberadamente amañados ni privilegios espurios. Es de esperar que el cumplimiento de esta orden judicial se transforme en un punto de inflexión. Que quienes fueron elegidos para gobernar y traicionaron la confianza pública rindan cuentas hasta la última moneda. Que el país crea en la Justicia y que la decencia, finalmente, vuelva a ser requisito indispensable para ejercer la función pública.El daño fue deliberado; la reparación es obligatoria.
La artista se pronunció luego del discurso presidencial, destacando la gravedad de las denuncias sobre el sistema de salud y respaldando la postura del Gobierno frente a lo informado por el jefe de Estado
Los adolescentes asaltaron a una mujer y se llevaron su vehículo tras amenazarla con dos revólveres. Fueron atrapados más tarde, cuando la Policía dispuso un operativo cerrojo. Leer más
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ROMA.- Las sentencias de la justicia italiana a veces pueden ser una condena, al margen de su resultado, por el tiempo que tardan en llegar. En el caso del escritor Roberto Saviano (Nápoles, 1979) han sido 17 años después de los hechos, una espera que lo ha destrozado anímicamente. El autor de Gomorra (2006), libro superventas y luego serie que sacó a la luz la cara más oculta de la Camorra, esperaba con ansias hoy la resolución del juicio de segunda instancia del caso que ha marcado su vida: la insólita amenaza de muerte contra él y la periodista Rosaria Capacchione que el poderoso capo del clan de los Casalesi, Francesco Bidognetti, lanzó a través de su abogado, Michele Santonastaso, en un proceso en 2008. Finalmente, ambos fueron condenados ayer.Desde entonces, y tenía 29 años, su vida se convirtió en un infierno; esa misma noche la policía lo sacó de su casa y ha vivido escondido con escolta permanente (y ya la tenía desde dos años antes). Sin embargo, hasta ahora la Justicia no había concluido con claridad, ya en segunda instancia, que aquel anuncio fue lo que fue, una amenaza directa con el agravante del método mafioso. "Me han robado la vida, y yo me la he dejado robar", dijo Saviano con amargura a los periodistas, después de recuperarse de un ataque de llanto irrefrenable tras escuchar la sentencia. Ahora tiene 45 años y en los últimos tiempos ha dado señales de haber llegado a su límite y se encontraba muy abatido. Por su parte, Capacchione, veterana exreportera del diario napolitano Il Mattino, de 65 años, que también estaba en la sala, ha sido más parca en palabras: "Soy demasiado vieja para emocionarme [...]. Esto no ha terminado todavía, queda la sentencia de la Casación [equivalente al Tribunal Supremo en Italia], pero desde el punto de vista histórico de la reconstrucción de los hechos es un punto final".Tras una primera sentencia anulada, un traslado a otro tribunal, un nuevo juicio, y cinco aplazamientos por diversas razones para llegar a la segunda sentencia, como certificados médicos de enfermedad de los acusados cuando llegaba la vista, por fin el fallo ha confirmado la condena de primer grado de 2021, de un año y medio de cárcel para Bidognetti, y un año y dos meses para su letrado. Más allá de la pena, la decisión tiene sobre todo un enorme peso simbólico, ante las críticas y maledicencias que han rodeado a Saviano estos años insinuando que se hacía la víctima o buscaba protagonismo. Por ejemplo, el líder ultraderechista Matteo Salvini, actual vicepresidente del Gobierno, ha dicho varias veces desde 2017 que querría quitarle la escolta. Saviano se ha distinguido en los últimos años por sus críticas al Ejecutivo de Giorgia Meloni y desde la derecha italiana siempre se le ha visto con hostilidad.El escritor, que estaba en la sala esperando muy nervioso la sentencia, cubriéndose la cara con las manos, se ha derrumbado al escuchar el veredicto, en torno a las cuatro y media de la tarde. Fueron momentos de gran emoción, en el silencio de la sala solo se oyeron los sollozos del escritor.Saviano, abrazado a su abogado, ocultó el rostro contra él y lloró en su hombro. No podía parar. Todo su sufrimiento, su vida en fuga, la existencia de paria viviendo a escondidas, se le vinieron encima. "Quiero andar en moto, quiero pasear...", dijo luego a los periodistas, sabiendo que de todos modos eso sigue siendo un deseo difícil de cumplir, porque la sentencia solo le da la razón, pero no cambia nada. La condena de la Camorra, la organización mafiosa de Nápoles y su región, Campania, sigue en pie. "La victoria queda en los autos, pero mi vida ha sido destrozada, me la han robado y yo no he sido capaz de gestionar esto. Ahora mi cuerpo deberá ser protegido, hay quien durante años ha dicho que no necesitaba escolta", ha señalado. Por eso acusó a "una parte de la política que, durante años, ha sostenido que era todo falso, una mentira, una operación. Espero que con esta victoria comprendan cómo han sido cómplices", ha sentenciado. "Han sostenido las estrategias criminales de quienes creen que la escolta es un privilegio, cuando es un drama". No obstante, con la misma tristeza de fondo, dijo que no sabe cómo afrontará a partir de ahora su vida: "Es una victoria para otros".Hace muchos años que el escritor ha confesado en entrevistas que si hubiera sabido lo que le esperaba no lo habría hecho, pero hasta ahora siempre hizo gala de una resistencia heroica, convertido en símbolo de la lucha contra la mafia y del periodismo valiente, sacando adelante una carrera de escritor de éxito. Sin embargo, en los últimos tiempos ha transmitido síntomas de fatiga, de que su condena ya le pesaba demasiado. Hace unos días confesó en una entrevista que en una ocasión intentó suicidarse, aunque lo narró de forma tragicómica, pues el intento le causó una diarrea, y finalmente desistió.Este juicio se ha convertido en una obsesión para él, hasta el punto de que en un artículo publicado hoy en el Corriere della Sera declaró: "Esta sentencia es la más importante de mi vida". En varias ocasiones el escritor ha criticado la lentitud de la Justicia, "cómplice involuntaria de las organizaciones mafiosas", que de ese modo saben que "los retrasos transforman el crimen en una inversión de riesgo bajo", repitió hoy. "Independientemente del veredicto, mi vida ha sido machacada".Entre líneas, Saviano dejaba entrever con palabras muy duras que ha llegado a culpabilizarse de lo ocurrido: "En el fondo, he sido yo quien no se ha querido sustraer de esta locura. He elegido quedarme, contar, resistir. Estoy en el banquillo de los acusados, tenía que irme ante este estado de cosas. No he tenido la fuerza de protegerme". Terminaba con un consejo a los periodistas que se ocupan de mafia que evidencia la soledad que ha sentido estos años: "No lo hagan solos. Hagan red. No pongan en juego solo su cuerpo. No se hagan ilusiones".Al menos la sentencia le ha dado la razón, porque cabía la posibilidad de que se diera la vuelta a la primera sentencia. Pero los jueces de la Corte d'Appello de Roma han confirmado los hechos: el 13 de marzo de 2008 en la sala del gran proceso Spartacus contra la Camorra, con 115 imputados y la plana mayor mafiosa de los Casalesi, el abogado de Bidognetti leyó un texto en el que señalaba a Saviano y Capacchione como responsables del resultado del proceso si finalmente había una condena, como así fue, y se trató de una amenaza directa a ambos periodistas. Una señal a los sicarios del clan de cuál era la estrategia a seguir. Fue, según dijo la primera sentencia, una "precisa estrategia" para acallarlos y condicionar a los propios jueces a la hora de dictar sentencia. El abogado Santonastaso recusó al tribunal y pidió el traslado del juicio alegando una presión mediática y el hecho de que las informaciones publicadas habían condicionado a la fiscalía."Dieciséis años de proceso no son una victoria para nadie, pero tengo la prueba de que la Camorra en una sala de un tribunal, públicamente ha dado su interpretación: que es la información la que les da miedo", ha reflexionado Saviano. "Ahora tenemos la prueba oficial de que los capos, con sus abogados, firmaron una proclama en la que pusieron en el objetivo quien relataba su poder criminal. Y no atacaron la política, sino el periodismo, insinuando que habrían considerado responsables a los periodistas, y dijeron mi nombre y el de Rosaria Capacchione, responsables de sus condenas. No había ocurrido nunca en un tribunal, en ninguna parte del mundo".
Los responsables del hurto, al parecer, interceptaron al conductor de la unidad y lo habrían privado de su libertad
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El hombre ahora capturado fue el único que no pudo escapar durante una persecusión y aseguró formar parte de un grupo delictivo
Tras una denuncia por robo fue descubierto en Mar del Plata un criadero de gallos de riña y el lugar donde se organizaban peleas clandestinas de esas aves, actividad promovida por apuestas ilegales.El procedimiento en el barrio Caribe de la ciudad balnearia comenzó con la búsqueda de un cerco robado y finalizó con el sorprendente descubrimiento de un enorme criadero de gallos de riña, valuados en aproximadamente setenta millones de pesos. Incluso se había montado un ring para las peleas.Todo comenzó cuando un hombre denunció la sustracción de un cerco frontal que resguardaba una vivienda en construcción en Ecuador al 3900. La particularidad del caso es que la víctima logró divisar el material robado en el patio trasero de una casa vecina, lo que agilizó la investigación, según informaron fuentes oficiales a LA NACIONLuego de una investigación, el Gabinete Técnico Operativo de la Comisaría 12ª obtuvo una orden de allanamiento para la vivienda de Ecuador al 3300. Con la colaboración del Grupo de Apoyo Departamental (GAD), los efectivos ingresaron en el domicilio y se encontraron, además del cerco robado, con jaulas alineadas una encima de la otra.En el interior de la propiedad, cuyo imputado es un hombre de 31 años, se encontró con un verdadero criadero clandestino de gallos de riña. Había un total de 70 aves de pelea, valuados en setenta millones de pesos, muchos de los cuales estaban en mal estado, con evidentes lastimaduras, con claras señales de maltrato animal. También, se secuestraron 40 jaulas y un ring de pelea, elementos que confirmaron la actividad ilícita.El fiscal dispuso la notificación del joven de 31 años por el delito de encubrimiento, aunque seguirá el proceso penal en libertad.Paralelamente, la situación de los gallos de riña recayó en el fiscal Alejandro Pellegrinell, quien ordenó el secuestro inmediato de las aves y la intervención de Zoonosis Municipal para su evaluación y resguardo.El imputado también fue notificado de la formación de causa por infracción a la ley N° 14.346, conocida como Ley Sarmiento, que penaliza los actos de maltrato o crueldad animal.Este caso, que comenzó como un simple hurto, destapó una compleja red de actividades ilícitas, poniendo en el centro de la escena la lucha contra el maltrato animal y el encubrimiento de delitos en Mar del Plata. Las investigaciones continúan para determinar si hay más implicados en esta operación clandestina
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Como ocurrió en febrero de este año, cuando un grupo de trabajadores de aplicaciones de delivery se unieron para entrar en un asentamiento de La Matanza para recuperar el rodado de un compañero, decenas de repartidores se concentraron en un punto de la ciudad de Mar del Plata para ir, en caravana, al lugar donde el GPS les decía que estaba la moto que le habían robado a un colega a punta de pistola.El episodio comenzó en Brandsen y Deán Funes, del barrio Nueva Pompeya, donde un repartidor de Pedidos Ya fue asaltado a mano armada. A través de un grupo de WhatsApp dio aviso de que le habían robado. De inmediato comenzaron a organizarse para recuperar el vehículo sustraído. En el video, subido a Instagram por el usuario repartidor_trescincos, se escucha a uno de los motoqueros decir: "Le acaban de robar la moto a un compañero, estamos yendo todos a un punto de encuentro".Se observa a una caravana de motociclistas de aplicaciones que hablan entre ellos. "Me acaba de avisar una compañera que la policía llegó al punto de encuentro y no se hizo cargo, nos dejaron de lado; no es la primera vez que los policías no se hacen cargo", dijo el repartidor que filmó la situación.Los trabajadores se separaron para ir en grupos detrás de la señal del GPS de la moto robada; de esa manera pudieron rastrear la ubicación hacia donde se habían dirigido los ladrones. Encontraron la moto en el barrio el Martillo encontraron la moto abandonada, con el traba volante y sin las llaves. El lugar era un terreno baldío, con escasa iluminación y con calles de tierra."Mirá dónde venimos a encontrar la moto, ¿Dónde estamos, qué lugar es este, en qué calle estamos?", preguntó desconcertado el joven. "En la calle Pehuajó", le respondieron. "¿Pehuajó y qué?", inquirió. "No sé amigo. Pehuajó y...", le respondieron.Más tarde, con la motocicleta recuperada y tras realizar los trámites de rigor, el repartidor al que le habían robado pudo volver a trabajar el fin de semana, según publicaron sus colegas en las redes sociales.El episodio (el robo y la inmediata respuesta de los trabajadores) fue similar a lo que ocurrió durante el verano en La Matanza, donde un grupo de repartidores de delivery se organizaron para entrar en una villa y recuperar la moto que le habían robado a un compañero. Ocurrió el 15 de febrero, cuando el grupo ingresó en el asentamiento conocido como "Santos Vega", al que llegaron tras haber sido alertados en un grupo de WhatsApp por uno de sus compañeros que había sido asaltado mientras trabajaba en ese partido del oeste del conurbano.
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