La intervención de un miembro de seguridad evitó que un robo armado se consumara en un establecimiento de El Poblado, donde se encontraban figuras políticas
La mujer comenzó a insultar al gerente y a acusar al personal de acoso, mientras les pedían que se retiraran del lugar. Sin escuchar quiso golpear a quienes grababan pero se cayó y siguió dando patadas desde la calle
Este 23 de diciembre, el diestro reunirá a sus amigos y seres queridos para soplar las velas por sus 72 años
La apertura de McDonald's en Cañuelas incorpora infraestructura moderna y servicios digitales. La marca alcanzó los 231 locales en todo el territorio nacional
Un juez determinó que la negativa de acceso violó la Ley de Defensa del Consumidor y las normas antidiscriminatorias. Ordenó el pago de una indemnización y la aplicación de una multa civil
La edición de este año de 'The Champions Burger' ha reunido en Barcelona a las 32 hamburguesas más destacadas de la gira de 2025
Los vales de alimentación quedaron eliminados en 2007, pero el nuevo texto legal puede abrir la puerta para que vuelvan a ser utilizados como beneficio. La clave está en la reglamentación
El caso de Naranja Mandarina, una pyme textil de Junín con tres empleadas, se da en medio de la discusión por la reforma laboral.Fue condenada a pagarle más de $ 190 millones a un exdistribuidor que reclamó una relación laboral.La Justicia le trabó un embargo por más de $ 330 millones, lo que trabó la operación del negocio.
Malabar Bistró ha conseguido el sello Bib Gourmand de la Guía Michelin, un premio otorgado a aquellos restaurantes con una excelente relación calidad-precio
La historia del punk en el país estuvo marcada por espacios clandestinos, recitales nocturnos y un movimiento cultural que resistió en plena dictadura.Un sitio inesperado se convirtió en uno de los núcleos que definieron su primera escena.
El sitio se llama Cafetal Colombiano, tiene la bandera nacional, un mapa del país y en un ambiente familiar ofrece platos colombianos, como bandeja paisa y tamales
La permanencia de un testigo silencioso invita a reflexionar sobre las huellas imborrables que dejó la tragedia en la memoria de la localidad de Chapinero
El local, ubicado en la estación de esquí suiza Portes du Soleil, tiene previsto reabrir sus puertas tras el cambio en la gestión hostelera
El fallecimiento del fundador, Giuliano Lombardo, tras la muerte del cocinero ha precipitado el cierre del local en la ciudad condal
Una camioneta resultó dañada tras la explosión en la avenida Santa Cruz, a metros del óvalo Gutiérrez. Señalan que atentado sería contra auto de un cliente
El incidente tuvo lugar cerca del Óvalo Gutiérrez, una de las áreas más concurridas del distrito. La rápida respuesta de un transeúnte con un extintor evitó que el fuego se propagara, dejando solo daños materiales
Ubicado en el madrileño barrio de Chamberí, es la versión española del templo londinense de la cocina india
El caso de justicia por mano propia causó todo tipo de comentarios entre los habitantes de la región
"En este lugar suceden cosas mágicas", dice Lucas Coarasa en una de las mesas de su restaurante Almacén CT & Cia, en Azcuénaga, un pequeño y retirado pueblo de 300 habitantes en el partido de San Andrés de Giles. Pionera, la familia Coarasa logró imponerlo como destino gastronómico con una propuesta única: los sábados por la noche ofrecen un menú 100% con productos de mar.La esquina, Casa Terrén y Compañía, data de 1885 y fue el antiguo almacén de ramos generales del pueblo. Por acá pasó toda la historia de esta localidad. Enfrente se ve la estación de tren (de 1880) por donde bajaba Julio Argentino Roca para pasar unos días en su estancia La Argentina y aquí se reunieron por última vez Juan Manuel de Rosas y Facundo Quiroga. Hoy es un punto de encuentro de vecinos que venden sus artesanías y productos, panificados, conservas y recuerdos."Y pasan cosas mágicas", vuelve a ratificar Coarasa. El actual restaurante, que siempre tuvo rango de pequeña fortaleza comercial y cultural en Azcuénaga, fue la locación que eligió Alberto Migré para sus novelas y para algunas que marcaron altos picos de rating en la televisión, como "La Extraña Dama" y "Ricos y Famosos". "Nos hace muy diferentes, ofrecer productos de mar en un pueblo donde el agua más cercana es la del río Areco", cuenta Coarasa. Todo se explica por los lazos familiares y el amor por generar una conexión con el terruño. De sangre aragonesa, el padre de Lucas era hijo de españoles de aquella región y se crio en el campo pero los veranos iba a Mar del Plata para probar paellas, mejillones, pescados y gambas al ajillo. Siempre iba el sábado a la noche. "En cada plato está nuestro padre", dice Lucas. El mar está a 500 kilómetros de distancia de este pueblo de calles de tierra y arboladas. Pero todos los jueves llega desde Mar del Plata la pesca del día y todo lo que se ofrecerá el sábado. "Todas aquellas personas de la zona que no pueden ir al mar, vienen, se transformó en un clásico", dice Lucas. Nada más ilustrativo para proyectar el poder de fantasía que produce la cocina, y determinados productos que abren las puertas de los buenos recuerdos."Acá se apagan los celulares y se produce el encuentro, revalorizamos mucho la importancia de la sobremesa", dice Lucas. El restaurante es un templo que le rinde culto a la amistad, pero también a la amabilidad en espacios. Todo es grande. Tiene varios salones, y una galería. Al igual que las porciones que se ven en las mesas, todo tiene una explicación, y es simple. "Somos diez hermanos", dice muy suelto Coarasa. Se ríe cuando recuerda las comidas de su madre. "Hacía una montaña de milanesas", afirma. Su padre, fanático del mar, esperaba los veranos para ir a Mar del Plata y allí iban en caravana los diez hermanos, el matrimonio, con la asistencia de dos empleadas. "Papá se volvía loco por los mariscos y la comida de mar", confiesa Coarasa.Menú marino "Todo eso nos lo transmitió a nosotros", dice Coarasa. En el menú de los sábados, la esquina campera se vuelve marina. La carta es una oda al gusto familiar, y común a gran parte del gusto argentino con respecto al recetario de cantina portuaria. Picada de mar, con mejillones, camarones, cornalitos, calamarettis. Luego rabas, gambas al ajillo, y el soliloquio del Atlántico se cierra con camarones apanados y calamarettis doré. Aunque es lo que lo vuelve diferente, el restaurante tiene un menú que ennoblece la cocina rural, guiso de mondongo de cordero, carré de cerdo, lasaña de cuatro pisos, sorrentinos de osobuco y salsa de hongos de pino, "asado de domingo" bife de chorizo y un soberano en la carta: el pernil de cerdo que lleva una cocción de diez horas, tesoros del recetario familiar. Las porciones se sirven en estas magnitudes sentimentales: medio pobre (una porción), pobre (para dos personas), muy pobre (cuatro comensales) y a la "Coarasa" (para seis)"Calidad, cantidad y calidez", señala Coarasa los pilares que sostienen al restaurante. Existe aquí mucha originalidad. Una bandera de Aragón, pero también una remera de la famosa cantina boquense "La Glorieta de Quique", viejos libros contables del almacén y decenas de fotografías de momentos gloriosos de la familia y visitantes ilustres. Muchas situaciones llaman la atención: uno de los salones tiene colgando del techo innúmeras botellas de vino.Una tradición vuelve al "Almacén CT & CIA" un lugar único. En las paredes se exponen una cantidad indeterminada de platos firmados por clientes que escriben impresiones y palabras sobre la experiencia. "Nos regalan sus recuerdos", dice Coarasa. En otro salón, etiquetas de vinos con el mismo contenido: frases y firmas, sentimientos escritos, palabras nacidas del corazón.En una sala, dentro de moldes ladrilleros, barquitos de papel con frases como "He sido muy feliz" "Qué lindo lugar" La hospitalidad es un ingrediente que sobrevuela el restaurante. La familia Coarasa así lo orquesta y así llega en cada plato. "Acá se generan espacios de comunión, de familia, y hacemos un culto al encontrarse dentro de la mesa, sin ruidos extraños", dice Coarasa. "El que viene sabe que aquí se apagan los teléfonos y se encienden cosas más íntimas, que tienen que ver con volver a una versión más antigua nuestra", agrega.Crisis y oportunidad"Papá nunca más entró", recuerda Coarasa. La historia del almacén y su conversión a restaurante es el resumen de la propia trama trágica de la Argentina. El abuelo de Lucas debió desprenderse de la esquina en 1969. Una manera de hacer comercio se moría. También, las incontables crisis económicas terminaron por sellar su suerte. "Había clientes que pagaban una vez al año, era lo normal, pero el mundo ya había cambiado".El almacén pasó a ser la sede de una firma de acopio de granos. Siempre mantuvo todo el mobiliario. "Mi abuelo murió a los pocos años", dice Coarasa. Su padre fue el único que se quedó viviendo en el pueblo y, paradoja del destino, tenía su casa a 50 metros del almacén. "Pero jamás volvió a entrar", asegura su hijo Lucas. En los 90, el pueblo sufrió un duro golpe: el tren dejó de pasar y el horizonte se hizo más pequeño y la esperanza más lejana. Los jóvenes se comenzaron a ir y Azcuénaga quedó en terapia intensiva. El viejo almacén cambió de mano y pasó a una multinacional cerealera pero lo puso en venta. ¿Quién compraría un elefante blanco en un pueblo medio muerto?"Lo llamaron a papá, y le dieron muchas facilidades", dice Coarasa. Existen lugares destinados a seguir controlados por la misma sangre. "Se hizo justicia universal", cuenta Coarasa. Después de 24 años, en 1993, el padre de Lucas volvió a entrar al almacén y lo abrió, esta vez en un pueblo agonizante. Los años pasaron y Enrique Coarasa falleció. Antes de irse, llamó a su mayorazgo, también Enrique y le dio un legado. Una orden familiar."Le dijo que no cerrara y mi hermano vio el camino que debíamos seguir", dice Coarasa. En 2011 el almacén se convirtió en restaurante y fue clave, junto con la casa de pastas "La Porteña", en la recuperación de Azcuénaga como destino de turismo rural. "Los fines de semana no entraba nadie", recuerda Coarasa. En la actualidad la localidad se ha conformado como polo gastronómico con varios comedores y propuestas de esparcimiento.El pueblo conserva su ritmo lento. Los cientos de personas que lo visitan no le han quitado la mansedumbre y el garbo gauchesco de cumplir con costumbres vitales, como el silencio a la hora de la siesta. El club Apolo es aún el punto de encuentro con una típica cantina para apurar un aperitivo, la panadería "La Moderna" con horno a leña perfuma las veredas centelleantes de flores y árboles pulidos por la belleza primaveral."La raíz está en un solo lugar", dice Coarasa. A principio de octubre regresó al país luego de estar cuatro años en España. Fue a probar suerte montando un restaurante en Aragón, la cuna de la familia. "Pero no podes impostar un sentimiento, yo le debo todo a Azcuénaga", confiesa. "El restaurante nos une como familia", cuenta. De los diez hermanos, cinco trabajan en el proyecto. Cuenta que muchos clientes luego de probar los platos y conectar con la experiencia familiar, regresaron al pueblo para comprar una casa o un terreno y vivir una nueva vida. "Estas son las cosas mágicas que suceden: esta esquina transforma realidades, creemos que un plato de comida puede ser el punto de partida para transformar la realidad de una familia o una persona", concluye Coarasa.
Rubén Coronas y Cristina Romero, él tras los fogones y ella al frente de la sala, dan vida a este restaurante familiar que se esconde bajo una preciosa bóveda de piedra de 1593
Un ritual íntimo y sensorial amanece y se prolonga cada día en Casa Bogotá. Se trata de una residencia con jardín en pleno barrio de Floresta, una mansión centenaria, ubicada en la intersección de Bogotá y Chivilcoy, pleno oeste de la ciudad.La construcción data de 1914 y funcionó como vivienda de la familia Saralegui, de origen vasco. Lleva la firma del arquitecto José J. Barboni, cuya obra más importante es la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, que queda a pocas cuadras.Barboni fue discípulo del reconocido arquitecto Gianotti y falleció muy joven, a los 24 años. La mayor parte de sus obras en un período muy breve, entre 1907 y 1914. Aquí, en Casa Bogotá, desarrolló un Art Nouveau finísimo, con sólidos trabajos de madera, hierro y vitrales.Esta joya arquitectónica, aromada por un abanico de especies verdes y florales, devino en restaurante combinando historia, arte y exquisiteces en un mismo lugar. Parte de su esencia original se conserva en los vestigios de su empapelado dorado, en su elegante escalera de roble, y en pequeños detalles que evocan el esplendor porteño de comienzos del siglo XX.Casa Bogotá cuenta con protección patrimonial y su renacer edilicio y funcional respetó un protocolo estricto para preservar su valor histórico. La revitalización y el cuidado de su estructura original, con ventanales de arco de medio punto, estuvo a cargo de las arquitectas Cristina Castagneris e Inés Quiroga, quienes trabajaron nueve meses para que la propiedad luzca impecable.En un sector al aire libre crecen plantas traídas del exterior, algunas acuáticas que flotan sobre una antigua bañera convertida en estanque, manteniendo vivo el espíritu de otra época. También hay un metegol, para quienes disfrutan del juego. Emplazada frente a la plaza Vélez Sársfield, se avistan desde sus mesas blancas de hierro las palmeras, palos borrachos, jacarandás y fresnos americanos, y se dejan oír los sonidos de un piano ejecutado por distintos intérpretes. La mansión enamora a todo aquel que pasa por su vereda y es inevitable no convertirla en una parada para degustar sus sabores en sus veinte mesas de exterior, o en las sillas thonet y los sillones Breuer del interior, donde disponen de casi treinta mesas más.Luego de años de calma y un extremo silencio, la linda de la cuadra revitaliza las historias del ayer y escribe nuevas para el futuro, con una gastronomía de primer nivel. Manos a la obraFue un grupo de amigos el que descubrió este lugar de ensueño. Unieron los eslabones del equipo para integrarlo con sus distintos saberes y se van rotando para estar siempre presentes: Daniela Lobeto (chef con muchos años de experiencia en variados restós de Italia), Alejandro Raizman (especialista en marketing), Nicolás Pería (ex chef de Te mataré Ramírez y actual supervisor general) y José Núñez (somelier, graduado en la Escuela Argentina de Vinos). Se asociaron para cumplir con un anhelo que se cocinaba desde hacía tiempo: abrir un restó propio donde "dar de comer es un arte para gozo de los comensales", dice José. Todo comenzó en 2008, cuando Nicolás, Alejandro y José crearon Gama Gourmet, una marca de comida envasada al vacío, boom en Europa y los Estados Unidos, que luego se reconvirtió en una marca de restauración para empresas y sigue funcionando muy bien en una planta de 400 m2, a pocas cuadras de Casa Bogotá."Tal como lo indica la etimología francesa, "restaurar" es cocinar y servir el alimento. Hay que recordar que restaurare, del latín, significa renovar. La palabra se difundió en el Siglo de las Luces, en Francia, y refiere al hecho de reponer energías mediante los sabores de los platos", cuenta el enólogo de la Casa.El espíritu de Casa Bogotá es emular el trabajo de las cocinas hogareñas, donde se combinan la alquimia de sabores con el afecto como ingredientes fundamentales. "Así como un pintor elige los colores de su paleta y un músico, las notas con las que va a componer, el chef selecciona con la mente y el paladar la combinación perfecta de su creación. El amor está en cada detalle", dice Alejandro."No nos interesa inflar nuestro ego por lo que mejor sabemos hacer, sino dar de comer con pasión por el proceso y los resultados, evocando los sentidos que se despertaban en las casas de nuestras abuelas", aporta José, mientras exhibe los vinos de las pequeñas bodegas boutique que los proveen. De la cocina de día, el corazón de la casa, surgen platos como salmón curado, queso feta, cherry, mozzarella y escalivada; milanesa, pollo o bife a la grilla con guarnición a elección o tagliatelle al ragú o al pesto genovese o siciliano.La casa no cierra de noche: respira distinto con sus croquetas, ensaladilla de bonito, halloumi o tabla de campo. Entre la selección marítima, se destacan sabores sutiles como el antipasto con calamares, langostinos y mejillones, que resultan una travesía por las texturas. También están los sorrentinos di seppia con salsa de langostinos. El segundo plato pueden ser calamares rellenos de couscous y frutos del agua o una pesca de banquina con manteca, curd de naranja e hinojos caramelizados.También están las carnes, en su punto justo y con guarniciones que atienden textura, sabor y color. En el final del viaje, el menú propone chévere con sorbete de jengibre, semifreddo de café, dulce de leche y mermelada, créme brulée o volcán de chocolate con helado. Es el cierre de la noche donde el tiempo se vuelve sabor y la memoria, un suave recuerdo.Casa Bogotá cuenta, además, con una múltiple pastelería diaria, que se elabora en el primer piso y acompaña la selección de tés y cafés. El brunch de los domingos es una sorpresa de dulces y salados que se renueva cada vez. Una llave mágica que abre las puertas hacia un viaje de placeres constantes.Casa Bogotá. Bogotá 3900, Floresta. Lunes a miércoles de 10 a 19 hs. Jueves a Sábados de 10 a 00. Domingos, brunch de 11.30 a 14.30. @casabogotaba
La presencia de James Berckemeyer y el reconocimiento entregado por Rafael Osterling pusieron en foco el concepto detrás del nuevo número 9 del ranking
El presidente recibió en la Casa de Nariño al artista que pintó un retrato en el que aparecen varias figuras nacionales, pero la más destacada es la del mandatario
El local hostelero promueve recetas clásicas que combina con opciones vegetarianas, las cuales han probado personalidades como Leiva o Sonsoles Ónega
Basta mirar los menús de los bares porteños para notarlo: el desayuno es ligero y suele inclinarse por lo dulce. Café con leche y medialunas, tostadas con queso y mermelada, a lo sumo un yogur con cereales. Las comidas fuertes se reservan para el almuerzo o cena.En Japón, la primera comida del día se llama "asagohan" ("asa" se traduce como mañana, "go" es un prefijo honorífico de cortesía y "han" significa comida). En ese país, el desayuno es un acto en busca del equilibrio, un respeto por el alimento y un inicio del día con gratitud. En Belgrano, el restaurante Orei Ramen Bar acaba de sumar un desayuno japonés, como una alternativa muy distinta al ritual argentino. Es una bandeja que combina colores, sabores, temperaturas y texturas para desafiar prejuicios en una barra para solo diez personas."Teníamos tiempo ocioso por la mañana en nuestro centro de producción. Entonces, junto a mi equipo pensamos: ¿por qué no hacer desayuno japonés? Nadie lo sirve en Buenos Aires", cuenta Roy Asato, chef y dueño de Orei Ramen Bar. El restaurante del Pasaje Echeverría, en la zona del Barrio Chino, se hizo famoso por su ventanita, donde venden ramen. Nació en 2021 y recién en septiembre de este año incorporó la propuesta de desayuno, disponible sólo de viernes a domingo de 10 a 13. En las grandes ciudades japonesas es habitual ver a hombres y mujeres caminando por la calle con su desayuno exprés: una sopa de miso y onigiri. Quizá también un té verde. En Orei, el desayuno es una bandeja que intenta emular esas comidas del país asiático, que combinan proteínas con carbohidratos y verduras."La bandeja que ofrecemos suele estar compuesta de la misma manera. Hay un pescado -nosotros estamos usando trucha-, una sopa de miso, pepino en pickle, huevo tamago, ensalada de algas y umeboshi (ciruela japonesa fermentada y encurtida, conocida por su sabor ácido y salado). Esta última, al tener mucha acidez, es alcalinizante y le hace bien al pH de la sangre. Vamos cambiando, pero siempre la base es arroz, miso y pescado", cuenta Asato. A lo largo de todo el servicio, se sirve té verde (en japonés es ocha) con refill.Desde que abrió el ramen bar, Asato siempre quiso ofrecer desayuno japonés, pero al principio no lo hicieron por cuestiones de tiempo y producción. "Con suerte llegábamos a hacer el ramen", dice con una sonrisa. El chef quiere que, con el tiempo, los comensales adopten un desayuno con sopa y pescado del mismo modo que terminaron adoptando el ramen. "No es algo común por el horario, pero una vez que lo prueban les parece espectacular. Vienen muchos asiáticos, personas que viajaron a Japón o curiosos que se animan. Al que nunca lo probó le parece raro, pero con la propuesta buscamos abrir una puertita", agrega Asato, también a cargo de Asato Sushi y Pasaje Victoria.Ese "animarse" sucedió hace algunos años con el ramen en la ciudad. "Cuando abrimos, no había mucha gente que se animara a comerlo en verano. Era algo más de temporada. De repente, pasó a ser un plato de todo el año. Claro que tiene temporada baja, pero quedó como un plan siempre". En Orei Ramen Bar, la idea es respetar la comida japonesa diaria. "Aunque los productos no son iguales a los que tienen en Japón, trato de respetar el sabor original. Con Orei me gusta ser tradicionalista. Es una comida casual, pensada para todos los días".
La intérprete está acompañada de su pareja, lista para sus shows en el GNP Seguros
Una pareja y sus dos hijos quedaron varados en el aire luego de "cenar en las nubes" en la ciudad turística de Munnar, la India.El rescate fue grabado en un video que se viralizó: tuvieron que descender a través de una cuerda uno por uno.
El espacio liderado por Sebastián Gullo incorporó unas 30 plantas de vid y llegará a 60 antes de fin de año, como parte de una red de viñedos urbanos impulsada por el enólogo Gabriel Campana. La iniciativa refuerza la apuesta del restaurante por los vinos de autor y las experiencias de maridaje. Leer más
Un espacio moderno que rinde culto al street food vietnamita en la ciudad. Una propuesta que recrea sus platos típicos, con materia prima de alta calidad, ingredientes naturales y sabores diferentes para descubrir. Presente en San Telmo, Retiro y Palermo
La vida vuelve a la Residencia Peña. La emblemática casa de Florida 460, en pleno centro porteño y que durante casi 100 años fue sede de la Sociedad Rural Argentina (SRA), volverá a abrir sus puertas. Esta vez, sin embargo, el destino será otro: las antiguas salas y salones que conocieron décadas de historia institucional darán lugar a mesas, sillas y cocina de autor. Allí se inaugurará Casa República, el restaurante que buscará devolverle movimiento y vida al palacio, con una propuesta que combina gastronomía argentina y un recorrido por la arquitectura original del edificio. El proyecto está a cargo del equipo liderado por el chef Martiniano Molina, mientras que la Rural aportará el edificio y su puesta en valor."La idea es que sea un lugar gastronómico, pero también cultural. Algo así como un restaurante-museo, en el sentido de que la gente pueda conocer y disfrutar de la casa por dentro, con más de cien años de historia", contó a LA NACION Nicolás Pino, presidente de la SRA, quien detalló que la entidad decidió tercerizar la operación en manos del chef. La intención, explicó, es ofrecer "mucha comida autóctona de la Argentina". La Residencia Peña es el último palacio que queda en pie sobre la calle Florida, una construcción de más de cien años proyectada por el arquitecto belga Jules Dormal, el mismo que participó en el diseño del Teatro Colón y el Congreso de la Nación, y que fue hogar de la familia Peña-Blaye antes de convertirse, en 1924, en sede de la Rural. Durante décadas, el edificio fue uno de los símbolos del centro porteño, hasta que en 2021 la SRA mudó sus oficinas a un edificio de Palermo y la casona quedó vacía."Muchos turistas preguntaban si se podía pasar a visitar. Es como en Europa: a veces los museos son casas antiguas donde te cuentan su historia. Esto es un poco eso", explicó Pino. La propuesta apuntará a que quienes vayan a comer puedan recorrer la residencia, ver sus salones y conocer su arquitectura original.La iniciativa comenzó hace casi un año. Pino comentó que, en ese momento, no encontraban qué destino darle a la casa y habían incluso evaluado alternativas junto al Gobierno de la Ciudad. Fue entonces cuando un director de la entidad, Fernando Hernández, acercó la propuesta que finalmente prosperó y permitió avanzar en el proyecto. Ahora, dijo, la residencia está en plena obra de restauración y el objetivo es que el restaurante-museo pueda abrir entre marzo y abril del año próximo."Nunca visto": se cosecharán 25,5 millones de toneladas de trigo y llegará un 21% más de dólares: US$3572 millonesLa SRA firmó un contrato de más de 10 años y su objetivo, remarcó Pino, no es económico. "La Rural no busca ganar plata. Queremos mantener el bien, ponerlo en valor, mostrar lo que fue la sede histórica de la Rural y mostrarlo de una manera agradable, linda, que la gente disfrute esa casa", dijo.En la puesta en valor también participa Gerardo Difacio, un especialista vinculado al mundo museológico europeo y amigo personal de Pino, que actúa como una especie de curador. "Gerardo cuida que las obras de remodelación no hagan macanas con los bienes históricos. Las molduras, las pinturas, todo tiene un estilo original que hay que respetar", dijo el dirigente ruralista. "Así se juntaron dos mundos: lo gastronómico y lo cultural", agregó.La propuesta se concentrará en la planta de recepción, que será la principal área gastronómica. No se utilizará toda la casona. "Es muy grande", aclaró Pino. Es, no obstante, la parte más representativa para que los visitantes puedan ver la esencia arquitectónica del histórico edificio.La inauguración de Casa República también quedará enmarcada en las celebraciones por los 160 años de la Sociedad Rural Argentina. La entidad ya realizó un primer evento por el aniversario el 7 del actual en la sede de Palermo y prevé continuar con otro cuando abra el nuevo restaurante en la casona de Florida: "Vamos a ser los primeros que vamos a disfrutar de eso", adelantó Pino sobre la celebración, que se realizará con socios. Mientras avanza la obra, la Rural ya prepara material histórico y fotográfico para acompañar la apertura de Casa República. "Queremos que la gente disfrute la casa", insistió Pino. Para Pino, Casa República representa una oportunidad doble: "Trae vida a un edificio que lo merece y abre un espacio distinto en el centro porteño, con buena comida, historia y cultura. Es una manera de que la casa vuelva a tener movimiento".
La ex integrante de JNS enfrenta cuestionamientos tras una reseña viral en TikTok que puso en duda la calidad y el servicio de su local en Ciudad de México
María Pombo, coronada como una de las influencers más famosas de nuestro país, ha sabido crear a su alrededor una red de éxito para todos sus seres queridos: desde sus hermanas hasta sus cuñados
Un grupo de visitantes extranjeros exhibió en redes un presunto cobro indebido del 15% en un local de la isla, reavivando el debate sobre prácticas abusivas en Quintana Roo
Alberto Chinkies explicó cómo se llegó a un embargo por $155 millones y por qué considera que la sentencia judicial es injusta
La presencia de la estrella internacional en un restaurante reconocido de la ciudad alimenta la emoción por su presentación programada, que forma parte del 'Radical Optimism Tour'
Alberto Chinkies, dueño de Piegari, anticipó que no podrá hacer frente a los $200 millones que fue condenado a pagar por la demanda de un mozo. Leer más
Alberto Chinkies, dueño de Piegari, expuso este miércoles la compleja situación financiera que atraviesa el local de La Recova tras una sentencia laboral desfavorable. El empresario detalló el impacto de un juicio millonario que inmovilizó sus activos y compromete la continuidad de la firma.Cómo se originó la demanda del mozo que llevaría a la quiebra al restauranteLa disputa legal se remonta al período de aislamiento obligatorio decretado por la crisis sanitaria en 2020. Un empleado con una antigüedad superior a los 25 años dejó de asistir a su puesto de trabajo en el icónico local de la calle Posadas al 1042. La administración del restaurante convocó al personal nuevamente cuando la actividad gastronómica recibió la habilitación para operar como servicio esencial bajo la modalidad de delivery. El trabajador no respondió a los mensajes ni a los llamados de la empresa. La dirección decidió desvincularlo con causa ante la ausencia prolongada y la falta de comunicación, pero el exmozo rechazó la causal de despido. Se consideró despedido de forma indirecta e inició acciones legales contra la firma. Chinkies denunció ante los medios que el demandante presentó testigos preparados para sostener su versión de los hechos ante la justicia laboral.Qué dispuso el fallo judicialLa titular del juzgado de primera instancia dictó sentencia a favor del extrabajador en un 100%. La condena impone el pago de una suma superior a los 200 millones de pesos. El empresario gastronómico calificó la resolución como arbitraria. Aseguró que la magistrada omitió el análisis de la documentación presentada por la defensa para justificar el despido original.Los montos establecidos en la sentencia generaron controversia por su magnitud. El abogado de la empresa, Roberto Martínez, realizó un análisis de las cifras validadas por el juzgado. El letrado estimó que la indemnización se calculó sobre la base teórica de que el mozo percibía un salario mensual actual de 8 millones de pesos. El dueño del restaurante consideró estos índices absolutamente abusivos y ajenos a la realidad económica del sector.Cuentas embargadas y riesgo de cierre definitivoLa situación procesal derivó en medidas cautelares inmediatas contra el patrimonio de la firma y sus socios. La justicia ordenó el embargo de todas las cuentas bancarias pertenecientes a Piegari. La medida se extendió también a los bienes personales de Alberto Chinkies. El monto inmovilizado asciende a 160 millones de pesos. Esta restricción bloquea la liquidez necesaria para la operatividad diaria del negocio. El empresario manifestó su angustia ante la imposibilidad de afrontar sus obligaciones inmediatas. La falta de acceso a los fondos impide el pago de los salarios a los empleados. El restaurante cuenta con una nómina de más de 100 personas. El bloqueo financiero afecta también la cancelación de deudas con proveedores y el abono de los aguinaldos correspondientes. Chinkies advirtió que la continuidad del restaurante corre serio peligro y cuestionó la lógica de arriesgar cien puestos de trabajo por un litigio individual.La defensa legal de Piegari presentó una apelación ante la Cámara correspondiente. El objetivo es lograr una revisión del fallo de primera instancia. El propietario sostiene que la jueza ejecutó los embargos como si la sentencia ya estuviera firme.Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.
El juez concluye que el incidente respondió a un conflicto en la prestación del servicio y no a una intención de incitar al odio antisemita
El dueño del restaurante Piegari contó que el clásico del barrio porteño de Retiro está a punto de enfrentarse al cierre debido al juicio laboral que les realizó un exempleado y por el que tendría que pagar más de $200 millones. "Creo que tengo argumentos para no pagar o pagar una cifra razonable, pero la jueza de primera instancia falló 100% a favor del empleado. Un fallo totalmente arbitrario", dijo Alberto Chinkies este miércoles.El empresario gastronómico relató que el conflicto con el exmozo que trabajó en el establecimiento por más de 25 años comenzó durante el aislamiento por la pandemia de Covid. "En la pandemia no quiso trabajar más y, a pesar de los reclamos para que venga cuando nos convertimos en esenciales y podíamos hacer delivery, no contestó nunca los mensajes. Como no venía y pasaba el tiempo, lo despedimos con causa. Él se declaró despedido y nos hizo juicio con testigos preparados", dijo en diálogo con radio Mitre."A veces uno sabe que puede tener que pagar más o menos, pero en este caso la jueza â??ignorando la documentación que presentamosâ?? le dio más de lo que pedía el empleado y a mí me está condenando a pagar arriba de 200 millones de pesos", lamentó.El dueño del clásico restaurante ubicado en la calle Posadas al 1042, en el centro de La Recova, también acusó a la jueza de embargar todas sus cuentas bancarias y bienes personales. "Es imposible para nosotros... Yo no sé qué voy a hacer: [tengo] todas las cuentas de todos los bancos embargadas, ¿cómo pago al personal, los sueldos, los aguinaldos, los proveedores? ¿Cómo hago? De esto no se sale de un día para el otro, ¿de dónde saco esa plata? ¿Cómo hago para trabajar?", marcó.Y siguió: "El fallo en mi contra está apelado en la Cámara, tengo la posibilidad de que se revea un fallo arbitrario. No contenta con eso, como la jueza cree que yo ya perdí el juicio, ahora me embargó por 160 millones de pesos", afirmó."Nuestro abogado, Roberto Martínez, hizo el cálculo de que â??en base a lo que hizo la juezaâ?? si el mozo trabajara debería ganar 8 millones de pesos, es absurdo", remarcó y añadió: "Los índices son abusivos absolutamente, si los cálculos están hechos sobre cifras que no corresponden a la realidad". Para finalizar, Chinkies redobló: "¿Qué tengo que hacer? ¿Tengo que cerrar? Hace más de 30 años que estoy trabajando, que tengo un restaurante prestigioso, que tenemos más de 100 personas. ¿Por uno que hace trampa en la preparación de pruebas tengo que dejar 100 personas?".Y concluyó: "Son más de 200 millones que tengo que pagar si pierdo y la jueza ya consideró que perdí, no entiendo qué hace. No somos un lugar que no existe, no entiendoâ?¦ Tratamos de hacer lo mejor posible para en lugar de estar mejor tratar de seguir mañana".
Yomaraily Valdéz, estudiante de 17 años nacida en República Dominicana, ganó el Desafío Ñam entre más de 450 postulantes. Ahora viajará a Lima para pasar un mes en Maido, la cocina nikkei premiada como la número uno del 2025
La psicología moderna se adentra en el análisis del comportamiento humano, y revela las intenciones y significados que subyacen en los actos cotidianos, incluso aquellos que se realizan de forma desinteresada. Un área de estudio reciente indagó en la conducta de quienes asisten a los mozos en restaurantes y cafeterías al recolectar platos o limpiar la mesa, un gesto que va más allá de la mera cortesía. Aunque puede parecer un simple acto de gentileza, según los expertos revela grandes rasgos de la personalidad del sujeto. Según Lachan Brown, un periodista británico con especialización en psicología, esta actitud se enmarca en lo que se denomina "conducta prosocial". Este comportamiento se caracteriza por la empatía hacia el prójimo y una ayuda totalmente desinteresada, sin esperar algo a cambio. Aquellos comensales que, por iniciativa propia, se disponen a recoger los platos o restos de comida con una servilleta, colaboran activamente en un entorno que suele ser hostil. Los restaurantes se caracterizan por la alta rotación y el ritmo frenético, lo que demanda agilidad constante por parte de los mozos, por lo cual ayudarlos en ese momento es percibido como un acto de solidaridad.Este actuar, relacionado con el concepto de "conciencia social", denota una capacidad de comprender y compartir los sentimientos ajenos. Las personas que manifiestan esta cualidad son percibidas de manera diferente por su entorno, lo que establece conexiones más significativas, a diferencia de quienes ignoran la presencia y la tarea del personal. Este registro inconsciente de los actos prosociales construye un trato distintivo en las interacciones sociales.No obstante, el estudio de los entramados cerebrales no se detiene ahí a la hora de la conexión entre personas. La psicología también desentrañó los secretos detrás de las miradas, que enlazan con el otro y encierran múltiples interpretaciones. La psicóloga Paula Martínez Barral, máster en neurociencia cognitiva, explicó que la manera en que una persona mira está intrínsecamente ligada al contexto emocional, cultural y social en el que se desenvuelve.Su diagnóstico se estructura en cinco pilares fundamentales que determinan el significado de una mirada fija. El primer pilar es la "dominancia o desafío". Cuando alguien mantiene una mirada intensa y sin parpadeo, busca imponer autoridad, marcar control o establecer una posición dominante en la interacción. En contraste, la "conexión emocional profunda" se evidencia si la mirada firme se acompaña de una expresión facial relajada o un ligero levantamiento de cejas, interpretándose como un signo de interés genuino, atención plena o incluso atracción afectiva.Un tercer aspecto es el "interés o atracción". Las pupilas dilatadas, una reacción involuntaria del cuerpo, suelen asociarse con la atracción física o emocional. Una mirada sostenida con pupilas abiertas puede ser un indicador de interés afectivo o sexual. Por otro lado, la "evaluación o juicio" se manifiesta cuando una mirada fija implica que la persona analiza con detenimiento lo que el otro dice o hace, como un proceso de examen y valoración.Finalmente, la "desconfianza o defensa" se refleja en ojos entrecerrados y una mirada penetrante, que pueden indicar sospecha o que el interlocutor se encuentra a la defensiva frente a la información o situación que se presenta. Cada uno de estos matices agrega capas de significado a una de las formas de comunicación no verbal más poderosas: la expresión de los ojos.
El Día del Panqueque se celebra en la Argentina el 26 de noviembre para destacar este postre que muchos argentinos adoran. En ese sentido, un restaurante que es reconocido por esta preparación anunció que por dos días ofrecerá el clásico con dulce de leche a tan solo $10, una promo imperdible. En ese sentido, muchos fanáticos de este postre se preguntan dónde se pueden conseguir y hasta cuándo se puede disfrutar de esta oferta.Cómo comprar panqueques a $10Día del Panqueque en Lo de Carlitos 2025El 26 y el 27 de noviembre se puede comprar un panqueque en Lo de Carlitos a $10. Se trata de una cadena que tiene varias sucursales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y en la Costa Atlántica. Justamente es conocida por especializarse en la preparación de panqueques y ha ganado mucha fama en las últimas décadas por ello. Es así que durante dos días se podrá disfrutar de este plato icónico del restaurante.En un principio era sinónimo de los veranos en la playa, ya que Carlos Ciuffardi abrió las puertas de su primer local en Villa Gesell en 1965. Luego se estableció como Carlitos, el Rey del Panqueque en la década de los 80, cuando empezó a expandirse con nuevos locales y a experimentar con distintos sabores. Hoy en día, se ofrecen casi 200 variantes de panqueques, tanto salados como dulces. Su dueño murió en 2010 a los 76 años, pero su legado sigue vivo.Vale destacar que la promo de $10 es solamente con la variación n° 182, es decir el panqueque clásico con dulce de leche. Si se desea comprar de otro gusto, este no entrará en la oferta. Dónde se consigue los panqueques a $10Para mantener su leyenda, todos los años se hace esta celebración en los locales de Lo de Carlitos para homenajear su plato principal. Para ello, se ofrece esta delicia a un precio muy bajo y accesible para que todos tengan la posibilidad de disfrutarlo."Vuelve el día más esperado del año...¡Se viene el Día del Panqueque!", anunció a través de su cuenta oficial de Instagram. Y agregó: "El sabor original, a un precio histórico". Esto hace referencia a que por la promo se puede conseguir el panqueque clásico solo con dulce de leche y a un valor que hace mucho tiempo no se ve. A su vez, aclara que estará disponible en todos sus locales con las siguientes ubicaciones:Capital Federal Juramento 2080 (Juramento 2080)Charcas 3702 (Charcas 3702)Chile 342 (Chile 342)Nogoyá 3062 (Nogoyá 3062)Zona NorteEduardo Costa 902 (Eduardo Costa 902)Av. Del Libertador 1827 (Av. Del Libertador 1827)3 de Febrero 951 (3 de Febrero 951)Zona SurFrancisco Seguí 669 (Francisco Seguí 669)Calle 47 nro. 784 (Calle 47 nro. 784)Av. 9 de Julio 1546 (Av. 9 de Julio 1546)Dr. Ángel C. Rotta 191 (Dr. Ángel C. Rotta 191)Alsina 286 (Alsina 286)Zona OesteJ. J. de Urquiza 4906 (J. J. de Urquiza 4906)Gral. Juan Lavalleja 23 (Gral. Juan Lavalleja 23)Av. Rivadavia 17780 (Av. Rivadavia 17780)Necochea 212 (Necochea 212)Cnel. Charlone 1088 (Cnel. Charlone 1088)Costa AtlánticaMar del Plata (Av. Independencia 3907)Villa Gesell 104 (Paseo 104 nro. 179)Villa Gesell 179 (Paseo 107 nro. 314)
El restaurante Colonie de Brooklyn, Nueva York, anunció que el 30 de noviembre de 2025 servirá su última comida y cerrará sus puertas. El lugar se despidió de sus clientes, y los invitó a participar de un evento especial que realizarán para dar su último adiós.Colonie, el restaurante de Brooklyn que cierra sus puertas En un comunicado que publicaron en Instagram, los administradores de Colonie les hablaron a sus clientes de una forma emotiva."Después de 15 años increíbles en este lugar, cerraremos nuestras puertas el 30 de noviembre. Nos entristece mucho irnos después de una trayectoria tan épica, pero nuestros corazones están llenos de gratitud al reflexionar sobre este increíble viaje", escribieron.En ese sentido, la sucursal invitó a los comensales a que se acerquen para disfrutar de sus últimos platos juntos. "Esperamos que puedan visitarnos para despedirnos un poco mientras cerramos este capítulo", agregaron.En nombre del equipo que conforma al restaurante, decidieron darle las gracias a todos los que pasaron por sus cocinas, pero especialmente a la comunidad que supo apoyarlos cada año.El local, ubicado en Brooklyn Heights, se consolidó como un referente gastronómico de la zona, conocido por su cocina neoyorquina moderna y el uso de ingredientes de origen local, informó WhatNow. El restaurante abrió sus puertas en 2011, en un tramo arbolado de Atlantic Avenue, cerca del East River.Colonie invita a sus clientes a que participen de su último evento en BrooklynPara despedirse a lo grande, el restaurante invitó a los clientes a participar de la "cena especial" que realizarán el jueves 27 de noviembre para celebrar el Día de Acción de Gracias. Este evento será el último de la marca y esperan que esté a la altura de las circunstancias.El local lanzará un menú con un precio fijo de 120 dólares por persona, que constará de tres alternativas para que los clientes elijan a su gusto.Opción 1: un paté de champiñones con crostini, una ensalada de cosecha y dátiles medjool.Opción 2: un campanelle, pato glaseado con jarabe de arce y un bisonte striploin.Opción 3: un pastel de manzanas con especias, un pastel de dátiles pegajoso y un sorbete de pera."Qué recuerdos": los clientes de Colonie en Brooklyn se sumaron a la despedidaMuchos usuarios dejaron su comentario en la carta de despedida que publicó Colonie en Instagram y se sumaron a la nostalgia por los años compartidos en el local. "Qué recuerdos tan increíbles allí. Lo mejor para todos ustedes", dijo uno.Otra persona escribió: "El mejor restaurante del mundo. Siempre mi mejor recomendación para cualquiera que me visite... el paté de hongos, los huevos turcos... ¡Todavía puedo saborearlos y me mudé de NY hace 6 años! Gracias por ser increíbles".Algunos también expresaron su lamento por la decisión, que los tomó por sorpresa. "Muy triste por esta noticia. Colonie significaba mucho para mi estancia en Nueva York, y trabajé con/administré a gente increíble allí. ¡Qué institución! ¡Qué recuerdos! Los amo a todos. Todos. Gracias. Gracias", reflexionó otro usuario.
El tiktoker peruano relató que un grupo de jóvenes lo insultó y agredió verbalmente mientras cenaba con una amiga, señalando que este tipo de ataques no es la primera vez que le ocurre en espacios públicos
Alfredo Romero ha acudido para declarar como testigo clave
El nombre de Martín Zorreguieta fue, durante un tiempo y para los pobladores de Villa La Angostura, una curiosidad de revista: que el hermano de una reina europea abriera un restaurante en un pueblo cordillerano resultaba llamativo. Pero pasaron más de 20 temporadas (algunas excelentes, otras muy complicadas) y el apellido de este hombre amante de la naturaleza, ya es sinónimo de otras cosas: fiestas electrónicas, buen vino y Tinto Bistró, un restaurante que se volvió parada obligada para los turistas, en medio de un paisaje soñado."Llegué en febrero de 2002, con una Argentina resentida después del estallido de la crisis. Venía de estar de viaje en Australia con quien en ese entonces era mi esposa, y aterrizamos acá sin tener un plan muy claro", recuerda hoy Martín. Tenía algo de experiencia en gastronomía -había sido barman en el Bajo de San Isidro, en un restaurante llamado Club Social-, sabía de carpintería, de electricidad y de producción de eventos. Las primeras fotos de su vida patagónica no son detrás de una barra, sino arreglando muebles o haciendo mantenimiento en galpones y hosterías.-¿Cómo surge Tinto Bistró?-Acá teníamos una pareja amiga: el chef Leandro Andrés (que era mi cuñado) y su mujer Marcela. Nos asociamos y quisimos poner un cibercafé. Yo había pasado un tiempo viajando, me parecía importante tener lugares con buena conexión, para quienes necesitaran trabajar. Pero enseguida nos dimos cuenta de que lo que teníamos que hacer era poner un restaurante. Conseguimos un local y empezamos a cranear el concepto. En una de esas charlas surgió el nombre Tinto (a todos nos gustaba mucho el vino). Le sumamos "Bistró" para darle el aura de lugar chico, atendido por sus dueños, siempre con un plato del día y una barra importante.-En plena crisis, ¿qué traían de nuevo como para hacer esa apuesta?-Acá ya había gastronomía, pero bastante tradicional. Nosotros venimos con una propuesta un poco más jugada. En cocina, fuimos de los primeros en trabajar ceviche, platos picantes, una impronta más asiática, pero con productos de la zona. Mucho cilantro, chili, combinaciones que en ese momento no eran habituales por aquí. Y después estaba la barra, que era mi reino: tragos clásicos y muchos tragos de autor. También tenía una ambientación distinta: música, un clima más relajado, un concepto de bistró moderno que en ese 2002 era bastante novedoso para Villa La Angostura.-¿Tuvieron una buena recepción?-Sorprendentemente, sí. Trabajamos mucho para eso y, también, debo decir que tuvimos cierta publicidad impensada. Abrimos el 9 de julio de 2002. En febrero, mi hermana Máxima se había casado y hay que ser sinceros: eso nos dio una publicidad enorme. Vinieron medios, hubo curiosidadâ?¦ Eso te abre una puerta, pero se sostiene solo si lo que hacés funciona. Y Tinto funcionó: la gente comía bien, se sentía bien, y se armó algo muy lindo en términos de vínculos.-¿Mantuvieron esa estructura?-Lo que pudimos. En un momento, atravesamos varios movimientos: separaciones personales y comerciales. Desde 2004 Tinto quedó en manos de Leo y mía hasta 2021, cuando entró un nuevo grupo de gente, vendimos la mayor parte y yo quedé con una participación más chica, como cara visible del restaurante.-Pero en el medio no se quedaron quietos: Cerro Bayo, Barilocheâ?¦ ¿Cómo fue esa etapa de expansión gastronómica?-Intensa [risas]. En 2007 abrimos un restaurante en Cerro Bayo que se llamó 180. Era un refugio arriba de la montaña. En 2008 abrimos Tinto Bistró sucursal Bariloche, en el Hotel Panamericano, y eso duró hasta 2012. Hubo algunos años en los que manejábamos tres restaurantes a la vez: una locura de trabajo. En Bariloche remamos en dulce de leche: nos agarró la gripe aviar, la gripe porcina, la crisis inmobiliaria de 2008 y, como si fuera poco, la erupción del volcán que tiró cenizas por el cordón del Caulle en 2011. La provincia de Neuquén ayudó mucho a Villa La Angostura con créditos blandos y eso nos permitió sobrevivir en la villa, pero Bariloche quedó golpeado y ahí cerramos. El refugio del cerro lo sostuvimos hasta 2014. Tener un restaurante arriba de la montaña es una aventura maravillosa, pero la logística es tremenda: sin gas natural, con leña, kerosene, garrafas, nieveâ?¦ Es hermoso y agotador.-En paralelo, Tinto seguía como base. ¿Cómo cambió tu rol en el restaurante a lo largo de estos años?-Al principio yo estaba en el horno todos los días, en todos los sentidos [risas]. Era el cantinero, el administrador, el cajero, el que iba a hacer las compras, el que hablaba con proveedores. Y mientras tanto estudié hasta tercer año de Administración de Empresas, así que también me ocupaba de toda la parte de números. Hasta 2012 seguí arriba de la barra, haciendo tragos. Hoy mi rol es muy distinto. Desde el 2021 soy una especie de asesor diario. En temporada alta estoy tres o cuatro veces por semana, acompañando, recibiendo grupos corporativos, muy vinculado a las agencias de turismo con las que trabajamos hace 20 años. En temporada baja, un poco menos.-Y hoy sos parte de la industria del vino. ¿Cómo se dio ese giro?-El vino siempre estuvo presente. En Tinto desde el principio nos propusimos tener una carta importante. Catamos mucho, probamos de todo, hicimos amistad con muchos bodegueros. Entre ellos, con Ernesto Catena, con quien conecté muy fuerte. En 2013 él me propuso ser su Grand Ambassador en la Patagonia, que en términos más simples es representante comercial, pero es algo más que eso: es llevar una filosofía de vino a un territorio. Desde 2013 trabajo con toda la Patagonia, del río Colorado a Ushuaia. Después armé mi propia distribuidora, hace unos ocho, nueve años. Al principio hacía de todo: fletero, vendedor, administrativo. Hoy ya tenemos depósito y equipo en Bariloche y en la villa, gente que maneja logística y ventas. Hoy ya tenemos depósito y equipo en Bariloche y en la villa, gente que maneja logística y ventas. -¿Cómo ves hoy al vino argentino, desde tu lugar de puente entre bodegas, restaurantes y consumidores?-Venimos de ser un país productor de vinos muy básicos en otra época, después dimos un salto enorme de calidad pero con un estilo bastante uniforme -mucha madera, vinos más pesados- y ahora estamos en una etapa que me parece alucinante: vinos de lugar, más frescos, donde el terroir y el clima cuentan una historia propia. Tomás dos Malbec y decís: "No pueden ser la misma variedad" y lo son. Cambia quién lo hace, dónde, cómo se trabaja el viñedo, la filosofía detrás. Ernesto en eso fue un pionero: vinos orgánicos, biodinámicos, arte en las etiquetas, riesgo creativo. Pero no es el único: hay una revolución muy grande en toda la escena. Después está la otra cara, que es la crisis: la "tormenta perfecta" del último tiempo, con caída de consumo interno y la inflación como un velo que durante años tapó ineficiencias y ahora se levantó de golpe. Hay muchas bodegas complicadas, eso es real. Yo no soy economista, pero lo veo en el día a día. Igual, más allá de ese contexto, la diversidad y la calidad del vino argentino hoy son impresionantes.-Hablemos de "tu nombre" en la villa. Durante un tiempo, tu apellido estuvo asociado a tu hermana y a las noticias de la realeza. ¿Cómo fue construir una identidad propia en un pueblo chico?-Fue un escollo a superar, sin duda, en lo público y en lo personal. Al principio había curiosidad, por supuesto, y el matrimonio de mi hermana nos trajo mucha exposición mediática, sobre todo en 2002. Pero después la vida sigue. Tinto lleva 23 años abierto, yo hace más de dos décadas que trabajo en gastronomía, en el vino, en distintos proyectos. Soy músico, toco en bandas, hago deporte, participé de un partido vecinal, me involucré en causas de la comunidad. Trabajo con la mayoría de los restaurantes y vinotecas como proveedor. Eso hace que la gente te conozca por lo que hacés y por cómo sos en lo cotidiano. Y yo siento que hoy, en Villa La Angostura, el apellido está asociado a eso, a un estilo de trabajo, a un compromiso con el lugar. Después, como todo, a algunos les caeré mejor que a otros, pero creo que en general me quieren [risas].-Algunos emprendimientos se terminaron, pero seguís haciendo de todo. ¿Dónde sentís que sos más vos?-Es una pregunta existencial [risas]. Diría que hay tres cosas que son innegociables para mí. La primera es la naturaleza. No me imagino viviendo en una gran ciudad otra vez. Yo voy a Buenos Aires como turista, la disfruto muchísimo, pero necesito el verde, el silencio, el lago, la montaña. Salgo a la montaña a caminar en primavera, verano, otoño; en invierno subo con esquíes de travesía y bajo esquiando. Hago windsurf en el Nahuel Huapi cada vez que puedo. La segunda pasión es la música: desde 2009, que armamos unas canciones de tango para el cumpleaños de un amigo, no paré. Tuvimos una banda que se llamó Papas Bravas hasta 2018, después un trío, un cuarteto que se llamaba Los Tetra y ahora un sexteto que, por ahora, se llama Six Pack. Tocamos sobre todo en la villa, alguna vez en Bariloche o San Martín de los Andes. Y la tercera pasión es el vino. Es mi trabajo, sí, pero también es lo que más me enriqueció profesionalmente y una de las cosas que más disfruto.-¿Te queda algo pendiente en lo profesional? -No sé si me queda algo pendiente. Sí sé que toda actividad tiene un principio y un final. No creo que vaya a hacer lo mismo para siempre. Mi objetivo, a mediano plazo, es bajar un cambio. Tengo una calidad de vida muy buena, pero también muchas cosas en simultáneo. Me imagino, quizás, dedicándome un poco más a algo de hotelería en algún momento. Son ideas, nada más. Con Elizabeth, mi compañera imprescindible, no descartamos explorar otros horizontes, sin perder el contacto con la naturaleza. Yo creo que siempre vamos a tener un pie en Villa La Angostura. Pero a esta altura, no le cierro la puerta a nada.
La propuesta del chef Juan Manuel Barrientos volvió a destacarse por su enfoque sensorial y su lectura contemporánea de la cocina colombiana
Ubicado en Capital Federal, Lo de Jesús, un delivery gourmet, fresco y casero para los días de calor ofrece platos abundantes, sabrosos y con la calidad de un buen restaurante que convierte cada pedido en una experiencia gastronómica. Leer más
Cucina Paradiso tiene cinco locales en la Ciudad de Buenos Aires. El menú ofrece especialidades italianas, desde agnolottis y spaghetti hasta embutidos y carnes.
"Es un oasis en la ciudad, un jardín florecido de la época colonial, una cápsula donde se detuvo el tiempo". Así describe Germán Sitz a su restaurante Los jardines de las Barquín, en la intimidad del Museo Fernández Blanco, en la zona más coqueta del barrio de Retiro. La vieja casona fue habitada por un gobernador, una condesa, un chocolatero y por embajadores de Estados Unidos. "Acá podes recuperar el ritual de sentarte, apagar el celular y charlar", agrega Sitz.El jardín inspira y es encantador. Vecinos, turistas y curiosos se dejan ver entre verbenas y camelias, trepadoras y un policromático arcoíris floral. Distintas aves buscan la sombra de esta arboleda. "Entrás y te abstraés de los ruidos de la ciudad", dice Sitz. Muchas historias sobrevuelan este solar. Una de ellas es cómo se conoció este rincón de la ciudad: se llamó Paraje San Sebastián en los tiempos en donde Juan de Garay fundó la ciudad. "Esto era puro campo", dice Sitz.Cuesta imaginar aquella Buenos Aires rural y apartada. Pero en el jardín ese ejercicio se vuelve más fácil: una terraza amplia en damero, la glamorosa fuente, las altas paredes invadidas por plantas y flores, es el epítome de los primeros años de la gran aldea porteña. El estilo español y virreinal de la mansión también ayudan a transportarse en el tiempo. En medio del jardín, una pérgola vidriada, el propio restaurante y mesas alejadas unas de otras. La belleza aromática es altiva. "En lugares como esto, se busca una experiencia inolvidable", dice Sitz."Para mí la mesa es un lugar cultural impresionante", reflexiona Sitz. Sobre ella elige pensar un regreso a una versión anterior de la humanidad. "Estamos tan conectados que es cada vez más difícil relacionarse", cuenta Sitz. Entre la refrescante y primaveral vegetación, contempla la privilegiada situación. Los comensales están muy apartados entre sí, dialogando. "En estas mesas se frena el tiempo, volvemos a otro ritmo, queremos oír al otro, y también contar lo que nos pasa, cada vez son más escasos estos momentos y lugares", afirma.No es un advenedizo en gastronomía. Está a cargo de Niño Gordo, José el carnicero, La Carnicería y Paquito, muchos de ellos en la calle Thames. Nació en Rivera, un pueblo en el lejano oeste bonaerense, bajo el imperio del Meridiano V, ese Ecuador vertical que separa el límite indescifrable entre La Pampa y Buenos Aires. Aprendió a cocinar en el campo familiar, en las casillas en épocas de cosecha."Aprendí de mi padre el amor por cocinar", recuerda. Para Sitz la cocina y la comida son encuentro, disfrute y charla. No las concibe de otra manera. Al terminar el colegio secundario llegó a la ciudad de Buenos Aires y estudió cocina en la escuela del Gato Dumas. "Me la pasaba mirando a Karlos Arguiñano", agrega. Lo demás fue una vorágine: hace once años que abrió Niño Gordo y en todos sus restaurantes se repite un guion: el acuerdo de poder sentarse y conversar.El diseño del menúLas flores están presentes en todas partes, son fulgurantes y se ven en arreglos en el centro de las mesas y en cada plato. Se pueden comer la salvia guaranítica y la trepadora, ambas de tonos violáceos. Las pentas, alissum, las doradas oxalis y las electrizantes calliandrias, también se incluyen en el menú las camelias, la flor del palo borracho y el lemongrass, verbenas, copetes y tacos de reina. "La flor te marca el color de la carta", afirma Sitz. A la hora de diseñar el menú, las opciones eran varias pero se decidió por oír el entorno. Las paredes de la vieja mansión, las galerías y el jardín le dieron una pista: "Quisimos reafirmar el concepto de la Argentina como granero del mundo", sostiene. La casa donde hoy está el Museo Fernández Blanco es de 1920, y entendió que era justo contar esa historia.Entonces los granos son protagonistas, pero de un modo amable y creativo. Empanadas de harina de centeno rellenas con brócolis, risotto de cebada, milanesa apanada con un blend de cereales, albóndiga de porotos con arroz y putanesca. O quizás un kebbe de pollo. La estrella en estos días primaverales es el chimichurri de flores que obliga a abrir los sentidos hacia una experiencia inédita. "Estás en el corazón de la ciudad, pero también te sentís retirado", afirma Sitz. La palabra retiro no es dicha por azar. Aquí nació el modo de nombrar a un barrio que nació en la periferia de la ciudad, a las orillas del río de la Plata, en tierra de quintas y baldías, este retiro tiene historias que aploman el restaurante y lo vuelven fascinante. "Yo creo que las personas que vienen necesitan eso: estar retiradas", agrega. ¿Quiénes fueron las Barquín? Para llegar a ellas es necesario desplegar parte de la historia de la ciudad de Buenos Aires. En 1580 Juan de Garay la funda y la divide en "suertes" o "estancias". Según el Director de la Asociación de Amigos del Museo Fernández Blanco, Walter D'Aloia Criado, los terrenos donde se asientan el Museo y el restaurante en 1692 pertenecieron al gobernador Agustín de Robles.El mandatario fijó aquí su "Retiro", a la usanza de los reyes europeos, que los tenían como lugar de recreo y descanso. Luego en 1704, pasó a manos de Miguel de Riglos; en 1718 le remataron el terreno y la casa, de ser un lugar de recreación pasó a ser la sede la Compañía Inglesa del Mar del Sur de trata de esclavos. Allí eran depositados los desguarnecidos esclavos africanos luego de un fatigoso y miserable viaje a través del Océano Atlántico. Pasó por varias manos hasta que en 1804 llegó a la condesa de Torre Tagle de Trasssiera, sus seis sobrinas eran las Barquín. Hijas de su hermana casada con Manuel Barquín. "Los jóvenes porteños se las disputaban, festejándolas echándoles piropos", comenta D'Aloia Criado. Tanto fue así que hasta le dedicaron una canción que fue muy conocida en la época. Todo esto sucedía en tertulias donde no faltaban los mates de plata y los licores importados. También acaloradas discusiones entre realistas y patriotas."El de los chocolates", dice Sitz. Se refiere al último propietario de la mansión y quien la construyó tal cual está en la actualidad. Hasta fines de los años 30 la familia Noel, que había hecho una fortuna con su chocolatería, habitó la mansión. Luego le alquilaron la mansión a Estados Unidos para que vivieron sus embajadores. La historia termina con el Museo Fernández Blanco, donde se expone la colección de arte virreinal más importante de la Argentina."Es una burbuja de tranquilidad", sintetiza Sitz. La idea es afortunada. A metros de la puerta de entrada se vislumbra la Avenida del Libertador, y la estación de trenes de Retiro. También la atildada plaza San Martín con los cientos de trabajadores que la eligen para almorzar, y la coqueta calle Arroyo. El bullicio pierde estímulo en el colonial jardín. "Estar acá es como entrar a un túnel del tiempo", resume Sitz.
"Corea es un país muy competitivo. Desde que nacés hasta que vas a la universidad, solo pensás en ingresar en Samsung. Si no sos competitivo, quedás a un costado del camino". Esa fue la filosofía con la que Dong Hee Oh (61) creció y que, tras haberse instalado en la Argentina hace más de cuatro décadas, lo llevó a emprender diferentes negocios, todos conectados.Llegó al país a fines de la década de 1970, cuando tenía 13 años, junto a sus padres y a su hermano. Su familia se instaló en Buenos Aires, en busca de un futuro más tranquilo y con mayores oportunidades. Sin embargo, para él no fue fácil. Hasta su nombre cambió: lo registraron como Song Hee Ho -le cambiaron dos letras por error de tipeo- y adoptó el nombre Víctor. "Lo único que sabía de la Argentina, por la escuela, es que ahí había muchas vacas. No hablaba español y me costó adaptarme. Me había enojado con mi padre por traerme acá", dijo a LA NACION.La fórmula Arizmendi. Procesos, innovación y expansión desde Buenos Aires al Cono SurApasionado por la tecnología, estudió ingeniería en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Trabajó en Telecom y en CTI (hoy Claro) y fue director de marketing regional de ImpSat, la histórica compañía de telecomunicaciones fundada por Enrique Pescarmona. Después de varios años en el mundo empresarial, creó su propia consultora enfocada en el desarrollo de negocios que vinculaban América Latina con Corea. De las telecomunicaciones a la gastronomíaEn paralelo, un impulso familiar lo llevó al mundo gastronómico. "Todos los inmigrantes somos un poco 'busca vida'. Teníamos un bazar, apoyado en las importaciones de Corea y de Japón. Pero con las políticas de Guillermo Moreno, entonces secretario de Comercio Interior, era imposible importar y mi madre quiso abrir un restaurante", señaló.Y aclaró: "Mi madre quería que fuera a puertas cerradas para la comunidad coreana. Pero mi esposa y yo queríamos que fuera abierto a todo público, y así fue. El restaurante abrió en 2012 en el barrio coreano, en Flores, y llevó el nombre "Una canción coreana": el mismo título de la película inspirada en la vida de su esposa, Ana Cheong, una cantante lírica quien llegó también de joven desde Corea junto a sus padres. El productor de esa película era un amigo que había conocido durante su etapa en el mundo tecnológico, mientras gestionaba un proyecto para realizar un festival de cine. Pero su vínculo con el ámbito audiovisual no terminó ahí: el auge del restaurante y el interés creciente por la cultura coreana derivaron en su propio programa de televisión, "El tío y el sobrino", que llegó a ganar un Martín Fierro.De la gastronomía a la agroindustriaEl emprendimiento gastronómico trajo consigo un nuevo desafío. Uno de los ingredientes esenciales de la cocina coreana, el gochugaru (ají rojo molido), escaseaba en el mercado local. "Todos los años era una lucha para asegurar la cantidad necesaria para que el restaurante funcione. No alcanzaba para todos los restaurantes coreanos y para la comunidad. Además, incluso los argentinos empezaron a consumir comida coreana en sus casas. Había que rogarle a los pocos productores locales que me apartaran unos kilos y pagar por adelantado", señaló a la vez que enfatizó: "Más que un condimento, el ají molido es un ingrediente. Por año, consumimos cerca de 500 kilos por año en mi restaurante"."Nueva etapa". Un exGalicia asume como gerente general de Banco CiudadEsa dificultad se transformó en una oportunidad. En 2022, decidió crear su propia empresa dedicada a la producción de ají rojo con semilla híbrida coreana, cultivado y procesado íntegramente en la Argentina. Y para ello, cerró un acuerdo con la compañía coreana Nongwoo Bio, que capacitó al equipo.Así, en marzo de este año, Ho salió al mercado con su marca Picor. Hoy, la firma produce ají en su campo de Salta, donde ya va por la tercera cosecha -estimada estimada en 6000 kilos-, con una inversión inicial de alrededor de US$100.000 y un costo por semilla que ronda los US$5000 por hectárea, el mayor componente de la estructura. El plan de negocio de Picor prioriza el abastecimiento nacional, enfocado en restaurantes coreanos y supermercados étnicos. E incluye el lanzamiento de presentaciones de medio kilo y de 250 gramos, para que los consumidores puedan adquirir directamente en los locales.De la agroindustria al mercado exportadorDe acuerdo a datos de la compañía, en Corea, la producción de ají molido ronda las 20.000 toneladas al año, que se comercializan por unos US$93 millones; mientras que en la Argentina el mercado supera los US$2 millones, y en América del Sur, los US$10 millones.Para Picor, Estados Unidos aparece como un destino natural de exportación, impulsado por el crecimiento global de la cultura coreana. "Estamos en contacto con personas de Estados Unidos y hay interés en adquirir nuestro producto. Pero estamos viviendo en un mundo muy complicado: el presidente Milei abrió el mercado, pero el costo laboral aumentó en la Argentina y perdimos competitividad. Y a esto se suma la guerra comercial que desató Trump con las tasas de importación. Estamos un poco mareados y sabemos que pasará". En esa línea, la firma planea enviar una primera carga de prueba -de entre 1000 y 1500 kilos de ají- para finales de este año; y no descarta la expansión a países limítrofes. "Si va bien, apuntamos a crecer y pasar de 5 a 25 hectáreas. En Salta hay un montón de campos: la provincia es una de las principales productoras de tabaco y muchos productores necesitan cambiar de producto por la baja del consumo", explicó.
Los Latin America's 50 Best Restaurants 2025 vuelven para reconocer la creatividad de la gastronomía en América Latina y en esta edición hay al menos tres restaurantes uruguayos entre los primeros 100 puestos del ranking.Decimos al menos porque hoy 18 de noviembre se revelaron solamente los restaurantes que ocupan puestos ubicados entre el 51 y el 100, y próximamente se conocerán los primeros de la lista.El Parador La Huella (José Ignacio) está en el puesto 83, mientras que Manzanar (Montevideo), en el puesto 86, y Lo de Tere (Punta del Este) en el puesto 92.Todos se destacan no solo por su cocina innovadora, sino también por su enfoque único y su capacidad para interpretar la tradición culinaria sudamericana con un toque contemporáneo.El parador La Huella, sobre la playa de José Ignacio, Maldonado, invita a los comensales a despojarse de los zapatos y hundir los pies en la arena mientras disfrutan de su menú creado por la chef Vanessa González.Manzanar, ubicado en Carrasco, es un clásico de la escena gastronómica montevideana. Ocupa un espacio que alguna vez fue un supermercado, ha sabido reinventarse con un concepto casual, sin perder la sofisticación de sus propuestas.Por otro lado, Lo de Tere, en Punta del Este, un emprendimiento familiar que hoy está bajo la dirección de María Elena Marfetán. Un elegante salón ubicado a metros del puerto de Punta del Este donde disfrutar de un menú centrado en pescados y mariscos, elaborado con productos obtenidos de manera sostenible.
Fogón Asado, un restaurante ubicado en el barrio porteño de Palermo, fue elegido como el mejor fine dining del mundo en los premios Travelers' Choice Awards Best of the Best Restaurants, el reconocimiento más alto que la plataforma de viajes Trip Advisor otorga cada año. La empresa destacó la propuesta gastronómica centrada en el fuego lento, la preparación de la comida a la vista de los clientes y la calidad de los ingredientes.El premio coloca al restaurante porteño al frente de una lista global que se construye a partir de las experiencias compartidas por miles de viajeros. Según Trip Advisor, Fogón Asado sobresale por mostrar la "rica tradición del asado con un toque especial" y por ofrecer una experiencia que "va mucho más allá de la comida típica de un asador". El reconocimiento consolida su crecimiento internacional y lo posiciona como uno de los destinos gastronómicos más influyentes del momento.El corazón del restaurante es un "bar que rodea la parrilla", donde los comensales observan de cerca la preparación de cada paso del menú, que se ofrece en dos alternativas: una degustación de nueve platos y otra de catorce pasos, disponible únicamente para 12 personas por noche. El objetivo â??aseguranâ?? es mantener un servicio reducido que permita seguir el ritmo de cocción de la brasa y sostener una experiencia personalizada.Los platos cambian con frecuencia, aunque todos mantienen como eje la cocción lenta al fuego. Entre las entradas recientes se encuentran berenjenas asadas con ricotta y hierbas frescas, y queso gratinado acompañado de fruta a la parrilla. Luego llegan los cortes principales, preparados con distintas técnicas de ahumado: falda de cerdo, chuletón con piñas y chuletón de costilla, entre otros.Cada cena incluye un maridaje con vinos seleccionados de bodegas antiguas del país, lo que suma una capa más de identidad argentina a la experiencia.Al anunciar los premios, la presidenta de TripAdvisor, Kristen Dalton, destacó los criterios que guiaron la selección. En el comunicado, difundido por Travel + Leisure, expresó: "Los mejores restaurantes de TripAdvisor se distinguen por su gastronomía excepcional, su servicio atento y sus ubicaciones privilegiadas, donde, sobre todo, los comensales crean recuerdos inolvidables".También señaló que la comunidad global de la plataforma permite que los viajeros encuentren tanto "joyas ocultas locales" como destinos únicos respaldados por reseñas confiables. Fogón Asado fue el establecimiento con mayor valoración dentro de esa lista, lo que lo ubicó en el primer puesto del ranking internacional.Cómo quedó conformado el ranking de este añoJunto con el restaurante porteño, TripAdvisor reconoció a otros espacios destacados en distintos puntos del mundo. El top cinco se completó con:Fogón Asado, en Buenos Aires. Izakaya High Japanese Cuisine, en Palma de MallorcaThe Witchery, en Edimburgo.Abrasado, en Mendoza, otro representante argentino dentro de la lista.Marius Degustare, en Río de JaneiroEn Estados Unidos, el restaurante mejor calificado fue Revival, en Charleston, que quedó séptimo en la lista internacional. Se especializa en la tradición culinaria de Carolina del Sur y ofrece platos emblemáticos reinterpretados desde una mirada contemporánea. Entre ellos aparecen ostras fritas con harina de maíz roja, arancini de langosta y un pirlou sureño preparado con langosta pochada en manteca, cangrejo, camarones, mejillones y azafrán. La propuesta combina tradición regional con técnicas actuales y fue la favorita entre los usuarios norteamericanos.
Hay un relato en el mundo del espectáculo argentino que habla de una famosa discusión entre la China Suárez y Wanda Nara en un reconocido restaurante porteño el año pasado. Finalmente, la actriz visitó el programa de Moria Casan y contó todos los detalles de ese cruce en el que las mujeres se pelearon por el amor de Mauro Icardi. En una entrevista en La Mañana con Moria (eltrece), la China recordó la noche en la que discutió con Wanda en Gardiner. Iba a reencontrarse con Mauro, pero todo se transformó en un escándalo luego de que la ahora conductora de MasterChef Celebrity (telefe) se apersonó en el lugar para romper ese encuentro con su ex. "Un día llegó alguien, la pareja anterior del caballero. Llegó desencajada, fue para vos directo. Acá se arma un quilombo hermoso", comentó Moria al recordar el episodio mientras Eugenia asentía sobre lo sucedido. "No fue tan tan quilombo", aclaró la ex Casi Ángeles. "¿Cómo fue que aquel día ustedes estaban en ese en ese boliche, ese lugar?", le preguntó directamente Moria. "Yo estaba sentada, estaba con mi mejor amiga del colegio y con otra amiga. Él estaba, era como el reencuentro. Yo llegué primera con mis amigas, pues soy muy puntual y lo veo entrar a él y le digo a mis amigas, me había olvidado que era tan alto y tan lindo. Era como que lo vi entrar así en cámara lenta", relató la China visiblemente enamorada de Icardi."¿Qué serían los Brad Pitt y Angelina Jolie nuestros?", bromeó la conductora. "Bueno, que esperó terminar mejor", sostuvo la China entre risas. "Yo me acuerdo de ese reencuentro que lo vimos todos porque la vida de ustedes es como que estamos haciendo una ecografía, Esto lo estamos viviendo hace un año. Nada más que yo fui la única que dije que esta era una historia de amor", dijo Moria en un claro apoyo a la pareja de la actriz y el futbolista. Tras las bromas y los elogios, Moria quiso saber cómo fue el cruce con Wanda. "¿Qué te dijo?", le preguntó. "Yo estaba de espaldas a la puerta y mi mejor amiga me dice: 'che, creo que acaba de entrar' la que no quiero nombrar. Yo le dije: 'imposible, qué va a hacer acá'. 'Sí, sí, y está con el cantante'", relató Suárez. "¿Con L-Gante?", inquirió Moria. "Sí, sí", aclaró. "Miré y venían, qué sé yo, siguieron de largo, se fueron a sentar. Yo lo veía a él y él me veía", contó la China sobre su reencuentro con Icardi y explicó por qué no se sentaron en la misma mesa: "Porque explotaba todo peor de lo que explotó. Además, yo no quería blanquear. A ver si todavía lo escucho hablar, no me cierra lo que me dice y después chau, no lo quiero ver más. Que quede que estábamos los dos en mesas separadas". "Cómo les gusta el tembladeral", comentó Moria sobre el cruce del trío mediático. "Yo iba a comer siempre, él iba a comer siempre, no sé, no era tan raro. Y además yo no le debía nada a nadie y él tampoco. Estamos los dos solteros", se excusó la actriz. "¿Y desde ahí nunca más se separaron?", preguntó la conductora. "Nunca más", sostuvo tajante la China, que ya lleva casi un año en pareja con Icardi, con quien convive en Turquía. Por último, Moria quiso averiguar si hay planes de casamiento. "Qué bueno que es esta historia de amor que va a proseguir, ¿se han comprometido?", preguntó. "Hubo ahí algo con anillos, todo, pero estamos esperando ir a París", afirmó la China y confirmó que puede haber boda próximamente.
El hostelero narra los trucos para preparar en casa el mejor cocido madrileño
Cerró Sucre y abrió Trocca. No hay vínculo entre esos dos sucesos, solo un común denominador: la figura de Fernando Trocca. El reconocido cocinero abrió Sucre en el año 2001, introduciendo distintos elementos que hoy son habituales en los restaurantes porteños (la cocina abierta, la cava en el medio del salón, la comida latina). Unos 25 años después -y con muchas aperturas en ese tiempo transcurrido-, Trocca abre por primera vez un restaurante con su nombre en Villa Pueyrredón. De alguna forma, una etapa concluye y una nueva comienza."Trocca no es un restaurante que vaya a marcar tendencia, porque no estoy haciendo nada nuevo", afirma el cocinero que, cerca de cumplir 60 años y con casi 40 de experiencia en gastronomía, se reconoce en un lugar de madurez profesional. Algo que está dispuesto a disfrutar: "Estoy haciendo la comida que me gusta comer y la que me gusta cocinar"-¿Cómo nace Trocca?-Es algo que tenía en la cabeza desde hace mucho tiempo. ¿Por qué ahora? Porque en una charla, mi amigo y socio, Martín Pittaluga, me empujó hacia la idea. "Tendrías que abrirte algo tuyo: tu lugar, tu espacio", me dijo. Yo me estaba yendo de viaje y eso me quedó dando vueltas, hasta que finalmente me dije: "Sí, está bueno, es un buen momento personal para hacerlo". Y lo activé.-¿Y qué era esa idea que tenías dando vueltas?-El objetivo principal no era un proyecto económico, sino armar un lugar que me representara, donde yo me sintiera feliz, cómodo; donde pudiera trabajar con gente con la que tengo ganas de trabajar; donde vinieran mis amigos, mi familia y mis clientes a pasarla bien.-¿La idea de llamarlo Trocca estaba desde el principio?-Sí, no hubo dudas ahí. Si antes, en algún momento, aparecía la fantasía de ponerle mi nombre a un restaurante, sentía que me iba a demandar demasiado, que de alguna manera me iba a esclavizar. Por eso nunca quise hacerlo. Pero ahora siento que es un momento de madurez, en el que le puedo poner mi nombre al lugar. Y está bueno. Durante mucho tiempo, una persona amiga mía me decía: "Tu nombre tiene algo especial, lo tenés que usar, tiene que estar ahí, en un restaurante, en un libro". Bueno, mi primer libro, que es Trocca cocinero, de alguna manera representaba toda mi historia con esa profesión. Y este restaurante también representa eso.-¿Creés que este proyecto le va a poner un freno a tus viajes y a hacer cosas afuera, como es tu costumbre?-Tengo ganas de seguir haciendo cosas afuera, porque me gusta. Pero sobre todo porque me hace bien a la cabeza. Me hace bien salir un poco de la Argentina y cambiar el aire. Me inspira viajar, conocer otra gente, comer en otros restaurantes, ver mercados. Solo que yo venía con un ritmo muy intenso. Después de la pandemia prácticamente ya no vivía en Buenos Aires. Pasaba acá dos meses al año. Hice proyectos como abrir Sucre en Londres y en Dubái, proyectos muy importantes, de mucho desafío profesional. Pero en un momento ya no sabía ni dónde vivía. Mi casa estaba acá, pero no vivía en mi casa. Fue entonces que volví a Buenos Aires.-¿Y cómo fue volver?-De repente me encontré acá tres meses seguidos sin moverme. Hice una serie de comidas a puertas cerradas en el taller de pintura de una amiga. Eso también me despertó la idea del restaurante. Porque me di cuenta de que el lugar más fácil para mí para hacer algo era Buenos Aires. Es donde yo me crie; la gente me conoce acá más que en otros lados. Esa serie de comidas fueron una experiencia muy linda, porque lo armé muy rápido. Una marca de heladeras me prestó la cocina; Leandro, de Volf, me prestó toda la vajilla y la cristalería, y las bodegas me dieron los vinos. Un amigo arquitecto me prestó los muebles, otro me armó la iluminación, Y así lo hice gracias a que todos colaboraron. Fueron ocho cenas, 200 personas en total, y en dos días se vendieron todos los cubiertos.-¿Por qué elegiste Villa Pueyrredón?-Yo quería una esquina en un barrio nuevo. No quería Palermo, Villa Crespo, Chacarita... Ninguno de los barrios que ya están detonados de gastronomía. Buscaba uno donde todavía no pasara demasiado, pero que al mismo tiempo fuera accesible y seguro. Primero fui ver una esquina en Olivos, pero ni me bajé del auto. Miré y dije: "No es la esquina que busco". De la inmobiliaria que me ayudaba en la búsqueda me propusieron una esquina en Villa Pueyrredón. Yo ni sabía dónde era. Así que llegué hasta acá, me paré enfrente y miré la esquina, las calles, los árboles, las casas bajas. Miré el mapa para ver la distancia que había de mi casa. Yo vivo en Vicente López, pero de acá estoy en menos de 15 minutos. Y me gustó. Al día siguiente, concreté una cita con la inmobiliaria y lo alquilé. No miré ningún otro lugar.-¿Tu idea es estar presente todas las noches en la cocina de Trocca?-Desde que abrimos estoy todas las noches. Y estoy muy motivado. Vengo algunos días temprano, cuando no hay nadie. Cocino como si estuviera en mi casa. En la medida en que lo pueda hacer, lo voy a hacer. También me doy cuenta de que ya no tengo la edad de ellos [señala a los cocineros más jóvenes de su cocina]. Estar parado tantas horas es duro, la cocina es dura y yo voy a cumplir 60 años. Pero la verdad es que lo disfruto mucho y me encanta. Quiero estar en la medida que pueda.-¿Qué querías hacer acá diferente a lo que habías hecho en tus otros restaurantes?-Cosas que tienen que ver con el comienzo de mi profesión como cocinero, con la raíz. Platos más clásicos, técnicas como de base de la cocina. El paillard con salsa de pimienta y papas fritas que tengo en la carta, por ejemplo, es un plato muy clásico con una de esas salsas que uno aprende a hacer cuando empieza a trabajar en la cocina. No hay una búsqueda por tratar de hacer algo distinto o diferente. Ya pasé ese momento. No me interesa ahora. Tampoco hay una búsqueda de mirar una tendencia o algo que esté pasando en otro lado. De hecho, pienso que cuanto más lejos se pueda estar de las tendencias, mejor. No hay una búsqueda por ocupar un lugar dentro de la gastronomía. Me refiero a los premios, que están muy bien, no estoy en contra de eso. Pero en este momento de mi vida, no tengo esa búsqueda.-En la carta aparece un plato con el nombre de tu abuela: Mondongo Serafina.-Sí, porque mi abuela es un poco la culpable de todo esto. Está ahí, en una foto en el mural [señala la pared del restaurante]. Ahora hay como una costumbre en la cocina, sobre todo con Ignacio Klein, el jefe de cocina, que cuando sale un plato nuevo la miramos a la abuela, como si la data bajara de ahí. Ese plato que lleva su nombre, al igual que el risotto con osobuco, lo hago hace 30 años. Esos platos son mi reinterpretación de los que me hacia mi abuela, porque ella ni siquiera llegó a saber que yo me dediqué a la cocina. Pero tengo esa memoria guardada de los sabores, de verla cocinar esos platos.-Decías que conviene seguir lo menos posibles las tendencias. ¿Por qué? ¿A dónde te llevan?-Creo que llevan a todos a un mismo lugar. Ferran Adrià en su momento fue una tendencia con la comida molecular. Salías a comer y todos estaban tratando de hacer una espuma. Es cierto que él llevó la cocina a un lugar donde nadie la había llevado, influyó en cientos de miles de cocineros (algunos para bien y otros para mal, porque yo he comido cosas incomibles), pero en definitiva fue un movimiento que no duró mucho, que no trascendió. Hoy ya nadie se anima a hacer cocina molecular.A veces las tendencias tienen cosas buenas y a todos de alguna manera nos llegan, pero pienso que lo mejor de uno sale de la propia inspiración. De lo que comió en un lugar, de un mercado que recorrió, de un libro que leyó. Trocca no es un restaurante que vaya a marcar tendencia porque no estoy haciendo nada nuevo. Estoy haciendo más bien cosas clásicas: la comida que me gusta comer, la que me gusta cocinar. En este momento de mi vida no quiero inventar nada. En todo caso, hacer un proyecto nuevo es parte del motor que me mantiene vivo.-¿Cómo viviste el cierre de Sucre?-Lo viví muy bien, la verdad. Con agradecimiento. Fue curioso, porque me llamaron de muchos medios: todos querían que hablara de la crisis, pero el cierre de Sucre no tuvo nada que ver con la crisis. La crisis lo afectó, igual que a todos, pero Sucre cerró porque se venció un contrato de alquiler después de 25 años y el dueño no quiso renovar.-¿Qué aportó Sucre a la cocina porteña?-Fue un lugar que rompió con muchas barreras. Éramos un grupo muy power los que lo formamos. Yo venía de vivir en Nueva York. Me volví para abrir Sucre con un montón de ideas y cosas que quería hacer. Allá había trabajado en un restaurante con la cocina abierta, que acá no era común. Lo mismo la cocina latina: en Buenos Aires nadie hacía entonces ceviches o tiraditos. La bodega en el centro del salón también fue algo nuevo, en un momento en el que el vino ya empezaba a tener un vuelo.-Se cerró una etapa y se abrió otra, más de madurez.-Sí, sin dudas. Yo estoy en un momento especial de mi vida. Tengo dos hijos grandes, estoy por cumplir 60, que es un número. Llevó casi 40 cocinando. De alguna manera, siento que abrir Trocca me lo merecía. Fue un regalo: haber hecho el restaurante que quería.
Johnny Depp pisó suelo argentino el lunes pasado y, desde entonces, su presencia generó gran expectación en Buenos Aires. Tras cumplir con sus compromisos profesionales, que incluyeron la avant première de Modigliani, tres días en Montparnasse y la recepción de la llave de la ciudad en La Plata, el renombrado actor de Hollywood optó por una velada de esparcimiento en compañía de su íntimo amigo, Jorge Corcho Rodríguez.La noche del jueves encontró al protagonista de Piratas del Caribe en El Mercado, el exclusivo restaurante ubicado en el Hotel Faena de Puerto Madero. Para la ocasión, Depp eligió el afamado asado a la leña, preparado por Emiliano Yulita, el chef ejecutivo del establecimiento. El maridaje estuvo a cargo del head sommelier Maximiliano Pérez, quien seleccionó etiquetas de cosechas que ya no se encuentran disponibles en el mercado, ofreciendo una experiencia única.Según pudo saber LA NACION, el actor degustó una cuidada selección de cortes de Aberdeen Angus cocinados a la estaca, que incluyó asado de 5 costillas y vacío. También probó el ojo de bife a la leña. Profundamente encantado por el banquete y las arraigadas costumbres locales para asar la carne, Depp manifestó gran curiosidad, preguntando por la técnica utilizada, los tiempos de cocción y los distintos pormenores de la preparación de cada plato que experimentaba por primera vez.Al finalizar la cena, el actor compartió que lo que más le agradó fue el punto casi bleu de la carne, una cocción distintiva conocida en Buenos Aires como "punto checa". Asimismo, le llamó poderosamente la atención la molleja a la leña, un plato que no figura en la carta habitual y que Yulita preparó especialmente para él. En cuanto a los vinos, la selección que acompañó la carne consistió en una serie de tintos mendocinos provenientes del Valle de Uco, predominantemente de la cepa malbec, que es su preferida. Además, se destacó un ícono argentino, el Estiba Reservada 2016, que se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la degustación. Los presentes resaltaron que el actor fue "muy amable" con todo el personal que lo atendió y se mostró visiblemente contento con la velada.Una vez concluida la cena, Depp y su grupo se trasladaron al living del exclusivo hotel, donde la banda de Lola y Bon Bon Club ofrecía su música. Convocados por el ritmo, tanto Depp como Corcho Rodríguez se sumaron a "zapar y tocar" para los huéspedes, un grupo de privilegiados que quedó gratamente sorprendido al tener frente a ellos a una de las más reconocidas estrellas de Hollywood actuando en vivo.Cómo es El Mercado: un oasis con huerta propiaEl Mercado, en el Faena Hotel, se distingue por su concepto que busca emular el campo en plena ciudad. "Alan [Faena] quería tener su huerta en el hotel, para así replicar aquí la plantación que tenía en su campo", explicó recientemente a LA NACION Emiliano Yulita, chef del restaurante. El lugar cuenta con una parrilla a cielo abierto en el patio, reforzando esa atmósfera campestre. Inicialmente, se implementaron pequeños cajones de dos por tres para plantar aromáticas. "Lo que cosechábamos era para la familia Faena, pero luego fuimos ampliando los espacios de la huerta y plantando lechugas, rúcula, albahaca, flores comestibles y distintos vegetales de estación, y los empezamos a incorporar a nuestros platos", detalló Yulita. Ejemplos de su uso incluyen las aromáticas para el chimichurri de hierbas frescas y las lechugas, kale y rúcula para la ensalada de la huerta.Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA
Faena Nueva York Visionary Art & Modern Luxury Hotel abrió oficialmente sus puertas el 9 de septiembre en el 500 West 18th St, con vistas al Río Hudson y al High Line. Y hubo fiesta, claro: Cher y Sting fueron algunos de los invitados especiales. El hotel tiene el inconfundible sello de Alan Faena, que fue muy bien recibido por la prensa norteamericana. Ofrece, además, cuatro propuestas gastronómicas: tres bares (The Living Room, El Secreto y La Cava) y un único restaurante, llamado La Boca, creado y dirigido por Francis Mallmann.Hasta allí fue Helen Rosner, periodista y crítica gastronómica, una pluma destacada de The New Yorker, la revista que este 2025 cumple 100 años marcando el ritmo de la Gran Manzana, con impacto en todo el mapa de los Estados Unidos. The New Yorker es un ícono del periodismo, el arte y la literatura.Rosner, de acuerdo a su artículo, visitó tres veces el restaurante y cada vez pidió distintos platos. El resultado es una crítica dura, contundente, que lleva por título: "La Boca es puro humo, nada de fuego". Y la bajada, por si quedan dudas del tono de su crítica, agrega: "El chef argentino Francis Mallmann es notorio por su amor por cocinar a fuego abierto. Con su debut en Nueva York, se esfuma".La autora usa la expresión "fizzle out", que se traduce como "esfumarse" o "apagarse lentamente". Pero en este contexto de crítica puede ser interpretado también como "fracasar" o "desvanecerse" al no poder replicar su técnica distintiva.En el comienzo de su texto, dice que la vida de Mallmann puede contarse como "a macho fairy tale". Un cuento de hadas "macho". Habla de su transición del modelo culinario europeo hasta convertirse "en un apóstol del fuego y del primitivismo". Menciona sus nueve ("quizá diez", dice) restaurantes y habla de los paquetes turísticos que vende hacia "su paraíso patagónico". Se refiere a La Soplada, la isla de Francis Mallmann en el Lago La Plata, Chubut. "Incluyen seis noches en la isla y, entre otras cosas, cinco 'Experiencias de Cena con Fuego' (Fire Dining Experiences), que comienzan en más de treinta y cuatro mil dólares por persona", asegura. No lo menciona, pero en marzo de 2014 estuvo allí la actriz Margot Robbie, todavía en el fulgor de la película Barbie.Tras semejante introducción, se mete de lleno en una descripción de La Boca. Dice que "es exuberante y lleno de capas, su interior es un tableau ostentoso y romántico de terciopelo rojo y rosas rosadas, la iluminación es tenue y sensual, y las obras de arte y la vajilla están adornadas con detalles dorados".Pero advierte que no hay fuego en La Boca, ya que una ley de Nueva York prohíbe los fogones de llama abierta. Por tal motivo, insiste, "el restaurante se ha visto obligado a traducir la veneración de Mallmann por el fuego en una apreciación más convencional del gas natural más común".Recién entonces, después de tanto preámbulo, comienza la crítica gastronómica en sí. Y comienza con una definición: "La Boca es hermoso, y caro, y carismático, pero también es muy malo", sentencia Rosner. Dice que comió allí tres veces y que todos los platos resultaron "una decepción, a veces de manera desconcertante".Critica sin piedad las empanadas, menciona el rib eye (ojo de bife) de 32 onzas (900 gramos) cuyo precio de lista, asegura, es de 235 dólares, y destroza un plato llamado Tower, que describe con "un dramático ensamblaje vertical de rodajas de solomillo de res intercaladas con papas machacadas crujientes". Resume su experiencia sin vueltas: "Fue el anticlímax del año".Sobre La Parrillada, pieza central del menú, que incluye cordero, pescado, langostinos gigantes y carne de res, no tiene mayores críticas. Dice que le falta sal y que el mozo no respetó su punto.Critica dos guarniciones del lugar que, según dice, por las que Mallmann es famoso: las papas dominó y la humita. Y se pregunta "Sabe el gran chef lo que está pasando aquí? ¿Le gusta?".Sobre el final, afirma: "No quiero volver a La Boca, y en conciencia no puedo recomendar a nadie más que coma allí". Pero enseguida destaca el ambiente del restaurante, al que llama "bastante maravilloso". Dice que "El terciopelo resplandece. Las rosas son reales. Los meseros son genuinamente encantadores, incluso si se sintieron nerviosos por preguntas sobre el origen de la carne (decepcionantemente, no proviene de los venerados rebaños de Argentina, sino de Texas)".A través de su carrera, de más de 50 años, donde se convirtió en una personalidad destacada de la cocina mundial, Francis Mallmann dejó claro que no se guía por las críticas y que no cree en los concursos gastronómicos. En 2013 renunció a ser jurado de los premios 50 Best, de los más deseados en la industria. "Los premios crearon un ambiente ficticio y ultra competitivo para nuestra cultura gastronómica", sentenció. En 2023, ante la inminente llegada de la Guía Michelin al país, declaró "Después de casi 50 años cocinando profesionalmente, realmente deseo que no obtengamos una estrella. Si es así, no lo aceptaría".Sin embargo, Francis Mallman respondió a la crítica con un posteo en sus redes sociales, sin hacer referencia directa a The New Yorker ni a Helen Rosner. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de @francismallmann Sobre una placa negra escribió, en inglés, "mi vida". Y copió un famoso fragmento de un discurso de 1910 del ex presidente norteamericano Theodore Roosevelt, conocido como "El hombre en la arena", donde elogia al individuo que lucha activamente por una causa, aunque falle, en contraposición al crítico que señala desde afuera.
Este caso no es una excepción de la norma, sino una reciente tendencia, que incluso tiene su propia denominación: reservas 'fantasma' o 'no-shows'. Cada vez más empresarios deciden tomar medidas al respecto
De acuerdo con las autoridades, ambos eran amigos, el artista laboraba como payaso, pero también trabajó como seguridad y en los últimos meses apoyaba en un negocio de piñatería que era administrado por la pareja de Haro Alarcón
Adrien López defendió la legalidad de su plato tras recibir ataques en línea por incluir "la marmotte à la royale" en su menú
Ahora, el cocinero madrileño trabaja en el éxito de Omeraki, un restaurante de cocina fusión con una carta basada en platos actuales con elementos orientales
La actriz mexicana sorprendió al contar que la noticia de su divorcio le llegó durante una cena familiar
Esta croqueta de caña de lomo y salsa de ibéricos y parmesano ha arrasado en Sevilla en el 'Croqueta Crush' ·
Durante su visita, la emérita disfrutó con las espectaculares vistas de dos restaurantes ibicencos especializados en cocina tradicional de la isla
El creador de contenido español conocido como Cere, famoso en TikTok bajo el usuario @buscandoacere, y con casi 250 mil seguidores, se propuso comprobar si la reputación de un restaurante con estrella Michelín en Kuala Lumpur, Malasia, estaba realmente justificada. Lo que parecía una simple parada gastronómica se transformó en una experiencia viral que encendió un debate en redes.Durante su viaje por el corazón de Chinatown, el influencer contó que el primer dato que lo sorprendió fue el precio de los platos: "¿Cómo te quedás si te digo que estoy yendo a un restaurante con estrella Michelin que es más barato que comer en un McDonald's en España?", adelantó en el video que superó las 17 mil visualizaciones en pocas horas.Según mostró, el restaurante tenía una entrada muy sencilla, casi oculta entre los locales de la zona, lo que contrastaba con la imagen de lujo que suele asociarse a estos establecimientos. "La carta es literalmente un cartón. Todo vale entre dos y cuatro euros. Y como ven, dice estrella Michelin 2023, 2024 y 2025", comentó, al señalar con sorpresa los distintivos exhibidos en el menú.Un tiktoker hizo un recorrido por un restaurante con estrella Michelín en MalasiaUna vez servidos los platos, Cere pidió los noodles, la especialidad del lugar. "Tardaron cinco minutos en traerlo. Es enorme, tiene muchas almejas, pero sinceramente no me volvió loco. El sabor es bastante normal. No está malo, pero no entiendo la fama", analizó mientras mostraba el plato a cámara. Aun así, destacó el precio accesible y la cantidad abundante: "Por menos de cuatro euros, lo que te dan es una locura".Pese a su tono crítico, también valoró la rapidez y la limpieza del local, además del sabor del caldo: "Está bueno y pica poco. Igual tengo la tolerancia alta porque viví mucho tiempo en Tailandia. Le pondría cuatro estrellas, pero la verdad es que no me sorprendió".Su video se volvió viral y abrió un intenso debate en redes sociales sobre la diferencia entre una "estrella Michelín" y una "recomendación Michelín". Muchos usuarios le aclararon que probablemente el restaurante no contaba con una estrella oficial, sino con una mención en la guía, una distinción más común que reconoce buena relación entre calidad y precio."En España siempre confunden recomendación Michelín con estrella. Eso no es una estrella", comentó un seguidor. Otro agregó: "La estrella Michelín muchas veces no es solo por el sabor; puede ser por la atención, la rapidez o la limpieza. Recordemos que este premio nació con los camioneros franceses que recomendaban restaurantes buenos y baratos en sus rutas". En cambio, otro señaló que tuvo una experiencia similar en otro establecimiento. "Nosotros también estuvimos en uno parecido en Singapur y nos pasó igual". ¿Qué es una estrella Michelín y quién las otorga?Las estrellas Michelín son uno de los reconocimientos gastronómicos más prestigiosos del mundo y forman parte de la Guía Michelín, publicada por la empresa francesa de neumáticos Michelin desde 1900. Cada año, inspectores anónimos visitan miles de restaurantes y evalúan aspectos como la calidad de los ingredientes, la técnica, la personalidad del chef y la coherencia del menú.
"Me enamoré de Buenos Aires porque le gente cada vez que se encuentra, come", confiesa Marta Wajda, nacida en Varsovia, Polonia, artista plástica y diseñadora que llegó al país en 2022 y este año compró una típica casa familiar en Colegiales y abrió su propio restaurante que en solo ocho meses se convirtió en un lugar de culto. Íntima y lúdica, también algo salvaje su menú es un manifiesto: "Comer es como explorar", asegura.Wajda es una rara avis. Todos quieren conocerla y su personalidad es magnética. Habla poco español, pero enseguida entendió los secretos de la ciudad. "Buenos Aires huele a café y medialunas, también a fugazzeta", llegó en 2022 con su marido. En Polonia más de 200 días al año está nublado. "Quería ver el sol", dice. "La luz es vida", agrega. Recién llegada caminó la ciudad. "No es la carne, es la pizza", dice acerca del plato que identifica a la capital porteña. "Viajo para comer", asegura. Y así lo hizo. Ciudadana del mundo, sabe reconocer la belleza: "Puedo vivir en Estambul, pero también en Cholila, que me parece un pueblo fantástico", cuenta sobre la localidad chubutense.Instalada en Buenos Aires comenzó a explorar la ciudad a través de sus aromas callejeros. Indagó y preguntó, y comió todo lo que pudo. Siempre desde una mirada artística, y profundamente humana y curiosa. "Es arte y es amor: así es la cocina", afirma Wajda. "Cuando supe que hacían fugazzeta rellena me pareció una locura", asegura. Enumera sus favoritos: La Mezzetta, Los Inmortales, y El Cuartito."En Polonia no hay pizzas como las de Buenos Aires", dice. El país europeo, bello y atravesado por las guerras, tiene una gastronomía rígida, proteica y con poco margen para la creatividad. "La única forma de demostrar amor era con la comida", recuerda cuando comía en la casa de su abuela. "Nos daba tanto para comer que no podías caminar", asegura. Pero la mesa era un espacio serio. "No decía que no se jugaba con la comida, que no era diversión", agrega Wajda.Su casa siempre fue un territorio de arte. El hermano de su abuelo fue el multipremiado director de cine Andrzej Wajda, cinco veces candidato al Oscar, en el año 2000 lo obtuvo en forma honorífica. Figura central de la cultura en Polonia. La casa de Marta fue un enclave creativo. Fue a estudiar a Cracovia, se dedicó a la pintura, el dibujo y se graduó de diseñadora industrial en ergonomía. "Pero siempre me gustó cocinar para mis amigos", aclara. Restaurante y cateringAbrió un bistró y una empresa de catering. "Dibujo primero mis platos", dice Wajda. Sus clientes son Porsche, Adidas y Netflix, entre otros. Llega a hacer 400 eventos al año. "Todos mis proyectos gastronómicos tienen como base el arte", afirma Wajda. Entonces halló una manera de liberarse del mandato social de no experimentar con la cocina y quebró con esa tradición. "Comer puede ser un juego y divertido", sugiere Wajda.Sus diseños gastronómicos tienen la gracia y el encanto de una obra de arte comestible. Sin embargo, su curiosidad la llamó y comenzó a viajar: Bali, Londres, New York, Turquía y Ámsterdam, fueron algunos de sus destinos, en todos cocinó y mientras su empresa continúa funcionando. Trabaja con las obsesiones: la gelatina y las flores, piensa mucho en el mundo infantil. Para Porsche presentó pequeños cubos de gelatina con la paleta de colores que usa la marca en sus exclusivos autos. "Eran como pequeñas joyas, que se podían comer"."Buenos Aires es conocida en el mundo entero por su carne y la centolla, también por sus buenos vinos", asegura Wajda. Su marido había viajado siete veces antes de la pandemia y en 2022, Marta oyó un llamado del sur del mundo, y tomaron un avión, bajaron en Ezeiza y comenzó un nuevo capítulo de su vida. "Realmente me enamoré de esta ciudad", confiesa. Fue amor a primera vista. Si huele a café y a medialunas, algo más le llamó la atención. El color de nuestra capital. "El verde: hay verde por todas partes, muchos árboles", dice.Fijó su bitácora en Colegiales. "Es un barrio que me encanta y está creciendo mucho gastronómicamente", advierte. El sosegado solar porteño se caracteriza por sus amplias veredas, su arboleda, su retirado escenario de costumbres familiares, sus jardines florecidos y las innovadoras aperturas gastronómicas. "Para ser honesta, me continúa sorprendiendo", confiesa Wajda. Y apunta al presente gastronómico de Buenos Aires. "Encontrás de todo, los conceptos de comida son muy buenos", dice Wajda. Su curiosidad la llevó a frecuentar bodegones y lugares populares. "Ahí encuentro el elemento mágico", cuenta. Tiene un método que aplica en todos sus viajes y usó (y usa) en Buenos Aires: conocer los aromas y sabores en los menús callejeros. "Ahí está el verdadero sabor de un país", sostiene Wajda. "Entre un restaurante con estrellas Michelin y la comida callejera, me quedo con la segunda", enfatiza. Sin embargo, Wajda persigue la estética en su obra gastronómica, se vale de ella para transmitir aromas naturales y poco intervenidos. Destaca la búsqueda de Gonzalo Aramburu y tiene un conocimiento amplio de toda la escena foodie porteña. Su pulsión artística la lleva a la consagración en Marta Restaurante."Recibo a los clientes como si fueran mis amigos", cuenta Wajda. Algo de su Polonia natal sobrevuela en el aire de su restaurante, que apenas se ve desde la vereda con un cartel donde se destaca una letra M onduante. Se trata de una casa familiar que aún conserva ese espíritu, donde había habitaciones están las mesas. Solo entran 28 comensales, y una mesa singular, privada, en la terraza, bajo las estrellas. Un espacio pequeñoLa cocina sigue teniendo el mismo fin. En un espacio pequeño, cada uno de los miembros de su equipo se desplazan en pasos ágiles, gráciles y seguros. El movimiento es una coreografía perfecta.Ayudada por una luz cenital, Marta trabaja en el fin del emplatado. Es la artista poniendo su firma en la obra. Cada plato es una composición donde se equilibran valores cromáticos, se funden diferentes texturas y conviven carnes, salsas, hortalizas y flores. La parte lúdica de Wajda está liberada en su cocina. Suena a revancha por aquella rigidez de la cocina de la abuela donde no tenía permitido jugar. "Intento mostrar que comer puede ser divertido, juego mucho en cada plato", asegura Wajda. Un plato de trucha llega a la mesa. La carne es roja, brilla. Unas láminas de pepino, y pequeños pétalos, la propia Wajda va hasta la mesa para completar la obra: vierte dos salsas, una con un tono rosáceo y otra verde. Una pesca del día está camuflada con papas y plátanos fritos. "Un color puede cambiar todo", afirma Wajda. Su exploración es sibarita y algo en ella nos referencia a la niñez. Es una niña jugando en un cuerpo de una mujer de 40 años. Su curiosidad plantea un escenario recreativo gastronómico. "El camino del diseñador al cliente es demasiado largo: en cambio entre el chef y su comensal es muy cercano y ahí yo veo magia", afirma Wajda. Es clave esa revelación en ella. La transmite de un modo sencillo: se presenta en las mesas, habla con cada uno de los que están allí comiendo, los oye, la oyen y entre ella y ellos la conexión es clara. El español de Wajda se hace fluido en el propio misterio del cruce de miradas. "Si algo es hermoso, la experiencia entonces es más elevada", fundamenta.El sentido artístico de su cocina se completa con un pensamiento epifánico. "Si lo recordás puede abrir una puerta en tu mente y establecer una conexión con algún momento de tu vida", sostiene. En su caso, es el juego. De esta manera, con flores de su propia huerta, los platos se sostienen con colores, historias y sentimientos personales. "Toda en la Argentina es compartir", aún se asombra de nuestra identidad. La mesa es un territorio de paz y encuentro. Cuenta que la invitaron a comer un asado y estuvo al borde del llanto por eso: por la ceremonia de unión. En estos días la ciudad está florecida y en su caminata por Colegiales halló una orquídea. Vuelve a la misma premonición. "Siento una especie de magia en las calles", dice Wajda. "Asado, milanesa, pizza y fugazzeta", los platos que encantan a Marta. Se declara obsesionada por algo más: la chipa y las gomitas. En este tiempo goza de una merecida aceptación por sus colegas. La pequeña y luminosas casa restaurante ha ganado corazones. El boca en boca ha sido crucial para su proyecto. Con sus brazos tatuados y una sonrisa natural, su mirada es inquieta. "Este lugar ahora es mi vida", reflexiona.
Dua Lipa llegó unos días antes de sus dos shows del 7 y 8 de noviembre en el estadio de River Plate y aprovechó para ir a comer a dos restaurantes emblemáticos de Buenos Aires. Las comidas ocurrieron en dos barrios y dos registros: en Villa Crespo, degustó un recorrido por cortes nobles de carne Wagyu; en Palermo, dentro de un jardín con plantas nativas se dejó llevar por una carta íntegramente libre de gluten y materias primas certificadas. En ambos casos, comió tranquila, pidió en español y agradeció a los equipos de los salones. Sin embargo, en una de las visitas se ventiló su presencia y una estampida de fanáticos se acercó para sacarse fotos con su ídola. Una cata carnívora con WagyuSegún pudo saber LA NACION, el operativo en la parrilla Madre Rojas (Rojas 1600, Villa Crespo) empezó el miércoles temprano, el equipo de seguridad de la cantante de "Don't Star Now" se presentó en el local, habló de una reserva de dos mesas para cuatro y luego blanqueó que era "para Dua Lipa". Ya en la cena, la familia aceptó el juego de la casa: escuchar el concepto y recorrer la carta. La mesa probó de todo: pickles, tortilla de papa, chinchulines, mollejas, cortes de vaquillona y Wagyu (una carne originaria de Japón, con grasa intramuscular, textura tierna y jugosa, y sabor dulce); además, espárragos con panceta Wagyu y mix de verdes. El servicio fluyó sin interrupciones.Cómo es Madre Rojas. En una esquina de Villa Crespo, el restaurante de Juan Ignacio Barcos â??ganadero, sommelier de carnes y chefâ?? trabaja con productores que respetan bienestar animal y biodiversidad. La carta incluye un glosario para ubicar cada corte, su productor, la alimentación del animal y la zona de origen; la ambientación es de bistró, con mesas clásicas y sillas de bar. Para comenzar, propone charcutería y entradas: cecina, bresaola y panceta curada de Wagyu; chorizo y chistorra (también de Wagyu); straciatella de temporada; morcilla con manzana verde y provoleta.Las carnes son protagonistas: ojo de bife, cuadril madurado, asado del centro, vacío, picaña y entraña, de estancias como La Julia (General Las Heras) y La Morena (Gualeguaychú), más los cortes de Wagyu de Barcos & Sons (Entre Ríos). Para acompañar, papas fritas en grasa Wagyu, coles de Bruselas con holandesa y pangrattato, ensalada de papines con tártara y alcaparras fritas, y un pincho de Wagyu pintado con salsa demiyaki y terminado con yema, ponzu casera y ciboulette. La carta de vinos recorre regiones y estilos â??blancos, rosados, naranjos, espumantes y tintos de distintos cuerposâ?? e incluso defiende maridajes de carnes con blancos.Un jardín en medio de Palermo y una carta sin glutenLa reserva en Las Flores (Gorriti 5870, Palermo) se hizo a las 10 del jueves para una "persona muy importante" y Lua, la encargada, eligió una mesa en el jardín, en un rincón, rodeada de plantas y arbustos altos y tupidos de especies nativas. A las 11.30 llegó un representante de seguridad â??estadounidense, con español fluidoâ??, inspeccionó el salón y el jardín, aprobó la mesa y pidió otra para el staff de custodios. A las 13 volvió con otro agente y a las 14 entraron primero la madre y la hermana, y luego Dua y su padre. El lugar estaba casi lleno. ¿Qué comieron? La cantante pidió ser atendida en español y avisó que tenía dos horas. En la apertura, espárragos y arvejas asadas, albóndigas de osobuco y un alcaucil al hierro; también pan sin gluten con manteca de miso, que repitieron. De principales: milanesa de lomo para el padre, arroz vegano con hongos para la madre y trucha patagónica a las brasas con emulsión liviana, encurtido de uvas y milhojas de papa para Dua y su hermana. "Aunque no lo había pedido, les mandamos las papas fritas doble cocción. A los pocos minutos, pidieron una segunda porción de esas papas", comentaron a este medio. Para beber, agua y limonada. La fama y los fans. Una comensal subió una foto antes de tiempo y el posteo se viralizó: el equipo, junto a los agentes de seguridad de la intérprete de "Levitating", limitó los ingresos y la vereda se colmó con más de 100 fans con flores y regalos.El cierre fue dulce y amable: la hermana elogió el hojaldre sin gluten del Napoleón; la artista accedió a fotos con algunas mesas y, ya en la puerta, posó para retratos grupales. Pagó el padre con tarjeta, dejaron una "excelente propina" y se despidieron del equipo; la salida fue en dos autos.
Tiene uno de los espacios verdes más bellos de Buenos Aires y trabaja con materias primas de muy buena calidad.Milanesa de lomo, arroz vegano con hongos y trucha patagónica: algunos de los platos elegidos por la cantante y su familia.
De paso por Buenos Aires antes de sus shows en River, la cantante británica disfrutó de una cena familiar en Madre Rojas, una reconocida parrilla porteña que combina cocina de autor y cortes de carne Wagyu. Leer más
Jeffrey Ruiz y Helena Termes, la pareja al frente de este local, han sido reconocidos como los mejores cocineros del año en los premios del Gastronomic Forum Barcelona
El donut de rabo de toro del restaurante Los Palomares se ha proclamado como tapa ganadora en la gran final del III Concurso 'De Tapas X Comarcas Valladolid 2025'
El padre de Felipe VI ha viajado a España en medio del revuelo que ha provocado la publicación de sus memorias, 'Reconciliación'
El empresario destaca que el gasto en personal de sus cuatro establecimientos representa solo el 18â?¯% de la facturación, bastante menos que el 30-35â?¯% habitual en la hostelería
El valor de la herencia cultural se manifiesta en cada plato y en la convivencia diaria. La cooperación entre adultos mayores y jóvenes en el equipo de trabajo es el motor silencioso de un emprendimiento con identidad propia
Luego de sorprender a Tini Stoessel en el concierto del domingo pasado durante el festival Futttura en Tecnópolis, el líder de la banda Coldplay, Chris Martin fue a cenar a un reconocido restaurante vegetariano de Villa Crespo.Anoche, el compositor de "Sky full of stars" apareció en Chuí. Según pudo saber LA NACION de fuentes del restaurante, había una reserva para las 20, pero nadie en el salón sabía que él sería parte del grupo. La sorpresa llegó cerca de las 21.20, cuando Martin cruzó la puerta y se acomodó en una mesa de doce, en uno de los sectores más reservados.La mesa del cantante de "Fix you" probó una selección amplia del menú vegetariano. Pasaron focaccia al horno de leña, queso llanero, palta quemada con kimchi y leche de tigre. Siguieron una papa Anna coronada con stracciatella y ajo negro, la polenta grillada y dos pizzas: una Margarita y otra de hongos. Todo se sirvió al centro, para compartir. El clima fue distendido, íntimo y agradecido con el equipo. Hubo un gesto que quedó en la memoria del personal: en un momento, Martin hizo una reverencia frente al horno de leña, como saludo al pizzero. La cena duró poco más de una hora, entre charlas bajas y platos compartidos.Antes de irse, el staff le regaló una gorra y una remera del lugar. Él sonrió, se puso la remera en el acto y dejó una frase, en español, que cerró la visita con sencillez: "Me encanta venir a Chuí cuando estoy en Buenos Aires. La verdad que comí muy bien".El baldío que se transformó en un boom gastronómicoHasta hace pocos años, donde hoy funciona Chuí había apenas un baldío pegado a las vías. La construcción del viaducto que elevó el tren liberó un corredor entero y el borde Villa Crespo-Chacarita mutó en polo gastronómico: lo que eran lotes vacíos se volvieron cocinas, barras y patios. Así nació Chuí. "Cuando lo vimos por primera vez, supimos que era el lugar. Era todo muy trash, había un Fiat Spazio arrumbado, había chapas por todos lados", recuerda uno de sus cuatro creadores.El proyecto unió a cuatro socios que casi no se conocían entre sí y apostaron a trabajar juntos: los gastronómicos Hernán Buccino y Martín Salomone (también detrás de Soria y Festival, en Palermo), el arquitecto Ivo Lepes â??hermano de Narda Lepesâ?? y Nicolás Kasakoff, cineasta y director en Landia. La idea fue clara desde el arranque: una cocina abierta y 100% vegetariana, con platos simples y de producto, que viajan por ingredientes de distintos extremos del país y encuentran en el horno de leña su corazón.El impacto fue inmediato. A más de cuatro años de la apertura, Chuí sostiene un caudal de cerca de 500 comensales por día y se consolidó como una de las experiencias del momento. La sala vibra con el ritmo de los fuegos y un servicio que empuja a compartir: panes y focaccias, vegetales trabajados con técnicas precisas, pastas, arroces y, por supuesto, las pizzas que parten del mismo horno ante el que esa noche Chris Martin se inclinó en señal de respeto.
Fue una noche perfecta, en la que la buena mesa reunió a trescientos invitados para celebrar el 60° aniversario de un restaurante, como si se tratara del cumpleaños de un viejo amigo. Happening, la reconocida parrilla de la Costanera porteña, llegó a sus seis décadas de vida y el martes 4 de noviembre lo celebró con un banquete al que asistieron sus habitués más famosos y fieles. Mirtha Legrand, Susana Giménez, Graciela Borges, Guillermo Francella, Pampita Ardohain, Mauricio Macri con Juliana Awada, Iván de Pineda, Emilia Attias y Carola del Bianco con su marido, Francisco "Paquito" Mayorga, fueron algunos de los que ocuparon las mesas de la planta baja y el primer piso del restaurante, ambientado especialmente por las hermanas Lola, Paz y Agustina Caradonti. Ellas crearon una atmósfera sofisticada y acogedora a través de la ubicación estratégica de velas de distintos tamaños en el acceso al edificio y en las mesas, cada una con un centro hecho de piedra tallada y flores, frutas y vegetales de estación.La gran fiesta de cumpleaños resultó el marco ideal para que se lucieran los platos del menú de tres pasos preparado por Francis Mallmann. El chef, que ya había sido el responsable del banquete del 50° aniversario de Happening, volvió a acompañar el festejo del restaurante con delicias que cocinó en la terraza, donde montó sus fogones junto a su equipo de cocineros y asistentes. El primer paso fue una ensalada de habas, arvejas, espárragos, alcauciles y huevos mollet con una paillette. El segundo, pescado a la sal con ensalada de chauchas y papas al natural. El plato principal consistió en pestaña de ojo de bife con papas dominó y ensalada de iceberg al ajillo. El postre, al que nadie pudo resistirse, fue una torta de miel de veinte capas con helado de yogur. Mallmann también preparó los bocados que se sirvieron a modo de amuse-bouche: choripanes y empanadas mendocinas de queso Lincoln y cheddar inglés y de carne cortada a cuchillo. Todo, acompañado con vinos de la bodega Catena Zapata y champagne Veuve Clicquot.Hubo encuentros, risas y charlas que se iniciaban en una mesa y continuaban en otra, a medida que los invitados se saludaban y recordaban anécdotas del restaurante, mientras en el salón sonaba la música soul de la cantante Vicky Brea y su banda."Orgulloso de tener la posibilidad de ampliar un legado familiar que me apasiona y motiva en la vida", le dijo a ¡HOLA! Argentina Osvaldo Brucco, el dueño de Happening, después de la celebración. Él es la segunda generación al frente del restaurante que crearon sus padres, Osvaldo y Beba, en 1965, a partir de uno de los tradicionales "carritos" de la Costanera. Beba fue la que le dio el impulso inicial al emprendimiento gastronómico familiar y Osvaldo Jr., bajo el lema "Que los clientes se sientan como en su casa", fue quien lo hizo crecer a partir de los años setenta, cuando tenía apenas 18 años y sus padres lo pusieron al frente del negocio. Hoy, lo acompaña en la gestión su hijo Lucas, la tercera generación. Brucco, que también es dueño del restaurante Gardiner y de la disco Tequila, trabaja en un nuevo proyecto: un club de polo en Punta del Este junto a la familia Pieres. El enorme complejo que incluye canchas y un barrio privado, estará ubicado en La Boyita, cerca de José Ignacio, y promete ser un nuevo destino de deporte, diversión y gastronomía en la costa uruguaya.
Cenó con un grupo de 12 personas en una de las mesas más reservadas del salón.Entre otros platos degustó pizzas y focaccia e hizo un gesto de admiración frente al horno pizzero.
La 'influencer' asegura que antes de ordenar verificó el precio de los platos, pero al momento de pagar intentaron cobrar mucho más del costo que aparece en el menú
Un viaje inesperado, una mesa con fama global y una experiencia que sacudió las expectativas. ¿Cuánto pesa la reputación cuando la realidad desafía al mito?
En uno de los polos gastronómicos más activos de la ciudad de Buenos Aires, a pasos de la Avenida del Libertador y del terreno que adquirió el empresario Eduardo Costantini -donde se ubica actualmente el Portal Palermo-, un nuevo protagonista acaba de instalarse. La historia del rock internacional tiene ahora una nueva parada; más precisamente en el Paseo Gigena, el nuevo complejo comercial y de oficinas frente al Hipódromo de Palermo y al Campo Argentino de Polo.Con una estética que fusiona el legado de la música con el diseño contemporáneo, el restaurante y bar temático inspirado, en un primer momento, en el mítico Hard Rock Cafe, desembarcó por primera vez en la ciudad, luego de su última apertura en el shopping Unicenter en 2024. El Banco Nación sube la tasa de sus créditos hipotecariosAunque el nombre inevitablemente remite al universo del rock, y despierta comparaciones con Hard Rock Café, en Rock&Feller's prefieren marcar distancia. "No nos gustan las comparaciones. Esto es un concepto propio. Tiene identidad argentina, se adaptó a nuestras costumbres y evolucionó con el tiempo", explica Guillermo Fernández Christe, uno de los socios fundadores, en diálogo con LA NACION.Una idea que nació en Córdoba hace casi 30 añosLa historia comenzó en Córdoba en 1996, cuando un grupo de emprendedores decidió apostar por un concepto poco explorado en Argentina por aquel entonces: un bar que también funcionara como restaurante, con servicio completo desde el desayuno hasta la madrugada. "Nos preguntábamos por qué en el país no se daba esta mixtura", recuerda Fernández Christe. "Veías en el mundo gente comiendo pasta en una barra mientras otro tomaba un cóctel al lado. Eso queríamos replicar".La marca se expandió a Rosario dos años más tarde y hoy cuenta con tres locales en esa ciudad: uno ubicado en la esquina de Boulevard Oroño y Jujuy, otro en el Alto Rosario Shopping y un último en el histórico Hotel Savoy. Mientras que, en Buenos Aires, la primera sede llegó en 2017 a Pilar. Más recientemente, en 2024, desembarcaron en el shopping Unicenter, donde el éxito fue inmediato: promedian 200 personas en lista de espera durante los fines de semana. Ahora, con la apertura en Palermo, marca su ingreso definitivo a la ciudad de Buenos Aires.De acuerdo a su fundador, cada local tiene su propia impronta, que busca diferenciarse del resto. En Palermo, por ejemplo, la inspiración fue el Renacimiento. De esta manera, el espacio incorpora frescos y memorabilia en el techo, en lugar de los clásicos cuadros en las paredes. Instrumentos, fotografías y objetos que hacen referencia a diversos artistas se exhiben en vitrinas con iluminación especial, e incluso algunos locales, como el del Alto Rosario, ofrecen vitrinas con audio incorporado y auriculares para escuchar música relacionada con lo exhibido. En qué barrios de Rosario se podrían construir torres de 120 metrosEn Pilar, por ejemplo, hay salas VIP, espacios privados vidriados con mesa larga, tematizadas con los Beatles y los Rolling Stones, mientras que en el histórico Hotel Savoy de Rosario se creó una sala más grande con música personalizada.El nuevo local de CABA está ubicado sobre la avenida Dorrego, en un frente de 100 metros de largo, con capacidad para 520 cubiertos, y cuenta con una terraza con vista al Hipódromo. "Buscamos durante años un lugar en Capital. Evaluamos la Costanera, Recoleta, pero necesitábamos un espacio de al menos 1500 m², algo difícil de conseguir. En Paseo Gigena encontramos el lugar ideal", señala Fernández Christe. Lugar donde también se ubican las oficinas de HIT Polo, la nueva sede de HIT Cowork.Una propuesta para las 24 horasRock&Feller's plantea seis momentos de consumo a lo largo del día: desayuno, corte de media mañana, almuerzo, merienda, cena y tragos nocturnos. Es decir, busca atraer tanto a quienes trabajan en la zona como al público que sale de noche."Es una zona en la que hay mucho movimiento por el casino, los eventos del Polo, boliches que hay en la zona y por sobre todo los bares de los Arcos bajo las vías del tren", asegura Fernández Christe. En su primera etapa, el local funcionó con horario acotado, pero desde fines de octubre abre las 24 horas de jueves a domingo. Será el único en la zona con esa modalidad.Además de los ya siete locales abiertos, la marca sigue en expansión. En Funes, la localidad vecina de Rosario donde tiene casa Lionel Messi, ya está en marcha una construcción de 3000 m² que incluirá 17 oficinas y una nueva sede del restaurante, con apertura prevista para fines de 2026. También se proyecta una apertura en la zona sur del Gran Buenos Aires.
Estos restaurantes barceloneses, finalistas en los premios 'TheFork Awards', han sido algunos de los más votados por los usuarios de la plataforma de reservas, destacando entre un total de 41 nominados
Un reconocido restaurante de Chicago entrega comida gratis a los beneficiarios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), en medio de la paralización de fondos federales por el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos. Manny's Cafeteria & Delicatessen, la firma que lideró la iniciativa en la ciudad de Illinois, dio los detalles para las personas afectadas.Qué comida recibirán los beneficiarios de SNAP en el restaurante de ChicagoEl Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés) anunció que los beneficios de SNAP no se entregarían el 1º de noviembre debido al cierre del gobierno. Como respuesta, el restaurante de Chicago Manny's Deli ofreció comida gratis en su ubicación de South Loop, al 1141 S. de Jefferson St."Queremos mantener a nuestra comunidad alimentada y segura", anunció la compañía en una publicación de Instagram el viernes 31 de octubre. Así, detallaron que desde el lunes 3 de noviembre a las 8 horas (hora local), ofrecen una comida familiar a cada persona que se presente en la sucursal y muestra la tarjeta de SNAP.Los asistentes pueden elegir entre consumir su alimento en el local o pedirlo para llevar. El menú gratis que entrega el restaurante de Chicago a los beneficiarios consta de un sándwich de carne, pavo o pastrami; una tortita de papa, pepinillos y una bebida gaseosa.Según detalló la entidad en otra publicación de la red social este domingo, este beneficio está destinado a las primeras 300 personas que se presenten en el local y muestren su tarjeta de SNAP y se realizará cada día durante toda la semana. "Por favor, sean pacientes y vistan con ropa de abrigo si hay fila", expresaron.Además, instaron a la comunidad a realizar donaciones para incrementar el número de alimentos que se entreguen a diario. "Todo el dinero se destinará a pagar las comidas para los afectados por los recortes de SNAP", puntualizaron.Qué pasará con los beneficios de SNAP en noviembreEl USDA advirtió que "el pozo se ha secado" a mediados de octubre, en un comunicado en su página oficial que detalló que los pagos de cupones de la ayuda alimentaria no se realizarían el 1º de noviembre. La decisión fue comunicada en base al cierre parcial del gobierno que paralizó los fondos federales para ciertos programas.El viernes pasado, dos jueces federales de Rhode Island y Massachusetts dictaminaron que la administración de Donald Trump debía destinar fondos de contingencia para continuar con el beneficio de SNAP para casi 42 millones de habitantes en ese país.Este domingo, el secretario del Tesoro, Scott Benssent, indicó la posibilidad de que se retomen las emisiones de pagos de SNAP el miércoles. "El presidente quiere asegurarse de que la gente reciba sus beneficios alimentarios", puntualizó en una entrevista con CNN.Otros restaurantes de Chicago que entregan comida gratis a los beneficiarios de SNAPEn medio de la situación del cierre del gobierno federal, otras compañías de la ciudad de Illinois lideraron iniciativas de apoyo a los beneficiarios del programa. Algunas de ellas son:Tazza Italian Ristorante: ubicado en el 14065 S. Bell Rd. de Homer Glen, destina un menú gratis basado en pasta, ensalada y pan a quienes muestren su tarjeta SNAP de martes a jueves entre las 16.30 y 18 hs desde el 1º de noviembre.The Huntley Dairy Mart: situado en el 10706 N. de la ruta 47, la firma instó a la comunidad afectada a acudir a su local y mostrar la tarjeta del programa para recibir apoyo alimentario.
El restaurante cerrará definitivamente el 21 de diciembre y su lugar lo ocupará una propuesta del grupo Orobianco, bajo la batuta de Paolo Casagrande (Lasarte)
El Santo Taquería, el icónico restaurante que durante años deleitó a los amantes de los tacos en la Calle Ocho de Miami, cerró sus puertas y fue reemplazado por un nuevo concepto gastronómico. En su lugar, abrió El Cuban Diner, un local que combina la comida clásica estadounidense con un toque cubano y ofrece desde hamburguesas y pan con lechón hasta bowls tradicionales y postres típicos.El Cuban Diner: el nuevo restaurante que combina comida de Estados Unidos y de CubaLa inauguración de El Cuban Diner tuvo lugar este jueves, en el 1620 SW 8th St., en el centro del barrio Little Havana. El restaurante transporta a los comensales a la Cuba de los años 50, con cabinas rojas acolchadas, luces de neón retro y una decoración evocadora de la época, según What Now. El Cuban Diner combina la comida clásica de Estados Unidos y la de Cuba (Instagram: @elcubandiner)El menú combina la cocina tradicional cubana con toques contemporáneos. Entre sus platillos más destacados se encuentra la Frita Cubana, una hamburguesa de chorizo al estilo de la isla caribeña servida en un bollo suave, y el Clásico Hotdog, cubierto con mostaza, chucrut y cebolla caramelizada; y el Pan Con Lechón.Además, incluye una variedad de bowls con opciones como cerdo asado, vaca frita, churrasco, pollo criollo y salmón, y hay ensaladas como César o prosciutto y burrata. También se puede optar por pizzas como Margherita, jamón o pepperoni, o por platos de pasta como Penne al Pesto Genovese o macarrones con tres tipos de quesos.Los comensales pueden disfrutar de malteadas al estilo cubano en sabores como fresa con galleta Maria, chocolate con coco y Oreo, banana split y chocolate con copos de maíz, así como postres tradicionales, entre ellos arroz con leche, flan, torrejas con helado y pastel de queso de maracuyá. El diner también cuenta con un bar de servicio completo, especializado en cócteles clásicos como mojitos y Cuba Libre.Su horario de atención es de 12hs a 22hs de domingo a jueves y de 12hs a 3 de la mañana los viernes y sábados.El cierre de El Santo Taquería en Calle Ocho y su reemplazo por El Cuban DinerLos representantes de Gastronomica Miami no precisaron la fecha exacta de cuándo fue el cierre de El Santo Taquería, que comprendía tanto el local principal como un espacio adicional, actualmente ocupado por el restaurante Ciao Havana del mismo grupo, que fusiona la cocina cubana e italiana, según indicó Miami Herald.El restaurante incluye en su menú una variedad de bowls, pasta, ensaladas y pizzas (Instagram: @elcubandiner)El Santo Taquería abrió en 2019 junto con el bar oculto Don Diablo, que en la actualidad funciona como CosaNostra Nightclub. Según su página web, reflejaba la "esencia de la cultura de la Lucha Libre y la experiencia de la comida mexicana" al ofrecer en su menú tacos, quesadillas, burritos y una selección de cócteles. Little Havana en Miami: historia, cultura y principales atractivos de la Calle OchoLittle Havana es un barrio emblemático de Miami, considerado el corazón de la comunidad cubana en la ciudad. Está ubicado al suroeste del centro, su eje principal es la Calle Ocho, una vía que concentra restaurantes, cafés, bares y tiendas que reflejan la cultura hispana, según detalló Miami and Beaches. El barrio es conocido por sus murales, la música en vivo, los festivales y la gastronomía tradicional, convirtiéndolo en un centro cultural y turístico. Entre sus lugares emblemáticos se encuentran el Parque Máximo Gómez, donde los residentes se reúnen a jugar dominó, y la Calle Ocho Walk of Fame, que honra a artistas latinos destacados.
No hay timbre, ni portero eléctrico ni campana. Ninguna forma de avisar que uno está en la puerta. ¿Dar unas palmaditas, como en los pueblos? A los segundos, una chica abre el portón de madera con figuras talladas -algunos dicen que son un homenaje a Dante y su amada Beatrice- y detrás aparece la casona que despierta intrigas, leyendas y ensoñaciones desde hace más de cien años. Conocida como la Casa Redonda o el Pequeño Barolo, es la residencia privada en pie más valiosa entre las que construyó el arquitecto y pintor italiano Mario Palanti en la pujante Buenos Aires de los años 20. Y está a punto de renacer como el restaurante Casa Palanti, con cocina a cargo de un chef con estrella Michelin.Cruzamos la puerta y, tras subir la escalera de mármol de tres escalones, entramos a un recibidor empapelado en tonos pastel rosados y verdes. Los pisos son de roble de Eslavonia. El trayecto natural conduce hacia lo que era el living de la propiedad, hoy transformado en el salón principal del restaurante, con capacidad para 32 cubiertos. Dos arcadas dividen el espacio y, en el rincón que ocupaba la chimenea, ahora hay una bancada y una mesa para cuatro comensales.Subiendo la escultural escalera de madera se accede a la segunda planta de la propiedad, que tiene un total de 810 m2 sobre un terreno de 466, en la zona más cara de la ciudad. Del techo cuelga una gran lámpara de hierro de la que se desprende un artefacto para sahumar la casa. Esta parte de la construcción es laberíntica: se mantuvo la distribución original de las habitaciones, a las que se accede por puertas macizas de vidrio repartido. Cada una tiene su estilo y paleta de colores. En una de ellas hay un gran aparador que sigue las líneas curvas que Palanti exploró en el pico de su carrera, al mismo tiempo que levantaba en la avenida de Mayo su obra inmortal, el Palacio Barolo, uno de los edificios más altos de su época.En la planta alta también hay un bunker, con puerta blindada y pasadizo de escape hacia la cocina: un vestigio de la época en que la casa funcionó como Embajada de Irán. Y también está el espacio que funcionará como bar, en una segunda etapa de esta reapertura. Una escalerita lleva a la famosa torre mirador de motivos hindúes y otra, más abigarrada aún, a la terraza coronada por una cruz del Sur metálica. Se dice que el poderoso empresario automotriz Julio Fevre tenía desde aquí vista directa del Estadio Olimpo, la pista de prueba de autos con gradas para 3000 personas que había en el techo del vecino Palacio Chrysler -hoy Palacio Alcorta-, concesionaria modelo que también era de su propiedad. En el año 1931 Fevre, que ya era importador de los vehículos Dodge, compró la filial local de Chrysler a la firma Resta Hermanos, que fue la que encargó la construcción tanto del Palacio como de la casa a Palanti. En sus primeros años se la conoció como Petit Hotel Eduardo Resta, por el director de Resta Hermanos. Durante su centenaria historia, la casa tuvo otros habitantes: los Zeballos, que vivieron allí durante casi diez años en los años 40; una familia salteña de apellido Soler, que la usaba durante sus visitas a la ciudad; y, más recientemente, en 2017, reabrió como galería de arte y showroom de muebles de lujo para las marcas Fendi Casa, Roberto Cavalli Home y Ralph Lauren, aunque dos años después volvió a cerrar. Además de su extensa temporada como embajada durante el gobierno del Sha de Persia hasta su derrocamiento en 1979. Su propietario actual reside en el exterior.Aunque sobresale el nombre del milanés, éste es el único proyecto que firmó a dúo con su amigo Ricardo Ulrico Augusto Algier, arquitecto de bajo perfil y prácticamente ignoto. Los constructores fueron Castiglioni y Colombo, quienes ya habían realizado otras obras junto a Palanti, desde que llegó a los 24 años para plasmar su febril visión del arte y de la arquitectura, nutrida de referencias y simbolismos. A cargo de este regreso de la casa hay un equipo con importantes credenciales. La cocina estará dirigida por Juan Ventureyra, chef porteño radicado en Mendoza que este año ganó su primera estrella Michelin por su trabajo en Riccitelli Bistró."La carta es simple: mucho trabajo con lo vegetal, que es mi sello, un par de pastas, algunas proteínas. Creo que la milanesa con huevo cocido a baja temperatura y las papas fritas van a ser algunos de los platos estrella", cuenta Ventureyra, que tuvo que adaptarse a la pequeña cocina de la casa y aun así se propuso desafíos como hacer sus propios helados y panificados.El staff gastronómico se completa con el bartender Ludovico De Biaggi, responsable de las dos barras de Casa Palanti y la carta de coctelería, donde hay clásicos y guiños tiki. El Negroni alla Palanti tiene un extra de avellanas, y el Barrio Parque, una combinación de coñac, ron, mandarina, horchata y Ancho Reyes. Del asesoramiento en vinos participó la sommelier Marcela Rienzo.Al contar con protección estructural y estar catalogada como Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico de la Ciudad, el trabajo de restauración fue lento, preciso y respetuoso. El equipo de la directora de arte Eme Carranza, creadora de restaurantes con ambientación icónica como Niño Gordo, El Preferido o Cochinchina, estuvo al frente del desafío.Después de años de vecinos y curiosos preguntándose quién habitaba la misteriosa casa redonda se acaban los secretos: el 3 de noviembre abrirán formalmente las puertas. Buenos Aires podrá exhibir uno de sus orgullos patrimoniales, ahora con su recuperado esplendor.
El restaurante madrileño China Crown ha sido elegido como el 'Europe's Best Chinese Cuisine Restaurant 2025' por los World Culinary Awards
Dirigido por el chef, sommelier y ganadero Juan Ignacio Barcos, Madre Rojas ofrece una experiencia centrada en el producto, a partir de una carta que exhibe cortes con el acento puesto en la biodiversidad y el bienestar animal, junto a una selección de vinos de distintas regiones del país.
Oriundo de Torrelavega, José Luis "Chele" González se ha convertido en todo un referente de innovación en el sudeste asiático
Un creador de contenido especializado en gastronomía informa sobre los límites legales
La artista celebra tres conciertos en la misma semana, todos ellos en el Palau Sant Jordi, con motivo de su gira 'The Mayhem Ball'
El reconocimiento fue otorgado por Certified Angus Beef, que valoró la técnica, el sabor y la historia cultural detrás del emblemático platillo peruano
Además de hamburguesas de carne de vaca premium y algunas veganas, este sitio del casco viejo es famoso por sus 11 cañeros de cerveza, sus zumos naturales y sus cócteles
El restaurante Rioja, en la población de Benissanó, ha hecho de la cocina tradicional valenciana en general y de la paella a la leña en particular su bandera
El premio a la mejor tapa de jamón de todo Teruel ha ido a parar a la capital de la comarca de la Matarraña, un bello pueblo medieval de poco más de 2.500 habitantes