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El presidente brasileño emitió su voto en San pablo e hizo una advertencia por la forma en la que informan los medios. Más de 5.500 ciudades del país vecino eligen autoridades.
Los argentinos normalizamos lo que a los ojos de un observador externo e imparcial sería una verdadera locura. En el país que fue y que podría ser el granero del mundo, el 52,9% de las personas son pobres y el 18,1% son indigentes. Lo normalizamos en el sentido que nos acostumbramos a vivir con esta anormalidad. Tanto que, a pocos días de publicarse el dato de pobreza del primer semestre de este año, los principales responsables de esta tragedia, los que gobernaron la Argentina durante la mayor parte desde la vuelta de la democracia, se pavoneaban en los medios durante la marcha del miércoles pasado como si no tuvieran ninguna responsabilidad. En otros países se morirían de vergüenza. Pero acá no; en la Argentina normalizamos esta verdadera tragedia, al punto de no convertirla en un disparador de políticas acordadas para combatirla rápida y decisivamente. Es más, sus principales responsables se oponen a todos los intentos por revertir esta situación y prometen implementar las mismas políticas si vuelven al poder. No podemos, sin embargo, seguir normalizando esta anormalidad.Empecemos por los datos. En la Argentina, la tasa de indigencia se mide comparando el ingreso de los hogares con una canasta alimentaria "capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas", llamada Canasta Básica Alimentaria (CBA). Su costo era durante el primer semestre de 2024 de $349.073 para un hogar promedio equivalente a 3,15 adultos. Es decir, el dato publicado por el Indec el 26 de septiembre significa que durante el primer semestre de 2024 el 18,1% de las personas que habitan los grandes aglomerados urbanos de la Argentina no cubrían sus necesidades alimentarias básicas. Entre los menores de 14 años, ese porcentaje sube al 27%.En la Argentina, la tasa de pobreza se mide comparando el ingreso de los hogares con una canasta (CBT), que, además de la CBA, contiene un conjunto de bienes y servicios considerados esenciales, incluyendo transporte, vestimenta, educación, salud y otros. El costo de la CBT era en el primer semestre de $709.318 para un hogar promedio equivalente a 2,93 adultos. Es decir, el dato recientemente publicado por el Indec significa que el 42,5% de los hogares y el 52,9% de las personas no cubren esa canasta mínima de bienes y servicios. Entre los menores de 14 años ese porcentaje se expande al 66,1%, y al 60,7% entre los jóvenes entre 15 y 29 años. El impacto político del anuncio del 26 de septiembre radica no solo en el elevado nivel absoluto de estas medidas de pobreza e indigencia, sino también en su fuerte aumento con respecto al año pasado, y a que llegaron a niveles no vistos desde la crisis de 2002. La tasa de indigencia subió desde el 11,9% de las personas, y la de pobreza desde el 41,7% de las personas en el segundo semestre de 2023. El número de pobres creció en 3,4 millones y el número de indigentes en 1,9 millones en solo un semestre en los grandes aglomerados urbanos. Es decir, el aumento en todo el país es mayor. Detrás de estos fríos datos de pobreza e indigencia están las terribles carencias que sufre un gran porcentaje de los argentinos, y que van mucho más allá de lo nutricional. Incluyen el acceso a servicios de salud, educación y a una vivienda digna, entre muchos otros. Para diciembre de 2023, un estimado de 5 millones de personas, más de 1,2 millones de familias, vivían en los llamados barrios populares, según el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap). Hay en el país 6467 barrios populares, de los cuales 5253 son asentamientos y 1127 villas, y en total ocupan 684 kilómetros cuadrados, más de tres veces el tamaño de la Capital Federal. Casi un tercio está en la provincia de Buenos Aires, donde la "década ganada" de la mano del kirchnerismo causó estragos: el número de villas se triplicó entre 2001 y 2016 en el Conurbano. La mayor parte de sus habitantes no tiene agua potable, cloacas, o gas natural, y sufren además la indignidad de depender de los favores de los punteros para obtener acceso a servicios o a prestaciones estatales o, peor aún, del narcotráfico.Es decir, somos un país lleno de pobres, lo que significa que somos un país pobre. El mito del país rico queda desnudo ante tanta carencia. Es una realidad inaceptable, que nos obliga a repensar todo. Cuando hay escasez, no se puede derrochar nada. Puesto en términos de las discusiones de días recientes, este principio ordenador aplica tanto a la transparencia en el manejo de los recursos destinados a las universidades, y la eficacia que logran dichos recursos, como a si podemos derrochar cientos de millones de dólares para subsidiar privilegios de los pilotos de Aerolíneas Argentinas. Desde 2008 que la inversión en educación pública de la Argentina supera el 5% del PBI (no estaá muy lejos del promedio de la OCDE), pero los resultados son paupérrimos. Nos encontramos en el puesto 62 de 81 países en los resultados de las pruebas PISA y las tasas de deserción escolar son alarmantes. El espejo de la pobreza es una Argentina llena de quintas de la casta, escondidas algunas detrás de causas nobles, otras ni siquiera.La brutal suba de la pobreza debería ser el ordenador de todas las discusiones económicas y políticas en los años siguientes. El objetivo tiene que ser reducir la pobreza aceleradamente. Para ello, tenemos que normalizar la cordura; es decir, tenemos que seguir los pasos de los países que lograron elevados niveles de ingresos.En primer lugar, tenemos que erradicar la inflación. La tasa de pobreza aumenta fuertemente cuanto se acelera la inflación, porque la gente de menores recursos no tiene como cubrirse durante estos eventos, y sus ingresos quedan rezagados. Para ello, la fórmula que implementaron exitosamente muchos países fue la de crear bancos centrales independientes del poder político, con un mandato firme de estabilidad de precios, e imposibilitados de financiar al sector público. Así, lograron tasas anuales de inflación cercanas al 2% o 3%, contando además con políticas monetarias anticíclicas, que estimulan la economía en tiempos de recesión y activan los frenos en momentos de expansión. Para ello, a su vez, se requiere tener una política fiscal prudente. La Argentina tiene que alejarse de los déficit fiscales por mucho tiempo. No se pueden proponer más gastos sin las correspondientes partidas de financiación. Pero solo una baja inflación no es suficiente para erradicar la pobreza: se necesita que la economía crezca fuertemente, para generar muchos empleos y de calidad. Estudios sobre la reducción de la pobreza, como el de Aart Kraay, del Banco Mundial, muestran que hasta el 90% de la reducción de la pobreza está explicada por el crecimiento del ingreso promedio, y solo un porcentaje mínimo es explicado por variaciones de la distribución del ingreso. Si queremos alcanzar el nivel de ingreso de Italia en 30 años, por ejemplo, tenemos que crecer cerca del 4,5% por año en promedio. La tasa de crecimiento de los últimos 10 años fue del -0,1% en la Argentina.Acelerar la tasa de crecimiento de manera sostenida no es fácil. Demanda aumentos fuertes y sostenidos de la tasa de inversión y de la productividad de la economía. La tasa de inversión en la Argentina es escandalosamente baja, de entre el 16% y el 20% del PBI, en promedio en los últimos 10 años, y la productividad (cuánto PBI producimos dado el capital invertido y el trabajo empleado) cayó fuertemente en una década. En los países de crecimiento elevado, la tasa de inversión supera el 25% del PBI.Para aumentar la inversión y la productividad, tenemos que normalizar la cordura: se requiere no solo estabilidad macro, sino también derechos de propiedad fuertes, apertura al comercio internacional, impuestos más bajos y menos distorsivos que los actuales, y mejoras en la educación, entre otros. Para aumentar la inversión en forma sostenida, también es importante incrementar la tasa de ahorro doméstico. De manera contraria, los aumentos de la inversión vendrán de la mano de subas en el déficit de cuenta corriente, que pueden ser inestables como ya vivimos muchas veces en el pasado. El aumento de la tasa de ahorro doméstico puede fomentarse con políticas tributarias que incentiven la reinversión de utilidades empresarias, como hizo Chile en su fase de crecimiento elevado, y con mecanismos que incentiven el ahorro para la vejez, destruidos luego de la nacionalización de los fondos de pensión. Muchas veces escuché la frase de que la Argentina no tomaba medidas radicales para corregir su declive económico porque no había sufrido una crisis terminal. Si tener más del 50% de pobres no es una crisis terminal, no sé que significa el término. El momento de actuar es ahora. El norte debe ser un crecimiento fuerte y baja inflación, sin despilfarros que no estamos en condiciones de financiar.
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El próximo Mundial 2026 podría tener récord de entrenadores argentinos. Al ampliarse el cupo de equipos participantes y con varios DT nacionales en carrera para clasificar a sus selecciones, sería una grata sensación. Uno de ellos, que tiene el boleto asegurado por tratarse de uno de los países organizadores, es Mauricio Pochettino, que este viernes fue presentado como DT de los Estados Unidos.Pochettino manifestó su orgullo de ser el primer argentino -y latinoamericano- que toma las riendas de una de las tres naciones que en menos de dos años albergarán la Copa del Mundo. "El técnico argentino tiene un valor por cómo vive el fútbol, por nuestro carácter, por nuestra pasión", dijo Pochettino en una rueda de prensa en la que fue presentado para dirigir al equipo nacional hasta el Mundial de 2026. "El fútbol es un contexto de emociones y quién mejor que un argentino para trasladar esa emoción".En declaraciones que fueron difundidas por la agencia AP, Pochettino abrió su ciclo señalando que los jugadores de la selección masculina deben aspirar a emular los logros de su par femenina. "Estamos aquí porque queremos ganar", indicó el otrora entrenador de Tottenham, Chelsea y París Saint-Germain. "Tenemos muchos ejemplos a nuestro alrededor que debemos seguir".Mientras que los hombres disputaron por última vez los cuartos de final del Mundial en 2002 y nunca se han consagrado en el máximo torneo de fútbol, las mujeres suman cuatro títulos de la Copa del Mundo y cinco oros olímpicos. "Necesitamos creer que podemos ganar el Mundial", señaló al pronunciarse en inglés en la sala de proyecciones Warner Bros. Discovery del nuevo barrio de Hudson Yards, el masivo complejo inmobiliario en el extremo oeste de la isla de Manhattan.El argentino de 52 años dirigirá a una selección por primera vez - el décimo timonel de Estados Unidos en 14 años. También es el primer extranjero desde que el alemán Jurgen Klinsmann estuvo al mando entre 2010 y 2016.Pochettino fue contratado en reemplazo de Gregg Berhalter, quien cumplía su segunda etapa cuando fue despedido el 10 de julio, una semana después de que la anfitriona Estados Unidos quedó fuera en la primera ronda de la Copa América. ¿Y qué motivó a Pochettino aceptar la oferta de una selección tras una trayectoria en clubes que empezó con Espanyol en el invierno boreal de 2009? "Hay un potencial grandísimo aquí", señaló. "Y está el desafío de llevar al equipo masculino a un nivel diferente. Esto es un desafío que nos saca de nuestra zona de confort. Para nosotros, lo fácil es elegir cosas que ya conocemos. Acá es entrar un poco a lo que uno no conoce, desafiarte a ti mismo".Pochettino llegó el miércoles a Estados Unidos, un día después de que se anunció el acuerdo y cenó con los socios de la selección. Trae consigo a sus ayudantes de siempre: los auxiliares Jesús Pérez y Miguel da Agostino, y el entrenador de arqueros Toni Jiménez. No descartó añadir en el futuro a un colaborador vinculado a la Federación de Estados Unidos.Los dirigentes de la federación lograron financiar el salario de Pochettino, cuyo monto no ha sido divulgado, gracias a obsequios de millonarios ejecutivos de un fondo de inversión y una firma de gestión de activos, señala AP. "La otra manera hubiera sido que aceptara trabajar por mucho menos", bromeó Cindy Parlow Cone, la presidente de la USSF.Con un saco oscuro, camisa blanca y pañuelo en saco, Pochettino compareció junto a Cone, el director ejecutivo de la USSF, JT Batson; y el director deportivo, Matt Crocker, quien conoce al argentino desde que coincidieron hace una década en el club inglés Southampton. Emma Hayes, quien dirigió a Chelsea antes de asumir como entrenadora de la selección femenina este mismo año, participó en el reclutamiento de su excolega de club. El cortejo empezó en julio en Barcelona."No tuve la necesidad de preguntar, me lo explicó todo", dijo Pochettino. Hayes condujo su primer entrenamiento el 28 de mayo y, 74 días después, llevó a las estadounidenses al oro en los Juegos Olímpicos de París. "Bromeaba con Poch diciéndole que Emma apenas necesitó dos meses para ganar una medalla olímpica de oro, así que tengo la curiosidad de saber lo que hará en dos meses", dijo Cone. "Queremos ponernos como norte ganar cada partidos que disputamos.¿El currículum de Pochettino? Estuvo al frente de Espanyol (2009-12), Southampton (2013-14), Tottenham (2014-19) y Chelsea (2023-24) en Inglaterra, así como el Paris Saint-Germain en Francia (2021-22), equipo que dejó tras ganar el título de liga.Algunas voces aseguran que la actual camada de jugadores, con figuras como Christian Pulisic, Tim Weah o Tyler Adams, es la mejor que ha surgido en el país, Pochettino fue cauto al subrayar que se precisa de un mejor funcionamiento colectivo. "Es una buena generación, jugadores talentos. Ahora mismo la confianza se ha desplomado con la Copa América", comentó. "Vamos a competir y competir es algo totalmente diferente a jugar".Tiene 637 días antes del primer duelo de la Copa Mundial, el 12 de junio de 2026, en Inglewood, California. Sus primeros duelos serán dos amistosos ante Panamá el 12 de octubre en Austin, Texas y ante México tres días después.Para pulir su visión, Pochettino si acaso dispondrán de ocho fechas FIFA antes del Mundial que Estados Unidos comparte con México y Canadá. La reciente Copa América dejó en evidencia su fragilidad en la defensa y problemas de temperamento durante los partidos."La evolución del fútbol en Estados Unidos es obvia. Hemos tenido la oportunidad de venir con clubes a jugar torneos de verano y palpamos como crece la hinchada y cómo los clubes están en pleno desarrollo", destacó. "También la aportación de jugadores que han llegado a la liga hace que ese se desarrollo sea muy bueno. La llegada de Leo Messi ha dado un cimbronazo importante sobre cómo el mundo percibe a Estados Unidos. Puede ver que el talento existe, que hay 350 millones de personas que le gusta el fútbol, que el "soccer" cada vez se siente más".Y Pochettino también quiere que los latinos en Estados Unidos se compenetren más con la selección: "Lo tomo como una responsabilidad, que 70 millones latinos apoyen, que sea un punto de conexión con el equipo nacional. Ver todos los campos estén llenos, que la gente se pelee por una entrada y encima ver a su equipo ganar".
Hay olor a plastilina en el taller de Mondongo, pero está disipado. Gran parte de su obra está exhibida en museos o en preparación para ser colgada. Este año, por primera vez en mucho tiempo, tendrán tres exposiciones en Buenos Aires, casi simultáneas. Juliana Laffitte y Manuel Mendanha están rodeados de libros, imágenes y un sinfín de objetos estrafalarios (una liebre que parece embalsamada, un payasito destapador, un angelito negro). La mañana transcurre tranquila, como esas en las que se arriman a una mesa con uno de los cuadernos de pensar nuevas ideas. Ella convida puchos armados y mates con yuyos, y repasan días agitados, de ventas e inauguraciones.Malba exhibe su homenaje a Manifestación de Berni (adquirido por Eduardo Costantini para su colección en seis cifras en dólares), y el 21 de septiembre, cuando se inaugure su nueva sede en Escobar, Malba Puertos, lo hará con otra exposición suya, donde se presentará la serie Argentina, el panorama de 45 metros de largo con un paisaje de Entre Ríos. En 2013 se expuso en el Museo de Arte Moderno formando un gran círculo. Esta vez estará deconstruido por la curaduría de Alejandra Aguado.Compartirán sala con Luis Ouvrard, pintor rosarino nacido en 1899, amigo de Antonio Berni y uno de los grandes referentes de la pintura rosarina del siglo XX. Su figura fue rescatada del olvido por la galería Calvaresi, que le dedicó una antológica en marzo pasado.Llama la atención de todo visitante de cierta edad un Alf original. Está sentado en un sillón y los Mondongo cuentan que es un regalo de su creador, Tom Patchett, que es su galerista en Los Ángeles. Allí, en Track 16, se exhibía hasta hace unos días la Calavera 8, una de las doce que hicieron entre 2009 y 2013, todas vendidas. Esa misma se exhibirá pronto en Buenos Aires, en Arthaus. En la sala de exposiciones de planta baja llegará esa obra procedente de Chicago, que tiene dientes de libros y va de Berni a la Difunta Correa, pasando por Fogwill y un patito de hule.Se verá junto con la Calavera 2, que llegará de Bélgica con la historia de la humanidad vista en un televisor por los Simpson, sentados en su sillón junto con Hitler, Einstein, Saddam Hussein, Sócrates y gran elenco. Una vaca seccionada que remite a la que guardó en una pecera con formol Damien Hirst, sobre paisaje del Taj Mahal, donde es un animal sagrado. Está la obra emblemática de León Ferrari, La civilización occidental y cristiana, y también Le Déjeuner sur l'herbe de Manet. Todo eso en dos por dos metros de plastilina.El espacio de microcentro inaugurará su terraza en noviembre con la obra El Baptisterio de los Colores, una capilla donde observar los 3276 tonos que son capaces de lograr con plastilina. Ahora están trabajando en una jaula de hilos fosforescentes, de esos que se encienden en la oscuridad. Adentro pondrán su muy conocido dólar de la serie Merca (2005) hecho con 30.000 clavos por lado, tejidos con hilo de acero: la cama de un faquir capitalista. Se verá en la sala del primer piso, junto con una serie de dibujos de animales también brillantes, Glow in the dark. Son de 2008 y se inspiran en los dibujos de los pintores y dibujantes viajeros que venían a relevar la flora y la fauna en la conquista. Van a estar en círculo alrededor del billete, detrás de un telón con luces apagadas (a veces, encendidas para cargar los dibujos).-¿Cómo será ver Argentina por separado, ya no como un recorrido circular?Manuel Mendanha (M.M.): -Cuando pusieron el Políptico de Gante dividido también fue interesante. Es como verlo por unidades. Al principio, me costó aceptar que se rompía el círculo, pero está bien. Será como una especie de laberinto, y te vas metiendo en cada panel en particular.-¿Esta obra tuvo un largo recorrido?M.M.: -Se vio en el MAXXI, Museo Nazionalle Delle Arti del XXI Secolo de Roma, estuvo en el MAR de Mar del Plata. Con los estudios para los paisajes hicimos una recorrida por Neuquén, San Juan y Córdoba.-¿La obra sigue siendo indivisible y de ustedes?-Juliana Laffitte (J. L.): -Los quince paneles son nuestros. Decidimos que no queríamos separarlos. Tuvimos oportunidad de venderlos en conjunto una vez en Abu Dabi, pero dijimos que no, porque no los vería nadie más. Así que decidimos guardarlos hasta que encuentre una casita que los contenga. Nuestra ilusión es que sea en la Argentina. De hecho, lo estamos guardando nosotros hace años.-Es un esfuerzo grande también, ¿no?M.M.: -Hay que guardarlo en algún lugar. Contratamos a Méndez (transportista y depósito especializado en obras de arte). Está cada uno en su caja y tiene todo acondicionado.-Qué bueno que puedan hacerlo.J. L.: -Recién ahora en la adultez tenemos esa posibilidad. Fue una decisión y es un esfuerzo también. Hicimos la serie Argentina en simultáneo con las Calaveras, y eso nos permitió quedarnos esa obra acá. Fueron cinco años. Y estuvo muy bien el equilibrio que nos daban esas dos series al trabajarlas al mismo tiempo. Las Calaveras son un trabajo minucioso, microscópico, todo lleno de conceptos que se van interrelacionando locamente. Mentalmente, ese trabajo era muy desgastante. En contraste, los paisajes eran una pausa, los trabajamos en horizontal y era una abstracción.-¿Envejece bien la plastilina?J. L.: -Envejece bien, sí. De repente, con los blancos sucede igual que con el óleo, se resecan un poquito más que los otros colores. Se conservan impecables. De hecho, la última vez que fuimos a Los Ángeles, Patchett tiene uno de los murales de plastilina que hicimos de Caperucita colgado en el medio de su casa desde 2005. Sin vidrio, sin acrílico, sin nada... impecable.-¿Cómo llevan adelante tres muestras casi simultáneas?J. L.: -No tanto, porque la de Malba termina cuando empieza Malba Puertos. Lo que pasa es que coincidieron en exposición 25 años de trabajo.-La producción de este año es Manifestación, el remake de Berni.J. L.: -Fueron ocho meses de trabajo. Doce horas por día, de lunes a lunes. Ese cuadro es para nosotros la cristalización de nuestro aprendizaje con la plastilina. En ese retrato múltiple están todas las técnicas que fuimos desarrollando.-¿Podemos enumerar esas técnicas?M.M.: -Cuando empezamos, la usábamos como los niños, haciendo chorizos y puntos. Eso se mantiene hasta el día de hoy. Después, con el paso del tiempo, descubrimos que, si calentamos la plastilina en el microondas, se derrite y la podemos usar con pincel como si fuera óleo. Después empezamos a hacer pequeños choricitos para hacer pelos, muy finitos.J. L.: -Lo último que desarrollamos fue un pincel que tiene cerdas de alambre, muy flexible, y los hacemos en diferentes grosores. Entonces, nos permite hacer unos esfumados finísimos y con eso la plastilina pierde la cualidad de la plastilina. Hicimos un par de marinas enteramente con esos pinceles de esfumado y la gente no pregunta de qué están hechas porque dan por sentado que es óleo.M.M.: -En realidad, los pigmentos de la plastilina son exactamente los mismos del óleo. Existen siete colores base, que mezclás de manera muy lenta. Es como un óleo lento. Por eso hicimos el Baptisterio, que es como la mesa que está acá abajo, que es nuestra paleta. Es una manera de compartir ese descubrimiento que fue para nosotros la plastilina. Y también un vehículo para estudiar el color: un círculo cromático inmersivo. Como el que hizo Johannes Itten de los doce colores, con los primarios, secundarios y terciarios, pero elevado, y con la transición de todos los colores. No hay separaciones.J. L.: â??La transición es con un gramo de diferencia entre color y color. Medio Breaking Bad, trabajamos con balanzas, con un grupo de chicas que nos ayudan que son como unos ángeles de la plastilina.-¿Experimentaron con impresoras 3D?J. L.: -Empezamos a experimentar para el cuadro de Manifestación por una cuestión de tiempo. Estábamos re apremiados. El cuadro es un alto relieve. Nunca habíamos usado impresora, pero hicimos una prueba y la verdad es que lo que nos devolvía era una cosa muy grosera, muy tosca, pero que nos ayudaba en algunos casos. En otros, no servía, porque en esta obra hay gente que está muerta, está nuestra hija cuando era bebé y que ahora tiene 18 años... Pero en algunos casos nos ayudó. Lo que hacemos habitualmente, por ejemplo en los paisajes, es tallar todo el volumen en telgopor sobre madera. Las ramas son estructuras de alambre o de madera. No podés hacer todo el cuadro de plastilina porque sería tan pesado que no se podría ni mover. Entonces, la estructura interna siempre es mucho más liviana. Experimentando siempre, encontramos esta solución para hacerlo más veloz porque teníamos ocho meses.M.M.: -Algunas de las caras de la gente viva podíamos escanearlas. Después, los cuerpos están tallados según las posiciones. Todo se iba viendo sobre el pucho, según cómo iban encajando unos con otros. Es como un gran rompecabezas: el puño están en una posición en la quijada de la cara que está detrás... Fue todo un proceso de composición muy lento.-¿Primero había que elegir el elenco?J. L.: -Lo primero que hicimos fue elegir el concepto de nuestra Manifestación. Era muy evidente la diferencia con la de Berni, donde los manifestantes son obreros desplazados. Lo que sucede después de 90 años es que en las manifestaciones el abanico se amplificó y ahora están compuestas por una heterogeneidad absoluta. Sobre todo después del 2001, la clase media empezó a engrosar más habitualmente las protestas.M.M.: -Entonces, cuando decidimos qué es lo que queríamos hacer, vimos que nuestro círculo de relaciones representaba esa heterogeneidad. Después de ver la manifestación que hubo a favor de la universidad pública, en abril, empezamos a trabajar con la gente que conocemos: algunos son artistas, otros son obreros, médicos, adolescentes, ancianos. La primera manifestación que hubo este año fue la del Fondo Nacional de las Artes. Vimos la noticia y la primera manifestante que apareció fue Marta Minujín, que daba a las claras el sentido de todo lo que estábamos diciendo. Cambiaba la composición de las manifestaciones. Ya no resulta extraño ver en una manifestación gente de la cultura.-¿Con Berni ustedes tienen una fuerte ligazón hace años?M.M.: -Berni nos abrió el camino. No solamente era provocador a través de los temas que trataba, sino también a través de la manera de realizarlos. Casi inconscientemente, su uso de los materiales nos influyó de una manera determinante. Abrió el abanico, el espectro. El material se transforma en un concepto en sí mismo que te permite componer las obras ya con una historia detrás.-La recreación de la villa de Malba, esa instalación, desde Berni se lee como una continuidad de sus obras con chatarra. ¿Cómo fue pensada por ustedes?J. L.: -El tema de la pobreza lo tratamos desde hace tiempo. La primera villa que pintamos fue en 2010. Es un tema que nos acompaña desde esas épocas. Y cuando surgió la idea del diálogo con Berni decidimos hacer la instalación de las casillas porque es un link absoluto con él. Nuestra realidad circundante es más que obvia en una sociedad en la que el cincuenta por ciento de la población vive debajo de la línea de la pobreza. Además, incluimos Sin pan y sin trabajo porque es el primer cuadro donde aparece la temática social en la historia del arte argentino, y cumple 130 años. Nosotros tenemos una historia de trabajo en la que nunca hemos trabajado ni como entretenedores ni como decoradores. Esa es nuestra realidad.M.M.: -Por ejemplo, cuando hicimos el retrato que la familia real española nos encargó, lo hicimos con espejitos de colores hablando de la nueva colonización... es parte de nuestra historia.-¿Ser un poco incómodos?M.M.: -Nos gusta generar preguntas, en realidad. Nos sale naturalmente. Tampoco es que lo buscamos.J. L.: -No, no lo buscamos. De hecho, después de 20 años de trabajar en este tono, que también es incómodo para nosotros, la verdad es que muchas veces cuando estamos trabajando las preguntas son las que nos acompañan a nosotros sin parar, y la perturbación y el dolor. En un momento empezamos a pensar por qué no hacer una obra con una temática más de la utopía, la felicidad, un mundo más feliz... y nunca nos salió. Excepto el Baptisterio de los colores: son los colores con el piso y el techo espejados, entonces es un infinito absoluto de 3276 colores que te envuelven circularmente. Te da un momento de paz y alegría. Esto es lo más cercano.M.M.: -También era una manera de compartir lo que habíamos aprendido experimentando con este material tantos años. Es utópico el hecho de compartir lo que descubriste.-Incluso los paisajes tienen esta lectura de la podredumbre que se va haciendo cada vez más densa... y representa la finitud de la vida.J. L.: -Son bastante opresivos. Son 45 metros de recorrido. En el centro exacto aparece un poquito de paz, en donde parar, tomar aire y seguir.M.M.: -El panel uno es una cárcava seca, que es un río que ya no tiene más agua, y el recorrido culmina en el río Uruguay. También tiene algo positivo en algún punto. El agua como fuente de vida.J. L.: -La resurrección. O la resiliencia, que es una palabra totalmente agotada en estas épocas, pero que se ve particularmente. Es un paisaje que se inunda cíclicamente, entonces hay un montón de ramas que están casi vencidas, pero ves como de esas ramas brotan nuevas vidas. Cuando sube el nivel del río, inunda todo y tira abajo a los árboles, y cuando se retira vuelven a nacer. Hay constantes renacimientos de la vegetación.-Esto es en Entre Ríos. ¿Ustedes pasaron un tiempo haciendo naturalismo y observación?M.M.: -Fuimos a descansar unos días ahí. Durante todo el proceso de realización fuimos a sacar fotos, a aprender.J. L.: -No habíamos salido de este taller por nueve años, sin vacaciones, y un amigo nos invitó a pasar un fin de semana. Y bueno, quedamos tan deslumbrados con la naturaleza y nos dimos cuenta que estábamos tan necesitados de salir de este sótano. Nuestra hija era muy chiquita, tenía dos años. Empezamos pintando un cuadro sin tener la menor idea de que se iba a convertir en lo que se convirtió. Es a cincuenta kilómetros de Gualeguaychú, en el comienzo de los humedales.-¿Y cómo están ahora? ¿Viajan? ¿Disfrutan?J. L.: -Estamos adultos. No es la misma energía que teníamos cuando pasábamos nueve años sin salir de acá. Somos distintos, por suerte. Porque para mí es una limitación no poder disfrutar de momentos de ocio o de salir a la naturaleza. Estamos tratando de aprender porque también cuando trabajamos tanto quedamos un poco exprimidos. Tuvimos una amiga, una poeta yanqui que nos visitó y nos pidió si podía quedarse en el taller mientras nosotros trabajábamos. Raramente, dijimos que sí. Meses después, nos dijo: "Quiero decirles algo que me quedé pensando seriamente y es que, por favor, conéctense con el sol". Y la verdad es que me quedó retumbando eso. Es tan simple y para nosotros es tan raro. Trabajamos en un sótano en donde no sabés si es día o noche. Le decimos el casino. No tenés contacto con la luz solar, no tenés hambre, no sabés la hora ni cuántas horas llevás ahí.M.M.: -El trabajo nuestro, por la tranquilidad que tenés, es un trabajo meditativo. Empezamos a las siete o las ocho de la mañana a trabajar. Tardamos tres, cuatro horas en entrar en el proceso de irse uno y transformarnos en una suerte de marioneta. Entonces, ayuda no saber qué hora es.J. L.: -Pero estamos tratando de mejorar eso.-¿En qué gastan lo que ganan? ¿En Méndez?M.M.: -¡Sí! Y en libros, ¿y en trabajar? Nuestro trabajo requiere mucha inversión. No es un trabajo simple de hacer.J. L.: -Estamos mega agradecidos de poder vivir de nuestra pintura. Y, después, lo que más agradecemos es poder conectarnos con las personas. Eso es por lo que siempre nosotros oramos, pedimos o invocamos: que los cuadros se conecten. Se comuniquen. Y para eso necesitamos muchas, muchas, muchas horas. Lo que decía recién: cuando empezamos a trabajar a las ocho de la mañana, entrar en el cuadro o sacar los pensamientos molestos que interfieren entre la pintura y la mano a veces se logra, a veces no. Pero nosotros ponemos toda nuestra energía ahí. Y eso lleva mucho tiempo.M.M.: -Cuando alcanzás esos momentos es cuando yo mejor me siento.J. L.: -Para mí es la felicidad. Cuando te das cuenta, chau, volvés a los pensamientos.-Para llegar a eso tienen una complejidad extra, que es que ustedes son dos pintores de un mismo cuadro, que además, comparten la vida cotidiana.M.M.: -También tenemos diferencias. De hecho, somos diametralmente opuestos. Pero pintando, cada vez menos. Pintando a esta altura ya fluye. Cada uno ya ama el estilo del otro y en ese sentido hay un entendimiento absoluto. De hecho, no creemos en la noción de autoría. Entrar en una suerte de meditación también te transforma. Creemos en una suerte de canal. Trabajando juntos somos mejores que trabajando por separado, habitualmente. A veces, no.J. L.: -Por ejemplo, en los retratos de Manifestación, que son unos treinta, hay algunos que están solo pintados por él, hay otros retratos que están solo pintados por mí, y hay otros que cuando él terminaba o yo terminaba, mirábamos y decíamos, ¿a este le falta un poco de vos? O él me decía, ¿a este le falta un poco de vos? Le falta tu mano.M.M.: -Eso es el entendimiento. No hay problemas. Hay años de trabajo total. Hay soluciones. Lo que sí nos toma tiempo es generar un deseo conjunto. Que los dos nos pongamos de acuerdo en un comienzo, en una idea que nos permita transformarnos en deseantes a los dos y empezar el cuadro.-¿Lo más difícil es empezar?J. L.: -Eso nos lleva mucho tiempo. En realidad también, con el pasar de los años, ese comienzo es cada vez más pequeño. El anzuelo que necesitamos para empezar es cada vez más pequeño. Porque ya entendimos que la clave es empezar y después el cuadro habla. Y pide o eyecta. Después de muchísimos años, nosotros estamos seguros de que podemos escuchar a los cuadros. Porque se manifiestan.M.M.: -Un ejemplo claro de eso fue el Políptico de Buenos Aires, que está ahora en Houston, que tiene un retrato de la Villa 31 cuando se abre. Está inspirado en el Políptico de Gante. Son un montón de cuadros que dialogan entre sí y para eso tardamos cuatro años. Al ser tantos cuadros, pintamos muchas secciones muchas veces. Terminábamos una parte y decíamos, no, este cuadro no funciona, lo retirábamos y volvíamos a usarlo. Pero era el cuadro mismo el que te decía, esto funciona y esto no funciona.J. L.: -Parece medio esotérico, místico, loco, pero la verdad es que para nosotros es así. Es muy claro a esta altura, después de 25 años de practicar.-¿Y ahora están empezando algo o están en la etapa de ver qué pica en el anzuelo?J. L.: -Esta confluencia de todas estas muestras nos obliga a estar ocupados con otras cosas. Terminamos el cuadro, y ¡ay, listo, ya está, ya está! Y no es así. Cuando el cuadro se cuelga empiezan a hablar otras voces que no son solamente las del cuadro. Requiere otro tipo de energía.- ¿Cómo vivieron su primer ataque hater a propósito de la villa adentro del Malba?J. L.: -Nosotros no lo hicimos pensando en que la gente entre y tenga la experiencia de una villa porque eso es imposible. Es una obra, primero. Y los haters, la verdad es que me parece bien que se manifiesten. Lo que sucede con la gente que supuestamente está en contra de esto es que todas las críticas, en general, terminan con preguntas.M.M.: -Lo que nosotros queríamos es que genere preguntas, que genere debate, que nos pongamos a pensar la realidad que nos circunda. Es difícil de sobrellevar corporalmente, pero es interesante que suceda. Y, por otra parte, la relación con el público no fue esa, en general. Esto es un círculo pequeño que va por redes sociales, que tiene una superioridad moral que dice lo que está bien y lo que está mal. Pero cuando vos te acercás, ves al público cómo se relaciona... Otra de las cosas que escuché es que la gente se saca selfies. Cuando yo voy la muestra no veo a la gente sacándose selfies. Estamos acostumbrados a que la gente se saca selfies en cualquier situación, en un velorio, en cualquier lado. Y una manera fácil de atacar es decir que es un lugar para que se saquen selfies. La gente se hace selfie en todos lados. Hablemos del tema que estamos planteando.J. L.: -Otra cosa que señalan es que en estas casillas que hicimos están llenas de detalles bellos. Esa gente evidentemente nunca ha pisado una villa porque adentro de las casas de la gente humilde está lleno de belleza. Son prejuicios basados en la ignorancia: la gente humilde no se lava la cabeza, no se peina y todas sus cosas son feas. Y no es verdad.M.M.: -Para hacer esto estuvimos recolectando cosas buscando especialmente la belleza. El artista Hoco Huoc nos ayudó mucho en esta instalación.-¿Fue un trabajo colaborativo?J. L.: -Fue una manifestación en sí misma del trabajo en todo sentido. A toda la gente que vino a posar le sacamos fotos y les pedíamos solamente una cosa, que era que hicieran un recorrido con la mirada para después poder elegir: han puesto el corazón a un alto nivel de entrega. Después, con nosotros trabaja Pilar Fogwill, que nos ayuda a hacer las paletas de colores, súper importante. Nacho es un amigo que viene muy a menudo, y nos ayuda a hacer todas las cosas de la computadora para ir montando en 3D. Silvi, que es la productora, es como nuestra madre. Fede es el carpintero. La pintura la hacemos nosotros, y también es una suerte de colectividad.-¿Qué seguirá ahora?J. L.: -Nosotros necesitamos que termine este año. Yo me tengo que curar de un dedo que me lastimó un gato justo ahora. Me hizo ¡cac! acá y se me lastimó un tendón. En este momento yo no podría trabajar con la plastilina. Estoy pintando en pastel allá adelante. Cuando tengo un recreo de Mondongo, siempre hago mis cosas y él mientras hace sus cosas. Me voy al pastel, al óleo o a la carbonilla.-Manuel, y vos ¿con qué descansás?M.M.: -¡Con plastilina! Estoy experimentando cosas nuevas, formales, para después.-¿Cómo se llevan con los vecinos? ¿Saben de ustedes?J. L.: -Sí y no, y pasan cosas. Junto a la vereda hay un localcito y ahí pinto, hago mis pasteles, mis cosas. Nos permite a nosotros separarnos físicamente, para que cada uno pueda airearse del otro y pensar. Tiene una vidriera y dejamos una especie de instalación. Y hay una mamá con dos niñas chiquitas que desde hace un montón de tiempo yo escucho que cada vez que pasan siempre al mismo horario (que debe ser el de la escuela) se arma una batahola, una excitación total. Entonces, el otro día salí a ver qué pasaba. Y me contaba la mamá que a una escultura de una mujer gigante que hay ahí le dicen la bruja: "¿Vos sabés que la bruja les deja regalitos acá en el dintel de la ventana?". O sea, esa mamá les deja regalitos cuando las va a buscar. Y ahora yo también. Las niñas viven una fantasía re loca. Yo les cambio a veces los cuadros.Agenda de un año intensoManifestación: en Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415, CABA. Hasta el 30 de septiembre.Argentina, en Malba Puertos, Puertos, Belén de Escobar. A partir del 22 de septiembre.El Baptisterio de los colores y serie Glow in the dark, en Arthaus, Bartolomé Mitre 434, CABA. A partir de noviembre.
La pareja fue consultada por un eventual matrimonio; sin embargo, ambos descartaron dicha idea, indicando que en estos momentos no se encontraba entre sus planes.
Son las conclusiones del último Informe de Monitoreo de la Carga de Trabajo de los Futbolistas que presentó FIFPro. Los cortos períodos de descanso, los viajes y la adaptación a diferentes zonas horarias y climas hacen que la recuperación sea más difícil.
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Garantizar la seguridad alimentaria es una prioridad para las empresas, lo que implica un entendimiento adecuado de las etiquetas de fechas de los productos
El astrólogo Álvaro Norambuena detalló por qué considera que será el preámbulo antes de una crisis definitiva de estructuras obsoletas. Años y signos en los que estuvo Plutón en los últimos 300 años.Un análisis de cómo impactará este tránsito planetario antes de "una nueva era astrológica".