El representante a la Cámara aseguró que el capitalismo es el único sistema económico, político y social que permite a las personas salir adelante y superar las dificultades
La canasta básica alimentaria (CBA) y la canasta básica total (CBT) aumentaron 0,9% en enero, con lo que empezaron el año en la misma línea de los últimos meses de 2024; es decir, con incrementos por debajo de la inflación, que en igual período tuvo un incremento de 2,2%.El dato fue publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), de cuyo informe se desprende, además, que ambas subieron menos que los precios en la comparación interanual. La CBA se encareció 58,8% en esa medición y la CBA aumentó 73,2%, frente a un índice de precios al consumidor (IPC) de 84,5%, en igual período.Inflación de enero: fue de 2,2% y acumula 84,5% en doce mesesNo se trata de un dato menor, puesto que la CBA se utiliza para determinar la línea de la indigencia, mientras que la CBA se usa para delimitar el umbral de la pobreza. Dado que ambas crecen menos que los precios, es de esperar que eso contribuya a reducir el número de indigentes y de pobres (máxime que, según se informó este miércoles, los salarios informales tuvieron una suba real de 6,8% en diciembre y de 36,2% en todo 2024).Aún así, el monto necesario para que una familia tipo no sea considerada pobre sigue siendo elevado y todavía difícil de alcanzar para los hogares de menores ingresos. Según el Indec, en enero una familia tipo, compuesta por cuatro integrantes (un hombre de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años), necesitó $1.033.716 para no caer bajo la línea de pobreza. En el caso de un adulto individual, esa cifra fue de $334.536.En igual sentido, para no ser consignada como indigente, una familia tipo, con la misma composición que la del anterior caso, necesitó $453.384, mientras que para un adulto individual la cifra requerida ascendió a los $146.726.El economista Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), enfatizó que la desaceleración de la CBA, que rompió el piso de 1% mensual, es muy positiva. "Además, es notable ver la caída en la tasa interanual. En diciembre dio 106,6%, mientras que ahora, en enero, arrojó 73,2%. Fue una reducción abrupta", comentó.Para Colina, esta desaceleración de la CBA redundará en una disminución de la pobreza. "La última vez que se vio un caso así [de una alza menor al 1% mensual] fue al inicio de la pandemia de Covid-19, cuando la gente no demandaba, y otra fue en diciembre de 2018, pero se trató de un hecho muy casual porque ya venía la inflación acelerada. En cambio, ahora, como la inflación viene desacelerada, parece ser que ya la CBT se va a estabilizar, lo cual, sumado a la recuperación de los salarios informales conocida este miércoles, la pobreza va a empezar a caer", explicó el economista.De hecho, tal como publicó este medio, según un informe de la Universidad Torcuato Di Tella, la tasa de pobreza habría estado en torno al 36,8% en el segundo semestre de 2024, menor que el 52,9% de la primera parte de ese año y por debajo del 41,8% que finalizó 2023.
"Siempre les digo a mis alumnos que están aprendiendo un oficio que es hermoso y hace felices a las personas. Cuando van a cortar el pelo a hospitales donde hay gente postrada, abandonada, o a hogares de niños que no tienen padres lo comprueban porque los reciben con una sonrisa", explica Betto Sosa, quien hace ya 21 años fundó la cadena Prana Peluquerías. Su historia más que particular y especial narra que nació hace 41 años en la Maternidad Sardá en Parque de los Patricios. "Igual que Sandro", agrega entre sonrisas. Y, para él, nada fue fácil. Se crió en hoteles de familia del barrio de Constitución. El primero fue el Ali Can, ubicado en Salta 963. "Muchas veces de chico tuve que esquivar charcos de sangre que había en la calle cuando llegaba al hotel. Eran comunes las peleas con cuchillas después de discusiones porque en la puerta de lo que era mi casa se vendía y consumía cocaína, había prostitución, mucha violencia. A veces mi vieja nos decía que nos tiráramos al piso porque afuera empezaban a los tiros. Me crié en ese ambiente, para mí era normal. Aunque siempre evitaba enfrentarme a nadie. Te convertís en un experto en evitar conflictos. Me lo enseñaron mis viejos en el hogar humilde que teníamos junto a mis dos hermanos. Mamá, Carmen, limpiaba casas; papá, Mario, fue uno de los sobrevivientes del Crucero General Belgrano en la Guerra de Malvinas. A mí me salvó la escuela y la curiosidad que tenía. Pero no me olvido que de pibe nunca pude festejar un cumpleaños porque vivía en una pieza que no tenía ventanas. Nunca pude invitar a mis amigos a un pelotero porque no podíamos, me las tuve que rebuscar solo, pero eso me sirvió para despertar mi propio ingenio...", cuenta en diálogo con LA NACION. Betto hace un alto en el relato y demuestra durante toda la charla una particularidad: siempre sonríe y se muestra positivo, altruista. Quizá como nunca tuvo nada, fue por todo. "Después nos mudamos a otro hotel a una cuadra y media, hasta que Malena, una mujer de una casa donde mi vieja hacía la limpieza le dijo: 'Vengan a vivir acá que el terreno es grande y lo pagás como puedas'. A mí me gustaba acompañarla y conocía el lugar. Así tuvimos nuestra primera casa, pero ya más grande, con espacio; fue increíble para nosotros que estábamos acostumbrados a convivir en un sitio muy reducido", continúa. Estaba en segundo grado cuando empezó a concurrir en el barrio a la parroquia Inmaculada Concepción de María donde lo recibió el padre Alfonso. Primero fue monaguillo y después catequista. También conoció al padre Toto, cura villero de la 21, alguien fundamental en su vida: "Por eso me tatué su imagen acá en la pierna. Me enseñó cuál era el camino por donde debía ir, acercarme a quienes lo necesitaban". Un repetidor que encontró su destino Sin embargo, su paso por la escuela no era el mejor, ya que repitió seis veces en el colegio secundario. "Siempre tuve un déficit de atención, me cuesta concentrarme", explica y agrega que su futuro estaba inclinado a la gastronomía, pero de repente cambió de rumbo: "Me gustaba cocinar porque mi mamá lo hacía para afuera, pero empecé a cortarle el pelo a mis amigos. Yo digo que el destino estaba marcado porque a los pocos días vi un cartel en mi escuela que había un curso de peluquería, me anoté y no paré más". Tenía apenas diecisiete años y comenzaba una aventura para intentar cumplir sus sueños de progreso: "Cuando arranqué mis compañeras eran todas señoras que se juntaban para hablar de Montecristo, la novela del momento. Me dije a mí mismo: '¿Qué miércoles hago?'. Y me fui a buscar trabajo para limpiar peluquerías. Agradezco a mucha gente que me dio una mano. Lo hacía de 7 de la tarde a 1 de la mañana. Yo sabía que tenía que estar ahí adentro, esa era mi misión. Entonces limpiaba tres, no una. Hasta que me tomaron en una de Flores que se llamaba Paulino Acosta como encargado del guardarropa. Yo recibía las prendas de los clientes, les daba un numerito y les convidaba un café. Trabajaba para poder pagarme el curso. Después me fui a otra que estaba a una cuadra del Alto Palermo. A los 13 había adoptado un look estilo Marilyn Manson, porque te soy sincero, cuando lo descubrí dije: 'Es por acá, me da seguridad'. Hasta que me tomaron en otra de Guillermo Paparella en Cabildo y Juramento. Y se dio el milagro. Un amigo mío que había sido director de Llongueras me vio y empezó a entrenarme, a prepararme. Tenía la idea de poner la peluquería conmigo y arrancamos sobre Cramer. Pagamos el primer mes de alquiler sin tener la plata para el segundo. También íbamos a Plaza Serrano a cortar gratis para atraer clientes. Empezamos a sumar eventos. Y se dio". El universo o, mejor dicho, el esfuerzo de sol a sol, le dio su gran recompensa. "Hoy tengo la fortuna de haber escuchado que nos recomiendan diciendo que somos una peluquería como las del Soho en Nueva York. Y que me llamen para dar charlas TEDx y motivacionales en UADE, la Universidad Torcuato Di Tella y empresas. Trabajamos con mi equipo de profes en festivales y shows como Lollapalooza, Pepsi Music, Movistar Arena, Quilmes Rock, en los teatros como por ejemplo en la obra de Floricienta. A todos estos lugares llevamos a nuestros alumnos que por supuesto cobran y bien por su trabajo", cuenta sobre ese recorrido que tanto le costó.-¿Son los alumnos que capacitaste en el programa Arte en Barrios en la ciudad de Buenos Aires? -Sí, hace cuatro años empezamos a brindar clases en barrios populares, fundando la primera escuela de peluquería junto a la municipalidad. El objetivo es replicar esta iniciativa en todo el país para que los jóvenes puedan tener un horizonte claro, salir de la calle y soñar con un futuro posible con salida laboral inmediata. En la Ciudad de Buenos Aires funciona con continuidad en distintos barrios como Juan XXIII, Zavaleta, 1-11-14, 31, con apoyo logístico, insumos e instalaciones para el desarrollo de las clases. No hay límite de edad, solo tienen que ser mayores de 18 años. Tenemos casos de gente mayor que también se engancha y les hace muy bien. Ya formamos más de 600 profesionales. No sabés la satisfacción que se siente al darles a los demás mucho de lo que me brindaron a mí. Nos encanta armar equipos a mí y a mis profes, somos expertos en eso. Y a la gente la motiva. También les enseño a presentarse, a romper con la timidez: "Buenas tardes, bienvenida/o, mi nombre es tal, ¿el tuyo? ¿En qué te puedo ayudar". El público debe ser muy bien recibido y entonces de entrada se genera buen clima y se siente a gusto. También les enseño a manejar su Instagram, a saber encarar su propio proyecto y negocio. Y la respuesta que tengo es extraordinaria, se genera el mejor clima. Trabajamos en eventos de la costa atlántica, tenemos egresados de Fuerte Apache, chicas y chicos que no conocían la playa ni viajaron en avión y fueron seleccionados por sus habilidades para un trabajo que hicimos en las costas de Brasil. Lo mismo pasó cuando estuvimos en Bariloche con la nieve con viajes de egresados. Cuando me preguntan qué soy digo que me gusta ser un generador de oportunidades. Tenemos alumnos que viven y trabajan en los Estados Unidos, Alemania, ¿sabés lo que eso significa para ellos y para nosotros? Es una satisfacción difícil de definir, un orgullo para mí y una pasión al mismo tiempo. Betto no hace pausas cuando relata con entusiasmo cuánto le agrada ayudar al prójimo a progresar y explica que decidió llamar Prana a su cadena de peluquerías porque significa, en sánscrito, energía vital que impregna y conecta todo lo que existe en el universo. "Proviene del hinduismo. Entonces inventamos el logo con el dibujo de una ramita. Como cuando las abuelas arrancan una para ponerla en agua para que nazca otra... Esa es la idea. Creemos en todas las semillas Prana que estamos generando porque yo les enseño peluquería y les digo que tienen que ir transmitiendo esto a donde vayan. La vez pasada hablé con mi hijo Dante que hoy tiene 15 años y le pregunté si quería continuar con mi historia. Me dijo: 'No papá, quiero ser programador'. Le contesté: 'Te voy apoyar en todo para que lo logres. Pero quiero que me ayudes a tener sucesores porque este trabajo le hace bien a la gente, les abre un futuro que muchas veces se les niega'. Lo que hacemos es muy inclusivo y rescata vidas, te lo puedo asegurar. Los lunes tenemos escuela para quienes están en situación de calle. Y se da algo mágico, las primeras marcas nos contratan y estamos en los mejores festivales como te conté. -¿Cómo generaste también que músicos que están en sus mejores momentos no solo te citen como ejemplo, sino que también se atiendan con vos? -¿Viste? Se dio. coincidencia de buenas energías, positivas. Martín venía y un día trajo a su padre, Fito Páez. También, Chano a quien amo y es mi gran amigo, pero desde antes de ser famoso. Te cuento la anécdota. Nosotros pedíamos comida donde él era el telefonista. Así nos conocimos. El primero que vino a la pelu fue Bambi y dijo: "Che tengo una banda así". Después llegó Chano y nos comentó: "Vamos a tocar en un lugar, ¿nos pueden ir a peinar?". Había 40 personas, pero para mí eran los Rolling Stones. Yo los peinaba en el baño. Por eso fui tan feliz cuando tocaron para 120 mil personas en Figueroa Alcorta y Pampa. -También recibís a Bizarrap, Duki, Dillom, Luck Ra y otras stars e integrantes de bandas del momento como La Mala Rodríguez, los chicos de Tan Biónica, Piso 21, Muerdo, Trueno, Wos, Ysya, Lit Killah, y Kathe Perry y los Red Hot Chilli Peppers cuando visitaron la Argentina. -Todos bienvenidos, otro orgullo que tengo y me dio la vida. María Becerra en sus inicios vino a Prana también. Yo digo que todo es producto del esfuerzo. Hasta la pandemia llegamos a tener 18 locales. Después la pasamos mal, tuvimos que achicar porque por mucho tiempo no pudimos abrir, pero volvimos, resurgimos y acá estamos. Con proyectos para que la bandera Prana flamee en Chile, Brasil, los Estados Unidos... Me entrevistaron para la BBC de Londres y el diario El País de España, ¿sabés lo que representa para mí, un pibito que se crió en una humilde pieza de hotel? -¿Es verdad que te convocaron para el cine? -(Sonríe) A mí me pasan cosas muy locas. Es verdad, aparezco en una película con Franco Masini, Gerardo Romano, Andrea Frigerio... Fui a cortar el pelo y peinar y me dijeron que me vieron tan concentrado que me invitaron a hacer un bolo. Se llama Solo el amor y hasta hace poco estuvo en Netflix. -¿Cuál fue tu secreto para llegar? -No olvidarme del pasado. En la infancia éramos 20 amigos y por lo menos ocho murieron por las drogas, por la violencia y por no tener oportunidades. Te juro que siempre pienso en los demás, en ayudar al otro, al que lo necesita. Mi lema es generar chances para que todos la puedan tener. Los invito a soñar y a concretar. Nunca me voy a olvidar de las palabras de una profesora del curso: 'Dedicate a la peluquería que te va a salvar la vida'.
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Para el sector privado, la tasa de pobreza se ubicó en el tercer trimestre cerca del 38%. Las proyecciones indican que terminaría el 2024 por debajo del 40%, una cifra menor a la del cierre de 2023. Sin embargo, los especialistas advierten que el "termómetro de la pobreza no está midiendo el aumento de los servicios públicos y la caída del poder de consumo en el presupuesto familiar".
La tasa de pobreza en la Argentina habría estado por debajo de 37% en el segundo semestre del año pasado. De confirmarse el dato, sería una caída importante con relación al 52,9% al que llegó la medición en la primera parte de 2024. El próximo 31 de marzo, el Indec dará a conocer el dato oficial, pero las proyecciones de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) muestran que la tasa estaría en torno al 36,8%. De esta forma, sería el nivel más bajo desde el primer semestre de 2022 (36,5%).El presidente Javier Milei mencionó esta estimación hoy en una entrevista cuando dijo que la economía está creciendo fuertemente y que la inflación está cayendo. "La pobreza en la frecuencia mensual, medida por Martín González Rozada de la Universidad Di Tella, muestra que la bajamos de 57% a 36%; es decir, bajamos 21 puntos la pobreza y sacamos a casi 10 millones de personas de la pobreza. En ese contexto, donde sigue bajando la inflación, siguen subiendo los salarios reales y las jubilaciones, donde a la gente le va muchísimo mejor, estamos en niveles de popularidad récord y tenemos intención de votos del orden del entre el 45% y el 50%", dijo el mandatario, en una entrevista con A24.El econometrista González Rozada utiliza los microdatos de la encuesta permanente de hogares (EPH) que publica el Indec para anticipar el dato semestral de pobreza. Según sus estimaciones, la tasa de pobreza habría bajado de 41,8% del segundo semestre de 2023 a 36,8% en el mismo período del año pasado, mientras que la indigencia habría bajado de 12,2% a 9,2%.De esta forma, en su primer año de gobierno, Milei habría reducido la tasa de pobreza, pese al ajuste fiscal de casi cinco puntos del producto que realizó. El pico de la medición de pobreza fue en el primer trimestre, con una tasa de 54,8%, que habría bajado a 34,8% en el último trimestre del año.La baja tan pronunciada se explica directamente por la fuerte caída de la tasa de inflación, que pasó de 211,4% a finales de 2023 a 117,8%, el año pasado. Esto, a su vez, permitió que mejorara el poder adquisitivo vinculado a la compra de los productos que integran la canasta básica total (CBT), que mide la pobreza y que en 2024 aumentó 106,6%, y la canasta básica alimentaria (CBA), que mide la indigencia y subió 86,7% anual."La tasa de pobreza se reduce porque a partir del semestre febrero-julio, los ingresos de los hogares empezaron a crecer más que los precios de la canasta básica total, que mide la pobreza. Este crecimiento de los ingresos se da en parte por la caída de la tasa de inflación", dijo González Rozada, a LA NACION.El economista estima que mientras que la inflación siga bajando, seguirá cayendo la pobreza. "La evolución de la inflación esperada por el consenso del mercado es de 2,3% para enero y estimo que la CBT esté por debajo de ese valor en aumentos porcentuales similares a los que hubo en noviembre [1,5%] y diciembre [2,3%]. Por lo tanto, esperaría que la pobreza siga bajando, tal vez no al ritmo que ha bajado entre el primer y segundo semestre de año pasado, pero que se mantenga o siga bajando un poquito", dijo González Rozada.Las estimaciones coinciden con las realizadas por el economista Leopoldo Tornarolli, investigador senior del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas), que depende de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). "La inflación es el fenómeno que explica en los últimos años la evolución de la pobreza monetaria, que es como se llama la medición de la pobreza argentina, que es por ingresos. Este método es muy sensible a la variación de la inflación. Si el Gobierno lograba desacelerar la inflación, iba a haber una caída en la pobreza. Quizás no se esperaba una caída de esa magnitud", dijo en una entrevista con este medio.El Gobierno, además, en el último año aumentó las transferencias destinadas a la asignación universal por hijo (AUH) y a la tarjeta Alimentar, que ayudó a disminuir la tasa de indigencia. Fue el único gasto del Estado que creció en 2024 por encima de la inflación.Según los últimos datos disponibles del Indec, una familia tipo (dos adultos y dos menores) necesitó ganar en diciembre más de un millón de pesos para no ser pobre ($1.024.435), mientras que necesitó ingresos por $449.314 para no ser indigente."El Gobierno trató de preservar el poder adquisitivo de los ingresos sociales, inclusive de incrementarlos, tal vez porque era consciente del impacto tan fuerte que iba a tener las medidas iniciales de estabilización y devaluación. Eso tuvo algún impacto, aunque no creo que sea la explicación principal para los números de pobreza. Si vemos los ingresos de los hogares que viven cerca de la línea de la pobreza, los que son menos pobres entre los pobres y los que son más pobres entre los no pobres, siguen teniendo principalmente ingresos laborales", dijo Tornarolli.En cuanto a los datos oficiales de pobreza, el Indec informó en septiembre que en el primer semestre, la cantidad de personas pobres, si se proyectan los datos oficiales a todos el país, fue casi 25 millones, mientras que la indigencia alcanzó a 8,5 millones personas.
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El economista advirtió que el instrumento que se usa para medir la pobreza tiene ciertas debilidades y consideró que el Gobierno debería ser más prudente al celebrar los datos sobre el tema. Leer más
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El economista Leopoldo Tornarolli está especializado en temas de pobreza, desigualdad y otros aspectos socioeconómicos, como la distribución del ingreso y aspectos del mercado laboral. En una entrevista con LA NACION, analizó la dinámica de la pobreza en el último año y explicó por qué el mercado laboral prácticamente no varió en la última década, pese a las crisis económicas.-Según los primeros datos preliminares, 2024 terminó con un nivel de pobreza en torno a 38%, por debajo del año anterior, pese al fuerte ajuste fiscal que hizo el Gobierno.-Son datos bastante precisos. Se esperaba una caída en la pobreza para el segundo semestre, después del pico en el primer semestre de 52,9%, pero sorprendió la magnitud de esa caída. Si bien todavía no tenemos el dato del cuarto trimestre, todo indica que el dato semestral va a estar incluso por debajo del 41,7% del segundo semestre de 2023. Claramente la inflación es el fenómeno que explica en los últimos años la evolución de la pobreza monetaria, que es como se llama la medición de la pobreza argentina, que es por ingresos. Este método es muy sensible a la variación de la inflación. Si el Gobierno lograba desacelerar la inflación, iba a haber una caída en la pobreza. Quizás no se esperaba una caída de esa magnitud.-¿A qué se debe?-Lo explicaría por tres cosas. Primero, que el salto en la pobreza no fue tan fuerte a principios de año, en la práctica. Para eso hay que diferenciar la pobreza en sí y el instrumento que usamos para medirla. Estamos tratando de cuantificar ese fenómeno a través de una metodología particular, que quizás exageró la suba de la pobreza a principios de año y también exagera un poco la caída, porque justamente había exagerado la suba. El método de pobreza por ingresos no es particular de la Argentina; también lo usan los países de América Latina. Lo que han empezado a hacer otros países es agregar como complemento la medición multidimensional, pero es un método estándar. Lo que pasa es que en general la mayoría de los países usa ese método dentro de un contexto de mayor estabilidad de precios. Con tanta volatilidad de precios, este método tal vez no captura bien la realidad. Nos da una buena indicación de la dirección, pero quizás no cuantifica exactamente cuánto sube y cuánto baja ese fenómeno.-¿Qué otras explicaciones hay?-Dentro de esta medición hay una característica particular que tuvo el proceso de desinflación en la segunda parte del año, a partir de mayo en particular, que es que la inflación que nosotros usamos para medir la pobreza no es exactamente la inflación general, sino que es la inflación que está implícita en la canasta básica alimentaria y en la canasta básica total, que se usan para medir la indigencia y la pobreza, respectivamente. La inflación general mide el consumo promedio de la población total, mientras que las canastas están basadas en los patrones de consumo de un grupo particular de la población, aquellos cuyos ingresos les alcanzan más o menos para llegar a fin de mes. Los precios de los bienes y servicios de estas canastas subieron menos, lo que agrega un par de puntos más a la caída de la pobreza. Por eso no es incompatible que la pobreza haya caído y que aún en el tercer trimestre los indicadores de salarios en términos de poder adquisitivo sigan estando más bajos que el año anterior, porque el poder adquisitivo se mide en general utilizando la inflación general y no los valores de la canasta.-La canasta básica, por ejemplo, no tiene tanto en cuenta los servicios, que es lo que más aumentó el año pasado.-En la canasta total, la participación de los alimentos es más alta que en la inflación general. Cualquier otra cosa, incluidos servicios, pesan menos. Además hay una cuestión metodológica. Para conformar esas canastas, el Indec mira los patrones de consumo de esa población de referencia, pero no se actualizan muy seguido, porque es algo que en general va cambiando muy gradualmente. La Argentina ha sido particularmente lenta en la forma en que fue actualizando esos patrones de consumo. Hasta 2016, cuando el Indec recuperó de a poco la credibilidad, retomó la medición de la pobreza con una nueva canasta y actualizó los patrones de consumo a los de 2004 y 2005. Pero hasta 2016 se venían usando los patrones de consumo de 1985 y 1986, que eran muy distintos. Ahora hay datos de 2017y 2018, que es la última encuesta donde el Indec pudo mirar los patrones de consumo, pero todavía no se incorporó eso en las mediciones y se sigue usando los de 2004 y 2005.-¿Cómo son esos patrones de consumo?-En los de 2017 y 2018, la importancia que tienen los servicios en los patrones de consumo es bastante más alta que la que tienen actualmente en la medición, porque en esos años se habían reducido también los subsidios a la energía. Ahora todavía se usan patrones de 2004-2005. Entonces, en primer lugar, los más pobres efectivamente consumen menos servicios, porcentualmente, que los que no son pobres. Eso es real en todo momento, porque los más pobres destinan un porcentaje mayor de su presupuesto a alimentos. Y además está la cuestión metodológica: la canasta actual que se usa para medir la pobreza podría tener un componente de servicios más bajo de lo que debería. De cualquier modo, cuando el Indec haga el cambio de consumo, va a usar la misma canasta también para hacer los cálculos hacia atrás, no es que habrá un efecto tan fuerte. Otra cuestión que es muy particular de la Argentina es que no solo hay variaciones muy fuertes en la inflación, sino que además hay cambios muy fuertes en los precios relativos. No es que todo sube por igual, sino que cambian muy fuerte los patrones de consumo de un momento al otro.-¿Cómo mide la canasta básica total, que se usa para medir la pobreza, los servicios? ¿Tiene en cuenta los alquileres?-No existe una canasta total que tenga servicios específicos como los alimentos. En la página del Indec uno ve cuáles son exactamente los alimentos que componen la canasta básica alimentaria, como por ejemplo podría ser 120 gramos de pan por día por persona. Pero si uno quiere buscar cuál es el resto de las cosas, no está, porque se usa una metodología que se llama la inversa del coeficiente de Engel, que en realidad mira para ese grupo de referencia el patrón de consumo de alimentos y de no alimentos. Por ejemplo, si el hogar promedio gana $100 y gasta $50 en alimentos y $50 en otras cosas, la canasta total va a ser el doble de la canasta alimentaria, porque ese hogar gasta el doble en total que lo que gasta en alimentos. El problema que tiene la medición en los alquileres no es que no los considera, pero los considera en un promedio. Si la mitad del grupo de referencia no alquila, el valor del alquiler promedio es 50% dividido dos, porque la otra mitad no alquila. El problema que tiene con los alquileres es que luego esa canasta se compara tanto contra hogares que alquilan como contra los que no alquilan.-¿Qué otro problema tiene la medición?-La encuesta para saber los ingresos de los hogares se hace solo en zonas urbanas, que obviamente no es representativa de la población total del país. La encuesta no se realiza en ciudades menores de 100.000 habitantes. Inclusive puede ser que respecto al último censo haya ciudades que hayan llegado a ese umbral de 100.000 y todavía no están incorporadas. La otra es que la encuesta cada vez capta menos a los más ricos, porque en general se van alejando de las ciudades, viven en barrios cerrados y salen de la encuesta.Va un hilo tratando de explicar mejor este resultado sobre la evolución de la pobreza, mucha gente tiene interés genuino en tener una explicación, así que vamos con un esfuerzo (van a ser varios tuits):1/n pic.twitter.com/9UhVSrN5Xf— Leo Tornarolli (@ltornarolli) December 20, 2024-¿Qué análisis hace de la política de ingresos del Gobierno?-El Gobierno trató de preservar el poder adquisitivo de los ingresos sociales, inclusive de incrementarlos, tal vez porque era consciente del impacto tan fuerte que iba a tener las medidas iniciales de estabilización y devaluación. Eso tuvo algún impacto, aunque no creo que sea la explicación principal para los números de pobreza. Si vemos los ingresos de los hogares que viven cerca de la línea de la pobreza, los que son menos pobres entre los pobres y los que son más pobres entre los no pobres, siguen teniendo principalmente ingresos laborales. Algunos tienen algún complemento de las transferencias estatales, pero sobre todo son hogares que viven del trabajo. Por lo tanto, el impacto que pueden haber tenido las transferencias estatales en la caída de la pobreza es bajo. Esto no significa, por supuesto, que las transferencias no tengan ningún efecto en el nivel de bienestar de los hogares. En la medición de la indigencia, que es otro grupo de hogares muy diferente, porque son los pobres dentro de los pobres, ahí sí es posible que la caída de la indigencia esté más explicada por las transferencias, por la asignación universal por hijo (AUH) y por la tarjeta Alimentar.-Se habla de que hay un nivel de pobreza estructural de las últimas décadas que estaría entre 25 y 30% de la población. ¿Qué se necesita para disminuirla?-Es difícil definir los niveles de pobreza estructural, porque todos hablamos habitualmente del núcleo duro de pobreza, pero es difícil de definirlo. Nosotros en algún trabajo lo pensamos como aquel grupo de hogares que continuaría siendo pobre aun si la economía se recupera. Esto es así porque quizás sus miembros ya estuvieron mucho tiempo fuera del mercado laboral, sin un empleo registrado y se les hace difícil incorporarse a la dinámica económica aun cuando la economía se reactiva. Tienen niveles muy bajos de calificación, quizás en momentos de crisis se desprendieron de activos que les servían a ellos para participar del mercado laboral, como podrían ser herramientas de albañilería o de plomería y ahora no pueden recomprarlas. O son hogares donde hay madres solteras con varios hijos y entonces la mujer no tiene demasiado tiempo para dedicar al mercado laboral. Son hogares que van a seguir dependiendo mucho del Estado, aún si la economía se recupera.-¿Qué puede hacer el Estado?-La reactivación de la economía hará que el grupo que haya que apuntalar o asistir sea mucho más bajo del que hay ahora. Va a seguir siendo grande, entre 25 y 30% por varios años, pero ya son menos. Presupuestariamente, significa mucho menos y ya se los puede mirar con más detalle para entender cuál es la problemática que mantiene a ese grupo en la pobreza. Si es una cuestión de empleo, de que son familias numerosas donde hay un solo mayor y muchos niños, si es falta de educación, si es falta de calificación, si son problemáticas relacionadas con la violencia, con las adicciones. Ahí se puede intervenir en forma más específica sobre los diferentes grupos con diferentes políticas. De cualquier modo, para eso se necesita primero crecer, que es una verdad de perogrullo, para absorber a aquellos que son empleables, que tienen capacidad de por sí mismo de generar ingresos autónomos cuando la economía funciona bien.-¿Cómo ve al mercado laboral?-En los últimos años, el mercado laboral no está mostrando una dinámica muy diferente. Obviamente, hay un montón de nuevas modalidades de trabajo, ya sea a través de las economías de plataformas o a través de las redes sociales, que han permitido en forma informal que la cantidad de empleo no haya caído. El mercado laboral se ha mantenido relativamente estable en los últimos años, salvo en la pandemia, pero incluso ha crecido a niveles históricamente altos. Aun con una economía en crisis y con caída del producto, no hubo unos saltos en el desempleo tan fuertes como hubo en otros momentos del tiempo.-¿Cómo se explica eso?-En primer lugar, porque el impacto del deterioro económico de esa mala performance ha sido la falta de creación de empleo privado registrado, que no cayó muy fuerte, pero no creció, y sobre todo si se lo compara con el crecimiento poblacional. La otra explicación es el deterioro en el poder adquisitivo de los salarios. Si bien los salarios ahora vienen recuperándose, todavía están en un nivel bajo. El mercado laboral ha ajustado a través de salario, a través de precios y no de cantidades. Si hubiera ajustado a través de cantidades, hubiera caído el empleo, pero no cayó porque se volvió relativamente barato.
Según su compatriota, Aída León, a pesar del requerimiento del Consulado de Huoston, lograron contactar con la abuela paterna de la menor de 6 años, y así juntar el dinero necesario para comprar el pasaje
Inflación y pobreza son dos variables que los argentinos observan juntas a la hora de medir la gravedad de la crisis económica y social del país. Ya aprendieron que son parte de la misma ecuación. Que cuando un índice sube, el otro también lo hace. Y cuando bajan, lo hacen igualmente a la par. Sin embargo, este último año, lo llamativo es que la pobreza, a pesar del "plan motosierra", no haya sobrepasado los niveles de cuando empezó el gobierno de Javier Milei.La observación corre por cuenta del sociólogo Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) e investigador del Conicet y del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires (UBA). " Milei termina su primer año de gobierno con la misma pobreza con que lo recibió [39%], y en el medio fue el ajuste", subraya.A su entender, haber pasado el ajuste de este modo obedece a que "los programas" implementados fueron "suficientemente rápidos y equilibrados y no generaron una destrucción del aparato productivo".Para Salvia, "lo peor ya pasó". Sin embargo, esto no quiere decir que la caída de la inflación se traducirá en una nueva inclusión social, apunta."Hay una nueva capa conformada por segmentos de clase media-baja que ha quedado sumergida en una situación de pobreza más crónica, de privaciones económicas crónicas", afirma el experto, y vaticina: "En el mejor de los escenarios, vamos a regresar a los niveles de pobreza que dejó hace poco más de cinco años el gobierno de Mauricio Macri [35%]".Hoy, de hecho, los pobres dependen más de los programas sociales, señala Salvia.En Davos, Milei dijo que su gobierno bajó la inflación en 21 puntos porcentuales. Y de acuerdo con el Ministerio de Capital Humano, en la primera mitad del año la pobreza multidimensional estaba en el 61%, es decir, alcanzaba a 29 millones de argentinos. El dato puede desconcertar, pero la mirada del experto aclara las cosas. Para empezar, Salvia tiene reparos con ese índice. "Creo que hay una confusión en la información que se dio. Lo que presentaron no es claro. Cuando uno analiza la pobreza multidimensional toma indicadores que no están vinculados directamente al ingreso o que no se apoyan en el valor de una canasta teórica contra los ingresos de una familia. Pero fue justamente este último indicador, el de la canasta contra los ingresos, el que reflejó una caída mayor de la esperada en el índice de pobreza, que quedó en alrededor de un 39%, según proyecciones de Capital Humano. Es decir, cayó significativamente respecto al 54% del primer trimestre del año. Si uno lo compara en términos relativos, es el mismo nivel de pobreza que teníamos en el tercer trimestre de 2023, cuando dio 38,3%. Se esperaba una caída al 44-45% desde el 54% del primer trimestre, por arriba de lo que había sido el tercer trimestre del año anterior. Sin embargo, empardó. Milei terminó su primer año de gobierno con la misma tasa de pobreza con la que lo recibió, y en el medio fue su política de ajuste.-En ese contexto, entonces, parece un número positivo.-Sí, es una buena señal, en el sentido de que uno esperaba que con el ajuste la pobreza se habría incrementado y no habría bajado tanto. Llegó al 54-55% en el primer trimestre y bajó, viene bajando, bajó mucho más rápidamente de lo que viene bajando ahora la inflación. De todas maneras, insisto, es similar a la que teníamos un año atrás, pero con una soberana política de achique. La inflación cayó con un fuerte ajuste en las jubilaciones, en las pensiones, y todavía los salarios no se recuperaron con respecto a 2023. Sin embargo, la pobreza cayó fuertemente alcanzando los mismos niveles que teníamos cuando teníamos 15 o 20% de inflación. Ahora la pobreza es la misma, pero con programas de ajuste.-¿Y por qué cree que se dio así?-Como dije, la pobreza multidimensional no toma solo el ingreso. Hay cuestiones que quedaron afectadas y otras menos. No cambiaron las condiciones de vivienda, ni el acceso a los servicios, no se alteró el hecho de carecer de acceso a recursos sanitarios en el hogar, como un baño con descarga de agua. Tampoco el hacinamiento. Entonces, hay dimensiones de la pobreza que se han mantenido iguales y que no cabría esperar que en un año cambien significativamente. Pero mejoraron aspectos más vinculados a los ingresos, como el acceso alimentario, el no experimentar inseguridad alimentaria, el poder acceder al médico o a medicamentos. Pero no hubo cambios significativos en educación. Y en el empleo, en su calidad, hubo un deterioro.-Volvamos a los índices. Me quedé con la impresión de que pueden fallar.-Hay un efecto estadístico y otro real. El efecto estadístico dice que cuando hay períodos de rápido incremento o caída de la inflación, el termómetro de estimar la pobreza por ingresos no funciona bien. Esto es así porque la estadística se basa en el precio teórico de una canasta de precios, que cuando sube, sube rápido y cuando baja, baja rápido. Y la caída en el precio de los productos no se corresponde tan articuladamente con el aumento de los ingresos que vas teniendo en términos reales con la baja de la inflación. Hay un desfasaje. Por esta razón estamos sobreestimando los niveles de pobreza a los cuales se llegó. Lo estamos sobreestimando porque el termómetro, la metodología que usamos, no es tan buena para evaluar este momento en donde la inflación está bajando.-¿Hay que ser más prudente entonces con este análisis cuando hay saltos abruptos de precios?-En los procesos de rápido aceleramiento de la inflación, como por ejemplo la crisis de 2001, hay picos de crecimiento de la pobreza de más del 70% de la población, cuando en realidad los hogares tienen un fondo de reserva y no cayeron en la pobreza en esos niveles. Los ingresos que reciben no se ajustan exactamente a los valores de la canasta básica alimentaria o la canasta total, porque hay inestabilidad en los precios, porque hay heterogeneidad, lo cual produce un efecto estadístico de caída en la pobreza.-O sea, este aspecto estadístico hoy beneficia a Milei, mostrando una mayor caída de la pobreza.-Sí, efectivamente hubo caída de la pobreza con respecto al primer trimestre del año pasado. La tendencia fue llegar a un pico en el primer trimestre y a partir de ahí comenzó a descender. Ahora, cae a un ritmo más lento que el que estarían mostrando las estadísticas oficiales. ¿Por qué cae? Porque efectivamente tanto los ajustes en las jubilaciones o pensiones, como los ajustes en los programas sociales, como las negociaciones colectivas que hay entre trabajadores y empresarios, las negociaciones que hay a nivel individual entre empleadores y trabajadores, todo esto va produciendo, después del ajuste que hubo en el primer trimestre, aumentos en las remuneraciones por sobre los aumentos que hubo a causa de la inflación. El ritmo inflacionario va teniendo un ritmo a la caída, y los salarios y las remuneraciones, las jubilaciones, todo ha ido ajustándose por arriba del valor que van teniendo los precios de los alimentos.-¿Podemos decir que lo peor ya pasó?-Sí. Sin embargo, el proceso está dejando un saldo que es difícil de revertir, en términos de mayor empobrecimiento estructural de algunas capas de clases medias bajas. No es tan fácil que la caída de la inflación se traduzca en una nueva inclusión social para que tantos salgan de esa situación de postergación. Hay una nueva capa de segmentos de clases media-baja que ha quedado sumergida en una situación de pobreza más crónica, de privaciones económicas crónicas.-¿Cuál es el perfil de esa clase media que se empobreció?-Parte de ellos son jubilados y pensionados que antes podían formar parte de esa capa de clases medias bajas, vivir al día. Lo real es que ha habido un cambio en el sistema de precios que hace que los jubilados tengan que enfrentar aumentos de precios en los medicamentos por arriba de lo que son las mejoras que ha habido en sus haberes, y también cambios en el sistema de precios de los servicios, la comunicación, el transporte, la luz, el agua. Esto hace que en realidad la plata que queda para comprar alimentos o medicamentos sea menor a la que tenían anteriormente, con lo cual se han deteriorado sus condiciones de vida. Consumen menos alimentos o alimentos de menos calidad, no reparan la vivienda, no atienden cuestiones de salud. Ha habido un empobrecimiento más crónico de jubilados pero también de autónomos, de trabajadores que vienen teniendo un oficio no profesional, trabajadores vinculados a servicios personales de cuidadores o servicios domésticos o asociados a reparaciones.-Hace tiempo que decimos que en la Argentina hay pobres con trabajo. ¿Esto sigue pasando?-Así como te mencioné al jubilado y los autónomos informales, también están los asalariados de baja calificación, de pequeñas empresas y medianas empresas, no calificados, que no han tenido posibilidad de tener aumentos en las remuneraciones como ha tenido el sector formal de la economía. Y esos segmentos, por más que ahora por sus ingresos en relación una canasta básica alimentaria, dada la caída de los valores de la canasta, aparezcan por arriba de la línea de pobreza, efectivamente no lo están en cuanto a capacidad real de consumo. No les alcanza la plata para pagar servicios, transporte y al mismo tiempo vivir en condiciones más dignas. Todos esos segmentos, trabajadores asalariados informales o no asalariados, cuentapropistas informales o beneficiarios de pensiones y jubilaciones, capas de clases medias bajas que han vivido al día los momentos buenos, experimentan todavía una caída que no se revierte con la mejora en las tasas de pobreza.-Hablemos de riqueza. ¿Hay más ricos? ¿O personas que con los cambios experimentados hayan mejorado su condición?-En general las clases medias profesionales tenemos cierta capacidad de resiliencia frente a la crisis y hemos aprendido a aprovechar las ventajas en las etapas de expansión o de mejora. De los más ricos sabemos poco, en tanto no hay estadísticas sociales y las declaraciones que hacen al fisco tampoco son suficientemente transparentes. Lo que es cierto es que después de la caída de la capacidad de consumo, después del shock inflacionario y devaluatorio inicial, las clases medias profesionales se refugiaron en sus activos dolarizados, financieros, incluso profesionales, y no sintieron tanto la crisis. Hoy la recuperación les está dando un buen momento de capacidades de ahorro y un horizonte de mayor predictibilidad y de mayor progreso. Esto hace que se estén ampliando las desigualdades sociales.-¿Qué ve hacia adelante?-La tasa de pobreza oficial, en el segundo semestre, es posible que siga bajando, pero va a encontrar un piso. La gente va a sentir que esa mejora, esa caída de la inflación, le da un horizonte de previsibilidad, de planificación, de capacidad de administrar sus ingresos escasos de mejor manera. Eso va a ir pasando cada vez más para todos, para los pobres, para la clase media. Va a producir que lentamente algunos segmentos que hoy están en la pobreza estadística salgan de ella, porque van a tener más capacidad de consumo. Pero hay que tener en cuenta que se va a llegar a un piso estructural, que está entre 35 y 38%, que solo va a ceder si hay un aumento en la generación de empleo. Y eso todavía no está en el horizonte. El efecto de caída de pobreza por inflación se ha logrado, y seguramente continúe a la baja, pero el beneficio marginal de esa mejora, que ahora bajará de dos y medio a uno, no será tan significativo como el que hemos visto en estos primeros tres trimestres. Entonces, este proceso va a tender a paralizarse, o estabilizarse, o estancarse entre ese 35 o 38% de pobreza. Y hasta tanto no haya una efectiva motorización del crédito y la inversión en la pequeña y mediana empresa, y un aumento del consumo interno, no habrá un cambio más significativo sobre esos indicadores. En el mejor de los escenarios vamos a llegar a los niveles de pobreza que dejó Macri, del orden del 35-38%. Por arriba de lo que había dejado Cristina, pero por debajo de los que dejó Alberto Fernández.-¿Cómo cree que está funcionando hoy la ayuda social? ¿Los planes sociales siguen siendo clave? ¿Sigue siendo pobre un sector que ya no los recibe?-A ese 35-38% de pobreza vamos a llegar con poblaciones más dependientes de los programas sociales. Hoy por hoy la población que es beneficiaria de la Asignación Universal por Hijo, de las pensiones no contributivas, de la Tarjeta Alimentar, depende más de esos ingresos. Por eso el gobierno de Milei duplicó las asignaciones universales y la Tarjeta Alimentar, y actualizó los precios de las pensiones no contributivas por sobre la inflación. Le generaron más ingresos a las familias pobres, en reemplazo de lo que venían siendo los trabajos informales. Pero como hay menos trabajo informal, porque las clases medias demandan menos bienes y servicios de los sectores informales, esos segmentos pobres hoy dependen más de los programas sociales. Esta mayor dependencia no evita que sigan teniendo un intenso trabajo, yo lo llamo una creciente autoexplotación de su fuerza de trabajo familiar. El vendedor ambulante vende menos que antes, pero trabaja más horas que antes, aunque venda menos. El servicio doméstico trabaja más horas, si puede, si logra tener más horas de trabajo, aunque sus ingresos están por debajo de lo que tenía hace un año atrás. Y ni que hablar de la mayor dedicación a la vida doméstica, sobre todo de las mujeres y las jóvenes, que no pueden pagar ayuda.-¿Se puede vivir con un Estado mínimo como pregona Milei? ¿Puede el sector privado captar a esos empleados que va dejando afuera el sector público?-La sorpresa acá es que los programas de ajuste fueron suficientemente rápidos y equilibrados y no generaron una destrucción del aparato productivo. No se produjo una crisis de empleo y se mantiene ese sistema productivo, ese sistema de empleo, esa estructura social del empleo. Es más precarizada, pero no está dañada ni afectada. Insisto, se mantiene.CON LA ATENCIÓN PUESTA EN LOS MÁS VULNERABLESPERFIL: Agustín SalviaAgustín Salvia nació en 1956. Se licenció como sociólogo en la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1982. Obtuvo luego su doctorado en el Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México.Es director del Observatorio de la Deuda Social en el Departamento de Investigaciones Institucionales en la Universidad Católica Argentina (UCA), que da a conocer las estadísticas de pobreza del país.Es también investigador principal del Conicet y profesor de posgrado y doctorado en distintas instituciones.Entre sus libros se cuentan La sociedad argentina en la pospandemia (2022, con Santiago Poy y Jésica Lorena Pla), Tiempos de balance: deudas sociales pendientes al final del bicentenario (2016) y La trampa neoliberal (2012), un estudio sobre la Argentina de 1990 a 2003.
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