Descubrí las mejores ciudades de EE. UU. que ofrecen comodidad, seguridad y bienestar para tu retiro.¿Sabías que en algunas ciudades de EE. UU., la población mayor de 65 años supera el 30%?
Florida es uno de los destinos preferidos por los jubilados en Estados Unidos, y no es difícil entender por qué. Tiene un clima cálido durante todo el año, impuestos bajos y un gran número de comunidades diseñadas especialmente para personas de la tercera edad, lo que la transforma en un lugar con una calidad de vida inigualable.ChatGPT destacó a cinco ciudades del estado que cuentan con comodidad, actividad y un entorno agradable.1-NaplesNaples, en la costa suroeste de Florida, es una de las ciudades más populares para los jubilados. Es conocida por sus playas de arena blanca, tiendas exclusivas y campos de golf de clase mundial. Además, tiene una gran cantidad de centros de salud de alta calidad y un ambiente tranquilo y sofisticado, ideal para quienes buscan una vida relajada. Los residentes también disfrutan de eventos culturales y gastronómicos, así como de la belleza natural de los Everglades.2-SarasotaSarasota es famosa por su ambiente cultural y artístico, así como por sus hermosas playas en el Golfo de México. La ciudad ofrece una amplia variedad de museos, teatros, galerías de arte y un ritmo de vida relajado. También cuenta con servicios de salud de primera clase y varias comunidades de jubilados que ofrecen actividades y comodidades. La localidad es perfecta para aquellos que buscan mantenerse activos y disfrutar de un ambiente enriquecedor.3-Fort MyersFort Myers se destaca por su clima cálido y soleado, así como por su belleza natural y su ambiente amigable. Esta ciudad es idónea para los amantes de las actividades al aire libre, ya que ofrece una gran cantidad de parques, senderos y playas. Al mismo tiempo, es una de las ciudades más asequibles en Florida, lo que la convierte en una excelente opción para los jubilados que desean un buen equilibrio entre costo de vida y calidad de vida.4-The VillagesThe Villages es una comunidad planificada exclusivamente para personas de la tercera edad y está ubicada en el centro de Florida. Esta ciudad tiene de todo: tiendas, restaurantes, centros médicos y más de 50 campos de golf, además de actividades y eventos sociales casi todos los días del año. Los residentes aprecian el sentido de comunidad y la gran cantidad de actividades disponibles, desde clases de arte hasta clubes de baile.5-ClearwaterUbicada en la costa oeste, Clearwater ofrece algunas de las mejores playas de Florida y un clima subtropical envidiable. Esta ciudad también cuenta con un costo de vida relativamente accesible y una comunidad de jubilados vibrante. Los jubilados en el sitio pueden disfrutar de las playas, así como de un centro urbano lleno de restaurantes, tiendas y opciones de entretenimiento. Es recomendable para quienes desean una vida tranquila con fácil acceso a servicios y actividades.
El golden retriever fue fundamental para hallar el cadáver de la joven de 20 años que había estado desaparecida desde el 30 de octubre. El perro la descubrió durante la madrugada del viernes, dentro de una bolsa de arpillera, en la localidad santafesina de Ricardone.
Según explicó el abogado previsional, Norberto Markarian, "los van a intimar a quienes ya tienen la edad y en el Estado se puede porque hay leyes que lo respaldan". Leer más
"Esta resolución no va a hacer que se jubile ni uno mas ni uno menos que antes de haber sido redactada y publicada", dijo Aguiar a Página/12. "Los que tendrían que jubilarse son Milei, Caputo y Sturzenegger para hacerle un gran favor a toda la sociedad", respondió el dirigente de ATE. El gremio arranca el martes 29 un paro de 36 horas en demanda de reapertura de paritarias y contra los despidos con movilización al ministerio desregulador.
La decisión fue plasmada en la resolución 3/2024 publicada este miércoles en el Boletín Oficial. Abarca a hombres y mujeres que hayan cumplido los 65 años y a quienes acrediten quienes acrediten 30 años de servicios con aportes computables. Leer más
La decisión fue comunicada a través de la Resolución 3/2024 del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. El documento, publicado en el Boletín Oficial de este miércoles, les otorga a las entidades incluidas en la normativa un plazo de 30 días hábiles para llevar a cabo esa diligencia.
A principios de la década de 2000, Norman Bour tenía una vida cómoda en California. Era empresario en el sector inmobiliario, conducía un programa de radio sobre bienes raíces y disfrutaba de un buen pasar. Todo eso cambió con la recesión de 2008. En un lapso de cuatro años liquidó sus ahorros, inversiones y sus cuentas de jubilación. Quedó al borde una situación crítica, que lo obligó a tomar una decisión drástica: dejar Estados Unidos y vivir por el mundo, como nómade. "Tuve que reconstruirme para sobrevivir", contó.Una crisis que lo obligó a replantear su vidaNorman recordó que fue un golpe duro pasar de tener ahorros e "ingresos de seis cifras" a verse obligado que vivir con "una cantidad muy pequeña" de dinero. "A nadie le gusta pensar que tiene 60 años y ha fracasado", señaló en una entrevista con Business Insider. Tras haber perdido todo lo que había construido a lo largo de su vida, se vio en una encrucijada. Debía ajustar sus gastos y su modo de vida para sobrevivir de allí en más.Alquiló una habitación en un Airbnb por 700 dólares al mes en Costa Mesa, en el condado de Orange, y creó una empresa de consultoría de marketing en video. "Me volví minimalista", explicó. Sin embargo, esos recortes tampoco fueron suficientes: el costo de vida de California era muy elevado en relación con el dinero que gneraba, por lo que tuvo que tomar una decisión clave.Dejar Estados Unidos: una opción para vivir un retiro más cómodoEn 2016, Bour había sido invitado a dar una charla sobre marketing en Europa. En ese viaje encontró una oportunidad para cambiar su situación económica endeble: "Me di cuenta de que el costo de vida fuera de EE. UU. era mucho más razonable".Si bien nunca había sido su plan vivir en el extranjero, la idea de una vida más accesible en otro país se volvió cada vez más atractiva. Sobre todo porque su negocio de consultoría no dependía de una ubicación fija. Por eso, la mudanza era posible.Bour y su pareja, Kathleen Plumley, vendieron la mayoría de sus pertenencias y ahorraron cerca de 8000 dólares. Así, en febrero de 2019, dejaron Estados Unidos. "Si hubiésemos seguido viviendo en California, habríamos tenido la sensación de vivir en la pobreza", indicó Norman, que detalló que el costo de alquiler, seguro, comida y otros gastos básicos habrían agotado sus recursos.Nómades por US$3.000 mensuales en 43 paísesDesde que dejaron Estados Unidos, Bour y Kathleen vivieron en más de 43 países de América del Sur, Europa y Asia. La pareja busca lugares con un costo de vida bajo y un clima templado, por lo que evitan ciudades caras como Copenhague o países como Francia.En la actualidad, viven en un apartamento en Kuala Lumpur, Malasia. Pagan un alquiler de US$700 al mes por una propiedad amplia y bien ubicada. Además, disfrutan de un estilo de vida que incluye salidas a restaurantes y paseos, algo que no podrían permitirse en California.El costo de vida en Malasia les permite cubrir todas sus necesidades por US$3000 mensuales, incluyendo atención médica. Bour destacó que una operación de cataratas en los ojos para su esposa, que costaría entre US$4000 y US$6000 en Estados Unidos, puede realizarse en el país asiático por menos de US$2.000.Pero lo económico no es lo único que entusiasmó a la pareja de su vida nómade. Es que viajar y conocer nuevas culturas también los revitalizó. "Nos mantiene mentalmente jóvenes", afirmó. A través de su blog Travel Younger, Norman comparte su experiencia con otras personas mayores de 50 años que buscan una forma de vivir de manera accesible y enriquecedora fuera de Estados Unidos. "Muchas personas de mi edad están empezando a pensar de forma diferente", sostiene en esa página.
El país presenta una baja tasa de criminalidad, de las más bajas de Latinoamérica.El proceso de residencia temporal es accesible para los jubilados que desean mudarse.
En medio de un contexto de crisis en el que cuesta llegar a fin de mes, cada vez son más los jubilados que eligen trabajar después de jubilarse. Pero, ¿Cuál es el trámite que hay que hacer? Leer más
Regina y John Zdravich, un matrimonio del noroeste de Indiana, en Estados Unidos, vivieron una odisea al mudarse después de jubilarse a Italia. Lo que comenzó como un sueño, alimentado por las visitas a dos estudiantes de intercambio europeos, se convirtió en una experiencia frustrante y plagada de obstáculos.Antes de partir al viejo continente, la pareja vendió su casa y redujo al máximo sus pertenencias. Llegaron a Italia en enero de 2018, pero no lograron establecerse en ese país, ya que el proceso burocrático que se encontraron se convirtió en "una absoluta pesadilla". Así lo contaron en una entrevista con CNN, donde relataron los detalles de su fallido intento de residencia en ese país europeo y cómo encontraron la paz en un lugar inesperado.La jubilación y el sueño de irse a vivir a ItaliaRegina y John comenzaron a fantasear con vivir en Europa hace más de 20 años, cuando hospedaron a un estudiante de intercambio italiano en su casa. El vínculo con el joven los llevó a visitar Italia en varias ocasiones y, con el tiempo, empezaron a evaluar la posibilidad de mudarse allí una vez que se jubilaran.Con el paso de los años, la idea de vivir en otro continente cobró fuerza. Querían un cambio en sus vidas. "Habíamos vivido en Estados Unidos toda nuestra vida y queríamos probar algo diferente", relató Regina, quien contó que sintieron que su casa ya era demasiado grande para ellos dos, por lo que resolvieron que su nuevo hogar estaría en Europa.En 2017, comenzaron a deshacerse de sus pertenencias y todo lo que no llevarían con ellos. "Empezamos a vender todo lo que pudimos por Internet. Un montón lo donamos a obras de caridad. Nos llevó mucho tiempo librarnos de todo", recordó Regina. El paso final lo dieron cuando vendieron su casa. Entonces, estaban listos para partir.La llegada a Italia: el sueño se desvaneceAcompañados de su gata Sonya, los Zdravich se mudaron a Salerno, cerca de Nápoles, en enero de 2018. Pronto la emoción inicial se convirtió en frustración, al chocar con la burocracia para conseguir un permiso de residencia. Solicitaron una visa de residencia electiva, un tipo de permiso de estancia prolongada para jubilados no europeos, pero el proceso se complicó. "Necesitábamos un número de identificación fiscal nacional y un contrato de alquiler que demostrara que teníamos un lugar donde quedarnos", detalló Regina.Después de tres meses en Italia, tuvieron que regresar a Estados Unidos para completar los trámites a través del Consulado Italiano en Detroit. Alquilaron una vivienda temporal y se dedicaron de lleno a obtener su permiso para residir en el país europeo. Sin embargo, la mayor dificultad surgió cuando les solicitaron que presentaran declaraciones de impuestos sobre su jubilación, algo que no podrían hacer hasta el año siguiente, ya que ambos se habían jubilado a fines de 2017. "Encontramos el proceso una absoluta pesadilla", lamentó.Cuando vieron que no podrían cumplir con los requisitos para obtener la visa, retiraron la solicitud. En ese momento, se encontraron en una situación que nunca habían imaginado: estaban EE.UU. sin casa y prácticamente sin pertenencias.El regreso a Europa y un nuevo hogar en un lugar inesperadoCon la esperanza de encontrar una solución, Regina y John regresaron a Italia. Pero las cosas no mejoraban. En unos foros de internet se toparon con las historias de otros extranjeros que tampoco habían podido instalarse en Italia, pero que contaban que en España el proceso era más sencillo.Nunca habían visitado este país, pero decidieron arriesgarse y probar suerte. Alquilaron un departamento en España por un año y John, de ascendencia serbia, comenzó el proceso para obtener la ciudadanía serbia, para facilitar su residencia en Europa. En paralelo, solicitaron un visado no lucrativo al Estado español, que no les permitía trabajar, y lo obtuvieron tres meses después.En agosto de 2018, casi un año después de dejar Estados Unidos, los Zdravich se instalaron en la pequeña localidad de Oliva, en la región de Valencia, España. Los dos recuerdan que al principio, su nueva vida "fue un poco desconcertante", ya que habían "empezado a estudiar italiano" y de la noche a la mañana tuvieron que comenzar a aprender otro idioma.Tiempo después, la pareja compró una casa en García, Cataluña, con dos hectáreas de terreno, donde volvieron a tener caballos. "Para nosotros era el entorno perfecto", señaló Regina. Pese a las dificultades idiomáticas, John y Regina encontraron en España una vida más accesible. Ahora pueden salir comer afuera con frecuencia y la atención médica es pública. "En Estados Unidos, el sistema de salud es carísimo, y aquí no lo es tanto", valoraron.
Como respuesta a la promulgación de la nueva ley de reforma del sistema de pensiones, dos congresistas están presentado propuestas para cambiar algunos apartados de la norma
Legalmente, un empleador no está obligado a mantener a un empleado que no puede realizar las funciones esenciales del trabajo, independientemente de la edad o discapacidad
Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda, criticó al presidente y aseguró que no tiene logros para mostrar, por lo que se le está acabando el discurso
Un sistema previsional que reconozca los muchos o pocos aportes hechos en la vida laboral, con prestaciones de montos proporcionales según lo que se pagó, sin la exigencia de una cantidad mínima de contribuciones y con la garantía, para quienes no tienen ninguna, de un ingreso básico a una cierta edad. A la vez, un esquema con incentivos en el mercado laboral para que se extienda la etapa activa de las personas forma no compulsiva, incluyendo la opción del trabajo part time con jubilación parcial antes del retiro definitivo.Esas son algunas de las cuestiones básicas que Manuel Mera, licenciado en Ciencia Política, y Rafael Rofman, economista especializado en demografía, plantean para un nuevo régimen de jubilaciones y pensiones en el país. Hoy, advierten, la existencia de más de 200 sistemas de excepción a la regla general es una fuente de inequidades y un tema en el que debería trabajarse.Ambos trabajan en el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), enfocados en el tema de la seguridad social. Rofman es licenciado en economía por la UBA y Ph.D en Demografía por la Universidad de California en Berkley; trabajó entre 2002 y 2020 en el Banco Mundial, donde fue especialista líder en Protección Social y líder del Programa de Desarrollo Humano, y hoy es investigador principal del Cippec. Mera es doctor en Gobierno or la Georgetown University y tiene una licenciatura en Ciencia Política por la Universidad Di Tella; es director de Protección Social y es parte del equipo que define y ejecuta los objetivos estratégicos del Cippec.En una charla con LA NACION, sostuvieron que, a pocos meses de que caiga la vigencia de la principal moratoria previsional -cuyo final el Gobierno intentó anticipar, sin éxito, pero que de todas formas llegará en marzo próximo-, hay una "oportunidad enorme" para dejar atrás ese tipo de esquemas temporarios y debatir políticas permanentes vinculadas, entre otros temas, al acceso a las prestaciones.-¿Cuáles son las cuestiones centrales a observar para una reforma de fondo del sistema?Rafael Rofman (RR)-: El sistema está armado con cambios que se fueron dando, sin que se lo pensara integralmente, y tiene muchas inequidades. Tendríamos que ir a un esquema más limpio, con un ingreso básico universal para todos los ciudadanos a partir de cierta edad, algo como el haber mínimo o la PUAM [Prestación Universal para el Adulto Mayor] que rigen hoy, y con un beneficio que reconozca todos los aportes realizados. Y digo todos los aportes, porque hay una reforma muy importante para hacer, que es eliminar el requisito de tener 30 años de aportes; eso no tiene sentido, porque si se aplicara rigurosamente [hoy se lo esquiva con las moratorias] dejarías al 70% o al 75% de la población fuera del sistema [por la informalidad]. Una segunda discusión es sobre las pensiones por fallecimiento; tenemos un esquema muy antiguo, pensado en una época en la que nos imaginábamos una familia con un señor que trabaja y una señora 100% dependiente; eso nunca fue así del todo, pero ahora menos y ahora la señora tiene derecho a su jubilación. Por viudez, se les dan pensiones vitalicias a gente muy joven que sigue trabajando. Y eso no cumple con el objetivo de proteger a los vulnerables; sí hay que proteger a los menores de edad, pero hay que salir de la duplicación de beneficios y de esos pagos de por vida.-En el Cippec trabajaron en identificar los regímenes especiales, ¿cómo ven hoy el tema?RR-: Parecen ser más de 200, pero siempre aparecen nuevos. Hay que ordenar eso, porque puede ser razonable que haya algunas excepciones a la regla general, pero hoy cerca de la mitad de los jubilados de la Argentina se jubiló por alguna excepción y eso es absurdo en cualquier lugar del mundo. Es injusto, por ejemplo, que un señor que trabajó en el Banco Provincia de Buenos Aires tenga una jubilación mucho mejor que la de quien trabajó en otro banco en la otra cuadra, haciendo la misma tarea y por el mismo sueldo. Tenemos docentes que se jubilan a los 50 años en algunas provincias. Hay cosas que son insostenibles, carísimas e injustas y el sistema en conjunto es caro; se gasta mucho más que en sociedades con niveles similares de envejecimiento y parecido a sociedades más envejecidas. Otro tema a mirar es la movilidad; ahí hay que valorar el consenso entre los actores políticos en que esté vinculada a la inflación, porque el objetivo es proteger el poder adquisitivo. Eso, más allá de lo que pasó estos días, con una discusión no sobre la movilidad, sino sobre lo que hay alrededor de ella.-Si la función es mantener el poder adquisitivo del haber inicial, ¿debería modificarse el cálculo del primer ingreso? Hoy se considera en la fórmula de cálculo el salario promedio de los últimos diez años, ¿es adecuado?Manuel Mera (MM)-: Las tasas de sustitución [porcentaje que representan los haberes sobre los últimos sueldos] son razonables. Depende del salario del cual se parte, pero está en alrededor de 50% [cuanto más bajo el sueldo, mayor la tasa, dada la incidencia de un componente fijo del ingreso]. Eso está dentro de estándares internacionales. Es razonable, aunque nadie dirá que es la mejor, porque obviamente uno siempre quiere las jubilaciones sean más altas. Con respecto a los temas a repensar, diría que hay dos fuerzas que empujan la necesidad de reordenar el sistema. Uno es el cambio social por el envejecimiento poblacional y por las modificaciones en la dinámica de los hogares y del trabajo; desde cuando se hizo la reforma de 1994, la expectativa de vida pasó de 71,8 a 78 años. Y en este escenario está la multiplicidad de regímenes. Si hay un régimen general más robusto, más equitativo y sostenible, será más fácil políticamente hacer cambios en los regímenes de excepciones. Planteamos garantizar una base universal, que es algo que existe en la práctica con la PUAM y, sobre eso, establecer un ingreso que se calcule de manera proporcional a lo efectivamente aportado. Ahí se podría modificar la regla de tomar los salarios de los últimos 10 años, algo que se fijó así originalmente por una cuestión de disponibilidad de datos administrativos, pero que es uno de los subsidios cruzados que hay en el sistema. Si alguien es gerente, se jubila como gerente, pero resulta que entró como administrativo y le toman los salarios de los últimos años y no los que tuvo como administrativo. Ahí hay un subsidio cruzado. Ahora hay un mejor registro y tenemos la data de los últimos 30 años; se podría extender [el lapso considerado por el cálculo] a todo el período aportado.-Por efecto de la inflación y la movilidad insuficiente, hoy ocurre que la jubilación máxima , como las de otros niveles también, quedó muy devaluada, ¿habría que reformular el beneficio tope que paga el sistema?RR-: Los topes bajaron por el caos que hubo con la movilidad en los últimos 20 años y ese es un tema. El otro tema es por qué hay topes. Y es que el Estado no quiere pagar jubilaciones, digamos, de 30 millones de pesos. Pero queda claro que, si se cobran aportes sobre la totalidad de los ingresos, después hay que dar jubilaciones en base a todos esos aportes. Y se trata de personas que podrían ahorrar por su cuenta; entonces, en la práctica se topea el beneficio y también se topea el aporte [existe una remuneración máxima para el cálculo de los descuentos], para no generar inequidad. Es una lógica bastante limpia y consistente. Ahora, si se actualiza el tope del aporte y se mantiene bajito el tope del beneficio, entonces hay un problema.-Sobre los regímenes de excepción, ¿qué aportaría reducirlos, en cuanto a mejorar el financiamiento de las jubilaciones?RR-: El problema es doble: de equidad y fiscal. Los regímenes de excepción tienen alguna diferencia con el general en la fórmula de cálculo inicial, en la movilidad, en la edad de retiro, o en los aportes requeridos. Hay una palabra maldita en el sistema previsional, pero es así, se trata de privilegios, que pueden estar justificados o no. Y todo se traduce en plata; es gente a la que se le paga más o por más tiempo. Muchos esquemas tienen aportes incrementados, pero en la enorme mayoría de los casos eso no alcanza para compensar el mayor costo. Y aun si se compensara y aun si hubiera superávit, habría un problema, porque las excepciones generan un efecto descreme. La seguridad social es un seguro colectivo, que cubre el riesgo de pérdida de capacidad laboral y la longevidad. Si hay grupos que deciden asegurarse por su cuenta siendo los de mayores recursos, en el sistema general queda la gente con más informalidad, con menos ingresos. La fragmentación genera inequidad, ineficiencia y más costos.-¿Pero es viable modificar esa fragmentación que existe hoy?MM-: Todo cambio previsional es hacia adelante, porque hay derechos adquiridos. Cuando se piensa en la reforma dentro de la lógica de la política pública, hay que establecer bases e ir trabajando. Sería difícil abarcar todo con una ley; deber haber un proceso de decisión, para ver a quién le correspondería alguna excepción. Es complejo, pero se debería comenzar a andar un camino poniendo en claro lo que parece obvio, pero no lo es, porque permanentemente hay proyectos para crear regímenes de excepción y hay que ir en la dirección contraria.RR-: El derecho adquirido no se discute. Pero hay que establecer principios y objetivos. Y empezar a implementar con gradualismo, con negociación, con mucha discusión pública y muchísima explicación. En el primer semestre de este año aparecieron en el Congreso 15 proyectos creando o ampliando regímenes de excepción, y eso es lo que no debería seguir. Si querés salir del pozo, al menos soltá la pala.-¿Cómo habría que dar el debate sobre la edad jubilatoria? ¿Hay que unificar las edades de mujeres y varones?RR-: La diferencia de edad de retiro entre varones y mujeres no tiene justificativo. El argumento más habitual es que tiene que ver con el trabajo no remunerado de las mujeres, pero eso no se soluciona con la jubilación a los 60 años. Tampoco se solucionaría el tema fiscal subiendo la edad de las mujeres. El tema no es fiscal, es de equidad. La otra discusión es qué se hace con la edad de ambos sexos. Hay una cuestión demográfica más que previsional: cada vez hay más adultos mayores y, a la vez, cambió el concepto de vejez, por las mejoras en la salud y por el tipo de trabajos. Hay que pensar maneras en que la gente extienda su etapa laboral. La discusión no debería estar focalizada en la edad mínima legal de retiro, sino en la edad efectiva de retiro, que en la práctica es más elevada cuando hay aportes. Deberían existir incentivos para quedarse más tiempo en el trabajo y el Estado podría facilitar que se trabaje part time y se cobre parte de la jubilación, en un esquema de retiro parcial progresivo. Tenemos un modelo que supone que las mujeres de 60 y los varones de 65 son viejos y no pueden trabajar. La reforma de 2017 permitió que, si quiere, la gente siga trabajando en el sector privado hasta los 70 años [la empresa no puede intimar a la jubilación hasta esa edad]; eso está bien orientado. Dejemos seguir trabajando a la gente si quiere. Con incentivos y un esquema adecuado, poco a poco la gente se mueve sola y la discusión sobre la edad mínima se vuelve cada vez menor. La discusión sobre cambiar el numerito en la ley donde dice edad mínima parece muy chiquita. Algo a tener en cuenta es que el sistema previsional está para cuando las personas pierden la capacidad de trabajar por razones de edad, o por alguna invalidez.-Ustedes plantean una mayor flexibilidad, en un esquema con incentivos, para elegir el momento de jubilarse y, a la vez, la eliminación del requisito de 30 años de aportes, ¿tendría que haber igualmente un piso de contribuciones?RR-: Pensamos un esquema en el que hay una prestación básica para todo el mundo y una prestación proporcional, definida según los años de aportes. En la proporcional creo que no debería haber un piso. Si alguien aportó un mes como monotributista, tendrá 20 centavos más que el que no aportó nunca. Puede ser que en la implementación eso sea un lío y que entonces se ponga un piso, pero el principio básico sería que se reconozca lo que se aportó. No tienen sentido los cortes bruscos, como el de los 30 años, que es groseramente injusto por lo que genera en cuanto al trato a las personas que aportaron años, pero no llegaron a ese requisito.-El tema se había considerado en el proyecto de ley de bases, en un artículo no aprobado. Luego, la política no volvió a considerarlo y en marzo caerá la principal moratoria vigente, que usa la mayoría de quienes se jubilan hoy. ¿Qué habría que hacer y qué creen que pasará?RR-: Creo que es una oportunidad política enorme. Nosotros estamos hablando mucho con gente del Gobierno, con legisladores, con expertos de organismos internacionales y de la academia. Todo el mundo es consciente que hay que ordenar el sistema. Hay que hacer algo que idealmente no sea una moratoria, sino algo permanente. La moratoria vence en marzo y, por lo que ha ocurrido en los últimos 20 años, seguramente se va a generar un debate, sobre si hacer una nueva moratoria, extender la actual... es un año electoral y va a ser difícil.MM-: Creemos que es una oportunidad para el Gobierno y para la oposición. Hay una gran chance de consenso sobre un tema que es una preocupación grande del Estado. Es necesaria la discusión, porque el único sistema que logrará mantenerse es el que tenga consenso.-Del otro lado de la moneda del sistema previsional hay un 50% de informalidad laboral y, a la vez, muchos formales tienen aportes débiles para la sostenibilidad de los pagos.MM-: No podemos pedirle al sistema previsional que arregle el mercado laboral, pero puede haber impactos indirectos de lo que se haga. En ese sentido, romper la barrera de los 30 años es un incentivo a los aportes. Y se pueden rever algunos sistemas de aportes. El caso del monotributo es clave porque creció mucho y es un sistema altamente deficitario en lo previsional. Pero en algunos casos no buscamos que el esquema sea superavitario, porque hay otra lógica; el monotributo busca formalizar sectores de baja productividad y es razonable que haya un subsidio cruzado, aunque sí se puede ver cuánto es eso y cuál sería el aporte razonable. Lo que se aporta está desordenado y hay un trabajo que hacer ahí. Pero la cruda verdad es que al fortalecimiento del mercado laboral lo genera el crecimiento económico; si la economía no crece, la cosa no cambia.
Harvard Business Review Wake-Up Call Spanish
Dos jubilados tenían un plan médico desde que estaban en actividad. Swiss Medical desconoció el antecedente y cuando pidieron continuar les ofrecieron alternativas que costaban el 100% de sus ingresos. Leer más