El concejal Daniel Briceño reveló que en el acta de constitución de esa entidad ni siquiera asistió el hoy jefe de Estado, pese a que se jacta de haberla creado cuando era alcalde de Bogotá
Lo que empezó como una práctica de rugby en la Unidad Penitenciaria 48 de San Martín hoy alcanza a más de 2.500 personas detenidas en 44 cárceles de Argentina y otros países. En esta entrevista del ciclo Voces, Eduardo "Coco" Oderigo cuenta la historia de los Espartanos, el equipo que desafió prejuicios y estructuras
Tiene 32 años y parece haber vivido muchas vidas: los botines lo colgaron a él, tuvo que salir a repartir pan de madrugada, después manejó un flete, trabajó en un bingo y un día descubrió la TV.Creador de Luzu, desde el lunes estará en el prime time de Telefe.Su gran referente en la conducción, sus abuelos, su demostración afectiva, su modo de meditar.
Jorge González creció en un bar. Sus padres, como buenos asturianos, se dedicaban a la gastronomía. A los ocho años ya atendía detrás de la barra subido a un banquito. Y nunca más se bajó. "Fue la escuela de mi vida", dice con cierta nostalgia.El "Bar Ideal", la planta baja de su casa, estaba ubicado en Villa Urquiza, en la esquina de Monroe y Acha. El local hasta hace poco seguía en pie, pero ya fue demolido: de sus ruinas va a nacer un edificio.En el Centro Asturiano conoció a otro Jorge González. Y se hicieron primero amigos, luego cuñados y finalmente socios. "Nos empezaron a conocer como 'Los Jorgitos', porque nos llamamos igual y nos casamos con hermanas", cuenta.Juntos, los dos Jorge González, o 'los Jorgitos', fundaron un lugar que marcó época y se convirtió en punto de encuentro de celebridades y políticos: Pizza Cero, hoy en la esquina de Avenida del Libertador y Tagle.Ezequiel González, su hijo mayor, quien heredó su pasión por la gastronomía, se suma a la charla. Primero, ante todo, explica cómo resolvieron la incómoda casualidad de que su padre y su tío (hoy sus jefes) se llamen igual: "A mi papá lo llamamos Jorge y a mi tío, Jorgito, porque es flaquito, chiquitito. Eran mejores amigos del club, en el Centro Asturiano, donde todos son dueños de bares".-Jorge, ¿cómo fue el camino desde el Bar Ideal, donde creciste, hasta Pizza Cero?-Cuando yo tenía 18 años, mi familia vendió el Bar Ideal. Entonces puse una confitería en Libertador y Lafinur que se llamaba Doney. Era joven y en esa época no había shoppings, no había nada, así que todos paraban ahí. Estaba de novio con la que es mi mujer, llevamos 44 años, y teníamos una juguetería en Federico Lacroze, entre Libertador y Migueletes. A la vuelta estaba Pizza Palace, una pizzería que se había puesto de moda donde trabajaba un pizzero santiagueño, un pibito, que venía a veces. Un día le dije: "¿Por qué no te venís a Doney y hablamos? Tengo ganas de poner una pizzería?". Lo estudiamos, le hice una propuesta al pibito y me lo robé. Así empezamos. Hoy, el pibito sigue trabajando con nosotros, aunque ya no es tan pibito.-¿Enseguida se sumó tu cuñado, Jorgito?-Sí, él era ingeniero mecánico, no tenía nada que ver con la gastronomía, pero siempre nos llevamos bien. Empezamos en Ugarteche y Cerviño, en una esquina donde no pasaba nadieâ?¦ -¿Por qué eligieron el nombre "Pizza Cero"? -En el local había un restorán que se llamaba Piso Cero. Me dijeron que era porque había nacido en otro lugar, en la calle Agüero, donde el salón tenía un desnivel hacia abajo. Una noche me paré en la esquina, leí el cartel y pensé: "Piso Cero, Piso Ceroâ?¦ ¿y si le pongo Pizza Cero?". Así quedó. En 1984 compramos el fondo de comercio y empezamos a vender pizza a la piedra. -Buenos Aires es famosa por la pizza al molde, ¿por qué a la piedra?-Primero, porque es rica. Además, en esa época, la gente había empezado a cuidarse más y ya no quería comer semejante masacote. Entonces ofrecimos pizza más finita.-Además de la pizza, ¿qué creés que diferenció a esta nueva pizzería?-Yo tenía unos 25 años y había estado en Europa, donde visité un restaurante lleno de plantas, y me dije: "¿Y si ponemos una pizzería con plantas y flores?". Me volví loco, me compré una camioneta Trafic e iba de recorrida por los viveros. "Ahí viene el loco", decían. Yo llenaba la camioneta con helechos y plantas de exposición que valían fortunas. Pizza Cero explotó, cambiamos todo lo conocido. Abríamos por las noches, adentro teníamos boxes forrados con telas de Churba. Hasta ese momento, una pizzería era sinónimo de tener al mozo vestido de blanco, con camisa y botones de chapa. Yo puse camisas y baldes de plata para servir el champagne. Pizza con champagnePizza Cero de "los Jorgitos" se convirtió en el lugar adonde ir para ver y dejarse ver. En su horno, de vanguardia, nacieron recetas que pronto se pusieron de moda, como la pizza con rúcula y parmesano. "Fuimos de los primeros en hacer ese tipo de pizzas, que no existían", comenta Jorge. Mientras tanto, la sociedad de los cuñados preparaba nuevas aperturas: primero inauguraron Paper Moon, que después se transformó en Morena, en la Costanera Norte, sobre el río, y también Rock Garden."El lugar se llenó de famosos y de políticos. Venía Scioli, que corría con la lancha, también Mirtha Legrand, que vivía a la vuelta y venía todos los díasâ?¦ Ella fue nuestra madrina, mencionándonos en sus programas", comenta Ezequiel.Jorge: -Mirtha estaba en ATC y el programa se veía mucho. Ella venía, festejaba sus cumpleaños acá y jugaba al bingo con los clientes con unos cartones que repartíamos en las mesas. Empezamos solo con pizzas y empanadas, pero la gente venía cuatro veces por semana, porque se convirtió en un lugar de encuentro.Ezequiel: -En esa época no había tantos restaurantes, no había casi nada en Palermo, no existía Puerto Madero y en Recoleta estaban los mejores lugares, estaban Harper's... Pero esto era pizza y empanadas, pero pizza con champagne y en balde de plata. Él era "Jorge González de Pizza Cero", eran "Los Jorgitos", había mucha movida. Jorge: -Después abrimos un Pizza Cero en el Tren de la Costa. En 1995 Santiago Soldati invitó a los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, a comer allá. Ese día fue mi cuñado, yo no pude ir porque tenía que cerrar un acuerdo con una cerveza... El pizza con champagne nació acá, porque Menem venía mucho.-Fuiste muy cercano a Carlitos Menem Junior.Ezequiel: -Mi viejo era el mejor amigo de Carlitos Menem, estaban todos los días juntos, eran culo y calzón. Jorge: -Carlitos era como un hermano. Él andaba con minas y yo le prestaba mi barco aunque jamás subí con él. Yo era más grande y estaba siempre ocupado. Vino a Miami conmigo cuando abrimos local de Pizza Cero allá. Estuvimos un mes juntos, dormíamos en la misma cama de dos plazas. Y su última cena fue en el local de Ugarteche. De allá nos vinimos para acá, este local todavía era el Open Plaza, y subimos al VIP. Nos fuimos de acá tipo dos de la mañana. Carlitos me alcanzó de vuelta hasta la pizzería, me bajé de su auto, nos despedimos y al otro día se mató.-¿Cómo te enteraste de su muerte?Jorge: -Estaba en otro de los locales, en Alvear y Schiaffino, negociando un contrato con Marlboro. Me llaman por teléfono y me dicen: "Se mató Carlitos". Yo no entendía nada. Al rato me empezaron a llamar todos. Yo podría haber estado en ese helicóptero.-¿Cómo es eso?Jorge: -Es que a veces Caritos nos llevaba en ese helicóptero a Ezeiza. Yo tenía que ir a Miami y él me iba a llevar, con Oltra. Pero mi hija Lucía tenía algo en el colegio, reunión de padres creo, así que no fui y me salvé. Ezequiel: -Fue la única vez que fue a una reunión de padres... Increíble.Jorge: -No era mi momento. Menem decía "nadie muere en la víspera". Ayer justo vinieron a comer Zulema, D' Onofrio, Zulemita y su hijo Luca. Ese pibe es un divino, yo lo veo entrar y se me pone la piel de gallina porque es igual a Carlitos.Libertador y TagleEl sueño de un imperio comenzó a hacerse realidad: solo en la Argentina, "los Jorgitos" llegaron a tener tres locales propios y 18 franquiciados. Pero Pizza Cero también traspasó fronteras: "Tuvimos locales en Miami, 20 años en Punta del Este, dos locales Madridâ?¦", detalla Jorge.En el 2000, finalmente, llegaron a la esquina de Avenida del Libertador y Tagle: "Mudamos la casa central. Y es que murió el dueño del local de Ugarteche y los hijos prefirieron vender la propiedad. Empezamos a buscar y llegamos hasta esta esquina, adonde funcionaba el Open Plaza", detalla Ezequiel. -También fueron pioneros con el camión de Pizza Cero. En esa época todavía no usábamos la expresión "food truck".Jorge: -Fue una idea mía. En el 97, el camión de Pizza Cero era como un plato volador, no había nada igual. Antes de venir conmigo al restorán, mi cuñado Jorge, que es ingeniero mecánico, trabajaba en Astilleros Alianza donde se hacían buques de 300 metros de eslora. Se trajo a tres o cuatro tipos de ahí e hicimos el camión. Los usamos para eventos, casamientos y recitales. Lo llevábamos a todos los eventos que se hacían en River (en el Mundial 78 tuve a cargo la cantina, pero esa es otra historia), los Álzaga Unzué nos invitaban a los casamientosâ?¦-¿En qué momento sentiste que Pizza Cero había llegado a la cima?Jorge: -Nunca, ni en los 90. Y no te das una idea de la fama que teníamos nosotros. Todos venían: Maradona, Luis Miguel, Tom Jones, el que vos quieras... Vinieron los de Queen, Brian May, todas las modelos de Pancho Dotto, las de Piñeiro...Ezequiel: -En esa época no había celulares, se sentían seguros acá adentro. Pero había muchos paparazzi recorriendo las calles y la puerta del local era una parada fija para ellos. -Debe existir, también, una puerta de atrás...Jorge: -Sí, hay. A Messi lo sacamos por allá, por donde está el concesionario. Messi entró y nadie hizo nada, pero a los 15 minutos se corrió la voz y se llenó la esquina. -Con tantos clientes famosos, uno esperaría ver pizzas con sus nombres en cartaâ?¦Ezequiel: -No es la onda, eso es más para un lugar "farandulero". Jorge: -Esto es otra cosa. El día de las elecciones, coincidieron muchas caras conocidas. En una mesa estaba la hija de Carlitos Bianchi, su papá cuando dirigía solía venir después de los partidos, era como una cábala para él. Por ahí también estaba Toto Caputo con su mujer e hijos, más allá comía la jueza María Servini de Cubría, de golpe entró el ministro Luis Petriâ?¦ También estaban Mauricio Macri con una pareja mayor, estaba María Eugenia Vidal... -Seguramente escuchaste la polémica de las empanadas, a partir de los dichos de Ricardo Darín. ¿Cuánto cuesta la docena en Pizza Cero?Jorge: -Es cara: una empanada sale cinco mil pesos. La otra vez me contaron de uno al que invitaron a ver un partido de Boca en casa de Macri. No lo invitó Mauricio, sino uno de sus amigos. "¿Qué llevo?", dijo. "Pasate por 'Pizza Cero' y traete cuatro docenas de empanadas", le dijeron. Cuatro docenas, ¡lo partieron al medio! (ríe).La leyenda"Con mi mujer llevamos 44 años juntos. ¿Cuál es el secreto? Ella sabe cómo es la vida del gastronómico. Vos pensarás que es mucha noche y personalidades, pero si yo me voy del local a las 3 de la mañana le saco una foto al reloj para que no me diga nada y sepa que estaba acá. Mirá, ahí tenés el reloj (señala), más de una vez le saqué la foto para mamá", explica Jorge González. Y continúa: "En todo lo que logré, siempre estuvo mi mujer. Sin ella, yo no sería nada. Me bancó este trabajo... Yo era un padre presente, pero a la noche laburaba. Si querés triunfar es así". Ezequiel: -Nuestra familia funciona como un equipo.-Hiciste de todo, conociste a casi todos... ¿Hay algún famoso que te hubiese gustado tener en Pizza Cero y no lo lograste?Jorge: -Sí, a Paul McCartney, que es mi ídolo. Nos viven dando entradas para recitales, pero yo nunca lo fui a ver. Porque estaba acá, no me gusta ir.Ezequiel: -Se la pasa acá, firme. No va ni a cumpleaños ni a casamientos. Al mío vino porque lo hice acá (ríe). Al otro que fue es el de mi hermana, nada más.Jorge: -Tengo un barco, tengo una lancha y no los uso porque estoy acá todo el tiempo, es parte del negocio. Yo lo comparo con el tenis: si vos querés estar en el top ten, vivís arriba en un avión, dormís en un hotel, no podés tener relaciones y tenés una dieta. Después mirás para atrás, ganaste 50 palos pero te das cuenta de que se te fue la vida. Pero ojo, si sos número mil no te dan ni las zapatillas, te las cobran en 12 cuotas. Ezequiel: -No es un tema de la plata, está en su naturaleza asturiana. Vas a sus bares y ves que ellos todavía los siguen atendiendo. Además, los clientes esperan verte. Te hacen los pedidos directo, como este de Coppola -se escucha un audio- que hace el pedido desde la cancha, antes de salir para acá. Pizzerías hay millones, pero esto es un restaurant de pizzas. Si Mirtha Legrand tiene ganas de comerse una pizza, difícilmente vaya a La Mezzetta a comer "de parada". Acá encuentra excelencia y un producto impresionante y además el servicio. Muchos mandan al chofer y, a algunos como a ella, les he llevado yo personalmente el pedido.Jorge: -Nuestro pan de provolone, del que ha hablado en varios reportajes la actriz Anya Taylor-Joy, es uno de nuestros emblemas. No hay otro igual en la ciudad. El sabor de las pizzas funciona como el perfume, el recuerdo se mantiene. Yo me acuerdo cuando me casé, que fui a Roma y me puse "Gentleman" de Givenchy. Hoy siento el perfume y la memoria, que es increíble, me lleva a aquel día. Con las pizzas y los sabores pasa igual, como en "Ratatouille" y la escena donde muerde el primer bocado... Nuestros clientes vienen por ese producto, ese sabor.-Jorge, muchos te describen como un anfitrión perfecto.Jorge: -Si un cliente me habla de política, le hablo de política. Y si me habla de minas, le hablo de minas. Yo soy amigo de todos. Acá vino Milei, viene Macri... ¡y yo no soy nada de nadie! Yo me siento a comer con un ciruja y con Amalita Fortabat, aunque ahora ya no está.-Cuando jugás de visitante, ¿dónde vas a comer?Jorge: -A ningún lado. Soy bastante puntilloso para comer y muchas cosas solo las como acá por que sé lo que le ponemos. Tampoco voy a lugares como Tabac porque no quiero que me vean, me da vergüenza, conozco a todos los que van ahí y van a decir "este vino a chusmear"-Ezequiel, ¿tu destino estaba escrito? ¿Tuviste opción?Jorge: -Esto es lo que yo hice, después él verá si lo quiere seguir o no. Ezequiel: -Yo estudié otras cosas: diseño gráfico, publicidad, creativo publicitario y para chef. Yo soy quien armo las cartas, tengo todas herramientas. Pizza Cero está en mi naturaleza.Antes de terminar la charla, Jorge González regala una nueva anécdota que tiene como protagonista a una leyenda del deporte argentino. "Ringo Bonavena vivía cerca de Doney y al volver a casa de madrugada de joda, pasaba. Esperábamos juntos a Ricardo García, el de Crónica, también aparecía siempre Santo Biasatti... Éramos todos pendejos, hablábamos boludeces. Un día discutí con Ringo por una pavada: dónde había sido el recital de Tom Jones. Él decía que había tocado en el Ópera, pero yo sabía que había estado en el Gran Rex. Se volvió loco y me jugó su reloj, un Rólex presidente de oro con diamantes. Fue una apuesta de caballeros. Cuando llegó García le preguntamos a dónde lo había traído a Tom Jones. 'Al Gran Rex', dijo. Ringo se sacó el reloj y me lo dio. No dijo nada. Su muñeca era tan ancha que el reloj me entraba en el brazo. Era espectacular. Cuando se fueron todos, me quedé solo con Ringo y, de pronto, me agarró del cuello, me levantó y me llevó a la cocina. ¡Quedé con las patas colgando! 'Dame el reloj', me dijo. Se lo tuve que dar, ¿sabés lo que salía? Ojo, si hubiera sido al revés, yo a mi reloj lo perdía. Un pibe de la cocina que nos vio lloraba de la risa... (ríe) Con Ringo nos queríamos mucho. Me hizo muy mal cuando lo mataron. Unos días antes de que se fuera, habíamos estado en la barra, él solía venir con Graciela Alfano cuando no la conocía nadie, era una piba".
El ya exdiputado del PSOE estudió un grado superior y formó su propia sociedad, de la que se encuentra actualmente en excedencia
Un chico huérfano que quería ser feliz. Un superhéroe temeroso, torpe y noble. Con estas dos figuras, Roberto Gómez Bolaños se metió en las casas de toda América Latina para derramar diversión y entretenimiento apto para toda la familia. Con El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado, Chespirito internacionalizó el lenguaje, la cultura y la identidad mexicana como nadie lo había hecho desde Cantinflas. Reventó los ratings televisivos, llenó los estadios más imponentes del continente, creó lazos de camaradería que él mismo terminó dinamitando,e implantó en el inconsciente colectivo hispano de mexicanismos antes incomprensibles y personajes siempre vigentes. Un fenómeno irrepetible, que veneran Los Simpson, Stranger Things, Fortnite, Marvel y DC, con la misma devoción que millones de fanáticos anónimos que repiten sus frases icónicas como mantras y contraseñas. Aprovechando el estreno de la biopic Chespirito: Sin querer queriendo, recorremos la historia de un icono televisivo que dibujó la risa de varias generaciones.Un Shakespeare chiquitoExisten muchas versiones sobre esta historia. Y como todas coinciden en lo esencial, pero difieren en algunos datos de color, vamos a quedarnos con una. Ciudad de México, a principios de 1959. En el set de Angelitos del trapecio, octavo largometraje cinematográfico de la dupla cómica Viruta y Capulina (equivalente azteca de El Gordo y el Flaco), el director Agustín Porfirio Delgado Pardavé festejaba las divertidas ocurrencias de su guionista, un gracioso chaparrito (término coloquial para referirse a una persona de baja estatura) que la venía rompiendo con sus trabajos para la radio y la TV. A carcajadas, mientras exaltaba la calidad de su escritura marcada por los juegos de palabras, Delgado Pardavé le dijo: "¡Por Dios, eres un Shakespeare!â?¦ Bueno, ¡un Shakespirito!". Pensando mucho más allá de su próximo encargo, decidido a capitalizar cada oportunidad que la vida le pusiera en el camino, el guionista saltó de Shakespeare al fonético Chespir; y de Shakespirito a Chespirito. En silencio, Roberto Gómez Bolaños empezó a sonreír, aferrado al futuro que no pensaba soltar."Este drástico pero afortunado cambio en mi vida profesional me hizo comprender algo: la clave está en hacer lo que te gusta y nunca es tarde para ello", aseguró Chespirito. Gozando del favor del público, debutó como actor en Dos locos en escena (1960) y escribió las rutinas chistosas de los tres programas ómnibus más vistos de la TV local: Cómicos y canciones, Estudio de Pedro Vargas (con el referente de la música popular mexicana) y Sábados de la fortuna. Para este último, creó en 1968 Los supergenios de la mesa cuadrada, pequeño sketch interpretado por el propio Chespirito, junto con María Antonieta de las Nieves, Ramón Valdés, Rubén Aguirre y César Costa. Como si estuvieran al frente de una versión aún más bizarra de Intrusos, los actores jugaban a ser panelistas de un programa de chismes dedicado a burlarse de las principales figuras del star system mexicano. Sentados a esta mesa algo delirante, hicieron su aparición las primeras versiones del Doctor Chapatín, la Chilindrina y el Profesor Jirafales, los tres con sus muletillas más famosas: "Ya me dio cosa", "Fíjate, fíjate, fíjate" y "¡Ta Ta Ta Ta Tá!".Envalentonado con el rating semanal, Chespirito presentó a los ejecutivos del Canal 8 su primera sitcom, protagonizada por un hombre que perdía la memoria en un accidente automovilístico. El ciudadano Gómez debutó el 25 de enero de 1969, con el mismo elenco protagónico de Los supergeniosâ?¦ Contra todos los pronósticos, el programa fue un fracaso estrepitoso y voló rápidamente de la grilla. Dispuesto a no perder el espacio televisivo, Chespirito accedió al pedido de Canal 8 e independizó a Los supergeniosâ?¦, abandonando el formato satírico-periodístico para enfocarse en cuadros cómicos de ficción con diversos personajes. "Fue una muy mala experiencia, pero me permitió conocer a Angelines Fernández", confió Gómez Bolaños. Lo que no dijo en voz alta es que ya no haría programas cuyo título no empezara con "Ch".Fríamente calculadoEn Los supergeniosâ?¦, Chespirito terminó de pulir el que sería su estilo definitivo, una entrañable combinación de humor blanco y apto para todo público, que coqueteaba con el absurdo mientras destilaba sutiles apuntes sociales. Utilizando entornos cotidianos y altamente reconocibles, recurriendo al lenguaje coloquial y la creación de una imparable seguidilla de frases icónicas. Todo ello con un timing envidiable, puesto al servicio de mensajes moralizantes alrededor de la amistad, la solidaridad y la familia. "Mi mayor fuente de inspiración siempre fue la calle -contó Chespirito-. Cada detalle de mis personajes los vi antes en hombres, mujeres y niños que pasaban caminando. Yo sólo junté los pedacitos".Al arrancar 1970, el notable manejo de cámaras y puesta en escena de Enrique Segoviano terminó de apuntalar el éxito arrollador de cada envío. Ni lerdo ni perezoso, Gómez Bolaños cambió su título a Chespirito y la Mesa Cuadrada, dejando muy en claro quién era el dueño y la fuerza creativa detrás del suceso. En los hogares, las plazas y los mercados, el mexicano de a pie opinaba sobre el humor de Chespirito, dando a entender que se sentía representado por esa forma de hablar, sentir, comer, moverse, comportarse y relacionarse.Ante lo obvio, el 15 de octubre de 1970, Gómez Bolaños y Canal 8 levantaron la mesa cuadrada y el programa pasó a llamarse, simplemente, Chespirito. Los cambios no fueron sólo de forma, ya que las entregas se prodigaron en nuevas criaturas gracias a la incorporación de diversos actores. Con la llegada de Florinda Meza, Carlos Villagrán, Édgar Vivar, Raúl "Chato" Padilla y Horacio Gómez Bolaños (hermano de Chespirito), se establecieron las nuevas y definitivas versiones del Doctor Chapatín y El ciudadano Gómez; y surgieron Los caquitos (El Chómpiras, El Peterete, El Cuajináis y El Botijas con su esposa La Chimoltrufia), Los chifladitos (Chaparrón Bonaparte y el "licenciado" Lucas Tañeda) y sentidos homenajes a Chaplin y El Gordo y el Flaco.Entre el amplio pelotón, poco a poco, dos criaturas fueron concentrando el interés masivo de los espectadores: El Chapulín Colorado y El Chavo del Ocho, en referencia directa al canal que lo cobijaba.No contaban con su astuciaNacido como parodia del género superheroico, El Chapulín (Saltamontes) estaba en las antípodas de Superman. Sin ningún poder especial, impartía justicia con la fuerza de su noble corazón, la ayuda de sus antenitas de vinil, el infalible Chipote Chillón, la Chicharra Paralizadora y las pastillas de Chiquitolina, junto con un latiguillo de frases memorables ("¡Oh! Y ahora, ¿quién podrá ayudarme?" "No contaban con mi astucia", "Síganme los buenos", "Que no panda el cúnico" y "Se aprovechan de mi nobleza"). Generalmente visto como un antihéroe, Chespirito estaba abiertamente en contra de esta clasificación. "Es un héroe, y esto lo digo en serio -confió en una histórica entrevista del ciclo La noticia rebelde-. El heroísmo no consiste en carecer de miedo, sino en superarlo. Batman y Superman son todopoderosos, no tienen miedo, no pueden tener miedo. El Chapulín se muere de miedo, es torpe, débil, tonto, etcétera. Y consciente de estas deficiencias se enfrenta al problema. Además, como los héroes verdaderos, pierde muchas veces, aunque sus ideas después triunfen".A diferencia del Chapulín, en El Chavo el protagonismo pasa de lo individual a lo colectivo. El chico del título es un anónimo huérfano de unos 8 años, que parece vivir en el barril ubicado en el patio de una humilde vecindad (algo parecido a nuestros conventillos), donde familias de escasos recursos alquilan habitaciones. Generador primario de casi todos los conflictos, el Chavo es acompañado en sus travesuras por la enamoradiza Chilindrina (María Antonieta de las Nieves) y el presumido y envidioso Quico (Carlos Villagrán). Alrededor de los niños, el mundo adulto se completa con el pícaro desocupado Don Ramón (Ramón Valdés), padre de la Chilindrina; la engreída Doña Florinda (Florinda Meza), madre de Quico; y la solterona Doña Clotilde (Angelines Fernández), la "bruja" del 71.Con el correr de las semanas, el mundo exterior comenzó a interactuar con la vecindad, principalmente con el arribo del Señor Barriga (Édgar Vivar), dueño del inquilinato; y las incorporaciones infantiles de La Popis (Florinda Meza), gangosa sobrina de Doña Florinda; el ingenuo Ñoño (Édgar Vivar), hijo del Señor Barriga; y el circunspecto Godínez (Horacio Gómez Bolaños), parte de la creciente troupe infantil. Además, el espacio de la escuela cobró mayor relevancia y eso permitió el regreso del Profesor Jirafales (Rubén Aguirre) al frente de la caótica aula y como interés romántico de Doña Florinda. "El Chavo no estaba originalmente dirigido al público infantil, sino al adulto. Lo que pasa es que mi padre trabajó con los valores morales y las grandes contradicciones humanas. Y del choque entre esos opuestos surgió una comedia universal", aseguró Roberto Gómez Fernández, hijo de Chespirito.Creados como chistes sueltos a fines de 1970, El Chapulín y El Chavo fueron expandiendo sus universos a medida que el rating los iba entronando. Cada vez más alto. Un año después, la hora de artística de Chespirito estaba dividida en dos mitades iguales, una para cada uno de los personajes. La gente, rendida ante el talento de Chespirito, lo seguía en televisión y consumía las figuritas, historietas, muñequitos y todo tipo de merchandising oficial, gestionado por el propio Gómez Bolaños. Consciente de que había llegado la hora de emancipar al héroe y al chico, Chespirito dio uno de sus pasos más ambiciosos: aprovechó la fusión de los canales 8 y 2 para cancelar Chespirito y entregarle a la recién fundada Televisa, dos de los activos más importantes que tendría la mayor compañía de contenido audiovisual de habla hispana.Chiripiorcas y garroterasEn febrero de 1973, El Chapulín Colorado y El Chavo estrenaron sus propias series, en el horario central de la pantalla más caliente del país. Con ellos se mudaron también todos los personajes de Chespirito, primero en cortos entremeses que prologaban los episodios de las estrellas principales; y después compartiendo aventuras. Así, el Chapulín salió en defensa del Doctor Chapatín, que revisó a Chaparrón Bonaparte después de que El Chómpiras intentara birlarlo mientras La Chimoltrufia hacía sus compras cerca de la vecindad del Chavo. La apoteosis de estos cruces llegó a El Chapulín Colorado en julio de 1974, bajo la forma del episodio doble "El disfraz, el antifaz y algo más", donde todo el universo de Chespirito se daba cita en una misteriosa fiesta de disfraces.Fueron los años dorados de esplendor y expansión de las franquicias. Su éxito se extendió por toda América Latina y llegó hasta los Estados Unidos. Manteniendo promedios históricos de 60 puntos de rating semanal en cada país, las series fueron seguidas con devoción por más de 350 millones de televidentes continentales, que terminaron naturalizando el uso de mexicanismos inentendibles antes de semejante fenómeno, como "menso", "chusma", "chispotear", "chichicuilote" y hasta la sencilla "torta de jamón". A mediados de los '70, Chespirito y los suyos alcanzaron la categoría de rockstars, girando por el mundo mientras se cansaban de llenar estadios con sus espectáculos musicales y humorísticos. A sus pies cayeron rendidos el Estadio Nacional de Santiago de Chile, el Anfiteatro de la Quinta Vergara en Viña del Mar, el Luna Park de Buenos Aires, el Madison Square Garden de New York, el Poliedro de Caracas, el Coliseo Amauta del Perú y las instalaciones más grandes de Bolivia, Panamá, Puerto Rico, Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Colombia.Semejante repercusión vino acompañada de recaudaciones multimillonarias, que no se distribuyeron equitativamente entre las partes; y de un fervor popular para los personajes de Quico y Don Ramón, que comenzaron a ganar mayor protagonismo en las tramas. Dinero y celos profesionales, las dos razones que terminaron generando grietas donde antes había amistad y compañerismo. "Nadie discutió nunca el talento de Roberto, pero el amor incondicional que despertaron los personajes fue por lo que nosotros hicimos con ellos -sentenció Villagrán-. Fíjate que el llanto gutural de Quico fue idea de Segoviano; y las frases 'no me simpatizas', 'chusma, chusma' y 'ya cállate, cállate, cállate que me desesperas" surgieron de improvisaciones mías. Por eso, cuando digo que nosotros también fuimos los creadores de esos personajes es porque nosotros también fuimos los creadores de esos personajes".En 1978, Quico abandonó la vecindad. "No por decisión propia, a mí me sacaron -aseguró Villagrán-. Pero Don Ramón se salió por compañerismo, por solidaridad y porque fue un grande". Valdés se bajó en 1979, alegando motivos personales, aunque en una entrevista confesara después que el ambiente de trabajo había dejado de ser lo que era. "Estábamos entre la chiripiorca y la garrotera", dijo en referencia a las reacciones físicas que solían manifestar Chaparrón Bonaparte y el Chavo, perdiendo el control de sus movimientos o paralizando por completo su cuerpo.Formalmente vetado por Chespirito, e iniciando una batalla mediática por la propiedad intelectual de Quico, Villagrán empezó a recorrer Latinoamérica con sus espectáculos personales de Federrico y Kiko, dos chicos vestidos de marinerito y con "cachetes de marrana flaca". "Estuve siete años en Venezuela y once en la Argentina -aseguró-, porque no podía regresar a México. En casa no tenía trabajo". En escena estaba acompañado por Ramón Valdés, cuyo personaje era un calco de Don Ramón. Salvo un pequeño paréntesis en 1981, cuando regresó temporalmente a la vecindad del Chavo, Valdés se mantuvo al lado de Villagrán hasta su muerte, ocurrida el 9 de agosto de 1988 a causa de un cáncer de estómago.Se lo llevó el chanfleLa salida de Villagrán y Valdés fue un golpe durísimo. Para el Chapulín, donde los actores no interpretaban personajes fijos, significó la pérdida de una dinámica humorística provocada por la extraordinaria química que mantenían entre ellos. En El Chavo, la falta de Quico y Don Ramón impactó con la fuerza de una bomba atómica. Para peor, la incorporación de Jaimito el cartero (Raúl "Chato" Padilla) y Doña Nieves (María Antonieta de las Nieves), abuela de Don Ramón y "bizcabuela" de la Chilindrina, terminó haciendo más notorio el hueco emocional provocado por las ausencias.Chespirito entró en un bloqueo creativo importante, marcado por la repetición de chistes y una serie de innecesarios remakes de capítulos exitosos, incluido el clásico "El disfraz, el antifaz y algo más". Para Padilla, "la caída no fue drástica, pero sí continua". El 26 de septiembre de 1979, tras 7 temporadas y 283 episodios, El Chapulín Colorado se despidió del público. Ante las cámaras, el Chapulín graba su última escena y se retira del set, dejando a los actores Florinda Meza, Rubén Aguirre y Édgar Vivar a cargo de la presentación oficial de su reemplazo, La Chicharra, que debutó el 3 de octubre. Las desventuras del periodista Vicente Chambón y la fotógrafa Cándida (interpretados por Chespirito y Florinda Meza), reporteros estrella del diario La Chicharra, se mostraron chatas y repetitivas. Ante la mala recepción del público, la serie se levantó el 9 de enero de 1980, con sólo 15 episodios realizados y emitidos.La agonía de El Chavo fue un poquito más larga. Se extendió hasta el 7 de enero de 1980, totalizando 290 episodios en 8 temporadas. "Dejé de hacerlo porque el peor error que uno puede cometer es dejar de evolucionar -se sinceró Chespirito-. El ser humano es producto de la evolución y tiene que ir cambiando". Gómez Bolaños tenía pensado un cierre trágico, completamente atípico para su historial: El Chavo moría atropellado por un automóvil, era velado en la vecindad y todos los personajes lloraban desconsolados su partida. La idea de Chespirito era mostrar un mundo moderno y convulsionado, que sepultaba la nobleza y la bondad para abrazarse a valores tóxicos y deshumanizados. Por suerte, su hija, la psicóloga Graciela Gómez Fernández, lo convenció de abandonar el proyecto por los efectos devastadores que la vuelta de tuerca podía llegar a producir en los pequeños televidentes.Sin solución de continuidad, a partir del 28 de enero de 1980, todos los personajes de Gómez Bolaños quedaron subsumidos en la segunda etapa de Chespirito. Retomando la naturaleza antológica del programa de sketchs, el material nuevo empezó a alternar con viejas repeticiones y refilmaciones que mutaban de acuerdo con la disponibilidad de los actores. La frágil relación interpersonal entre las figuras traspasó la pantalla, y el clima de tensión quedó totalmente visibilizado. Ramón Valdés volvió y se fue. María Antonieta de las Nieves inició su proceso de apropiación de la Chilindrina, pelea que terminaría eclosionando como la expulsión más fuerte del ciclo. Édgar Vivar y Raúl "Chato" Padilla se retiraron para tratar sus problemas de obesidad y diabetes. Angelines Fernández falleció y Chespirito empezó a mostrar los achaques de su edad. Después de 15 años de sostener el programa en horario central a pesar de las cada vez más magras mediciones, Televisa decidió reprogramar a Chespirito en un horario menos competitivo de los fines de semana. Gómez Bolaños no estuvo de acuerdo, y el 25 de septiembre de 1995 bajó definitivamente la persiana. Entretenido con los viejos episodios de El Chapulín Colorado y El Chavo, el mundo casi ni registró la noticia.Síganme los buenosEl paso del tiempo abrió nuevas lecturas sobre los materiales generados en otros contextos sociohistóricos. Como si hubieran sido realizados bajo parámetros actuales, el segmento más crítico definió al humor de Chespirito como una exaltación de los estereotipos y los comportamientos machistas y clasistas, proclive al bullying, la ridiculización de las diferencias, las burlas crueles y la violencia física sobre los infantes. "No es así. La ternura fue la clave detrás de los personajes de mi padre; y gracias a ese sentimiento generó audiencias en toda Hispanoamérica. Era un hombre bueno, con una mirada inocente a la hora de reflejar las vulnerabilidades humanas", afirmó Gómez Fernández, creador y guionista de Chespirito: Sin querer queriendo, biopic que acaba de estrenar el servicio de streaming Max.Ajenos a la discusión, artistas de todo el mundo se referenciaron en la figura de Chespirito y le rindieron diversos tipos de homenajes. Entre los más notorios se encuentra el Hombre Abejorro, personaje creado en 1992 por Matt Groening para Los Simpson, después de ver un episodio de El Chapulín Colorado. En la ficción, se trata del alter ego de Pedro Chespirito, actor mexicano que encarna al torpe paladín en un programa en castellano para el Canal 8 de Springfield.Además de haber sido incorporado al videojuego Fortnite, el legado de Gómez Bolaños encarnó en La Langosta Roja, superheroína de los cómics de Marvel aparecida en 2017; y en una escena post-créditos del film Blue Beetle (2023), donde DC convenció al hijo de Chespirito para realizar un nuevo corto animado del Chapulín en stop-motion, locutado por el propio Gómez Fernández imitando la voz de su padre. En México, para lanzar la segunda temporada de Stranger Things (2017), Netflix realizó un corto de cinco minutos donde María Antonieta de las Nieves interpretaba a La Chilindrinueve, antecedente directo de Once como conejito de indias para los experimentos psíquicos en el pueblo de Hawkins.Muestras ínfimas del enorme cariño y respeto que millones de fanáticos le siguen profesando a este Shakespeare chiquito, capaz de emocionar a lo grande con la mueca melancólica de un chico huérfano o el arrojo de un héroe más noble que una lechuga. "Yo sólo quise divertir a los pueblos trabajadores", dijo alguna vez Chespirito. Vaya si lo logró.
Nicolás Bunge se formó como librero junto a su padre, en la tradicional esquina de Alvear y Callao. Años más tarde, se independizó y fundó su propia librería unas cuadras más allá, en la calle Ayacucho. La llamó "Capítulo I". Se especializó en Historia Argentina y, sobre todo, en la literatura gauchesca. "Nunca tuve campo, pero siempre sentí pasión por las tradiciones. Creo que a través de los libros me transportaba a un campo que yo sentía de mi propiedad", explica.Llegó a la gastronomía por casualidad. Armó su primer boliche en la terraza de su casa. "Siempre quise armar algo relacionado con el campo. Un día se me ocurrió fundar una peña en la terraza de mi casa, para disfrutar con mis amigos. Nos juntábamos todos los viernes desde el mediodía hasta comienzos de la tarde. Cada uno traía diferentes cortes de carne, vinos y se armaban grandes guitarreadas. Todos venían con ánimos de cantar. Cuando arrancamos éramos diez personas, pero llegamos a ser cuarenta. Fue lindísimo", recuerda.Después se sumaron los amigos de los amigos, todo aquel que quisiera cantar y pasar un gran momento, y la terraza quedó chica. "Esa etapa duró casi cuatro años. Aunque lloviese, el asado se hacía igual. Muchas veces también cocinamos guisos, siempre entre guitarras y zambas. Fue una época maravillosa" agrega Bunge.Fueron esos amigos, los de la terraza, los que lo empujaron a dar el salto más audaz de su vida. Nico piensa, sonríe, y cuenta: "Me propusieron crear mi propio espacio. Fue una jugada riesgosa, porque yo no tenía ninguna experiencia en la gastronomía. Pero bueno, como soy intrépido, me animé y acá estamos".Acá, es un local en la calle Talcahuano 949, entre Marcelo T. De Alvear y Paraguay, un espacio con una gran historia que marida bien con el sueño de Bunge. "Aquí antiguamente funcionaba un local de venta de carruajes, por eso la puerta es doble y ancha. Y en el subsuelo se encontraba el taller de la clásica talabartería Arandú", describe Bunge.El nombre del boliche es una invitación abierta y sincera, pero encierra también un homenaje. Explica Bunge: "Se lo puse en honor a Álvaro Istueta Landajo, un poeta gauchesco y gran amigo que concurría a las peñas de los viernes. Tiene un libro de versos criollos que se llama así, Pa'lQueGuste. Sé que hubiese estado todos los días acá, cantando con nosotros, era su sueño... Pero, lamentablemente, murió antes de la inauguración. Con este nombre quise honrar su historia", cuenta Bunge.Pa'lQueGuste, todo junto y con apóstrofe, abrió sus puertas en agosto de 2017. El comienzo fue difícil, con pocos clientes y muchas mesas vacías. Pero con el correr del tiempo, las caras comenzaron a repetirse. "Muchos vecinos me hicieron el aguante, vinieron todos los días para que no me fundiera", admite Bunge. Más tarde, con los shows de folklore los jueves, viernes y sábados por la noche, funcionó el "de boca en boca" y el local comenzó a funcionar a pleno. En principio, por las noches, justo a medianoche, se cantaba el Himno Nacional Argentino. Cuenta Bunge: "El objetivo principal de la apertura del bar fue la difusión de la cultura criolla en Buenos Aires. Yo abrí con todo el énfasis y toda la energía que uno le pone a las cosas nuevas. Con ese entusiasmo tomé la decisión y la costumbre de cantar el Himno Nacional todos los días a las 00 horas. Cuando no había músicos en el salón, poníamos Radio Nacional que siempre pasa el himno. Y cantábamos todos".-¿Qué pasó? ¿Por qué abandonaron esa costumbre?-A partir de un episodio curioso que ocurrió un día en el que había como 14 personas en una mesa. Cuando llegó el momento de cantar el himno, todos se pusieron de pie... pero empezaron a hacer gestos políticos con la mano, acompañando la música del himno. Después empezaron con cantitos políticos... En aquel momento yo era bastante intolerante -ahora soy un poco más paciente-, les mandé la cuenta en el acto y los invité a salir. Protestaron, pero logré que paguen antes de irse. Me gritaron de todo y, obviamente, me decían "facho". Nunca entendieron que en esta casa la única distinción es el respeto por la cultura argentina criolla y tradicional. Después tuve dos o tres episodios más parecidos, con gente que no se paraba cuando sonaba el Himno Nacional o mesas que seguían hablando mientras el resto cantábamos de pie. Entonces resolví que, bueno, cantaremos el himno solo en las fechas patrias, respetando a quienes quieren permanecer sentados y charlar.Hay un detalle que se hace evidente con solo cruzar el umbral de Pa'lQueGuste: el salón está lleno de libros, hay más de 4000, de historia argentina y criolla en su mayoría, además de objetos que reflejan la cultura gaucha (lazos, ponchos, monturas, mates...). Por que el lugar, que es un restaurante que se transforma en peña y tiene más ejemplares que muchas librerías, se presenta formalmente desde su cartel de entrada como un "bar cultural criollo". Aunque a Nicolás Bunge le gusta el término "pulbrería", mezcla romántica de "pulpería" con librería".-¿Qué dicen tus colegas libreros de Pa'lQueGuste?-Los libreros han venido todos porque me conocen. Pero nunca hicimos una mesa de colegas por que a mí realmente no me gusta hacer grandes comidas como tampoco decir discursos. Tampoco participé en la Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina a pesar de ser uno de los más viejos que existe. En mi vida, no me asocié a ninguna agrupación: me gusta ser libre. Ojo, no soy libertario, soy libre. Vinieron también escritores, hemos hecho algunas presentaciones de libros, trajeron escritores modernos...-¿Y cómo fue recibido el local por los folcloristas?-Uno de los que siempre me apadrino, que viene desde el principio, es Cuti Carabajal. Durante un tiempo venía todos los miércoles... ¡Si hasta hizo una masterclass de chacareras! Cantaba y tocaba chacareras, enseñaba a bailar en vivo. Fue muy divertido. También festejamos el cumpleaños del chaqueño Palavecino. Han venido todos los payadores: Emanuel Gaboto, Lázaro Moreno... Y los más importantes guitarristas. También vino a comer Abel Pintos.-En semejante universo, tan grande, ¿te pasó de no reconocer a alguien?-Han venido muchos personajes importantes, muchísimos. Pero yo no soy muy "cholulo", no siempre me doy cuenta. Un día entró Gustavo Alfaro, que era el director técnico de Boca, y me pidió mesa para tres. Yo no tenía lugar. "Uh, qué lástima, me habían recomendado el restaurante", me dijo. Apenas se fue, me saltó encima un amigo. "¿Qué pasó, lo echaste?", me preguntó. Yo le respondí que no lo eché, "no tengo mesa, no quería esperar", le dije. "¡Pero es Alfaro!", me gritó sorprendido. "¿Y quién es Alfaro?", le contesté. Fue toda una escena. Ojo, a la semana siguiente volvió Alfaro y le hice este cuento. Se dio un diálogo gracioso, porque él no podía entender que no lo reconociera y yo, que soy de Boca, tampoco puedo creer que no lo reconocí. Nos reímos juntos. Vino a comer con la pareja y la hija.-Me han dicho que acá "se toca de todo, menos cumbia. Se habla de todo, menos de política". Y que hay un día reservado a los más jóvenes.-Los jueves son las peñas de los jóvenes, el resto de los días vienen los más veteranos. Hay varios grupos de compañeros de colegios, tenemos un grupo de egresados del año 40 y pico, porque todos tienen más de 80. Un lujo. Nos hemos transformado también como lugar de reunión de algunas asociaciones. La Asociación de Criadores de Caballos Criollos realiza acá "la matera", un encuentro que se hace desde miles de años los primeros martes de cada mes. Es abierto a toda la gente de la asociación que quiera venir. Por lo general vienen los criadores más viejos con algún hijo, dan charlas o conferencias sobre algún tema específico de caballos: morfología, pelajes, viajes con caballos... Después comen y toman, se divierten, tocan la guitarra y cantan.-Parece un buen lugar para coleccionistas y buscadores de objetos antiguos.-Nos visitan personalidades del arte y grandes coleccionistas. A lo largo de mi vida conocí tantos coleccionistas, los más importantes. Eduardo Pereda, que tenía una colección de platería increíble, venía acá. Incluso, uno de sus últimos libros lo obtuvimos en Pa'lQueGuste. Con Martín Garciarena, otro gran coleccionista, yo le decía Don Martín, conversábamos mucho. Era un hombre muy inteligente, muy conocedor, hombre bien de campo y de trato afable. Lástima que no llegó a conocer este lugar. Pero sí vienen María, su hija, el marido y sus sobrinas. Es más, uno de los pianos que tengo acá fue comprado a una de las sobrinas de Don Martín en la localidad de 25 de mayo. Lo fui a buscar hasta allá, me lo vendieron ellas. No sé si sería de una tía de don Martín o de una hermana de Don Martín, quizás. Acá está, acompañándonos. Del mundo del arte, nos visitaban Francisco Madero Marenco, Hugo Díez... Gustavo Solari venía mucho, en sus últimos años llegaba en su silla de ruedas... No me olvido de Augusto Gómez Romero... De todos ellos tengo cuadros, están colgados en estas paredes. -Entiendo que a Pa'lQueGuste le nació una hermana. ¿Cómo es la nueva pulpería en Chascomús?-Sí, la pulpería Adela, que está sobre la Ruta 2. Es una pulpería original, con comidas criollas y la misma carta que Pa'lQueGuste. Hace difusión de las tradiciones argentinas, con música de folclore, en un salón donde siempre se homenajea a la bandera. No es como la de algunos lugares que ponen banderas nacionales para promocionar algunos dulces o fiambres artesanales. En Adela la bandera está en un mástil, bien colgada. Es cierto que está un poco ajada por las inclemencias del tiempo... Y allá también, en las fechas patrias cantamos el Himno.-Tuvo una inauguración prometedora, con mucha gente.-El día de la inauguración habían 300 personas, se armaron como 8 ó 10 grupos de música se repartieron por el salón, algunos también se acomodaron en el parque exterior, que tiene una hectárea y media. La gente se fue sentando en distintos lugares. Vos caminabas por el lugar y en un rincón estaban tocando chamamés con un acordeón y dos guitarras, en otro sector había un grupo de chacareras, más allá se acomodaron los de las milongas, y otros se metieron en el sector del museo Gardel. Sí, llevamos al campo un museo de Carlos Gardel con fotos, partituras, el testamento original de Gardel y su parida de nacimiento, la de Francia, y montones de fotos originales. Los que se metieron en el museo tocaron y cantaron tango muy bajito, muy respetuoso, como si estuvieran en un cónclave con Gardel escuchándolos. Todos los amigos disfrutaron mucho.
A los 14 años, Federico Berman entendió que muchas plataformas educativas enseñan idiomas, pero pocas muestran cómo se vive en otras partes del mundo. Su inquietud no era sobre cómo se conjuga un verbo, sino cómo se comparte un mate, se celebra una fiesta o se arma una ronda de amigos en una plaza. Esa chispa personal y universal lo llevó a crear Paisero, una app que promete cambiar la forma de aprender cultura: desde adentro, con voces reales, sin traducciones forzadas ni filtros artificiales.Hoy, con 15 recién cumplidos y tras liderar varios proyectos fallidos que le sirvieron de entrenamiento, Federico está en la recta final del desarrollo de la plataforma. El lanzamiento está previsto para mediados de este año y ya cuenta con creadores confirmados en distintos países de Latinoamérica."Paisero es como una mezcla entre YouTube y Duolingo, pero más humana", resume Berman. "No está pensada para enseñar idiomas, sino para compartir costumbres, rituales, formas de vida reales, en formatos cortos y accesibles", explica a este diario. La propuesta es clara: minicursos en video creados por personas de cada comunidad, en sus propios términos. El objetivo es ofrecer una mirada cultural auténtica, no una versión estandarizada o turística."Desde el inicio, quise que Paisero no fuera una app que resume culturas en clichés. Por eso, cada minicurso es creado por personas reales de esa comunidad, no por observadores externos", agrega el emprendedor. Y añade: "El contenido pasa por una revisión para asegurar que sea respetuoso, seguro, genuino y aporte valor. Además, buscamos tener múltiples voces de cada país o región, no una sola 'versión oficial'." La validación de los contenidos, clave para evitar simplificaciones, se realiza desde lo técnico y lo narrativo. Las experiencias personales tienen más peso que las generalizaciones: el objetivo es que cualquier persona pueda contar, por ejemplo, cómo se festeja un cumpleaños en su barrio o cómo se cocina una receta familiar, sin necesidad de credenciales formales ni guiones rígidos.Del fracaso a la acciónAntes de llegar a Paisero, Federico probó varios caminos: una marca de ropa, una agencia digital, un intento de e-commerce. Nada funcionó como esperaba, pero cada tropiezo le dejó herramientas que hoy usa a diario: desde organizar su tiempo hasta liderar un equipo de trabajo. "Aprendí que no se trata solo de tener una buena idea, sino de saber ejecutarla y sostenerla en el tiempo. Siempre fui un pibe curioso. No veo el fallo como algo malo â??de hecho, fallo un montón, como cualquier personaâ?? pero cada vez que me pasa, trato de preguntarme por qué fue y qué puedo hacer distinto la próxima vez", reflexiona.Uno de los desafíos más inusuales que enfrentó fue liderar un equipo siendo menor de edad. Sin embargo, asegura que nunca lo vivió como un obstáculo real. La clave, dice, está en tener una visión clara y saber comunicarla. "Liderar no tiene que ver con la edad ni con tener un título, sino con saber a dónde vas y rodearte de la gente correcta. Al principio hubo problemas de comunicación, pero con el tiempo encontré personas con las que pude trabajar mejor, con más fluidez y confianza", se sincera el joven emprendedor.El respeto, según cuenta, llegó cuando quienes lo rodean vieron el compromiso y la claridad con la que trabaja. Hoy toma decisiones importantes, coordina tareas y mantiene el foco en una misión concreta: hacer de Paisero una plataforma útil, genuina y escalable.Primero el producto, después las alianzasA diferencia de otras iniciativas que nacen dentro del mundo educativo o institucional, Paisero eligió otro camino: primero el producto, después las alianzas. "Todavía no es prioritario ir por el camino institucional. Hoy estamos más enfocados en construir algo que la gente quiera usar de forma natural", cuenta Federico.Eso no significa que cierren la puerta al sector público o académico. Todo lo contrario: si aparece una oportunidad de escalar el proyecto a través de ONG, gobiernos o universidades, la propuesta está lista para adaptarse. "Si alguna institución tuviera interés en llevar el contenido a más personas, sin duda estaríamos felices de encararlo juntos", añade a este diario.Mientras tanto, la plataforma ya empieza a diversificar su contenido. Aunque nació con foco en costumbres y tradiciones, muchos de los nuevos creadores se inclinan por enseñar habilidades prácticas: desde cómo hablar en público hasta cómo organizar un emprendimiento. "Paisero nació desde lo cultural, pero ya empecé a ver hacia dónde se está moviendo el interés. Muchos quieren enseñar cosas útiles del día a día", comenta.Uno de los pilares del proyecto es la inclusión de comunidades pequeñas o poco representadas, esas que rara vez tienen espacio en las grandes plataformas. Para eso, la accesibilidad es clave. "Paisero llega como una plataforma accesible y gratuita, para darle voz a todos. Hoy en día, la mayoría de las personas en Latinoamérica tienen acceso a un celular, lo que democratiza quién puede crear y consumir contenido", explica. Cualquiera que tenga algo valioso que compartir puede armar un minicurso, sin necesidad de títulos ni popularidad en redes. Esa apertura permite mostrar realidades diversas, desde los barrios más grandes hasta pueblos que no suelen aparecer en los mapas culturales.El desarrollo de la app está en su etapa final. Si todo sale según lo previsto, la aplicación estará disponible entre junio y agosto de este año. Ya hay una lista de espera activa en paisero.com, donde se pueden registrar quienes quieran probarla antes del lanzamiento oficial. Pero el objetivo a largo plazo va más allá de sumar usuarios. Lo que Federico busca es crear una plataforma confiable, humana y duradera.En palabras del propio Federico, su labor no es "inventar" algo nuevo, sino "conectar cosas que ya existen, pero que no siempre se valoran". Destaca que hay "saberes que no entran en los libros, pero que forman parte de lo que somos", y enfatiza que "eso también merece ser aprendido".
El exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia presentó su renuncia a la colectividad, tras ser imputado por la Fiscalía por su presunta participación en el caso de corrupción en la Ungrd
La liquidación de Marie Claire avanza, con la devolución de sus instalaciones a Calpe Invest y juicios pendientes sobre salarios adeudados y despidos impugnados por los trabajadores afectados
Un descendiente directo de Napoleón Bonaparte sentó las bases de la agencia federal de investigación más poderosa de Estados Unidos. Se trata de Charles Joseph Bonaparte, sobrino nieto del emperador francés, quien fundó la fuerza precursora de la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) durante su gestión como fiscal general del presidente Theodore Roosevelt. Quién fue Charles Bonaparte, descendiente de Napoleón y "padre" del FBICharles Joseph Bonaparte nació el 9 de junio de 1851 en Baltimore, Maryland. Perteneció a una rama estadounidense de descendientes de Napoleón. En específico, fue sobrino nieto del emperador francés. Para rastrear la llegada del linaje de Napoleón a EE.UU. hay que remontarse a fines del 1700. Por aquel entonces, Jerónimo Bonaparte, el hermano menor del emperador, viajó a América del Norte y se enamoró de Elizabeth Patterson, hija de un rico comerciante de Baltimore. Ambos se casaron sin el permiso de Napoleón, quien al enterarse del matrimonio lo obligó a regresar a Francia sin su esposa. Jerónimo obedeció y nunca más volvió a EE.UU., donde quedaron Elizabeth y su primogénito, Jerónimo Napoleón Bonaparte, a quien su familia apodaba "Bo". Con el correr de los años, Jerónimo se casó con Susan May Williams y tuvo dos hijos. El más pequeño, llamado Charles Joseph Bonaparte, estudió Leyes en Harvard.Charles se convirtió en un abogado comprometido con la lucha contra la corrupción. Tuvo un rol destacado como jefe de la Liga Nacional de Reforma del Servicio Civil, donde impulsó cambios en la administración pública. En 1906, el presidente Theodore Roosevelt lo nombró secretario de la Marina y más tarde, fiscal general, un cargo que ocupó hasta 1909, según consigna The Washington Post.Charles Joseph Bonaparte: por qué el sobrino nieto de Napoleón fundó el FBI Según información de la web oficial del FBI, cuando Charles Joseph Bonaparte asumió como fiscal general, el Departamento de Justicia no contaba con una fuerza propia de investigación. Para realizar operativos o apoyar a fiscales federales, debía pedir "prestados" agentes del Servicio Secreto, lo que dificultaba su control sobre los casos.En mayo de 1908, el Congreso prohibió que otras agencias utilizaran agentes del Servicio Secreto, después de que dos legisladores fueran encarcelados por acusaciones en su contra. Esa decisión política generó un vacío que Bonaparte supo aprovechar: reclutó a nueve agentes del Servicio Secreto y los combinó con otros 25 hombres para crear su propio cuerpo de investigación. El 26 de julio de 1908, firmó una orden oficial que derivó todos los asuntos de investigación al jefe examinador Stanley Finch, para que los nuevos "agentes especiales" se hicieran cargo.Los primeros 34 agentes formaban la llamada "Agente Especial Force" y se dedicaban a investigar fraudes financieros, quiebras, casos de prostitución y violaciones a las leyes antimonopolio. Sus perfiles eran similares a los que se exigen en la actualidad: debían tener estudios universitarios, preferiblemente en Derecho, y ser discretos para pasar desapercibidos En su informe al Congreso en 1908, Bonaparte describió esta nueva fuerza como "absolutamente indispensable" para el cumplimiento de las funciones del Departamento de Justicia, según consignó The Washington Post.Bonaparte dejó el cargo en marzo de 1909, cuando asumió la presidencia William Howard Taft. Su sucesor, el fiscal general George Wickersham, institucionalizó la fuerza de agentes especiales y le dio el nombre de Oficina de Investigación (BOI). Recién en 1935, la agencia recibió su nombre actual: Oficina Federal de Investigación (Federal Bureau of Investigation).
De pequeña, en su San Isidro natal, Gachi Ferrari soñaba con ser azafata y viajar por todo el mundo. Sin embargo, la vida le tendría asignado otro destino: en principio, ser una de las modelos más famosas de los 70. "Todo empezó a los 16 años, cuando acepté hacer promociones los fines de semana en un stand de La Rural con el fin de ganar unos pesos para comprarme ropa. Luego, de golpe, me llamaron de una agencia y pasé a hacer fotos publicitarias. Por mi altura no podía desfilar, pero no me importaba porque, por ejemplo, me elegían para ser la cara del chocolate Suflair y las galletitas Terrabusi", rememora entre orgullosa y extrañada la hoy empresaria textil. Su sello personal era su sonrisa. "Yo no era sexy, era simpática, eso fue lo que me hizo ganar mucha plata, por lo que pude comprarme un auto y una casa". Más tarde, tras ser elegida Chica Para Ti y formar parte de "Los personajes del año" de la revista Gente, fue convocada para actuar y conducir programas de televisión. Desde el vamos su target fue el público infantil, que la adoraba, y su ciclo más recordado El libro gordo de Petete.Retirada hace ya 40 años del mundo del espectáculo, hoy se dedica a una actividad muy diferente, pero que -asegura- le demanda una gran cuota de creatividad. Es, junto a su esposo, el italiano Lando Simonetti, factótum de La Martina, la prestigiosa marca de ropa argentina con proyección internacional, relacionada con el polo, que cuenta con 20 locales en el país y 70 repartidos a lo largo y ancho del mundo. De paso por Buenos Aires (vive la mayor parte del año en Italia, en Lago Maggiore, y también en Suiza, en Chiasso, donde la empresa tiene su oficina), hizo un alto en su alejamiento de los medios y conversó con LA NACION sobre su pasado artístico, su presente empresarial y la historia de amor que lo cambió todo.-Tu debut actoral fue en la primera versión de la telecomedia Mi cuñado, ¿no?-Tal cual, en la versión que protagonizaban Osvaldo Miranda y Ernesto Bianco y que emitió Canal 13 en 1976. Del elenco también participaban, Gabriela Acher, Emilio Disi, Nelly Láinez. Yo hacía de hermana de Bianco y novia de Disi. Durante dos años fuimos el programa más visto de toda la televisión. A partir de ese momento me empezaron a llamar para hacer distintos tipos de programas, hasta que me convoca García Ferré y me dedico exclusivamente a los chicos.-Pocos saben que al año siguiente participaste del film Una mujer, junto a Cipe Lincovsky y Federico Luppi. ¿Te interesó el desafio dramático?-¿Cómo lo sabés? ¡No quedó mi escena en la película! Lo peor es que no me lo avisaron y fui al estreno con mi mamá, súper orgullosa. ¡Fue un papelón! [risas]. Hacía de una vendedora en un negocio de ropa y mis diálogos eran con Federico. Él venía a comprarle algo a su mujer y también a su amante. Se trató de una escena muy chica, pero para mí fue como trabajar en Hollywood. Hoy me río de todo eso, pero en aquel momento fue un drama.-¿Cómo fue el paso de modelo y actriz a conductora de televisión, en 1980? ¿Qué recuerdos tenés de tu debut en ATC con A todo color, junto a Fernando Bravo?-Era un programa de cosas raras y de récords, muy bueno, pero que no tuvo demasiada repercusión. Por ese entonces yo estaba embarazada de mi hijo Ignacio, y Fernando, que ya era todo un profesional, se comportó muy generosamente conmigo.-Después de esa primera experiencia en la conducción se sucedieron tus participaciones en los productos televisivos de Manuel García Ferré. ¿El libro gordo de Petete fue la más importante?-Con Ferré hice de todo: El club de Anteojito y Antifaz, La maquinola y otros programas de ese tipo, siempre para chicos, pero el que realmente me marcó y me instaló en el imaginario popular fue El libro gordo de Petete. Ese micro lo hice durante cinco años, entre mis 22 y mis 26 años.Gachi Ferrari: empresaria, reparte su vida entre Suiza y la Argentina y se codea con la realeza brit-¿Cómo era la interacción con el muñeco?-Muy fácil porque lo manejaba García Ferré junto con Néstor D'Alessandro. Ferré manejaba la cabeza y el cuerpo de Petete y D'Alessandro, los bracitos. Como era todo con telón negro -en esa época no existía el chroma- era muy fácil de hacerlo: había un espejo en el que yo debía mirarme y responder lo que me decía Petete. Fue asombroso el éxito mundial de esos micros, se llegó a traducir al japonés. Las canciones las creaba y tocaba en vivo Néstor D'Alessandro.-También "conviviste" con La máquina de mirar. -¡Sí! La había traído al país Cacho Fontana junto a Fernando Marín para hacer VideoShow. Y a Marín se le ocurrió hacer lo mismo para chicos, y ahí nos contrató a Berugo Carámbula, a Mónica Jouvet, a Alberto Muney y a mí. El programa se llamó Supershow infantil, iba por Canal 9 y fue un éxito fenomenal. Estábamos divididos en dos parejas, una integrada por Alberto, que era el serio del grupo y Mónica, y otra por mí, que era la zarpada y Berugo. Y después estaba La mona Margarita... que me odiaba porque amaba a Berugo y, al parecer, yo le despertaba celos. ¡Era una hija de p..., se me tiraba encima y me mordía! ¡O me tiraba del pelo y me pegaba cachetazos!¡Era de lo peor! [risas]. Yo no podía hacerle nada porque los chicos la amaban, así que cualquier respuesta mía a su agresión iba a ser muy mal tomada. Hasta que un día me dieron un fierro, yo lo levantaba un tanto amenazantemente y ella, que no era ninguna tonta, seguía de largo y ya no me molestaba. Creo que fue el trabajo más difícil de toda mi vida, te diría que hasta infrahumano. -Con Berugo trabajaste en distintas ocasiones, ¿fue tu mejor partenaire?-Fue un placer haber trabajado con él. Fui yo la que le propuse a García Ferré que lo sumara a El club de Anteojito y Antifaz porque me parecía carismático y muy simpático con los chicos. Después, como te conté, hicimos Supershow infantil, más tarde Cantaniño (en televisión y en cine), un programa en la radio (Arriba chicos) y así nos fuimos convirtiendo en una dupla. Tengo de él los mejores recuerdos y su muerte, tan joven, me pareció una verdadera lástima. Era un gran tipo que no merecía morir de esa manera. Pensá que él era concertista, así que imaginate lo que habrá sufrido cuando se le estropearon las manos y no pudo tocar más.-¿Cómo fue que, dedicándote tanto al público infantil, te convocaron para formar parte del elenco de una obra con "los galancitos" en Mar del Plata?-Eso fue en 82 o 83, cuando estaba al frente de tres programas infantiles, uno que iba los sábados y estaba dedicado a los niños más pequeños, que se llamaba Jardincito, más uno diario y otro semanal, de García Ferré. ¡Una locura! Y sucedió lo siguiente: yo era muy amiga del productor Gustavo Rozas. A sabiendas de mi éxito con los chicos, me propuso hacer una obra de teatro infantil. Pero, eso sí, acompañada de otra chica. "Porque acá hay que cantar y vos cantando sos una bestia", me dijo [risas]. Entonces la llamó a Elvira Romey, ella cantaba y yo hacía todas las payasadas. Lo hicimos durante dos temporadas en el Teatro Regina. Y como parece que funcioné bien en el teatro infantil, se le ocurrió después que probara suerte en el teatro para adultos. Yo dudé porque me parecía un gomazo trabajar todos los días en el verano, pero al final acepté formar parte de Hasta mañana si Dios quiere, que dirigió Rodolfo Ranni, y la experiencia fue buenísima. Los chicos (Ricardo Darín y Raúl Taibo) eran un amor y mis compañeras (Ana María Picchio, Virginia Hanglin), también. Yo hacía de la novia de Raúl.-A mediados de los 80 abandonaste el medio y la profesión, ¿por qué?- En 1987 dije basta. Sucede que yo estaba grabando tres programas para chicos más La novicia rebelde, que al fin y al cabo fue mi último trabajo. No tenía tiempo para mi vida personal y Lando quiso que lo acompañara en sus viajes.-¿Cuándo, dónde y cómo conociste a Lando?-En 1982... Yo lo conocí acá, pero él vivía en los Estados Unidos, trabajaba para una empresa internacional de jeans. Su especialidad era negociar licencias de esa marca en todo el mundo. Los dos estábamos casados y bueno... en lo nuestro hubo mucha "trampa". Nunca lo conté por respeto a mi exmarido y a mi hijo, pero como a Lando -después de ocultar "este detalle" durante 40 años- se le escapó hace poco, ya no tiene sentido negar el comienzo de nuestra historia de amor. Yo adelantaba la grabación de programas para poder encontrarnos en cualquier continente. En mi casa inventaba alguna excusa y dejaba a mi hijo al cuidado de mi marido, la mucama y mi santa madre. ¡Una vez me fui un mes! Pero llegó un momento en que eso ya no fue viable. El primero que se separó fue él, dejó a su mujer, a su trabajo excelentemente remunerado y se vino a Buenos Aires. Yo me quería morir, no me imaginaba pudiendo hacer lo mismo. -¿Cómo lograste tomar la decisión?-Es que no la tomé yo. En cuanto volví de mi último viaje, mi marido me dijo: "Me separo". No me lo esperaba para nada, pero ahí respiré profundo y dije: `¡Qué bueno!' [Risas]. ¡No tuve que hacer nada, fue un lujo! Y ahí nomás se fue de la casa y yo quedé en libertad de seguir adelante con Lando.-¿Cómo cambió tu vida desde entonces?-Bueno, por un tiempo corto seguí trabajando en lo mío y vivimos de lo que yo ganaba. Después Lando empezó a trabajar desde aquí para Timberland y ahí nos entró cierta plata. Con lo de uno y otro arrancamos de a poquito con La Martina, que nace con y gracias a nosotros.-¿Cuál es tu rol en La Martina?-Al principio fue poner plata. Cuando me separé vendí mi casa y puse toda la guita aquí adentro. Después pasé a ser "el che pibe", hacía todo lo que fuese necesario: lavar, ir a comprar las telas, todo. Es que en un comienzo éramos solo nosotros dos. Luego, de a poco, fui aprendiendo diseño y me especialicé en ese rubro, incluyendo el diseño de los locales. No es que contratamos un arquitecto, ¿eh? Todo lo que ves acá, además de la ropa, fue idea mía.La realeza, el kirchnerismo y Milei-Trabajaste para una industria de masas, como es la televisiva, y ahora lo hacés para una industria más bien elitista, relacionada con el polo. ¿Cuáles son las diferencias y los pro y los contra?-No sé si esta industria es tan de elite, sí lo es el polo. El polo es de elite porque es un deporte muy caro, eso es real. El que quiere jugar al polo tiene que tener cierta cantidad de caballos, veterinarios y petiseros, en fin, toda una estructura a su servicio que es carísima. Ahora, polo de campo y de familia tenés en todos lados. Los petiseros, que son los que adiestran los caballos, juegan espectacularmente bien y no tienen una moneda. Más allá de esta aclaración, para el afuera el polo está considerado una actividad de reyes.-A propósito, ¿cómo se produce tu relación con la realeza británica?-¿Cómo entramos en ese mundo? Te explico: nosotros teníamos un corner en Harrods. Parece que alguien de la realeza se enteró y entonces nos llamaron del castillo de Windsor para ver si estábamos interesados en poner un pro shop en el jardín del lugar, que es donde existe un club de polo. ¡Imaginate! Ahora, allí, vendemos -en exclusiva- de todo, desde vestimenta de polo hasta monturas, botas y cascos. Pero lo más inaudito sucedió después, cuando nos comunicaron que la reina quería inaugurar el pro shop. Y fue así nomás, vino en su autito, elogió el lugar y cortó la cinta. En nuestra representación estuvo el hijo de Lando, Adrián. Allí estamos hace más de 15 años y les regalamos las camisetas que hacemos para el equipo oficial. Pero como los príncipes no pueden usar logos, hacen con ellas charities. En una de esas estuve yo con mi hijo Ignacio y los príncipes nos vinieron a saludar porque son muy educados. ¿Qué impresión te causaron los príncipes Harry y Guillermo?-Con ellos el protocolo es el siguiente: no podés tocarlos ni hablarles, salvo que ellos se dirijan a vos, y mucho menos pedirles por tu cuenta una foto. ¿Y qué hice yo? ¡Todo lo contrario! [risas]. Al primero que enganché fue a William (Guillermo), que es altísimo, y me le puse a hablar en inglés, idioma que hablo como el traste, pero, como no me importa nada, me mando como si fuera Shakespeare. De golpe se agacha y me da un beso. Y como temí que el fotógrafo de la realeza no hubiera llegado a tomar ese momento, le dije: "William, en la Argentina, en señal de agradecimiento, se dan dos besos". ¡Y entonces me volvió a besar! [risas] Yo, chocha. Con Harry me pasó algo parecido aunque él es más antipatiquito. William, en cambio, es un tierno. Luego, no tuvieron problemas en enviarme las fotos al hotel.-En base a tu experiencia de todos estos años, ¿en qué estado se encuentra hoy la industria textil? -Está muy lastimada en todos lados. Acá, porque el país está tratando de salir adelante, aunque le está costando muchísimo. Hoy el argentino no tiene suficiente plata como para gratificarse con la compra de algo, menos de ropa. Es que en realidad nadie necesita ropa, el que compra algo es porque quiere tener algo nuevo o hacer un presente. Hasta hace un tiempo nosotros dependíamos del turismo, pero ahora, con este dólar, hay cero turismo. Para cualquier turista hoy la Argentina es carísima, a nivel del disparate. Pero ya tuvimos épocas jorobadísimas, como las de 2001 y 2008, así que supongo que también zafaremos de esta. En Europa a la industria textil no le va mejor, las guerras pusieron en estado de alerta a la gente y eso frenó el consumo; a un nivel tal que, por ejemplo, Vuitton y Gucci bajaron sus ventas en un 20 y un 30 por ciento, respectivamente.-En las redes sociales apoyás claramente al actual gobierno. Incluso impulsás el "Milei 2027". ¿Cuánto te interesa la política? ¿Aceptarías un cargo? -Yo siempre soy jefa de mesa. Vengo especialmente del exterior para cumplir con mi obligación cívica, pero nunca aceptaría un cargo político, para nada. Simplemente soy una ciudadana que quiere lo mejor para el país. Y hoy creo que (Javier Milei) es la única alternativa que nos queda. Este tipo, te guste o no te guste, está haciendo las cosas que deberíamos haber hecho los últimos 20 años. Por eso, aunque esté loquísimo, tenemos que darle bola. Si no, es volver al kirchnerismo y yo no quiero volver al kirchnerismo.-¿Te fue mal durante el kirchnerismo?-No, me fue bárbaro. Con el kirchnerismo gané un montón de plata porque la gente tenía papelitos y me compraban mucho. No me puedo quejar de eso, obviamente, ni de toda aquella época, pero no la quiero otra vez para mi país. Dejaron a la Argentina en ruinas. Por eso apoyo a este tipo que es la única lucesita, allá en el fondo, que nos puede iluminar el camino y ayudar a crecer. Si somos un país rico y tenemos de todo, ¿cómo puede ser que haya gente pobre que no coma diariamente? Hay que acabar con las coimas, los chorros y los ñoquis. Esta es nuestra última oportunidad.-¿Extrañás la popularidad?-Al principio, sí, la extrañaba. Estaba acostumbrada a que me reconocieran en la calle y me pidieron autógrafos en cualquier lado, en los restaurantes, en los supermercados, bah, donde fuere. Me perseguían todos, desde las madres hasta los niños y nunca rechacé a nadie, siempre fui muy agradecida por el reconocimiento, el cariño y los besos. Pero a los dos años de abandonar la profesión, ya no me reconocía nadie. ¿Qué pasó?, me preguntaba. Fue muy feo, horrible. Me costó aceptarlo.-¿Hoy volverías a la actividad artística, aunque sea esporádicamente?-¿A los 72 años? No, no, ya no.-¿Por qué creés que ya no existen programas infantiles en la televisión abierta?-Porque los chicos cambiaron rotundamente. Hoy los niños tienen un teléfono en una mano y una tablet en la otra, cuentan con mucha información. Hoy un programa como el de Xuxa o como el que hacía yo no lo vería nadie. Tal vez podrían verlos los más chiquititos, los muy, pero muy chiquititos, pero yo tenía un público de hasta 12 ó 14 años. Ese público mayorcito ahora no se bancaría ni en pedo mis viejas propuestas ni una hora sentado frente al televisor.-¿Las nuevas formas de entretenimiento infantiles son necesariamente mejores?-No, mirá justamente el drama de los chicos de 12 y 14 años que juegan por plata en el colegio. El que era mi público ahora está atrapado en el vicio del juego. ¡Un horror! Así que imaginate si yo hoy, desde una pantalla les diría: `hola chicos, soy Gachi y vamos a hacer tal cosa..." ¡Me matan! [Risas].Los nietos, el sexo y Louis Vuitton-Ahora que sos abuela, ¿cómo es la relación con tus nietos? ¿Saben que fuiste idolatrada por los niños? ¿Te creen?-No, no están al tanto de mi pasado. Les muestro algunas cosas, pero no las comprenden. Es que son muy chiquitos. Las hijas de mi hijo tienen cinco años y uno. Los nietos de Lando, en cambio, tienen de 15 a 21. Mis nietos viven en Uruguay, junto a sus padres porque allí tenemos un emprendimiento. El hijo de Lando vive en Madrid, con sus cuatro chicos. Así que estamos repartidos por todo el mundo. -¿Solés ver cada tanto los programas en los que participaste? ¿Qué sentís?-Justamente estuve viendo algo en estos días, con motivo de esta nota y fue como un volver a vivir... Y me dio muchísimas ganas de encontrar mi primer trabajo. ¿Sabés cuál fue? Una publicidad que hice a los seis años, cuando no era ni Gachi ni nada, por insistencia de mi mamá. Recuerdo perfectamente que estaba vestida con un vestidito color azul francia y circulaba con una canastita por La Franco Inglesa, que en los 50 era una súper perfumería. La quería encontrar para mostrársela a mi nieta Mali, la de 5 años, porque está desesperada por empezar a actuar. Ella es un avión a chorro, hermosísima y muy caradura, igualita a mí cuando era chica. Tal vez sea ella la que recoja el guante y se convierta en una actriz con todas las letras. Me encantaría. -Hablando de Lando, ¿cuál ha sido la fórmula para estar tantos años juntos?-El sexo. En un principio, claro. Ahora no tanto... (risas). Al comienzo lo nuestro era una locura. Éramos una pareja completamente pasional. Lo nuestro fue un clinch tan grande que no nos podíamos despegar. Realmente fue eso lo que nos unió, el sexo y después vino La Martina, pero el éxito de la empresa nunca desplazó del primer lugar al sexo.-¿Es verdad que Louis Viutton quiso comprar La Martina?-Es cierto. Eso fue hace como 15 años. Un día nos llama Juan Navarro, un tipo que en ese entonces se dedicaba a comprar todas las marcas para un pool, y así se hizo de Lacoste, Paula Cahen D'Anvers, Freddo y Musimundo. Nos invitó a su casa y le dijo a Lando que (el director ejecutivo de Louis Viutton) Bernard Arnault quería tener una charla personal con él. Por supuesto Lando dijo que sí y se fue a encontrar con él en París. Recibió una gran oferta, irrechazable en términos económicos, pero de todos modos le dijo que no.-¿Por qué?-A él le dijo cualquier cosa, pero a mí me dijo la verdad. "¿Vos querés que venda mi sueño? Ni loco, ¿Qué hago el lunes a la mañana?". A mí me gusta mucho más la guita que a él, así que no sé qué le hubiera contestado a Arnaut cara a cara, pero hoy ni Lando ni yo nos arrepentimos de aquella decisión. En la empresa están depositados todos nuestros años de esfuerzos, penurias y logros. En fin, La Martina es nuestra vida.
Como era de esperar, la colección de whiskies más grande del mundo estaba en su lugar de origen: Escocia. Pero eso fue hasta 2020... Ese año, un coleccionista argentino, fanático de este destilado, superó en número al Museo de Edimburgo, y desde ese entonces las 5900 botellas que dan forma a la colección más grande el mundo se encuentran en Villa Urquiza, en el Museo del Whisky. Allí es posible encontrar ejemplares de todas las regiones productoras del mundo: antiguos, de productores independientes, ediciones especiales o conmemorativas, como la Royal Salute 62 Gun, que la Reina Isabel II ofreció a los invitados en su cumpleaños celebrado en 2010.Ese 12 de junio, Miguel Ángel Reigosa fue uno de los invitados al Palacio de Buckingham donde se celebró el cumpleaños 84 de la Reina Madre. Y fue distinguido como "Embajador de Whisky para Latinoamérica" por la misma Isabel II. Años más tarde, en 2020, llegaría otra distinción, la de Keeper of the Quaich, que reconoce a las personas que contribuyen a la cultura del whisky escocés.Nada mal para un porteño nacido en "la Siberia" de Villa Urquiza, que convirtió un consejo paterno en pasión. Cuenta que una vez le quisieron comprar en 30 millones de dólares su colección pero, rechazó la oferta . Por estos días, está por lanzar su propio single malt.-¿Cómo nace tu pasión por el whisky?-Empieza cuando yo era apenas un chico de 14 años. Nací en la parte más pobre de Villa Urquiza, donde vivían los primeros inmigrantes, que va de avenida Congreso hasta el Parque José María Paz. Entonces le decían "la Siberia" porque no había mucha gente. Yo me hice ahí. Con mis amigos salíamos a bailar y en los boliches tomábamos esos tragos que eran una bomba. Una noche llegamos en muy mal estado a la casa de mis padres, eran como las 3 de la mañana, mi viejo escuchó ruidos raros y vino a ver qué pasaba. Simplemente nos dijo: "Mañana quiero reunirme con los padres de todos y ustedes presentes". Al día siguiente nos juntó a todos, abrió una de las dos botellas de whisky Old Parr que le habían regalado en el trabajo [él era gerente de Lumilagro] y en lugar de retarnos, con el consentimiento de todos los padres, nos invitó a tomar whisky. El consejo que me dejó para toda la vida fue: "Tomá poco, pero bueno". Y a partir de ese momento empecé a hacer eso.-¿Y cómo llegás al coleccionismo?-Lo heredé. Mi abuelo era numismático y mi papá filatélico; a mí me agarró la locura por el whisky. Me acuerdo que todos los domingos lo acompañaba a papá a las panaderías de barrio que vendían las botellitas miniatura de whisky y me compraba una (no sobraba el dinero en esa época). Me empezó a gustar y me metí de lleno.-¿Cómo pasaste de las miniaturas a la colección de botellas?-Estudié, me recibí de maestro mayor de obras y como a mí me gusta el comercio fui a trabajar a una casa de deportes. Después me recibí de tornero y matricero. Hice de todo en la vida. Pero cuando falleció mi padre, de muy joven, un amigo de él me dio una mano muy grande. Era importador de relojería y perfumería, y me prestó el dinero para poder importar con él. Ahí empecé a viajar por todos lados. Entonces, cada vez que viajaba me compraba una botella. Después tomé la costumbre de comprar dos iguales. Una era para probar con los amigos, y la otra la guardaba para ir armando mi colección.-¿Qué edad tenías cuando empezaste?-Tenía 23 años. Al fallecer papá, busqué algo que fuera como un lugar de compañía, porque me despertaba todas las noches y sinceramente no estaba bueno. Papá era un compañero de vida, éramos amigos. Entonces me hice habitué del Café de los Incas.-Hoy ya no existe, ¿pero qué representaba el Café de los Incas?-Era el lugar de culto del whisky en Latinoamérica. En esa época había dos bares emblemáticos: el Kilkenny, que era el "dueño" de la cerveza, y el Café de los Incas, que era el templo del whisky. De ahí salió toda la gente que puede hablar de whisky. Todos pasaron por ahí, los buenos y los malos. Era un chalet inglés blanco hermoso que estaba en Avenida de los Incas y Tronador, ahora lo demolieron.-Empezaste como habitué y terminaste como dueño...-En esa época el café tenía muchas deudas. Entonces Jorge Altobello, uno de los dueños, me preguntó si quería comprar la parte de los otros dos socios. Yo había juntado unos pesitos importando y decidí comprar esas partes y afrontar las deudas. Y ahí fue donde me fui perfeccionando en el mundo del whisky. Con el tiempo empezaron a llegar los reconocimientos y en el 94 hice mi primer viaje a Europa.-Visitaste finalmente la cuna del whisky escocés...-Fui invitado por Diageo [multinacional propietaria de algunas de las marcas más importantes de whisky]y estuve 15 días en Londres y otros 15 recorriendo Escocia. La primera destilería que visité fue Blair Athol, en las highlands, y fue algo maravilloso. Me permitió conocer los procesos de la elaboración del whisky y descubrir que en esa época todo se hacía en forma artesanal.-¿Y el Museo del Whisky cómo nace?-Llegó un momento en que con toda la trayectoria que ya tenía en el Café de los Incas le dije a Jorge: "Quiero cumplir un sueño: tengo en la casa de mi mamá 2800 botellas y las quiero exponer, quiero armar un museo del whisky". Jorge creyó que era en broma: "Vos vas a poner un museo del whisky, yo voy a poner un museo de la ginebra", me cargaba. Es que en esa época nadie creía en el whisky. Yo traía de afuera una botella de single malt, se la daba a probar a la gente y me decían: "A mí no me des esto, dame un whisky". Me costó mucho imponerlo.-¿Cómo fuiste armando esa colección de 2800 botellas?-A través de los viajes, mediante subastas, encargándole a conocidos que viajaban que me compraran tal botella. Costó mucho. Yo con el programa Mundo Whisky, que hice durante 16 años en televisión, viajé mucho. En total llevo 36 viajes a Escocia: recorrí cuatro veces todas sus destilerías. En todo ese tiempo fui armando la colección, pero no con un criterio comercial. Era una satisfacción personal.-¿Y qué te decía tu mamá de las 2800 botellas en la casa?-Era una casa de nueve ambientes. Pero cuando fallece mi papá y fallecen mis abuelos quedaron varios vacíos. Mi mamá me dijo: "Hacé lo que quieras, guardá ahí las botellas". Me acuerdo que como no cabían en las estanterías, muchas estaban en el piso, todas envueltas en papel film. Una vez por mes, dos de los chicos que trabajaban conmigo en el Café de los Incas me ayudaban a hacer el trabajo de ir girando las botellas para que los corchos no se secaran. Era un trabajo que demandaba tres días. Lo cierto es que mamá tuvo mucho que ver con que pudiera armar esta colección. Ahora a mi hijo Lorenzo lo estoy empezando a traer para el lado del coleccionismo, vamos a ver si le gusta. Nunca hay que obligar.La vida en el museo"El café de los Incas fue el lugar que más quise en mi vida, pero no dejaba de ser un bar -recuerda Miguel Ángel-. Venía gente hasta las cinco o seis de la mañana, y a veces encontrabas a alguno... [hace gesto de estar bebido]. Por eso, con el Museo mi idea fue cambiar lo que es un bar a un lugar de culto. Cuando lo abrí me propuse cerrar a las dos de la mañana como tope horario, con todo el mundo afuera a esa hora, incluso los empleados. ¡Y podés creer que en los 11 años que estoy acá jamás vi un tipo alcoholizado! Y no solo pasa por nosotros, sino que la gente siente un respeto por el lugar".-El argentino tuvo durante mucho tiempo cierto prejuicio con el mundo del whisky, ¿no?-Lamentablemente, sí. Los whiskeros tuvimos la mala suerte de tener una sociedad machista en la que la trata de personas estaba relacionada con la palabra "whiskería". ¡No le pusieron vinería, le pusieron justo whiskería! En esta misma sociedad machista, cuando una pareja salía, el hombre podía pedir un whisky, pero la mujer no. Esa costumbre gracias a Dios se fue perdiendo y hoy la mujer es una parte importante del mundo del whisky. Y la verdad es que bebida noble como el whisky hay pocas.-¿Te propusiste que la colección fuera la más grande del mundo?-Con el programa tenía el sueño de grabar en el Museo de Edimburgo, que con 3384 botellas era el más grande del mundo. Siempre pensé: "No vamos a poder grabar ahí, no voy a llegar nunca". Estando allá, el cámara me dijo: "Por qué no te dejás de joder, ¡vamos!" Cuando llegamos y vi la colección salí en cámara llorando, prometiendo a los argentinos que en menos de cuatro años lo podíamos superar. Me faltaban 500 botellas, pero veía que las nuestras eran mejores en calidad y que las de ellos era simplemente tener un museo grande con botellas no tan caras. Hoy le llevamos 2200 botellas de diferencia, tenemos 5900 y estamos en la Argentina.-Hace poco salió en una revista que te quisieron comprar la colección para llevarla a Dubái...-Sí, me ofrecieron 30 millones de dólares. Además me daban una casa para que el primer año manejara todo, y un Lamborghini a elegir. Y para serte sincero: yo no soy millonario, pero no me faltan cosas. Las importantes para mí son otras, si no, no me hubiera dedicado a esto. Si bien uno tiene que generar plata para pagar sueldos y mantener todo, a mí la vida no me la va a cambiar tener una casa más grande o un auto mejor. Eso no me llena. Pongo en la balanza a mi hijo arraigado acá, a mi madre, a mis amigos, eso es impagable. Lo que me ofrecieron para ellos es un vuelto y para mí es algo que no voy a usar. ¿Vendo la colección y qué hago al día siguiente? Me levanto y hago algo que no me gusta.-¿Se puede visitar la colección?-Sí, es gratis. Dejamos que venga la gente, que la disfrute.-¿Cuál es la botella más rara que tenés?-Uf, muchísimas. Tenemos ediciones limitadas de embotelladores independientes. De 1938, de 1950. Muchas botellas de 50 años. Tengo una colección de botellas de Elvis: para comprarla tuve que vender mi auto. La más vieja es un bourbon de 1870.-¿Cómo la conseguiste?-Fue una locura y una casualidad. Un día se me aparece un tipo con pinta de loco en el Café de los Incas. Tenía una botella envuelta en un papel de diario y me dijo: "¿No me la querés comprar?" Me pidió 100 dólares... No sabés lo que eran 100 dólares para nosotros en esa época. ¡Mucho dinero! Y me la jugué, porque no sabía lo que estaba comprando. No era como ahora que mirás en tu teléfono y ves de qué se trata. La guardé en la colección y con los años me puse a investigar y descubrí que era una botella carísima y prácticamente inexistente. Él la tenía tirada, porque decía que era del abuelo. Andá a saber las vueltas que dio. Venía hasta con caja de madera y la llave. -¿Cuál es la botella más cara de la colección?-Son varias. Una Royal Salute de 50 años, un Macphail's de 1938, un The Macallan 1950. Estas rondan los 70.000 u 80.000 dólares cada una.-¿Hoy el whisky es una buena inversión?-Hoy por hoy, no lo veo. Al subir el dólar oficial a 1100 pasamos de ser el país mas barato al más caro en materia de whiskies. En todo caso, lo que sí puede ser una buena inversión son los whiskies de colección, que suelen aumentar mucho.-¿Tenés botellas en la mira que esperás encontrar en algún momento?-Muchas. Hay como 100 que estoy siguiendo. Una de Johnnie Walker de más de 150 años, un Royal Salute de 45 años, poco conocido, que se vendió en el mercado asiático y del que no quedan muchas botellas. Pero ahora también estoy muy entusiasmado con sacar mi propio Single Malt en la Argentina, que lleva mi nombre.-¿Dónde lo producís?-En la destilería que tiene un íntimo amigo, Hugo Domínguez, en San Juan. Se llama Los 3 Domínguez porque trabaja junto a sus hijos. Conseguimos barricas muy buenas, de Jerez, de Bourbon, y él se encargó de elaborar un producto ahumado, un single malt, con materia prima que traemos de Escocia.-¿A qué lugares impensados te llevó el whisky?-Me llevó a conocer a los que eran mis ídolos. Para un nene, un ídolo es un jugador de fútbol; para mí, cada uno de los maestros destiladores que conocí eran eso, me parecían inalcanzables. De muchos de ellos llegué incluso a ser amigo. De hecho, gracias a uno de ellos, Colin Scott, ex master distiller de Chivas, es que fui invitado en 2010 al cumpleaños de la Reina Isabel. Me hicieron llegar los diplomas y todo lo que necesitaba aprender para ir allá. Hasta tuve que hacer cursos de ceremonial y protocolo. Estando allí fui nombrado Embajador del Whisky para Latinoamérica por la reina Isabel II.-Hablemos de whisky... ¿Cómo aconsejás introducirse en este mundo? ¿Por dónde empezar?-Muchos se acercan y me dicen "quiero empezar a tomar single malt". Para mí lo ideal es empezar por los más básicos, de 10 o 12 años. A veces me preguntan por qué no empezar por allá [y señala los más caros expuestos en la barra del Museo]. Y yo les respondo que es un camino de ida: probás uno de esos y no retrocedés más. Ahora, la verdad es que podés empezar por donde quieras. Y no solo single malt: el Bourbon, por ejemplo, es un productazo. Lo importante es ir llevando a la gente a que aprenda de a poco.-¿Cómo se toma el whisky?-El whisky se toma solo, con agua, con hielo, con una bebida cola, con champagne... Ponele lo que vos quieras. Ahora, vos no sos el que impone respeto, el respeto lo impone la botella que tenés adelante. Porque si tenés una botella de 1950, ¿qué le vas a poner? ¡Lo tomás solo! Quien decide no sos vos, es la botella.-¿Vale el consejo de ponerle un poco de agua para "abrir" aromas y sabores?-Hay dos formas de tomarlo. Una cosa es degustar y otra cosa es tomar whisky. Porque cuando vos vas a degustar un whisky, usás la copa de degustación y a lo sumo le echás un poquito de agua (lo que cabe en una tapita de una botella de agua) para abrir aromas y sabores. Pero eso no tiene absolutamente nada que ver con el consumo, donde podés optar: el single malt en general lo tomás en copa y un blend generalmente en el vaso chato y con hielo, al estilo americano. A mí me dolió mucho ver perder tan de golpe el consumo en vaso chato, con la gente removiendo con el dedo los hielos. Eso que veía en el Café de los Incas y era parte de los argentinos. Ahora es todo más frío, con la copita, los aromas...-¿Se exagera un poco en la descripción de las catas?-Una vez una vez un viejo master distiller, Jim McEwan, me dijo: "¿Es whisky? Entonces sabe a whisky y tiene olor a whisky. No me vengas con el cardamomo, la frutilla, la naranja" [risas]. Hoy le encuentra cualquier cosa la gente.-¿Vos cómo tomás el whisky?-Si estoy acá, en el bar del Museo, es raro que me tome una medida, porque no queda bien que tome en el bar. En todo caso me voy a la oficina y tomo una copita chiquita, lo mismo que hago con una serie. Pongo un capítulo y lo veo con una copita chiquita. Ahora, cuando voy a un asado con amigos, tomo un vaso de whisky con hielo, y tomo blend, porque es lo que más les gusta a todos. El whisky es para compartir con los amigos.-¿Va bien con las comidas?-Es buenísimo, pero la gente confunde. Tenés que tener la copita de whisky y un vaso de agua. Y para bajar la comida tomás agua, no whisky. Marida muy bien con muchas cosas, desde mariscos hasta chocolate. Es lo mismo que el maridaje del vino, es cuestión de acostumbrarte,-¿Cómo se guarda el whisky?-Lo ideal es con la botella parada, a una temperatura inferior a 16° y si es a la sombra mejor, o con luz fría. En el caso nuestro, una vez cada seis meses acostamos un poquito las botellas de colección para humedecer el corcho y que no se pudra ni se seque.-¿El whisky se evapora con el tiempo?-Si la cápsula está mal, sí. Además, el whisky no tiene una curva ascendente en botella, no evoluciona, todo lo contrario. Sí la gente prueba un whisky que estuvo mucho tiempo en botella y dice "qué rico que está" no es porque haya mejorado en botella, sino porque los whiskies de antes eran de mejor calidad.-¿Por qué?-Por el faltante de whisky que hay a nivel global. Durante los años de pandemia, el mercado asiático y el americano vaciaron todo el stock que tenían. De hecho, nosotros en el Museo de Whisky batimos récord: vendimos 16.000 cajas de whisky durante el año y medio de pandemia. En Estados Unidos y en Asia vaciaron todos sus stocks internos, y cuando salieron a comprar vaciaron las destilerías, que se quedaron sin productos de edad. Por eso, si encontrás whiskies viejos, agarralos.-¿Qué hay que tener en cuenta delante de una góndola de whiskies para guiarse?-En cuanto a las regiones de procedencia, los de Islay son ahumados, los de Speyside son frutales, los de Highland tiene más carácter, los de Campbelltown un ahumado sutil y los de Lowland son más suaves. Sabiendo las cinco regiones no te vas a equivocar. Ahora, con un blend no podés saber, porque además en los últimos años fue cambiando su composición y su calidad.-Y por último: ¿cuál es la botella que más valorás de tu colección?-Una botella común de Old Parr, que era la otra que tenía mi papá y que la guardé para mi colección. Tengo un amor profundo por esa botella, me trae a la memoria esos recuerdos maravillosos que tuve junto a mi padre y a mi madre.
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Rebekah Nicz, con influencias de grandes intérpretes, conquista con su música y presencia escénica en Estados Unidos.Trabaja en New York con su primer álbum que tiene proyección internacional.
Claudio Enrique Mazás (68) es un ingeniero agrónomo que construyó una importante empresa agroindustrial de cero. Inicialmente formó parte del staff de una inmobiliaria rural, luego -por la gran crisis económica del 2001- creó una sociedad para siembras en campos arrendados en Córdoba, tras lo cual migraron hacia la región de Quimilí, en el este de Santiago del Estero, donde hoy desarrollan planteos agrícolas en 11.000 hectáreas entre propias de la sociedad y alquiladas. También montaron una planta de clasificación de semillas de soja, en la cual procesan la mitad de la producción de los campos, para ofrecer las variedades más adaptadas a la zona. Dan trabajo a 24 personas y agregan valor a la soja y al trigo."Está quebrada": cruje la interna en la Rural entre el presidente y el vicepresidente, que irán con listas separadas en 2026Trayectoria La historia comenzó hace mucho tiempo. "Me recibí de ingeniero agrónomo en 1981 y era difícil desarrollar la profesión en aquella época sin tener un campo familiar. Inicialmente trabajé en una inmobiliaria rural, que con los continuos viajes me abrió el panorama de las zonas productivas de todo el país, no solo de la pampa húmeda, Luego, en 2002, me asocié con Javier Tomasín, para hacer siembras en campos de terceros en Laboulaye y en otras localidades del sur de Córdoba", recuerda Mazás, uno de los dos propietarios de Maytom Agroinversiones SA.Durante 10 años sembraron campos arrendados hasta que los productores maniseros los desplazaron por la mayor rentabilidad de cultivo. Fue así que decidieron emigrar hacia el este de Santiago del Estero, particularmente hacia la localidad de Quimilí. Allí hay muy buenos suelos agrícolas con poco uso luego del desmonte, que permiten desarrollar modelos con expectativa de altos rendimientos. Reunión: el Gobierno le confirmó a la Mesa de Enlace que el INTA no se fusionará con el INTI, aunque tendrá reformas"La zona se transformó de ganadera en agrícola con siembra directa y gracias al desarrollo de nuevos cultivares de soja adaptados a la zona. Con el tiempo, se estabilizaron los rindes, gracias al desarrollo de tecnologías como Intacta y Enlist, que permiten un control de lepidópteros con muchas menores pulverizaciones que en el pasado", rememora Mazás.La sociedad comenzó con el desarrollo de una agricultura conservacionista en rotación con maíz, que permite hacer un aporte importante al mantenimiento de la fertilidad de los suelos. "Al principio, incluir el cereal en la rotación era difícil porque los materiales no tenían resistencia al cogollero. Pero, con el correr de los años, comenzaron a aparecer híbridos de mejor comportamiento como los que incluían la tecnología Viptera, que permitieron alcanzar rendimientos satisfactorios", destaca.De entrada buscaron suscribir acuerdos de arrendamiento a largo plazo con los propietarios de los campos y generar una relación de confianza cuidando los suelos."La rotación más común es soja-maíz y se respeta porque repetir dos veces un mismo cultivo no es agronómicamente posible. La producción de la oleaginosa tenía algunas dificultades iniciales por cultivares no adaptados a la zona, pero nos contactamos con el semillero Don Mario y lograron nuevas variedades de ciclos más cortos y mayor potencial, que permitieron aumentar los rindes hasta 40 quintales por hectárea. Esta evolución cambió las posibilidades productivas de la zona", resalta Mazás.Con el desarrollo de la agricultura en la zona, también se difundieron los servicios de provisión de insumos y de almacenamiento de la producción, y aparecieron los contratistas de labores. "Actualmente hay muchos oferentes de servicio de siembra, control selectivo de malezas y cosecha con máquinas modernas; vienen a la zona buscando grandes productores que les permiten hacer, por ejemplo, 3000 hectáreas en un solo campo, en vez de tener que trabajar en muchas fracciones chicas de la región pampeana", justifica.Con el correr de los años, también empezaron con algodón en siembra directa, que es un cultivo interesante para una pequeña superficie, lo mismo que el garbanzo y el trigo para un buen control de malezas. "El algodón permite la siembra directa; se cosecha en bruto y el material se traslada a una desmotadora cercana, que separa la fibra de la semilla. Luego de la cosecha, el rastrojo se debe destruir para prevenir enfermedades, para lo cual se muele, para dejar la superficie pareja y preparada para sembrar el maíz subsiguiente", ilustra.Habitualmente el algodón es más rentable que el cultivo de maíz y de soja, aunque requiere más inversión y un tiempo de espera hasta que se vende la fibra. El precio varía según la calidad, que se determina con la longitud y grosor de la fibra, el color y otras características.Actualmente, el plan de siembras de la sociedad está formado por 45% de la superficie con soja, 45% con maíz y 10% de algodón. Las labores de implantación y protección de los lotes agrícolas se hacen con equipo contratado desde la siembra hasta la cosecha y solo tienen una estructura de administración y organización de toda la actividad.ExpansiónCon el paso del tiempo, la sociedad se fue desarrollando económicamente y, aparte de la siembra en tierras arrendadas, empezó con la adquisición de campos por desarrollar. Hoy cultivan 11.000 hectáreas agrícolas en total en la empresa, de las cuales casi la mitad son propias.Mazás dice que "la limitante para producir en la zona no es el capital o las personas, sino el conocimiento, porque hay que desarrollar sistemas distintos de los de la región pampeana". Por ejemplo, al haber temperaturas más altas, los tiempos agrícolas se aceleran y, si aparece una plaga en un lote, no se puede esperar una semana; hay que controlarla de inmediato teniendo todo preparado.Diversificación Del total de la producción de soja, aproximadamente la mitad se orienta a la producción de semilla, que es la principal actividad comercial "tranqueras afuera". Se desarrolla con otra sociedad -All Seeds Argentina SA- con la intervención de un tercero, Juan Pablo Bevilaqua. Es decir, esta sociedad se dedica la clasificación, acondicionamiento y conservación de semillas mediante una planta específica."Desde que nos posicionamos en el norte, comenzamos a ser multiplicador de semillas del grupo Don Mario aprovechando que en la región había muy pocos campos dedicados a eso; buscamos agregar valor a la producción primaria produciendo semilla de soja de calidad", recuerda Mazás.El proceso se inicia con la siembra de semilla original, que se cultiva para lograr una semilla identificada, que luego llega a la planta, donde se limpia, clasifica con distintas máquinas y se mantiene en cámara de frío para conservar la calidad. Este emprendimiento exigió instalar oficinas de venta, depósitos y logística para dar el mejor servicio."Esta agroindustria permite la venta convencional de bolsas y el ofrecimiento de un servicio especial al productor, que puede comprar la semilla con tiempo, se la guardamos en cámara de frio y luego se la acercamos al campo en big bag de manera de que se conserve toda su calidad y genere un nacimiento uniforme", destaca Claudio. "Además ofrecemos el servicio de tratamiento profesional de curado e inoculación de la semilla con productos biológicos. También podemos dar servicio a productores que hacen el uso propio y cosechan semilla que se procesa en la planta y entra en la cadena legal teniendo un producto de calidad muy distinta a la que se puede producir en el campo guardando el material en un silobolsa", añade.La comercialización se concreta en un punto de venta de la planta de clasificación de semilla, en el cual también ofrecen inoculantes y productos biológicos para los cultivos, además de semilla de sorgo, de maíz, soja y trigo. "All Seeds Argentina SA es una empresa relativamente nueva, creada para la venta de semilla de soja, como multiplicadores y comercializadores de las variedades del grupo Don Mario, Stine y otras", afirma Mazás. Los cultivares multiplicados son producto de la biotecnología y algunos se comercializan únicamente bajo el sistema de Sembrá Evolución, por el cual el agricultor previamente tiene que firmar una licencia en la que acepta el reconocimiento de la propiedad intelectual del producto. "Si tiene la licencia firmada, después puede acceder a comprar las bolsas y disponer de la mejor tecnología en semillas de soja y trigo. Si guarda semilla de un año a otro para uso propio, paga hectáreas tecnológicas al semillero para poder usarla", explica Mazás."Generalmente, los compradores de semilla son grupos de siembra importantes que nos prefieren por estar en la zona y tener la variedad que necesitan, aunque también vendemos un 20-30% al exterior, principalmente en Uruguay y Paraguay", distingue el empresario.La sociedad cuenta con asesores externos contables, financieros y de estrategias de comercialización de granos. Por ejemplo "con la consultora AZ-Group participamos del grupo Quimilí, que permite actualizarnos en las decisiones de venta con una reunión mensual y consultas cuando son necesarios. Por otro lado, un asesor financiero le muestra a los clientes las líneas de financiamiento bancarias, de SGR o de tarjetas, para aprovechar las mejores alternativas para la compra con pago posdatado", describe.A modo de síntesis, Mazás dice: "En Santiago del Estero somos la firma más grande de multiplicación de semilla de soja y nuestras principales fortalezas son la calidad del servicio al productor y la cámara de frío, que se combina con el servicio de entrega en el momento de la siembra; en la zona lo normal es empezar a sembrar a finales de diciembre-enero, meses de muy alta temperatura que afectan el poder germinativo y la calidad de la semilla si no estuviesen almacenadas a bajas temperaturas".
El director de Scholas Ocurrentes, José María del Corral, conoció al papa Francisco cuando aún era Jorge Bergoglio. Juntos montaron lo que hoy es una red educativa global
Speyer es un pueblo alemán que se ubica en Renania-Palatinado, famoso porque en los últimos días se conoció la historia de Inge Fleischmann, una mujer de 88 años que es moza de la vinería Narrenstübchen. Ágil, atenta, alegre y con voluntad es como los clientes ven a la adulta mayor que, sin ánimos de abandonar su puesto, reconoció que espera continuar así hasta los 90 años, cuando ya se jubile de forma definitiva. Hay algo que motiva a Fleischmann a salir todos los días de su casa, sin importar el clima o el estado de ánimo. El fin es evitar la soledad de su departamento, según reveló al medio de comunicación germano Bild. En 1956, la mujer ingresó con 19 años como moza de Narrenstübchen. Esa vinería fue inaugurada por su padre, el panadero Wilhelm, que el 11 de agosto de 1955 abrió una oportunidad local para todos los amantes de esa bebida. Lo curioso de ese emprendimiento es que sucedió en la casa familiar, por lo que se hizo imposible no ser parte de la historia cotidiana de los clientes. Con el tiempo adoptaron la impronta de restaurante y la joven Fleischmann se ganó el amor de todos los visitantes. A temprana edad tuvo que hacerse cargo del local, a pesar de que tenía siete hermanos más. "Aquí puedo conversar, cada comensal trae algo nuevo de la ciudad y también me entero del destino de mucha gente", destacó.La mujer nunca se casó, aunque sí conoció el amor. Sin timidez, recordó: "Una vez tuve una aventura con un suizo, pero dejar el bar de vinos no era una opción. Al fin y al cabo, nunca quise ser solo ama de casa". Y agregó: "Cualquier hombre se moriría de hambre en mi casa. En mi heladera no hay nada más que una botella de agua y una botellita de vino"."Es realmente especial que mi restaurante lleve tanto tiempo funcionando y tenga tanto éxito. Estoy un poco orgullosa de ello", expresó a Bild con una sonrisa en su rostro, al tiempo que un cliente que presenció la entrevista la caracterizó por ser una persona con un "gran corazón". Ella misma es la que realiza a diario los pedidos y tiene contacto con los enólogos para solicitar los mejores vinos de producción alemana o extranjera. Incluso prepara los platos iniciales si alguno de los cocineros no llegó a tiempo a su trabajo. Como su padre era director de la Sociedad de Carnaval de Espira (SKG), en la actualidad las paredes del local están decoradas con medallas, trofeos y cuadros que recuerdan a actores y "tontos" de las mejores escenas burlescas de los carnavales pasados.El trabajo y su pasión por la atención al público es lo que mantuvo joven a Fleischmann durante décadas. El mundo en el que nació y se crio (1937) cambió drásticamente; sin embargo, nunca abandonó el restaurante. Allí se sintió ella misma, capaz y útil. Un tipo de independencia que para la época y en particular para la Alemania de posguerra, significaba una hazaña. Este verano Narrenstübchen cumplirá 70 años de vida y la dueña del establecimiento quiere ante todo mantenerse "sana". Por último, Bild detalló: "Su receta para una vida larga y feliz es pensar siempre positivamente y trabajar tanto como sea posible. Según Igne, eso te mantiene en forma".
"Martín Reta donó sus tierras con un objetivo turístico. Nada fue 'así nomás': se hizo cargo de la agrimensura y fue un proyecto a largo plazo, como ya nadie hace las cosas", desliza Lucas Chillemi al empezar a hablar del su tatarabuelo, fundador de Reta, la localidad balnearia que está al sur de la Costa bonaerense. "En esa época, cuando la gente soñaba algo, lo hacía de punta a punta. Reta planificó dónde iba tal calle, dónde iba la escuela, dónde iban las plazas... Armó un proyecto", comenta este joven de campo que además es fotógrafo. Criado mitad en Capital Federal y mitad en los campos de la familia, Lucas se presenta orgulloso de sus orígenes y se entusiasma con relatar la historia. "Hijo de los españoles Martín Reta y Máxima Goldaraz, Martín Reta nació en Buenos Aires el 26 de agosto de 1877. En el segundo censo nacional, de 1895, toda la familia figura radicada en estos campos. Y su donación no fue un proyecto individual, sino en familia. Porque también donaron sus hijos, Martín (que no tuvo descendencia) y Etelvina, madre de mi abuela, María Etelvina Hernández Montero, que cedió otra parte, hace 15 años, para que se hiciera la ruta", señala Lucas. Eso explica, entre otras cosas, porque Reta se llama Reta y no Martín Reta. Todo fue un proyecto familiar y conjunto.Como integrante del Museo y Fototeca Reta, Lucas veraneó desde siempre en la localidad y lo apasiona su devenir. "La historia me llegó siempre en las charlas familiares. Pero, además, hablamos de un pueblo joven, de 95 años. Mi abuela, que está viva, era la nieta de Martín Reta. Si bien no llegó a conocerlo, todo permanece muy vigente en mi casa. Además, soy el acumulador del clan. Me gusta reconstruir para ver un poco quién soy y de dónde vengo", resume Lucas.La historia de la localidad empieza con el acta de recepción de las tierras, fechada el 28 de noviembre de 1929, con la firma de Valentín Vergara, gobernador de la provincia de Buenos Aires. Poco después de donarlas, Reta y un socio -Claudio Rodríguez Otero- impulsaron la construcción del Hotel Playa. Entre el pastizal y las dunas, el hotel tenía 35 habitaciones, sala de juego, lectura y baile, además de un camino directo a la playa, donde los médanos fueron fijados con tamariscos, uña de gato y eucaliptus. Funcionó de 1929 a 1938 y fue un verdadero éxito. Tras la demolición del segundo piso, reabrió remodelado en 1945, a cargo de la familia Almeida y con nuevo nombre: Hotel Océano. Se sostuvo hasta 1960, que cerró para siempre. Hoy se conserva parte del edificio, como Corralón La Rusa, dedicado a la venta de materiales para la construcción y ferretería. "La gente venía de Capital Federal, de La Plata y Tres Arroyos. Hay fotografías de veraneantes con autos último modelo. El que no tenía vehículo, tenía que tomar tres trenes, entre Constitución y Copetonas. De ahí llegaban hasta acá en auto o camioneta, siguiendo una huella", repasa Lucas sobre lo que pasaba mucho antes de que llegara el asfalto, en 2011. Cuenta que un remate de la década del 40, en el Luna Park, fue fundamental para que a Reta se posicionara como destino. Con precios muy accesibles, algunos compraban dos o tres lotes como inversión. Eso impulsó la llegada de turistas que siguen viniendo, generación tras generación. Sobre ellos Lucas cuenta: "Son veraneantes fanáticos de este lugar hace alrededor de 40 años. Venían con sus hijos y ahora vienen con sus nietos. Conozco a más de uno que se tatuó Reta en el brazo".Datos útilesClub de Mar Terrazas Cayastá. Es un club de mar que está sobre un médano y con salida directa a la playa, además de dos piletas, sauna y spa. Se compone de 19 departamentos perfectamente equipados, con parrilla y vista al mar. La atención es muy buena. Desde $198.000 el departamento para dos por tres noches. Calle 40 y el mar. T: (11) 6703-0820. IG: @terrazasdecayastaOficina de Turismo Reta. Orientan en relación a cabañas, hoteles, excursiones y museos de la zona. Todos los días, de 9 a 20 horas. Av. del Pescador y calle 31. T: (2983) 64-5672Museo y Fototeca Reta. Se creó hace 12 años y rescata la historia del pueblo, con esfuerzo y amor por el lugar. En pleno proceso de mudanza a un nuevo espacio, se manejan por redes sociales. T: (11) 5058-5429 @museoyfototecareta
Jurado Nacional de Elecciones acogió resolución del Tribunal Constitucional en el que se prohíbe a ciudadanos inhabilitados formar parte de agrupaciones políticas.
No todo fue fácil desde el principio. Cuando estaba esperando a su primer hijo, Héctor Mondrik perdió su trabajo en la consultora. Sin embargo, no tardó en reinventarse: encontró rápidamente otro empleo y poco después, volvió a cambiar de rumbo: se convirtió en gerente de administración de la empresa Dos Muñecos, la que fabricaba los pantalones Lee. Corrían los primeros años de la década del 70. Con visión, empuje y una habilidad notable para las finanzas, Héctor hizo crecer la compañía. Esa fue la semilla, el inicio de una historia que, sin saberlo todavía, daría lugar a uno de los emprendimientos más icónicos de la industria del juguete en Argentina: Top Toys."Mi papá se entregaba al trabajo con una devoción absoluta. Era brillante. Y lo que construyó fue enorme. La empresa creció tanto que llegó a convertirse en accionista de Aluar... ¡hasta compraron fábricas de algodón en Brasil! Mamá solía decir que competía con la empresa por su atención y no lo decía del todo en broma. Un día, después de años de dejarlo todo, mi papá le hizo un regalo inesperado: su renuncia. Literalmente. La escribió, se la entregó en la mano, como diciendo 'ya está, ahora elijo otra cosa'", cuenta Darío con la calidez de quien habla de alguien que, de algún modo, nunca se fue. A su lado, su hermano Damián asiente.-¿Quién era Héctor Mondrik?Darío: -Mi papá nació en 1939 en Avellaneda, aunque parte de su infancia la vivió en la Patagonia, en General San Martín, Chubut. Mi abuelo trabajaba como "corredor", vendía de todo. Después volvieron a Buenos Aires y se instalaron en Villa Crespo. Mis bisabuelos eran de Ucrania, de Besarabia. Mi padre, quer era pura energía, siempre contaba una anécdota que lo definía a la perfección. Decía que una vez, en una visita al zoológico, vio a un chico que alquilaba ponis para dar vueltas. Él ya sabía montar, así que se acercó y le dijo: "Dame las riendas, que yo sé andar". El chico dudó, pero mi papá insistió tanto que terminó dejándolo. Apenas subió, dio dos golpecitos de talón y el poni salió disparado por todo el zoológico, con el chico corriéndolo a los gritos. Así era él: inquieto y decidido. También fue muy deportista. Jugó al fútbol, al básquet, hizo algo de boxeo. Fue el menor de cuatro hermanos, pero el primero en recibirse. En los años 60 se graduó en la UBA como Licenciado en Administración y Contador Público. Tenía una mente lúdica: jugaba al ajedrez como pocos, podía hacer partidas simultáneas a ciegas con varios tableros.Héctor conoció a Eugenia Emilia Dorfman, una profesora de inglés, en un baile. "Mamá siempre contaba que él quiso darle un beso, y ella le respondió: '¿Por qué te voy a dar un beso? ¿Por amor al arte?'. Se casaron un 26 de diciembre, justo cuando mi papá estaba a punto de recibirse", dice Darío. De esa unión nacieron Diego, en 1966, Damián, en 1968, y Darío, en 1971.-Volviendo a la renuncia de su padre a la empresa textil. ¿Cómo nació la idea de dedicarse al mundo de los juguetes?Damián: -Él no había cumplido los 40, pero había logrado un capital importante y sintió que quería hacer algo distinto. Algo que le permitiera estar más cerca de mi mamá, empezar a usar su tiempo. Cuando llegó a esa empresa, estaba casi fundida. Cuando se fue, era multimillonaria. De hecho, cuando dijo que se iba, los dueños le ofrecieron trabajar sólo tres veces por semana, medio día, cobrando el mismo sueldo. Pero él ya lo tenía claro: no era por dinero. Había cumplido su ciclo y, además, nos contó luego que no quería dejarle a sus hijos la impresión de que solo 'se gana plata con plata'.Darío: -En el '75, mi papá le regaló a mi mamá un viaje: la vuelta al mundo. Nosotros nos quedamos con mi abuela y ellos recorrieron todo, desde Japón hasta Inglaterra. En Londres entraron a Hamleys, una juguetería enorme, y mi papá quedó maravillado. Dijo: "¿Qué es esto? ¡Esto en Argentina no existe!". Cuando volvió, empezó a investigar y se dio cuenta de que podía ser una buena idea. En ese momento, acá los juguetes eran de lata o de goma, nada que ver... Entonces sumó a su cuñado al proyecto, para que lo ayudara con todo lo relacionado al estudio de mercado, y así empezó todo.-¿Cómo surgió el nombre?Damián: -Empezaron a tirar ideas hasta que a mi papá se le ocurrió la frase "lo mejor para juguetes". Aunque lo pensó al revés "Toys Top" y fue mi mamá la que dijo: "No, tiene que ser Top Toys". Así quedó el nombre.Al principio, la empresa funcionaba en "un lugarcito" que el suegro de Héctor les prestó dentro de su fábrica metalúrgica, en Munro. "Empezaron siendo tres o cuatro personas, nada más. Pero para 1985 ya eran 600, con una planta en Barracas y otra en San Juan. Hicieron inversiones millonarias. Cada muñeco necesitaba unas seis matrices, había 50 cabinas de pintura para las piezas, y mi papá fue uno de los primeros en traer máquinas de inyección computarizadas. No solo creó una empresa, creó una industria", añade.-¿Cuál fue el primer juguete que hicieron?Darío: -Los dos primeros productos fueron nacionales. Papá tomó la licencia de dos juegos: TateTop y MentalTop. Fueron productos que él había visto en Inglaterra y se comunicó con los fabricantes. Los juegos se fabricaron acá.Los hermanos aseguran que lo que realmente cambió el negocio del juguete fue la publicidad televisiva de uno de sus productos: el Mentaltop. "Fue un antes y un después, estamos hablando de fines de los 70. El comercial mostraba a un hombre hablando en japonés, con subtítulos que explicaban el juego. Era algo completamente distinto para la época y fue un éxito total", explica Darío. Hoy, ese juego se conoce como Código Oculto, un juego de deducción.A partir de ese entonces la empresa no paró de crecer y comenzaron a importarse juguetes. "En 1979 se trajeron los Pocketeers, unas maquinitas de bolsillo, del tamaño de un celular. Como un video juego pero que no era electrónico... bolitas que tenías que llevar de un lado a otro. Fueron furor. Había muchos modelos, y los chicos lo llevaban a la escuela. Si no recuerdo mal se vendieron alrededor de cinco millones de piezas", dice Damián.-¿Ustedes jugaban con los juguetes de la fábrica en su casa?Damián: -¡Nosotros éramos los testers oficiales! Mi papá llevaba todos los juegos que pensaba lanzar al club y nosotros invitábamos a nuestros amigos para probarlos. La única regla era que pasaran de a uno o de a dos. A veces había filas de 20 o 30 chicos esperando su turno. Mientras ellos se divertían, mi papá los miraba atentamente, tomando nota de cada reacción.Darío: -En los años 80, por ejemplo, teníamos una línea que se llamaba Penny Racers, unos autitos. Un día, mi papá me sentó frente a una mesa con 20 modelos distintos y me dijo: "Tomá, jugá". Lo que parecía un momento de diversión, en realidad era una especie de test de mercado: él observaba con atención cuáles elegía yo, con cuáles me entretenía más. Esos eran los que se iban a lanzar. Usaba nuestra mirada de chicos como termómetro.Comercial TopiA los famosos Pocketeers después se sumaron los juegos de agua, que eran más grandes. "Apretabas un botón y el objeto se iba moviendo dentro del agua", explica.-¿Qué recuerdo tienen de su padre en aquellos años?Damián: -Él ponía toda su energía en la empresa, pero no lo vivía como una carga, al contrario. Siempre iba para adelante, siempre con proyectos nuevos y con ideas frescas. Fue pionero en muchas cosas y la compañía fue la primera empresa local en ir a ferias internacionales. En 1978 firmó un contrato con Hasbro, que en ese momento era una compañía muy chica -y hoy es la número dos del mundo- para hacer un producto que se llamaba Topi. Eran unos huevitos que se bamboleaban, pero no se caían nunca. Para poder producirlos, mi papá mandó a uno de mis tíos, que era ingeniero, a capacitarse dos meses en Rhode Island, Estados Unidos. También, con el estreno de la primera película de Star Wars (New Hope -Una nueva esperanza-), importamos los primeros ocho muñecos. Fue todo un hito.En los años 80, sumaron a su catálogo juegos como El Juego de la Vida, Simón y Operación. En 1981, con el estreno de la segunda película de Star Wars, comenzaron a fabricar los muñecos en Argentina. "Cuando se hicieron los moldes acá, aunque se copiaron tal cual, las piezas argentinas quedaron unas décimas más chicas que las originales. Hoy, esas versiones son muy buscadas por los coleccionistas. Hay piezas que se pagan hasta ocho mil dólares", explica Darío.Además de los muñecos de Star Wars, la empresa firmó un contrato con Mattel para comercializar la línea Masters of the Universe, los famosos muñecos de He-Man.-¿Cómo fue la llegada de He-Man a la empresa? ¿Qué impacto tuvo?Damián: -La incorporación de la línea He-Man fue un verdadero hito, aunque no estuvo exenta de tensiones. El lanzamiento se demoró y eso preocupó mucho a mi papá. Había una gran expectativa, pero también dudas: muchos se preguntaban si los varones iban a jugar con muñecos. Era una apuesta arriesgada. Finalmente, en 1984 se presentó la línea y fue un antes y un después. Cuando salieron a la venta, la respuesta fue inmediata: la gente hacía fila para comprarlos. Fue impresionante. No solo fue un éxito comercial, cambió por completo la industria del juguete en Argentina. He-Man rompió prejuicios, abrió nuevas posibilidades y marcó a toda una generación.-También fabricaron la Barbie en la ArgentinaDamián: -Sí y fue un hito. En 1987 se lanzó Barbie en el país y fuimos una de las tres o cuatro empresas en el mundo a las que Mattel les confió la producción local. ¡Un privilegio! La muñeca se fabricaba ciento por ciento acá, lo único que se importaba era el pelo.Barbie comercial Top Toys-¿Esa fue la época de oro de la empresa?Damián: -Sí, sin dudas: los años 80 fueron el gran auge. Después vino la hiperinflación y la crisis. Mi papá tenía toda la cobranza de Navidad colocada en plazos fijos y en ese momento se solía tomar deuda usando esos plazos como garantía. Pero en diciembre de 1989 llegó el Plan Bonex y todo se vino abajo. Los bancos le congelaron los plazos fijos y se los cambiaron por bonos. El problema fue que, al mismo tiempo, él tenía deudas tomadas contra esos fondos. Los bonos se los valuaron al 15%, pero la deuda seguía creciendo a tasas completamente descontroladas: le aplicaban un interés mensual del 400%. Para ponerlo en números: una deuda que originalmente era de 54.000 dólares, a los pocos meses se había transformado en una deuda de un millón de dólares. Una locura total. Fue una época muy dura, pero mi papá nunca perdió el empuje ni la capacidad de reinventarse."Las empresas no se concursan"-¿Cómo hizo su papá para no fundirse?Damián: -Papá siempre decía que a él le habían enseñado que las empresas no se concursan. Se ocupó personalmente de hablar con todos los proveedores: "Nosotros vamos a pagar, de alguna manera lo vamos a pagar", les decía. Y así fue, poco a poco fue cancelando las deudas, pero fue una herida muy grande. Hipotecó hasta la casa y quedó endeudado con los bancos. Fue un proceso muy desgastante. Cuando los mercados se abrieron, él no tenía el capital para importar. Encima, mi tío -que trabajaba con él- decidió dejar la empresa porque ya ni siquiera podía asegurarse un sueldo. Para colmo, el sindicato tomó la planta por el atraso en el pago de una quincena y eso nos hizo perder toda la producción de Navidad. Como resultado, en 1993 tuvimos que cerrar una de las dos plantas y nos quedamos solo con la de San Juan, que era la más chica.Darío: -La verdad, papá era un luchador. En ese momento, mi papá volvió a lo básico: agarró su valijita y se tomaba un colectivo para ir a ver a un cliente en Rosario. Escribió sus memorias y las tituló Rendido jamás. Ese era él.-¿Cómo lograron salir adelante?Damián: -Yo tenía 23 años y trabajaba bajo las órdenes de mi tío. Cuando él se fue, mi papá me miró y me dijo: "Bueno, ahora ocupate vos". Ahí nos dimos cuenta de algo clave: estábamos regalando la mercadería. Teníamos la idea equivocada de que había que vender al mismo precio que en Estados Unidos, pero los costos allá no eran los mismos que acá. Aunque vendíamos bien, la empresa no ganaba dinero. El negocio del juguete es riesgoso: si a un chico le gusta un juguete, los padres hacen el esfuerzo y lo compran. Pero si no le gusta, no hay precio que lo salve. Lo que hicimos fue enfocarnos en los juegos de mesa. Duplicamos los precios, relanzamos campañas publicitarias de juegos como El Juego de la Vida, Quién es quién, Simón y Operación, y las ventas también se duplicaron. Con eso empezamos, de a poco, a generar ingresos para seguir pagando deudas.Darío: -En ese momento solo teníamos cinco productosâ?¦ ¡y con eso la peleamos!"Era el juego que teníamos que hacer"-¿Nunca pensaron en bajar la persiana?Darío: -No, nunca. A principios de los 90, papá nos reunió y planteó: "¿Qué hacemos?". Pero su intención siempre fue seguir adelante.Damián: -En el '93 conseguimos la licencia de Jenga. Fue el primer producto que tomamos después de la crisis, nadie lo quería. Literalmente, cuando fuimos a Hasbro y dijimos que lo queríamos, nos miraron como diciendo: "¿Cuál?". ¡Ni ellos se acordaban del juego! Ahí tuvimos nuestra primera discusión generacional. Nosotros veníamos del plástico: hacíamos Barbies, muñecos... ¡y esto era de madera! Mi viejo decía: "Nos lo van a copiar en dos minutos". Pero nosotros insistimos: "Puede ser, pero este es el juego que tenemos que hacer". Era perfecto: divertido, distinto y lo mejor de todo, no requería inversión en matrices. Justo lo que necesitábamos. Me acuerdo que invité a unos amigos a casa a probarlo. Jugamos tres horas seguidas. Las reglas son absurdamente simples: con una mano sacás una maderita de abajo y la ponés arriba. Pero lo mágico es que todos queremos ganarâ?¦ sin que el otro pierda. Porque si se cae la torre, el juego termina. Y todos queremos ver hasta dónde puede llegar. Es el juego perfecto.-¿Fue clave la estrategia de marketing con Gerardo Sofovich jugando en su programa?Damián: -Sí, aunque esa no fue la primera vez que presentamos el juego. El debut fue en Mar del Plata, en un evento donde invitamos a varios famosos a jugar: Marley, Soledad Silveyra, Hernán Caireâ?¦ Después, en televisión había dos grandes comunicadores del momento: Sofovich, con Hoy estamos de remate, y Tinelli con, VideoMatch. Apostamos por Tinelli. Gran error.Darío: -Un error histórico. En el programa se pusieron a jugar con las maderitas como si fuera una guerra de trinchera. Nosotros frente al televisor, emocionados, ilusionadosâ?¦ y ellos tirándose las piezas, un sketch de caos total. Un desastre.-¿Y después del papelón con Tinelli, llegaron a Sofovich?Damián: -Sí, y fue un antes y un después. Sofovich no solo entendió el juego: lo posicionó. Tenía una visión increíble. En teoría iba a jugar unos minutos con una de sus secretariasâ?¦ y terminó jugando 17 minutos al aire. ¡Una eternidad en televisión! Él mismo dijo que la clave fue el silencio: en un estudio de tele siempre hay ruido, alguien hablando, luces que se muevenâ?¦ pero en ese momento, nada. Todos estaban mirando la torre. Supo que tenía algo muy bueno. Lo mejor vino después. Se fue al corte sin terminar la partida y cuando volvió, lanzó al aire: "Recibimos muchos llamados. Puede comprar el juego en 12 cuotas de 3,90â?³. ¡¿De dónde sacó ese precio?! ¡Nadie lo había acordado! Nosotros, que estábamos mirando la tele, nos pusimos como locos. Al día siguiente, a las 9 de la mañana, nos llamó su productor: "Esto fue una locura. Vamos a jugar todos los domingos hasta fin de año. Me asegurás la pauta, pero podés pagar con producto". ¡Y así fue! Todos los domingos, Sofovich jugando al Jenga.-Fue un boom.Damián: -Sí y para nosotros fue clave. Entre 1995 y 1997 vendimos tanto que pudimos pagarle a todos los proveedores. El juego nos estabilizó la empresa. La inversión fue enorme. Sofovich se había comprometido a jugar con famosos durante todo el año, y nosotros teníamos que bancar toda la campaña. Era un acuerdo anual que costaba una fortuna. Cuando se lo presentamos a la gente de Hasbro, el presidente para Latinoamérica dijo: "Esta gente está loca, se va a fundir". Eso fue en febrero. Pero en mayo, desde 17 países nos estaban pidiendo nuestro plan de marketing. En Argentina se habían vendido más Jengas que en Canadá, y llegamos a representar casi el 15% de las ventas de Estados Unidos. Nadie lo podía creer.-Hasta que llegó el 2001...Darío: -Y síâ?¦ Argentina. Pero en medio de todo el caos, mi novia (hoy mi mujer) me llama y me dice: "¡Recién Rial dijo que Sofovich vuelve a jugar al Jenga!".-¿Otra vez Sofovich al rescate?Damián: -¡Tal cual! Pero todo se activó porque el año anterior, en un especial por los 25 años de VideoMatch, Tinelli invitó a Sofovich a jugar al Jenga. Jugaron en VideoMatch en el 2000 y fue el programa más visto del año.-¿Y Sofovich dijo "vamos de nuevo"?Damián: -Exactamente. Nos llamó y dijo: "El año que viene vuelvo a jugar". Y en plena crisis del 2001, Jenga volvió a ser un hit. Ese juego nos salvó dos veces."Nunca se retiró"-¿Cuál fue el juguete que más vendieron?Darío: -El más vendido fue He-Man, sin duda. Después, por volumen unitario, los Pocketeers.-¿Hubo algún juguete que a ustedes les haya gustado y que no salió cuando eran chicos?Darío: -Sí. Ese muñeco que está ahí, un monstruo que se estira y grita. A mí me fascinaba, pero nunca llegó a lanzarse. Así que, cuando empecé a trabajar en la empresa, lo hice realidad. Lo mismo pasó con las masas. Mi papá siempre había querido desarrollar una línea, pero la producción era muy compleja. En 2015, nosotros lanzamos Smooshi.Damián: -Las masas tienen algo especial: son un producto estable, y en la industria del juguete, la estabilidad es casi un lujo. El gran desafío es lograr que un juguete se sostenga en el tiempo, que no sea solo una moda pasajera. Los juegos de mesa, por ejemplo, tienen esa ventaja: uno tiende a volver a lo conocido, a lo que jugaba de chico. Y con las masas pasa algo parecido: siempre hay chicos de dos, tres o cuatro años con esa necesidad de tocar, amasar, crear.-¿Hasta cuando estuvo su padre al mando de la empresa?Darío: -Él empezó a dejar de a poco en nosotros el manejo de la compañía. Hasta 2008, 2009 estuvo al mando. Pero nunca se retiró. Seguía viniendo, pero más relajado. Venía a 10.30 y se iba 15. Venía a almorzar y a estar con nosotros.Damián: -A mí me encantaba que viniera. Lo consultaba todo el tiempo. Argentina es un país complejo, y él tenía muchísima experienciaâ?¦ era un especialista. Además, conocía a todos los clientes: sabía perfectamente a quién se le podía dar crédito y a quién no.-Los negocios en familia pueden ser complicados, ¿cómo se llevan en la empresa?Darío: -Nos llevamos muy bien.Damián: -Yo me hice cargo de la producción y finanzas, y Darío del marketing y de las ventas. Diego, la parte de sistemas. Tenemos algunas reglas o códigos no escritos pero que existen. Uno de ellos es que cada en su lugar trabaja con la convicción que es el mejor en su área. Discutimos las cosas y si no nos ponemos de acuerdo, tiene la decisión el responsable del área.-¿Hay alguna enseñanza de su padre que siempre recuerden?Damián: -Sí, una que me marcó a fuego: "Dedicate a lo que amás". Siempre decía que ser empresario en Argentina no es fácil, está lleno de altibajos. Y si encima no te gusta lo que hacés, estás perdido. No importa si vas a ser más rico o más pobre: lo importante es disfrutar el camino.Comercial Pocketeers -¿Tienen hijos que van a continuar en la empresa?Darío: -Hay una hija de Diego que ya empezó a trabajar con nosotros, es Licenciada en Publicidad. Los nuestros todavía son chicos, pero la idea es que hagan lo que quieran.Damián: -Una vez mi hijo me preguntó si iba a tener que trabajar en la empresa. Le dije: "No solo no vas a tener que hacerlo, sino que si querés, vas a tener que capacitarte. Nosotros no nos estamos rompiendo el alma para que alguien que no sabe nada venga y lo arruine."-¿Su padre tenía algún juguete favorito?Darío: -Sí, el ajedrezHéctor Mondrik falleció el 31 de marzo de 2021, víctima del Covid. "Vino a trabajar y lo notamos resfriado. Estaba haciendo quimioterapia y pensó que era eso. Fue a la clínica y le diagnosticaron Covid. No pudimos verlo más. Solo nos mandábamos mensajes. Él no quería que lo entubaran. Antes de eso, nos mandó un mensaje de despedida. Tenía una grandeza especial. Lo más increíble fue la cantidad de mensajes que recibimos después, incluso de gente que nunca lo conoció. Algunos fans de He-Man hicieron una lápida con He-Man y Skeletor para despedirlo. Para nosotros, nuestro papá fue un antes y un después en nuestras vidas y en la historia del juguete en la Argentina".
Su nombre completo es Elsa Baker Yessi, pero todos la conocen como Pomi Awada. Usa el apellido de casada, que adoptó de su marido, el empresario textil Abraham Awada, y que convirtió en marca registrada. A días de cumplir 89 años, revive su fascinante historia."Yo empecé con la moda en el año 55, Awada tiene ya 70 años. En aquel entonces se llamaba 'La Reinita" y era una boutique para niños. Recién nos habíamos casado cuando mi marido vendió unos telares y le pagaron con dinero y con telas. En el local teníamos un proveedor que vendía muy bien pero nos entregaba poca mercadería. Entonces empecé a fabricar. Evidentemente tendría una fuerza interior muy grande, por que me dije 'Voy a descoser un conjuntito y a ver cómo me sale'. Descosí, hice el molde y lo mandé a hacer con la tela que teníamos. Al ver la diferencia abismal entre lo que yo pagaba y lo que me costaba hacerlo, me decidí. Yo misma corté los conjuntos, los mandé a coser y los puse en el local. Se vendieron enseguida. Ahí le dije a mi marido, 'Traeme piqué y otras telas' y empecé una colección'', recuerda Pomi.-Empezaste haciendo ropa para chicos.-Sí. Enseguida llegó mi primera clienta, después otra y otra más... También tuvimos suerte: mi marido y yo nos ganamos un auto en una rifa. Primero lo usamos para hacer los repartos, pero después lo vendimos y usamos el dinero como inversión. Ahí empezamos a vender al por mayor. En los primeros 10 años dimos un salto gigante."Para entonces yo ya tenía Daniel, mi hijo mayor. En total, tengo cinco hijos: Daniel, Zoraida, después viene el actor, Alejandro, después viene Leila, que está más en el arte, y Juliana", enumera. ¿A Alejandro lo conocés?", comenta sobre Alejandro Awada, el actor que brilló en distintas obras y películas, como "Historia de un clan".-¿Cómo era tu vida de empresaria?-Muy organizada, tenía personas que me ayudaban. Cómo será que, cuando tuve a Alejandro a los 26 años, la chica me llamaba, "Alejandro se despertó", yo iba, le daba la teta y volvía trabajar. Siempre trabajé. No me importaba qué rol cumplía en la empresa, lo único que quería era que creciera, que tuviéramos un buen futuro y darle a mis hijos una buena educación, inculcarles lo que era el trabajo y la responsabilidad y el ser buenas personas. Y, evidentemente mis hijos lo aprendieron, por ellos siento un gran orgullo y admiración. Es una alegría tenerlos.-¿Cuál de tus hijos te trajo más dolores de cabeza?-Alejandro, el actor, fue un chico rebelde... Pero realmente estoy reorgullosa de quien es: lo fui a ver la vez pasada al teatro y voy a ver todas sus obras, estoy verdaderamente muy orgullosa de él... ¡pero me costó! (ríe).-¿Cuál se parece más a vos?-Creo que Juliana es la que más se me parece, porque tenemos los mismos gustos. Quizá porque fue la más chiquita, yo la tuve a ella casi a los 40 años. Fijate que ella y Daniel se llevan 19 años... A Juliana le costó eso, hasta los dos años le decía "papá" a Daniel y "papá" también a su papá. Ella sabe mucho de moda, porque comenzó a los 18 años, estudió diseño y fue a Inglaterra. Ella me acompañaba, viajábamos juntas...-¿Esperabas que tus hijos continuaran tu camino?-Siempre respeté lo que ellos querían y les inculqué el amar lo que ellos quisieran hacer. La única vez que me opuse fue cuando Daniel, el mayor (hoy cabeza de familia a cargo de marcas como Cheeky y Como Quieres Que te Quiera) empezó Economía pero a los dos años se me plantó. No quería estudiar más. "No puede ser, vos tenés que estudiar, a la empresa no vas a venir", le dije. "No, yo quiero trabajar con ustedes", repondía él. ¡Tenía 20 años y quería dejar de estudiar para trabajar en la empresa! "Bueno -le dije-, pero con una condición: vas a a venir a la empresa, pero no vas a estar detrás de un escritorio, vas a patear la calle". Era nuestro cobrador e iba todos los días con un portafolio, en colectivo, porque no le dimos auto. Él empezó pateando la calle.-Zoraida también trabajó 20 años en la empresa. ¿Todos tus hijos fueron al trabajo en colectivo?-No, ya con Juliana era otro target...-ríe-Pomi y JulianaPara los Awada hoy es día de reunión. En Tigre, acaban de presentar su nueva fábrica donde convergen las tres marcas familiares. Junto a Pomi, están sus hijos Daniel y Juliana, su nieta Nadine -a cargo del diseño- y su bisnieta Ami, de solo cuatro meses. A través de un breve escrito que entregó a LA NACION, Juliana homenajeó a su madre: "¡Es mucha emoción la que siento hoy! Emoción y orgullo. Estamos acá en esta empresa familiar, Awada, la que mi mamá llevó adelante durante tantos años dándonos a todos sus hijos el mejor ejemplo. La cultura del trabajo , el valor del esfuerzo y el amor por lo que uno hace. Valores en los que nos formó con el ejemplo, desde el hacer, y que hoy nos representan ¡y nos hacen ser quienes somos! El orgullos de veros acá con sus casi 90 años habiendo dedicado su vida y seguir activa".Incansable, Pomi se acomoda la túnica y obserrva orgullosa a su familia. "Yo vengo a trabajar casi todos los días de la semana. No me ocupo de la estética, para eso están la chicas, yo estoy con las ventas mayoristas. Muestro la colección y tengo un trato más familiar que el de una empresaria con un cliente", cuenta.-Atravesaste distintas crisis económicas, seguiste trabajando cuando te enfermaste... ¿Nunca pensaste en dejar todo?-No, nunca. Ni siquiera en el 2000 cuando tuve cáncer. Me dije "Yo voy a salir de esto". Porque verse mutilada, verse pelada, verse sin pestañas y sin cejas no es fácil. Pero yo hablaba con el espejo y decía: "Esta no es Pomi, pero Pomi va a volver". Y bueno, evidentemente tengo una fuerza muy grande interior que superó todos los obstáculos.-¿Fuiste a terapia?-Nunca, ni en mis en mis peores momentos. No fui a terapia ni cuando estuve enferma, ni cuando me separé de Abraham -el padre de mis hijas-, ni cuando lo secuestraron (en junio de 2000 Abraham Awada fue víctima de un secuestro extorsivo y estuvo cautivo durante seis días), o sea que pasé por todas. Porque sí, cuando lo secuestraron, yo estaba separada. Y recuerdo que en aquella época me costó. Cuando me separé, me costaba salir sin él. Pero bueno, como todas las cosas uno se adapta a todo.-¿Cuántos nietos tenés hoy?-Tengo 15 nietos -entre ellas la actriz Naiara Awada- y 10 bisnietos. Y sigo haciendo proyectos, solo que algunos no me los dejan hacer (dice sonriente, mientras mira hacia donde se encuentra su hijo), pero a los 89 años yo sigo adelante...-Pero pasaste la antorcha.-Claro, ya me estoy viniendo grande. Yo siempre pensé que, después de mí, uno de mis hijos iba a seguir, que la marca iba a seguir. Primero se la ofrecí a mi hija Zoraida, pero me dijo: "No, mamá, no no me interesa. Yo no quiero hacer tu vida. Tengo una familia, hijos, tengo nietos, no me interesa". Entonces me reuní con Daniel, que ya era muy exitoso con Cheeky y Como Quieres Que Te Quiera, y le dije: "Mirá, Daniel, yo te voy a pedir un favor. A mí me daría una profunda tristeza, después de tantos años y toda la hermosa vida que hemos hecho con Awada, no me gustaría que cuando yo partiera la empresa bajara la persiana". Entonces él me agarró de la mano y me dijo: "Mamá, quedate tranquila que Awada nunca va a bajar la persiana". Eso fue pensando en mi final, pero las cosas se adelantaron; yo ya estaba un poco cansada, era demasiada responsabilidad para mí manejar una la fábrica y varios locales. Cuando salió esta oportunidad de mudar la fábrica (de Palermo a Tigre) y juntar las empresas, me dijo: "Mirá, mamá, yo creo que es el momento de hacer el traslado". Le respondí: "Fantástico, me pone muy contenta. Voy a poder ver cómo Awada se traslada. Está muy bien posicionada y para mí este cambio va a ser un orgullo y una felicidad". Y así fue. Estoy súper agradecida con Daniel, que realmente tomó la posta de Awada. La verdad que la está poniendo en muy buena posición, mucho mejor que yo.-¿Qué sentiste cuando pasaste a ser conocida como "la madre de la Primera Dama"?-En ese sentido, yo a Juliana siempre la vi -y la veo- como mi hija, y no con otro rol.-¿Cómo son las juntadas familiares, fuera de la fábrica?-Los días de semana estoy en mi casa, salgo con amigas, viajo mucho... pero los domingos, sí, soy muy familiera. Cada fin de semana, me voy a lo de Zoraida -que trabajó como 20 años conmigo-, o a la casa de Kemel, como llamamos familiarmente a Daniel. Es el nombre de un tío abuelo que murió con honores en el ejército en los Estados Unidos. Quisimos anotarlo como Kemel cuando nació, pero el Registro Civil no lo aceptó. Así que quedó Daniel Awada, su nombre más comercial. Pero los amigos y la familia le decimos Kemel.-Estamos en un año electoral, ¿se habla de política en la mesa?-No, de política no hablamos. Pero sí de trabajo, de moda: "me compré esto, me gusta lo otro". Y de cada emprendimiento que cada uno tiene.-Te mostrás impecable, en tu look. Lo mismo que se dice de Juliana. ¿Siempre fueron así?-Sí, somos muy ordenados, muy de tener cierta estética. Estética en la ropa, en la casa, hasta en la cocina: todo tiene que estar todo muy prolijito. No tanto como para animarme a hacer una línea de decoración para la casa, eso no. En ese sentido, la veo más a Juliana: ella tiene un arte y un gusto para decorar casas impresionante.-La industria de la moda es cambiante, ¿le seguís el ritmo?-Hay cosas que no existen, como 30 años atrás, cuando hacíamos los grandes desfiles. Con Juliana he viajado más de 20 años y ahora justamente se van Nadine y las diseñadoras a París y a Londres a buscar inspiración. En aquella época nos gustaba e íbamos mucho a Milán, pero después de recorrer tantos lugares saqué la conclusión de que en París encontrás todo.-¿Se copia mucho?-No es copiar-copiar. O sea, te enriquecés mentalmente, conocés de primera mano las tendencias que vienen. Pero no es copiar.-Sentada acá, en el café de la fábrica, no se te escapa detalle de quienes pasan. ¿Qué cosas no te gustan?-No me gusta ver a a una persona, principalmente una chica, demasiado tatuada. Tampoco cuando están tan informales o no tienen estética por los colores, cuando no saben combinar los colores, capaz que se ponen un colorado con un verde...-¿Nunca pensaste en crear una línea de sastrería para hombres?-No. Yo siempre digo que es mejor ponerle toda la fuerza a una sola línea.-¿Planeás jubilarte?-No, porque mi médica clínica -a la cuál adoro y hace más de 20 años que me atiende-, me dijo: "Yo te voy a pedir un favor, me parece perfecto que le des la empresa a tu hijo, pero nunca dejes de trabajar. Trabajarás menos horas, pero eso te va a ayudar a sentirte joven, a estar bien de la mente". Por eso que le dije a Kemel: "Voy a seguir trabajando, no con la misma intensidad, pero haceme una oficina". Y me hizo una oficina muy generosamente para mí sola, a la que vengo casi todos los días. Pero soy como medio sargento, veo una cosa mal y sale decir "No, chicos, así no tiene que estar". Daniel me dice siempre, "No grites, no te pelees con nadie"... Ojo, soy media sargento pero no grito. Si veo que algo está mal, los observo, pero con mucho respeto.-En unas semanas cumplis 89 años, ¿qué deseás para ése día?-El amor de mis hijos, que es mi fortuna más grande. No voy a hacer una gran fiesta, pero si llego a los 90, ahí seguramente que sí.
Federico Brito creó en 2022 la empresa Last Trip, que se dedica a la recopilación de archivos digitales y físicos que más tarde son enviados al espacio gracias a los cohetes privados que proporciona SpaceX, la empresa de Elon Musk. En diálogo con LA NACION, el argentino explicó cómo surgió esta idea y por qué dentro del último cargamento lanzado el 26 de febrero, las cenizas de su padre también viajaron ahí.Federico tiene 51 años y desde los 15 años estuvo ligado al espacio cuando inició el desarrollo de sistemas de propulsión a base de combustible líquido para cohetes. Además de integrar un equipo que fabrica satélites, es profesor de biología en una escuela pública de Vicente López, en la provincia de Buenos Aires. La ciencia y el cosmos siempre fueron sus guías hasta el punto en que creó su propia empresa, que ofrece servicios de envío de cenizas humanas o de animales a la órbita terrestre.Esta idea que puede sonar alocada para muchos argentinos, ya se realiza en los Estados Unidos y en Reino Unido, donde hay algunas compañías con un plan en el que cualquier persona puede incorporar en un satélite los restos de un ser querido o una mascota para que vague por varios siglos en el espacio.Sin embargo, el emprendimiento de Brito tiene un trasfondo especial, ya que lo inició con el propósito de cumplir el sueño de su padre, quien esperaba que sus cenizas floten en el espacio, así sus nietos "lo podrían ver en la noche desde la Tierra".Sin perder el tiempo, el emprendedor inscribió en 2022 la firma Last Trip y el 3 de enero de 2023 lanzó el primer módulo con cenizas de personas y animales. Como consideró que faltaba algo más, incluyo archivos digitales de esos sujetos y mascotas fallecidas. Esto entusiasmó a otros aspirantes que también aportaron sus propios materiales.La empresa resultó un éxito, en particular por tratarse de ser la primera en América Latina en hacerlo, lo que significó una hazaña particular. Gracias a la difusión e interés, en febrero de este año se envió un segundo módulo mediante un cohete de SpaceX. Allí se agregó una porción pequeña de las cenizas de su padre, junto a las de otras personas y un compilado digital.Una carta de Jorge Luis Borges y una publicidad de Sebastián Battaglia en el espacioCon el fin de generar conciencia, Brito diseñó el segundo proyecto con el lema "Celebrar la vida en la Tierra", en el que invitó a aquellos que quisieran a aportar archivos digitales en cinco áreas: "Cuidado medioambiente, salud, arte, deporte y educación". "De todos esos, los artistas fueron los que más cosas sumaron. Completaron el 80 por ciento", destacó el emprendedor."Si vamos a preservar archivos digitales sobre la vida en la Tierra, está buenísimo preservar archivos digitales sobre cuidar el medio ambiente, salud, arte, deporte y educación", justificó.En ese paquete se incluyeron obras literarias y pinturas. Pero además, Brito remarcó: "Es mucho más amplio que eso, de hecho, en este segundo vuelo Sebastián Battaglia mandó una campaña publicitaria de sus clubes, que son los SB5. Entonces, vi que no solo los archivos digitales de los familiares fallecidos, sino los archivos digitales de artistas y también archivos digitales relacionados con campañas de publicidad, se pueden desarrollar desde el espacio".Un hito es que también llegó una carta del escritor Jorge Luis Borges al espacio. Claro está, en formato digital. Brito, que tiene posesión de la misma, señaló que ese documento data de 1962.Tres siglos o más en el espacioEsta es la manera que encontró Federico Brito para inmortalizar archivos e información relevante de nuestra etapa contemporánea y que se preservará en la órbita terrestre por 300 años, aunque podría tratarse de varios siglos más si la vida útil del satélite se extiende y resiste el deterioro cósmico."En este segundo vuelo, el satélite que está pasando por atrás de la Luna en este momento [al tiempo que se realizó la entrevista], volverá y será atraído y atrapado por la órbita terrestre y quedará en una órbita geoestacionaria. Es una órbita tan lejana que el tiempo de vida orbital es de 300 años o mucho más", describió.Según las palabras del profesor y desarrollador de propulsores de cohete, deben comprar los módulos que se incluyen en el satélite. Al tratarse de un aparato que responde a otra empresa, es complejo seguir detalladamente en directo desde la Tierra su ubicación una vez que se envía más allá de la exósfera.Por lo tanto, espera desarrollar sus propios satélites para que aquellos clientes puedan seguir la órbita del satélite en tiempo real, sin necesidad de depender de terceros.El objetivo de Federico es ofrecer un servicio que, luego de la cremación, los familiares de esas personas o mascotas fallecidas, tengan la oportunidad de enviar un gramo de cenizas al espacio. El emprendedor destacó que desde su sitio web oficial o desde la cuenta de Instagram de Last Trip, es posible contactar con él para ser parte de esta aventura. El tercer módulo que se lanzará este año sería solo con archivos digitales artísticos de argentinos y extranjeros.
En el pequeño pueblo de Sea Cliff, situado dentro de la isla neoyorquina de Long Island, con una población que apenas supera los 5000 habitantes, comenzó un disturbio por el poder después de que un conocido empresario local reclamara ser el alcalde de una nueva aldea. En su defensa, utilizó una legislación arcana llamada Ley de Empoderamiento Ciudadano.Es empresario y utilizó una legislación poco conocida para autoproclamarse alcalde de un nuevo puebloRobert Ehrlich, el fundador de la marca de snacks Pirate's Booty, se presentó el lunes 10 de marzo en el Ayuntamiento de Sea Cliff junto a otros tres hombres con una declaración en la que afirmaba su autoridad como alcalde, según un comunicado en Facebook.Acompañado por Jeff Knox, Arthur Liebold y otro hombre no identificado, el empresario exigía acceso a las oficinas y el despido "con efecto inmediato" de todo el personal de la aldea, con la posibilidad de solicitar sus puestos nuevamente.Según informó News12, para esto se utilizó la Ley de Reorganización del Gobierno de Nueva York y Empoderamiento Ciudadano, que establece procedimientos uniformes para la consolidación o disolución de los gobiernos locales.Qué dice la Ley de Reorganización y Empoderamiento Ciudadano de Nueva YorkEl estado de Nueva York explica que, en la Ley de Reorganización y Empoderamiento Ciudadano, se establecen procedimientos para la consolidación y disolución de diversas entidades gubernamentales locales, como pueblos, aldeas y otros distritos especiales.Los procesos pueden ser iniciados por el mismo gobierno o el voto popular, aunque se requieren cierta cantidad de votantes. Por ejemplo, para presentar la petición se deben tener la firma del 10% de los residentes o un mínimo de 5000, lo que sea menor. Luego, se deberá enviar esa solicitud al secretario municipal. En el caso de Sea Cliff, se necesitarían 500 votos para su validación.De igual manera, este proceso es complejo porque incluye un período de espera, audiencias públicas y un referéndum final para aprobar o rechazar la consolidación.Así fueron los disturbios en el Ayuntamiento de Sea CliffDe acuerdo al informe de los líderes del pueblo, Ehrlich y sus acompañantes se volvieron cada vez más agresivos después de que se les informara que su afirmación era inválida y sin fundamentos legales. A medida que la discusión ascendía, el grupo levantó su voz y acosó al personal de la aldea."A pesar de las múltiples solicitudes de salida, se negaron, creando un ambiente hostil y disruptivo que requirió la intervención policial. El personal del pueblo soportó casi una hora de creciente hostilidad antes de que el Sr. Ehrlich y sus asociados se marcharan y se restableciera el orden", agregó el Ayuntamiento, que también puso en pausa las operaciones por los disturbios.Asimismo, se aseguró que "las actividades diarias de gobierno se mantienen sin cambios, y el pueblo de Sea Cliff continúa operando bajo la guía de su Junta Directiva debidamente elegida".Robert Ehrlich justificó sus acciones en una grabaciónSegún el medio local de Long Island, Ehrlich defendió sus acciones en un video publicado en su cuenta de Facebook. En el video, el hombre explicó la ley y afirmó: "Tengo muchísimas ideas geniales. Amo a Sea Cliff con todo mi corazón y no quiero que esto salga mal".El hombre justificó sus acciones en base a una ley arcana que permite disolver un gobierno local.Sobre los planes del fundador de Pirate's Booty, el pueblo tiene opciones adversas. Por ejemplo, un lugareño llamado Tim Ayres le comentó a News12 que "haría un buen trabajo porque ha demostrado su valía en el ámbito empresarial". Por su parte, Joyce, otra residente, cuestionó sus acciones: "Estoy segura de que debe haber una forma legal de hacerlo, pero no creo que fuera esa".Mientras tanto, las elecciones municipales del vecindario están previstas para el próximo martes 18 de marzo. El alcalde actual se presenta sin oposición, aunque Ehrlich ya anunció su presunta candidatura por escrito.
Desde muy chico sufrió la ausencia de sus padres.Se enamoró de los relojes y fundó la empresa que revolucionaría el sector.
"Acá pasó el diluvio, ahora salió el sol, pero no sabés lo que era la calle. Nosotros estamos a mitad de camino, entre la sierra y el Río Santa Rosa", fue lo primero que dijo Cecile Charré al levantar el teléfono desde Villa Rumipal, localidad del Valle de Calamuchita, en la provincia de Córdoba. Aquel destino lo eligió en 2003, año en el que junto a su marido, Tito Bleuville, decidió dejar atrás la Ciudad de Buenos Aires para preservar su salud mental. "Cuando empezó a llover, yo estaba en la vereda con un machete recuperando troncos para la salamandra", lanzó, entre risas. La sierra se convirtió en su refugio y no lo cambiaría por nada en el mundo, sobre todo, porque allí -y a sus 75 años- todavía puede trabajar para las infancias con el mismo ímpetu con el que empezó hace más de 40 años. No solo tiene vocación, sino también talento, el mismo que la llevó a crear con sus propias manos a Wendy, una perrita con la que hizo Verano mágico, un ciclo infantil que se emitió en Canal 9. Además de producir sus muñecos, Cecile emite las voces y sonidos de cada uno de ellos. Es que no solo es ventrílocua, sino también polifonista (con la habilidad de emitir diferentes sonidos desde la laringe), don que descubrió cuando tenía 9 años. "Descubrí lo que tenía en la garganta, que podía hacer sonidos que los demás no hacían. Silbaba, aullaba, maullaba y hacía pájaros", contó."Y a los 27 años se me ocurrió hacer a la primera perra, a Wendy, la hermanita de Alfonso. En ese momento, me vio con Wendy en brazos Fernando Marín, que en ese momento tenía SuperShow infantil. Como terminaba, quería empezar otro programa, pero no tenía conductoras, entonces me enganchó. Yo era la mujer más tímida y más introvertida del mundo", se sinceró.Sin embargo, la timidez no fue un obstáculo para ella. Al poco tiempo, no solo estaba conduciendo Verano Mágico en vivo, sino que recibía invitados de circos todos los días y estaba rodeada de chicos. Además, los viernes tenía su propia obra de títeres.Pero el batacazo lo dio después, gracias a José de Zer, el periodista argentino reconocido por su trabajo para Nuevediario, el noticiero en el que se destacó por cubrir casos de ovnis. Un día se lo encontró en la calle y este se indignó porque Cecile estaba sin trabajo. "Mirá, andá a ATC. Te pedís la entrevista, te lo ves Alfredo Scalice (gerente general del canal en aquel entonces), que es amigo mío", le dijo el notero.Más tarde, Cecile llamó y, junto a Wendy, tuvo una entrevista con Scalice. Este llamó al director y doblajista Néstor D'Alessandro -la voz de Hijitus y la Bruja Cachavacha-, quien mencionó que aquella perrita ya había estado en canal 9. "¿No podés hacer otro perrito?", le consultó el gerente. Tras darle su afirmación, le repreguntó cuánto tardaría, a lo que ella aseguró que no más de una semana. "Yo estaba sola, con una hija en cada mano. Y la única plata que tenía en ese momento era para pagar la cuenta de luz", indicó Cecile. Sin embargo, decidió arriesgarse, ya que pensó que si todo salía bien, "aquel perro le iba a dar para muchas cuentas de luz". Así fue que el 15 de diciembre del 1981 nació Alfonso, el perrito que marcaría un antes y un después en quienes se prendían a Telejuegos, el programa infantil con mayor rating de la televisión argentina, que combinaba títeres con presentación de dibujos animados y que Cecile conducía junto a Claudia Cherasco. "A Alfonso lo vieron cuatro generaciones porque los chicos de Telejuegos lo venían a ver con sus papás y con los abuelos, así que ahí son tres generaciones. Y después, los hijos de aquellos chicos, que veían el ciclo y que hoy tienen entre 45 y 50 años, conocieron personalmente a Alfonso en presentaciones", indicó.A una semana del debut televisivo, Alfonso ya era famoso. Fue tal el cariño que generó en el público que hasta el día de hoy, cada cumpleaños, tanto de su perrito como suyo, recibe cientos de mensajes a través de Facebook, red social que habitualmente usa. "Me hacen llorar a moco tendido", dijo. Aunque era su sustento de vida, para Cecile ir al canal significaba mucho más que trabajar. Es que además de que amaba lo que hacía, sabía el impacto que podía generar en los niños que la veían, motivo por el cual más tarde decidió abandonar el ciclo. "Los chicos eran escenografía gratis y yo me negué a seguir poniendo la cara. No los podían tener sentaditos en el pasillo durante horas. Estaban ahí con toda la ansiedad y les decían que vinieran otro día porque no había lugar", aseveró. La salida de Cecile significó el final de Telejuegos (que hasta ese entonces no marcaba menos de 25 puntos de rating). Pero no ocurrió lo mismo con su amor por los más chicos, ya que siempre encontró el modo de seguir trasmitiéndole alegría a las infancias. Ya en Córdoba, hacía funciones con su marido, también artesano juguetero, quien falleció de cáncer hace dos años. Junto a él conformaba el equipo perfecto. "Tito hacía las cabezas y todos los mecanismos internos de los muñecos de ventriloquia, es decir, la estructura de madera del cuerpo y las manos. Yo hacía toda la tapicería del cuerpo, las pelucas y los vestuarios", explicó. Cecile y Tito lograron convertir su casa en un museo, donde además de tener su taller, se conservan y atesoran miles de juguetes. "La casa del titiritero" -como se puede encontrar en Google Maps- está abierta a la comunidad y allí se pueden encontrar los dulces que ella prepara y vende. Minutos antes de finalizar la entrevista, irrumpieron los ladridos del perrito que la acompaña hace nada más ni nada menos que cuatro décadas. Pero, ¿qué significado tiene Alfonso en su vida? "Es mi socio", cerró.
Es actor, tiene 33 años, estudió la licenciatura en Arte Dramático en la Universidad del Salvador, protagoniza Las medidas, obra que va por su tercera temporada, y en su DNI se encuentra rubricado un nombre y apellido que, para los memoriosos e historiadores del teatro, conlleva una resonancia insoslayable."De chico me preguntaba por mi nombre, un nombre que nadie de mi generación tiene. '¿Por qué soy el único Pascual de la clase?', '¿Por qué me molestan con eso?' En los noventa, llamarse distinto era motivo de bullying, aunque no se conocía de esa forma", reflexiona este joven teatrista, mientras prepara el mate y se acomoda en una de las mesas del Centro Cultural Pura Espacio, que maneja en el Bajo de San Isidro."Te llamás así por tu bisabuelo que trabajó en teatro", le decían al pasar. "Tampoco mi padre tenía mucha información, de grande me enteré que ese bisabuelo había sido alguien importante en el mundo del teatro".Aquel hombre -podría afirmarse que fue uno de los próceres de nuestra escena- fue el productor y empresario don Pascual Carcavallo, el mismo nombre que lleva su bisnieto, aunque, por un tema generacional, no llegaron a conocerse."De las actrices vivas, la única que lo conoció fue Mirtha Legrand, quien, incluso, estuvo en la inauguración de su teatro", afirma "Pachu", como le dicen sus amigos. La diva de 98 años era una jovencísima actriz cuando Pascual Carcavallo inauguró el teatro Presidente Alvear, la sala que, con modificaciones arquitectónicas, aún está de pie en plena avenida Corrientes.-¿Siempre estuvo en vos la inclinación por la tarea actoral?-Llegué a la actuación por vocación. Ya desde chico, el escenario siempre fue una suerte de imán. Era el niño que hacía las morisquetas, 'mírenme por favor', le decía a todo el mundo. No tuve problemas en elegir mi futuro y mi familia, a pesar de todo, me apoyó.-¿Por qué "a pesar de todo"?-Vengo de una familia tradicional y conservadora, pero me ayudaron mucho.Se crio en la Zona Norte del Conurbano. Su padre, que falleció hace un año, era abogado, y su madre, que se dedicó a la actividad turística, hoy ejerce como profesora de yoga. Sus abuelos y tíos son abogados. ¿Y el teatro? "Mi bisabuelo Pascual tuvo tres hijos, Hugo, apodado 'Coco', murió en 2009, cuando yo tenía 17 años. 'Coco' fue el único de los tres hijos de Pascual que cortó con el rubro teatro y se hizo abogado. En mi familia, la historia es al revés, mi abuelo fue la 'oveja negra' porque no se dedicó al empresariado teatral y prefirió seguir Derecho", afirma el actor que cada jueves se monta en el escenario del teatro Nün de Villa Crespo."Coco" casi no se hablaba con sus hermanos, por eso "Pachu" poco escuchó hablar en la mesa familiar sobre lo referido a la vida teatral. "Mi bisabuelo murió en 1948, veinte años antes del nacimiento de mi papá, entonces se trató de una generación muy lejana".-Cuando comenzaste con tu propia tarea artística, ¿dimensionabas el valor de tu apellido en el medio?-Empecé a estudiar teatro sin influencia familiar, no tenía clara la envergadura de la figura de mi bisabuelo.Cuando se topó con un artículo de diario que decía "Pascual Carcavallo, el hombre que llenó las plateas del teatro nacional", el joven comenzó a dimensionar el relieve de su antepasado. "Me di cuenta que había algo donde ahondar, ahí se instaló esa figura, se me hizo más consciente".Mientras cursaba en la Universidad del Salvador, los profesores más grandes le preguntaban qué tenía que ver con la figura de Pascual Carcavallo. En cierta medida, impulsado por la curiosidad académica, cuando tuvo que realizar una tesis para recibirse eligió justamente trabajar en una investigación en torno a esa figura que sobrevolaba en la familia.CausalidadCuriosidades del destino, cuando decidió iniciar su trabajo de investigación final en la facultad, comenzaron a sucederle hechos por demás elocuentes. "Me llamó un tío para contarme que, al ir a comprar una lámpara a una casa de antigüedades en la calle Esmeralda, cuando dijo su nombre, la persona que lo atendió le preguntó si tenía algo que ver con Pascual Carcavallo". Curiosa inquietud totalmente fuera de contexto y nada previsible.-¿Por qué la vendedora se sorprendió con el apellido de tu tío?-Esa mujer le contó que conservaba, desde hacía veinte años, un libro gigante con los artículos periodísticos referidos a Pascual publicados desde la década del veinte hasta 1948, año de su fallecimiento.El bisnieto muestra ese ejemplar, un precioso mamotreto bien pesado y de páginas sepias, que huele tan rico como las librerías de viejo, y uno no puede más que conmoverse ante esos recortes que reconstruyen parte de la historia cultural de Buenos Aires y del país. "Al ver esas páginas, tomé real dimensión de su obra".-¿Quién fue Pascual Carcavallo?-Un inmigrante italiano que llegó a Buenos Aires muy joven, trabajó en un almacén de ramos generales y, por casualidad, a sus 18 años, conoció a los hermanos Podestá. En 1908, comenzó a trabajar como secretario de gira para ellos. Evidentemente, tenía un don para la administración que los actores no tenían.-Podría decirse que fue el Carlos Rottemberg de la familia Podestá.-Exactamente.En 1911, los Podestá -una familia de artistas de estirpe con Jerónimo a la cabeza- nombraron a Pascual, que tenía poco más de 20 años, como director del Teatro El Nacional que ellos tenían a su cargo. Pascual Carcavallo se quedaría 25 años trabajando y conduciendo los destinos de esa sala, a la que transformaría en la "catedral de género chico criollo"."Pascual bajó la línea que en ese teatro solo se harían obras de autores nacionales. Así fue como se estrenaron obras de Armando Discépolo y Alberto Vaccarezza, quien ofreció allí, por primera vez, El conventillo de la Paloma", recapitula el bisnieto.En esos tiempos, los empresarios también, en cierta medida, oficiaban de autores y directores, corrigiendo libretos y hasta definiendo elencos. "Inventó un concurso de autores nacionales que fue un suceso".Más de 300 aspirantes presentaron sus materiales en el certamen que le dio un gran impulso a la dramaturgia nacional y a los escribas más ignotos, muchos de ellos cosechando gran notoriedad posterior. En 1911, el primer puesto, por votación del público, se lo quedó Los escrushantes, de Alberto Vacarezza. En 1932, El Nacional ofreció otro de sus sucesos, la comedia musical La muchachada del Centro, de Francisco Canaro e Ivo Pelay.Cuando el cine le comenzó a devorar público al teatro, Carcavallo se alejó unos años de la actividad, a la que regresaría para regentear el Astral durante dos temporadas. "Allí hizo una obra con Carlos Gardel, con la que le fue muy mal y se termina fundiendo", recuerda su bisnieto.-Si Gardel fracasó, cualquiera puede fracasar...-Pascual había invertido mucho dinero en el espectáculo.Alta sociedad"Haber manejado El Nacional durante tanto tiempo lo ubicó dentro de la sociedad porteña y tenía conexiones no solo con los artistas, sino también con los políticos, su rol daba poder", explica Pascual Carcavallo. Así nació la amistad entre su bisabuelo con el entonces presidente Marcelo Torcuato de Alvear.Por esos vínculos, el empresario jamás apostó por un género muy instalado en las preferencias del público, pero que conllevaba una carga crítica mordaz sobre la clase dirigente: "Pascual, que era amigo de los políticos, decía 'en mi teatro no habrá revistas con humor político porque yo no puedo burlarme de quien almuerza conmigo los martes'".-¿Cómo llega a levantar el teatro Alvear?-Había logrado que le dieran la concesión de un terreno municipal para construir un teatro. Pascual tenía que conseguir los inversores para levantar el edificio y se quedaba con el manejo de la sala durante 20 años. En 1942, cuando muere Marcelo Torcuato de Alvear, la sala pasa a llamarse Presidente Alvear, que levanta el telón un año después con la obra Eclipse de sol.Seis años después, muere Pascual, a los sesenta años. Durante la presidencia de Juan Domingo Perón, se decreta que las concesiones no son heredables, razón por la cual los Carcavallo perdieron el manejo del teatro que comenzaría a llamarse Enrique Santos Discépolo.Con la Revolución Libertadora, acontecida en 1955, que derrocaría al gobierno democrático, la sala regresa a la familia para ser manejada por Cacho Carcavallo. "En la década del sesenta se cumplieron los años correspondientes a la concesión y fue cuando la sala pasó a ser manejada por la municipalidad de Buenos Aires".Volver a los orígenesCuando en 2023 se reabrió el teatro Alvear (polémica de por medio por la eliminación de la palabra Presidente precediendo a su nombre), fue un punto de quiebre emocional para "Pachu". "En la reapertura vi Edmond y, ya con conciencia sobre la historia familiar, me emocioné mucho".-¿Ya habías entrado a la sala?-A mis ocho años, mi abuela materna me llevó a ver un busto de Pascual que había en el hall y ya siendo más grande vi la obra Las criadas con Marilú Marini.Más allá de eso, jamás su familia lo llevó al teatro Alvear. No era un hábito. En casa poco y nada sobre telones y butacas. Para cumplir con su tesis universitaria comenzó a contactarse con esa rama de la familia paterna con la que no tenía relación en busca de material que pudiera reconstruir la figura de Pascual, su bisabuelo, y de la historia del apellido y sus integrantes.Finalmente dio con familiares que le pudieron ceder imágenes y los libros con recortes que conformaban una trilogía junto con el volumen que ya tenía en su poder. "Hasta había un manuscrito con la obra completa El conventillo de la Paloma, de Alberto Vaccarezza". En busca de armar el rompecabezas y reconstruir la vida artística de su familia, se juntó con el notable académico Jorge Dubatti y con el productor y empresario teatral Carlos Rottemberg. También compartió charlas con Julio Gallo, dueño del Astral, y con el dramaturgo y director Mauricio Kartún. "Todos me ayudaron mucho".Actualmente, está produciendo un documental sobre la vida de Pascual Carcavallo, quien, en su tiempo, contrató a figuras como Tita Merello, Libertad Lamarque, Florencio Parravicini y Francisco Canaro.A escenaJunto a Rochi Hernández, Pascual Carcavallo protagoniza Las medidas, un material que nació en plena pandemia. "Le dije a Tomás Landa, amigo, director y dramaturgo, 'pongamos la cabeza en algo, porque nos vamos a volver locos'". El resultado fue la pieza que se ofrece los jueves por la noche en Nün.-¿Sobre qué versa la obra?-Pablo, mi personaje, siempre está buscando medir la vara de cuánto lo ama la otra persona y esa es también su manera de amar. Sin embargo, con Mara, su pareja, deciden incorporar a una tercera persona, organizar un trío sexual, para probarse.De los griegos para acá, pasando por William Shakespeare, el amor es un tópico a escudriñar por la escena. "Hoy nos replanteamos la modalidad de ese amor".El recurso del "tercero en discordia" es resuelto por un actor o actriz invitado y ese momento de la obra se juega de manera improvisada, sin libreto previo. "Lo propuso el director y nos quedó macerando. Sabemos el nombre del actor o actriz invitados, pero desconocemos qué personaje interpretará, eso lo charlan solo con el director".-Muy complejo improvisar en medio de una estructura organizada.-Es un ejercicio muy complejo, en cada función me pregunto '¿para qué carajo acepté hacer esto?'". La gente no sabe que ese tramo es improvisado y, cuando conocen la mecánica, la respuesta es de sorpresa, no pueden creer que se lleve a cabo esa improvisación. View this post on Instagram A post shared by Nün Teatro Bar (@nunteatrobar)-Vuelvo a tus raíces. ¿Qué emoción te atraviesa cuando te sentás en la platea del teatro Alvear?-Mi primer pensamiento es 'quiero actuar acá', me interesa estar ahí adentro lo más que pueda. Hay algo de la figura de Pascual que quiero continuar porque el tiempo la va borrando.Antes de despedirse, Pascual Carcavallo confiesa que conserva un par de zapatos blancos y sombreros de su bisabuelo, un dandy de su tiempo. Y no duda en reconocer que "llevar mi apellido me da orgullo".Para agendar-Las medidas, los jueves a las 21 en Nün Teatro Bar, Juan Ramírez de Velasco 419, Villa Crespo.
El fútbol llegó después del vóleibol a Ciudad Bolívar, el equipo del Federal A que este miércoles se enfrentará a River, desde las 21,15, por los 32avos de final de la Copa Argentina, en Santiago del Estero. Cuando Marcelo Tinelli decidió en 2019 dar por concluido en su ciudad natal el proyecto multicampeón (ocho ligas) en el vóleibol argentino, refrendado en el nivel internacional con un campeonato Sudamericano, una Copa Libertadores y tres participaciones en el Mundial de Clubes, el fútbol tomó la posta, ya sin el mecenazgo del empresario televisivo y la batuta deportiva de Javier Weber. Ciudad Bolívar se quedaba sin su fundador, quien lo puso a andar el 23 de octubre de 2002."Acá no había ni un arco, ni una pelota. En 2019 hubo que empezar de cero, con la afiliación a la liga, luego llegó la invitación al regional amateur y conseguimos el ascenso. Bolívar es un club de vóleibol. La ciudad está identificada con cada competencia que jugaba el equipo. Hay que generar una cultura de fútbol, llevará tiempo. Costó al principio, no fue fácil incorporar el fútbol", expresó Sebastián Alzueta, secretario de Ciudad Bolívar.El rival de River llega con un solo partido oficial en este año. El último sábado debutó en la nueva temporada del Federal A con un 3-1 sobre Huracán Las Heras. Marcaron el delantero Khalil Caraballo (2), refuerzo llegado en enero, surgido en Gimnasia La Plata y con pasos por clubes del ascenso, y Jonatan Maciel, otra incorporación reciente, procedente de UAI Urquiza.La camiseta de Ciudad Bolívar alusiva a River View this post on Instagram A post shared by LA PERLA | Centro Comercial (@laperlabolivar)No se tratará de la clase de partido que muchas veces se da en la Copa Argentina, en el que un equipo de primera división, con un plantel muy buen remunerado, se enfrenta a un rival con jugadores que compatibilizan el fútbol con algún otro trabajo u oficio para pagar las cuentas del mes. Los jugadores de Ciudad Bolívar viven del fútbol. Su presupuesto es similar al de un club de medianos recursos de la Primera Nacional. "Todos los jugadores están al día, tenemos las cuentas ordenadas. Esta es una ciudad tranquila, familiar, el futbolista que llega valora eso, solo se tiene que ocupar de jugar", agregó Alzueta.El arquero Ramiro Biscardi es nacido en esta ciudad que cuenta con alrededor de 40.000 habitantes, ubicada a 350 kilómetros de Buenos Aires, con la producción agrícola-ganadera como principal actividad. "El club se hizo conocido por el vóleibol. Cuesta generar un sentido de pertenencia con el fútbol", comentó Biscardi, coterráneo del veterano Renso Pérez (37 años), con una trayectoria que lo llevó por Villa Dálmine, Ferro y Arsenal, entre otros equipos.#CopaArgentinaAxionEnergyð???ð??¦ð??·ð??µ Allá Vamos @Copa_Argentina ð???ð??¦ð??·ð??µ#VamosCeleð???#RiverPlate #SantiagoDelEstero #EstadioMadreDeCiudades #Bolivar pic.twitter.com/q4gxm2XpHF— ClubCdeBolivar Ofic. (@ClubCdBolivarOF) March 18, 2025Será la tercera participación de Ciudad Bolívar por la Copa Argentina. Sus antecedentes se cuentan por derrotas, sin marcar goles. Perdió 3-0 ante Independiente en 2023 y 6-0 contra Banfield en 2024. Para este año, el sorteo le deparó lo que Alzueta considera "el partido más importante en la historia del club por la trascendencia y magnitud". Ese concepto lo llevarán inscripto los jugadores en la parte inferior de la camiseta que utilizarán frente a River. "El orgullo de jugar contra el más grande de la historia", es el grabado en cada camiseta, lo cual generó cierta controversia en las redes sociales por considerar que es una claudicación de antemano. "Nos sentimos privilegiados por enfrentar a River. Sabemos las diferencias lógicas y naturales entre un equipo de elite y otro de la tercera división del fútbol argentino", justificó Alzueta.Con cinco años de existencia, el fútbol de Ciudad Bolívar ascendió al Federal A en 2021 y en la última temporada estuvo cerca de dar el salto a la Primera Nacional: cayó en las semifinales frente a Sarmiento de La Banda. Con alrededor de 800 socios, hace de local en el estadio municipal Eva Perón, con capacidad para 3300 espectadores, mientras construye una cancha en su predio. En abril de 2023, el club pasó por la consternación del suicidio del futbolista Federico Maraschi (38 años), que se había incorporado en enero, procedente de Cañuelas.Uno de los principales refuerzos recientemente sumados es el delantero Walter "Cachete" Acuña, formado en Rosario Central y encargado de transmitirle a sus compañeros las experiencias de haber enfrentado a River en dos oportunidades con Deportivo Riestra, en el primer semestre de 2024. "Hay una diferencia de jerarquía, que se trata de emparejar corriendo, metiendo y luchando. Pero por ahí no te alcanza, porque una individualidad de River te puede hacer la diferencia. Cuando estaba en Riestra, Borja la clavó desde fuera del área. Si te hacen un gol en el arranque se complica mucho", comentó Acuña.Ciudad Bolívar es conocido como el "Celeste", color que a River no le trae gratos recuerdos en la Copa Argentina por la eliminación que el año pasado sufrió frente a Temperley, en una derrota por penales que aceleró la debilitación de Martín Demichelis.
El empresario, que tenía la tercera fortuna más grande de Chile, falleció en Alemania a los 89 años.
Para ir a Balneario Orense tomamos la RP 72 y luego un camino de ripio. Antes, en Orense (el pueblo), nos reunimos con Carmen Quiroga, que es encargada de turismo del balneario. "Todo este sector de costa era parte del campo de los Williams Álzaga. Para disfrutar de la playa, la gente llegaba abriendo tranqueras desde Orense, el pueblo que había surgido sobre las vías del ferrocarril en 1913 y habían fundado los Santamarina, dueños de otra estancia de la zona. Le pusieron Orense porque tenían familia en Ourense, España", señala.Mientras avanzamos por la playa, cuenta que, con el mismo nombre, el balneario se fundó el 22 de diciembre de 1929, cuando los Williams Álzaga cedieron las tierras y el municipio las loteó. Y agrega que, entre 1950 y 1954, se llamó Presidente Perón y luego Punta Desnudez, por un médano del sur de la localidad que hoy es un mirador perfecto.Hacia el norte, en tanto, se puede bajar en auto a la playa, además de las 4x4, e ir al arroyo Cristiano Muerto -así llamado por los "blancos" que mataron los nativos antes de la Campaña de Roca-. Eso sí, antes de descender es preciso consultar la tabla de mareas que se publica en las redes sociales del municipio.La costa de Balneario Orense, con 23 kilómetros de largo, es generosa y tan ventosa como en Necochea y Claromecó. Tiene dos paradores municipales y un chiringuito muy simpático, El Barba Roja, a cargo de una de las guardavidas, Eugenia Santiago. Lo ideal es disfrutar de la playa por la mañana, cuando sopla el viento norte, que es más calmo que el del este, que se presenta antes del mediodía, y recién vuelve a rotar al norte después de las cinco de la tarde.Con apenas 70 habitantes permanentes, el balneario se formó alrededor de una plaza circular que está a una cuadra del mar y de la que salen un par de calles, con nombres de árboles. Entre enero y febrero llegan unos 4.000 turistas por año para alojarse en un puñado de casas de alquiler y dos hoteles legendarios: el Hotel Punta Desnudez y el Hotel Bahía. El boom empezó en los años 80 y se intensificó pospandemia con gente que buscaba no tener que cerrar la puerta con llave.San CayetanoPor la tarde, tomamos la RP 72 con rumbo a San Cayetano. A diferencia de Balneario Orense, San Cayetano no está sobre la playa, sino apenas separado por un médano y bosque. Cambiante, el médano no impide que se pueda acceder a la playa, que tiene 28 kilómetros de largo. Frente a la localidad, hay dos bajadas, la de las Anclas es la principal, con estacionamiento. Y, con 4x4, desde acá se puede ir hasta Balneario Orense.Con pocos lotes en venta, Balneario San Cayetano tiene nueve cuadras por cinco, todas con nombres de animales y árboles. Aquí, también prevalece la misma intención que en Orense, "que no crezca más". Son 35 habitantes estables y, para recibir turistas en verano, no tienen hoteles, sino cabañas. Hay dos paradores que abren sólo en verano y un almacén que está todo el año. Como novedad, el complejo de piletas Aguas del Pinar es municipal y puede ser una opción para los adeptos a este plan.Sobre su historia, algo más joven que la del resto de las localidades de la zona, me cuenta Victoria Serrano, de la Oficina de Turismo. Dice que surgió por iniciativa de Horacio Sieber, un intendente de otro San Cayetano, el pueblo que está dentro de la provincia, sobre la RP 85 y la RP 75. Él pensaba que el partido debía tener una salida al mar y logró que la familia Sáenz Rosas donara las 200 hectáreas que vieron surgir al pueblo, el 5 de febrero de 1969.Datos útilesOficina de Turismo Orense. Informan sobre mareas, espectáculos y actividades especiales. Todos los días, de 9 a 19 horas. Costanera Williams y calle Los Pinos. T: (2983) 38-8260. IG: @turismo.orenseTurismo San Cayetano. Con la guía Victoria Serrano, asesoran sobre lugares para dormir y actividades. En el mismo espacio está el Museo Regional Svend Fabricius. De martes a domingos, de 9 a 21 horas. T: (2983) 50-1707. IG: @sancayetano_turismoAnalía Stefano Pastelería. En San Cayetano, muy buenas tortas y cosas dulces, además de sándwiches y ensaladas. Todos los días, de 9 a 13 y de 20 a medianoche. Los Eucaliptus s/n, San Cayetano. T: (2983) 40-7209. IG: @analiastefanopasteleriaresto
María Carlina García de Colalillo destinó tres hectáreas para crear el Parque del Amigo. Hoy lo dirige una de sus seis nietos, Carolina Colalillo.Cómo funciona este camposanto donde hay miles de perros y gatos, tres caballos, cobayos y las cenizas de cinco dueños. Por qué prefieren llamarle "parque" y no "cementerio".
El Ángel de la muerte fue detenido por los aliados cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, pero fue liberado. Es que por entonces no se sabía de los hechos inhumanos que había cometido. Cuando lo buscaron escapó hacia el Cono Sur, pasó por Argentina, Uruguay, Paraguay y murió en Brasil
El sacerdote español Jordi Bertomeu detalló que el pontífice lo designó para acompañar este proceso de disolución, que afecta a toda la familia sodálite. "No es un castigo, es todo lo contrario", dijo
En el Nueva York de 1965, Alan Stillman, un vendedor de perfumes de 28 años, decidió que el amor no debía buscarse en fiestas privadas, sino entre las mesas de un bar. Con 5000 dólares prestados por su madre, compró un local en la First Avenue que antes albergaba pistoleros y borrachos. Lo pintó de un azul que recordaba al mar Caribe y colgó lámparas de vitrales compradas en un mercadillo de Brooklyn. La leyenda cuenta que Stillman encontró el nombre del restaurant mientras esquiaba con un amigo. Aparentemente, según la página oficial de la cadena, estaba furioso por haber esquiado mal, pero se consoló a sí mismo agradeciendo que era viernes. Y así bautizó el lugar con un nombre que era un suspiro colectivo: T.G.I. Friday's ("Thank God It's Friday!"). Sin embargo, lo que nació como un santuario de solteros, hoy, seis décadas después, sobrevive apenas como un fantasma de su leyenda. TGI Friday's anunció su quiebra en noviembre de 2024, reduciendo su imperio de más de 900 locales en 60 países a apenas un puñado de establecimientos.Hamburguesas con nombres de mujeresEn 1965, cuando se estrenaba en el fervor de la noche neyorquina, TGIF ofrecía un menú que era una carta de presentación: hamburguesas con nombres de mujeres ("La Marilyn", con queso derretido), papas fritas bañadas en gravy (salsa tradicional inglesa) y cócteles que ablandaban la timidez. El Harvey Wallbanger (vodka, licor de vainilla y jugo de naranja) se convirtió en el elixir de los seductores novatos. Lo que vendía no era comida, sino la ilusión de un Manhattan donde cualquiera podía ser protagonista. Allí, las azafatas del "Stew Zoo" (un edificio cercano repleto de tripulantes de aerolíneas) llegaban en manadas.El crecimiento del emprendimiento fue tan rápido que pronto el caos y el ruido que generaban las juntadas en el bar obligó a la policía a cerrar la calle los viernes. Los taxistas maldecían, los vecinos se quejaban del ruido y Stillman, con una sonrisa de lobo satisfecho, contaba fajos de dólares tras el mostrador."Se volvió algo así como un mosh pit (el pogo de un recital)", recordaría. Luego de 18 meses, el local ya facturaba un millón de dólares al año, y las réplicas brotaban como hongos: algunas de ellas eran Mr. Laff's, Hudson Bay Inn, Maxwell's Plum, todos con lámparas de colores y meseros en camisas a rayas... Pero el original seguía siendo TGI Friday's.Mientras tanto en Memphis, un joven llamado Dan Scoggin, exgerente de una fábrica de cajas de cartón, entró al local de Friday's en 1971 y vio el futuro. Scoogin, que estaba pensando en cuál sería el próximo paso de su carrera, se dijo, medio irónicamente, "¿Podría hacer algo tan estúpido como esto?", y pidió una franquicia.Así fue como, poco después, abrió el segundo TGI Friday's, con las paredes cubiertas por recuerdos, como remos oxidados y cabezas de alce. Además, entrenó a los meseros para cantar "Happy Birthday" a sus clientes con el entusiasmo de un coro gospel. Así comenzó a forjarse el imperio.Poco después, Alan Stillman se retiró de la conducción de la empresa, aunque mantuvo sus acciones y el control del pub original. Scoggin tomó las riendas de TGI Friday's y se dedicó por completo a la expansión comercial.Para 1975, Friday's ya tenía 12 locales en los Estados Unidos y muchísimos imitadores. En San Francisco, un bar llamado Henry Africa's (copiado del modelo de Stillman) colgaba motocicletas vintage del techo y servía daiquiris en copas exóticas. Pero el verdadero alma de Friday's estaba en los objetos que poblaban sus paredes: letreros de hojalata de estaciones de servicio extintas y antigüedades varias. Rush Bowman, el diseñador que convirtió los locales en esas especies de museos del caos, lo resumía así: "Era como abrir el ático de tu abuela y que las memorias cayeran escaleras abajo". Los clientes a veces señalaban un fuelle de herrero o una máquina de escribir Underwood, y decían: "Mi abuelo tenía uno igual".Satisfecho con su creación, que había superado todas sus expectativas, Stillman decidió vender la empresa a Carlson Companies. En los 80, ahora con dueños corporativos, Friday's comenzó su expansión internacional. El primer destino fue Londres. Mientras tanto, Stillman, que ya era millonario, se retiró de la compañía y abrió Smith & Wollensky, un "steakhouse" donde los banqueros de Wall Street celebraban divorcios con jugosas porciones de bife.En 1986, mientras Bruce Springsteen cantaba 'Born in the USA', Friday's desembarcaba en Birmingham, Inglaterra, con un local que mezclaba hamburguesas con fish and chips. Los británicos, acostumbrados a pubs oscuros, se sorprendieron con los meseros en patines y las "french fries". La expansión de Friday's no tenía límites geográficos: en 1989 abrió el primer local en Jakarta, donde el menú incluía satay de pollo y cócteles con ingredientes de índole tropical.En 1995, Friday's alcanzó su cénit: 1,000 millones de dólares en ventas globales, 243 locales en los Estados Unidos y 20 en países tan distantes como Australia y Turquía.TGI Friday fue el segundo restaurante estadounidense en llegar a Moscú, detrás de Mc Donald's. Abrió sus puertas en 1997 y los soviéticos hacían cola para probar las "papas americanas". El mundo se globalizaba, y Friday's era su embajador informal: a puro ketchup y música de Bruce Springsteen.Pero la competencia acechaba. En 1996, Applebee's, su némesis, lanzó un menú con fotos de "Héroes locales" en las paredes: bomberos, maestros, veteranos de guerra. Friday's tuvo que encontrar nuevas ideas para mantener esa esencia que lo hacía un lugar tan atractivo, acogedor y especial. Y sobre todo, superior a sus "copycats".Pero los años 80 y 90 trajeron consigo un viento de cambio cargado de paradojas. Mientras Friday's inauguraba locales por el mundo, una nueva generación comenzaba a mirar con desdén aquella idea de decorar las paredes con reliquias. Los millennials preferían el minimalismo a la nostalgia.En 2001, Carlson Restaurants compró Pick Up Stix, una cadena de comida china fast-casual, intentando diversificar su portafolio. Tres años después, en un intento desesperado por captar a los amantes del ejercicio, lanzaron el "Atkins Friday 's": un menú que proponía margaritas sin azúcar y hasta un cheesecake bajo en carbohidratos. Pero el tiro salió por la culata: "Fue como servir agua en una discoteca", diría un crítico. Mientras tanto, en las cocinas, los chefs sustituían ingredientes frescos por bolsas de pollo precocido.En 2005, Jeff Walsh diseñador de interiores, recibió una orden directa: "Deshagámonos de las lámparas Tiffany". En otros locales eliminaron las rayas rojas, aplanaron los colores y escondieron los remos bajo capas de pintura blanca. El nuevo Friday's parecía "una clínica dental", según un cliente de toda la vida. Cracker Barrel, uno de sus mayores competidores en Tennessee, transitaba el mismo camino: retiró 90.000 antigüedades de sus locales y las almacenó en un depósito.En 2014, Carlson Companies vendió TGI Friday's al fondo de inversión Sentinel Capital por 800 millones de dólares. Los nuevos dueños, obsesionados con "modernizar la marca", probaron incluir sushi en el menú, cócteles con espuma de maracuyá y hasta un plato con quinoa y aguacate. Nada funcionó. Y Friday's se alejaba cada vez más de su primera esencia, esa que lo volvió exitoso.La pandemia de 2020 terminó de ahogar el sueño: las mesas se vaciaron, las cocinas cerraron. Para 2023, la cadena cerró muchos locales en el mundo, dejando a varios empleados sin trabajo. En los Estados Unidos las ventas cayeron drásticamente y el último viernes feliz fue el previo al 2 de noviembre de 2024, cuando la empresa entró en bancarrota con una deuda millonaria."Acá, es viernes todos los días"Hoy, en Google Maps todos los Friday's de Manhattan figuran como "cerrado permanentemente". Las rayas rojas se borraron y los vitrales se vendieron en subasta. La empresa continúa su proceso de quiebra. Sin embargo, en la memoria colectiva de los neoyorkinos persiste la sensación de que siempre hay un TGI Friday's abierto. Alan Stillman lo resume así, con una sonrisa que aún guarda rastros de aquel joven perfumista: "Inventamos una necesidad. Resolvimos un problema que nadie sabía que tenía". El problema era la soledad. La solución, un viernes interminable donde cualquiera podía ser protagonista.
En el ciclo de entrevistas de Infobae, la parasurfista, bicampeona suramericana y latinoamericana, y medallista de bronce en el Mundial Para Surfing ISA 2024, compartió su inspiradora experiencia de vida. "Hay que salir del 'no puedo' para poder avanzar", afirmó
El presentador ha comunicado que abandona Fénix Media y vuelve a vincularse a su productora original, 47 Ronin
Con millones en pérdidas, Fred Smith apostó el futuro de FedEx en un casino. Hoy, su visión lo convirtió en uno de los empresarios más exitosos del mundo.