Por segundo año consecutivo, la novela de un autor argentino gana el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, que reconoce la novelística en lengua española. En la XXI edición del certamen, resultó premiada El simulacro de los espejos (Hugo Benjamin), de Vicente Battista (Buenos Aires, 1940). Es la quinta vez en la historia del certamen que organiza el Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños Rómulo Gallegos (Celarg), de Venezuela, que un escritor de la Argentina obtiene esta distinción; ya lo ganaron Abel Posse, Mempo Giardinelli, Ricardo Piglia y Perla Suez.El autor recibirá 80.000 euros, una medalla de oro y un diploma. La novela de Battista -"una obra de inspiración kafkiana, que crea una atmósfera opresiva muy particular y refleja algunos de los rasgos principales que definen a la sociedad contemporánea", destacó el fallo del jurado- competía con otras ocho obras, dos de ellas de compatriotas: No es un río, de Selva Almada, y Perdidos, de Sergio Bizzio.El jurado estuvo integrado por Perla Suez (ganadora del certamen en 2020, en la vigésima edición), el guatemalteco Rafael Cuevas Molina (que admitió que el Rómulo Gallegos estaba el "centro de la controversia política" del continente), el venezolano Juan Antonio Calzadilla, el español Fermín Goñi y el cubano Abel Prieto. El anuncio se realizó en Caracas, en el anteúltimo día de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), que concluye este domingo, con la presencia de algunos miembros del jurado y autoridades del Ministerio del Poder Popular para la Cultura venezolano.Battista, que participó en forma virtual del anuncio, se refirió a las críticas de algunos escritores venezolanos en el exilio sobre la "complicidad" de los concursantes con la dictadura de Nicolás Maduro. Es autor de libros de cuentos, ensayos y novelas; en 1995, ganó el Premio Planeta con Sucesos argentinos."Es un sábado de alegría -dijo Battista-. Acá en este país tuve que soportar como finalista las críticas más violentas, todo lo que se dice de Cuba como de Venezuela. Tuve la oportunidad de ser jurado en los premios Rómulo Gallegos y Casa de las Américas y me cansé de decirles que eran los premios más transparentes; no me había dado ni una sola consigna, solo elegir la novela que merce el premio. Ahora, que me hayan elegido a mí y votado por El simulacro de los espejos, que tanto me conmovió escribirla, me llena de alegría y me da ganas de seguir viviendo saber que no todo está perdido, aunque esté viviendo en este momento en la Argentina lo más terrible de la ultraderecha y de un gobierno que se ocupa, sistemáticamente, de destruir la cultura, la ciencia, a los jubilados y los estudiantes, todo". View this post on Instagram A post shared by Hugo Benjamín (@hugobenjamin.ed)La entrega del premio se hará en Caracas el próximo 2 de agosto, cuando se conmemora el aniversario del nacimiento del escritor Rómulo Gallegos, que fue presidente de Venezuela. El jurado resaltó que, en esta vigésima primera edición, recibieron y revisaron 474 obras, postuladas desde 32 países, lo que representó un récord de participación. "Todas de altísimo nivel", dijo Goñi, que acotó que en el Rómulo Gallegos se premiaba la calidad y no el interés comercial o la fama. "Ha sido un trabajo arduo de lectura crítica", reveló Calzadilla sobre la labor del jurado. Cristian Valle, coordinadora del premio, reveló que muchos autores argentinos habían participado del certamen y que el jurado no había hecho distinciones entre libros publicados por multinacionales y sellos independientes, como en el caso de la novela ganadora.
Es por su novela El simulacro de los espejos y también eran finalistas Selva Almada y Sergio Bizzio. Es uno de los premios más importantes en el ámbito de la narrativa en lengua castellana. Antes lo ganaron Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Roberto Bolaño y Ricardo Piglia, entre otros.
Es uno de los premios más importantes en el ámbito de la narrativa en lengua castellana. De los nueve libros que aspiran a la distinción, tres son argentinos. Antes lo ganaron Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Roberto Bolaño y Ricardo Piglia, entre otros.
El analista económico aseguró que los datos oficiales no expresan la realidad del bolsillo de los argentinos. En el programa "QR", cuestionó la credibilidad del INDEC, denunció "contabilidad creativa" por parte del Gobierno y advirtió sobre un relato que "termina creyéndose a sí mismo". Leer más
Después de una serie de seminarios, exámenes y entrevistas a cargo de Los Mediadores, Octavio -el protagonista de El simulacro de los espejos, novela de Vicente Battista- es admitido en El Lugar como un nuevo Escogido. Vino por decisión propia y Afuera dejó el celular, la tablet y la computadora.En la Ceremonia de Bienvenida conoce a Artemio, Braulio y Carmelo. Le asignan un cuarto que, como todos los otros, no tienen ventanas. Entre las cosas que Octavio ha traído de equipaje están las fotos de sus novias. Cada día se pone en el bolsillo la foto de una y se larga a pasear con ella.Las mayúsculas prevalecen también en la denominación de los espacios que componen El Lugar -La Sala, El Bar, La Biblioteca, El Gimnasio, La Administración, El Espacio de la Reflexión- y que, en algunos casos, adquieren una tenue vaguedad onírica.Lo mismo sucede con las normas que rigen las vidas de quienes habitan en El Lugar, donde "nunca se conoce todo" y todo es posible. Allí "cada cual es como es o como le gustaría haber sido", el Afuera no importa y debe ser olvidado definitivamente. Nunca se debe preguntar a un Escogido o a una Escogida por qué quiso entrar y las pasiones -el odio, el rencor, la envidia e incluso el amor y la amistad- deben quedar Afuera.Octavio elabora la teoría de que el número de residentes debe ser cincuenta y cuatro (veintisiete Escogidos y veintisiete Escogidas); si alguien muere o es expulsado, el nombre del reemplazante debe comenzar con la misma letra. Cuando protesta porque descubre que le han quitado las fotos de sus novias, Artemio le dice: "Ellos tienen derecho a todo, usted se los otorgó".Incidentes no esclarecidos, frases y situaciones enigmáticas -como la presencia de una Escogida que es idéntica a una antigua novia de Octavio- van creando un creciente clima de extrañeza y desorientación en la narración que cada tanto emplea la primera persona del plural ("dijimos que para esa pregunta no tenía respuesta", "¿Qué podemos decir de ellas?", "solo sabemos que entró en un ascensor").La atmósfera de misterio se consolida a lo largo de la novela y Battista elige preservarla hasta el final, a salvo de progresivas explicaciones o de un desenlace revelador. Quedará a la libre interpretación de cada lector determinar qué clase de sitio es El Lugar y por qué los Escogidos deciden recluirse allí. Ese arcano perpetuo -ese nunca saber del todo-, sumado a la repetición de educadas rutinas y de diálogos frustrantes, convergen en un realismo abstracto que, en un nivel simbólico, podría sugerir la ilusoria diafanidad de un infierno donde el condenado tarda en darse cuenta de su verdadera situación. El simulacro de los espejosVicente Battista(Hugo Benjamín)307 páginas$ 30.500