amistad

Fuente: Infobae
05/05/2024 07:14

¿Nueva amistad? Peso Pluma subió al ring para festejar la victoria de Canelo Álvarez; se tomó fotos con los hijos del boxeador

Los fanáticos de ambos personajes estallaron de emoción en redes tras el épico encuentro

Fuente: La Nación
04/05/2024 01:00

El vino, una larga historia de éxtasis, magia, religión y amistad

¿Qué es el vino? ¿Qué es esta bebida que nos conecta con recuerdos y que acompaña a la civilización desde hace unos 8000 años (más que la rueda, por poner un ejemplo)? La respuesta más simple es "jugo de uva fermentado", una definición sin duda adecuada que describe el proceso productivo. Sin embargo, adecuada y todo, deja pasar algo que para mí es fundamental y que constituye el corazón de este texto.El vino es cultura, es tradición y nos devuelve recuerdos, como los que directa o indirectamente todos tenemos asociados a esta bebida. Es también trabajo; es la expresión de un lugar; es un producto agrícola; es un alimento; es ciencia, y hoy es también mucha tecnología. El vino es parte de la gastronomía y, sobre todo, parte de nuestra historia como humanidad, al punto que, originalmente, era interpretado como la bebida que nos conectaba con los dioses. Con estas ideas comienza el capítulo sobre la historia del vino en mi libro Te cuento el vino, que busca acercar al público la que hoy es, además de todo lo dicho, nuestra bebida nacional.¿Por qué digo que el vino nos conectaba con los dioses? En el antiguo Egipto no había mejor explicación para esa bebida que, creada desde una fruta, alteraba los sentidos. De allí que estuviera destinada al rito religioso y al cortejo fúnebre, y que siguiera siendo así durante varios siglos más. De hecho, hasta el descubrimiento de la microbiología por parte Louis Pasteur en 1857, el mecanismo por el que el jugo de uva se convertía en un elixir que modificaba la percepción era una gran incógnita para los estudiosos, los filósofos y los poetas.El vino ha pasado gran parte de su historia como un privilegio destinado a nobles, sacerdotes y líderes, que lo consumían en fiestas, en ritos de pasaje o en ceremonias religiosas. Sin embargo, también ha estado vinculado a la pasión y el amor. Tal es la historia de Dioniso, el dos veces nacido y dios del vino para los griegos. Cuando su amante Ámpelo murió, juró convertir su amor en un suave néctar e hizo crecer del cuerpo del joven difunto una planta de vid.Baco, versión latina de Dioniso, nos da en cambio consejos de moderación y consumo responsable, aunque cueste creerlo. En el mundo de los romanos, donde esta bebida ya había salido de los templos, el dios de la fertilidad y del vino, célebre por los excesos de las fiestas bacanales, está asociado a una leyenda que habla de responsabilidad.Baco se sentó a descansar camino a la ciudad de Naxia y, al bajar su mirada, descubrió bajo sus pies una pequeña planta. Decidió que la compartiría con los hombres y, para transportarla, tomó el hueso de un pájaro. La planta creció rápido y debió buscar otro recipiente. Encontró en su camino el hueso de un león y siguió su viaje. Pero tuvo que hacer un nuevo cambio y, al final de su peregrinación, la planta llegó a la ciudad en el hueso de un asno. Cuando Baco presentó la vid a los hombres, les dijo: "Si beben moderadamente de la bebida que harán con sus frutos cantarán y se sentirán libres como pájaros; si siguen tomando, se pelearán entre ustedes como leones, y si no paran, se volverán la burla de todos, como asnos".Por aquel entonces el vino se servía en los palacios y en las tabernas y existían dos categorías: "el vino de los nobles" y "el vino de las tabernas". Controlar su consumo se había vuelto una cuestión de Estado. Curioso como pueda sonar, el vino tinto era el que se consumía en las ciudades, mientras que el blanco era el elegido en los palacios. Por analogía, claro: cuanto más blanco, más puro parecía. Lo que confirma la idea de que el consumo de un estilo de vino tenía entonces, como ahora, una relación con el clima de época.Sobre todo, el vino es la sangre de Cristo. Pero antes de eso, aparece mencionado 900 veces en la Biblia. Se le atribuye a Noé el hallazgo de la vid al bajar del arca; así se lee en el capítulo IX, versículo 20, del Génesis, que dice: "Entonces Noé comenzó a labrar la tierra, y plantó una viña".Fue también un monje el que descubrió el champagne. Estoy hablando de Dom Pierre Pérignon, nombre que hoy es una afamada marca, pero que originalmente fue un religioso benedictino que ingresó a la abadía de Saint Vannes a los 19 años y que, cuando tenía 30, recibió el cargo de "chef de cave" en la abadía de Hautvillers, en el viñedo de Montagne de Reims, en la región de Champaña, donde vivió el resto de su vida. Por accidente descubrió el champagne y calificó la sensación que causan sus burbujas como la de "beber estrellas". Nunca mejor dicho.Los religiosos viajaron a América con las vides para producir vino en el Nuevo Mundo. Pero hay que trasladarse mucho más cerca en el tiempo para conocer el inicio de la vitivinicultura en la Argentina.El 17 de abril de 1853 se presentó ante la Legislatura Provincial de Mendoza el proyecto de creación de una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. Se proponía incorporar nuevos varietales para mejorar la vitivinicultura nacional. Con ese primer abanico de cepas francesas seleccionadas por el agrónomo Michel Aimé Pouget, llegó nuestra hoy emblemática Malbec. Pouget sería contratado como director de la Quinta Agronómica de Mendoza por Domingo Faustino Sarmiento.De allí en adelante, la cercanía del vino con los domingos en familia, los asados con amigos y las celebraciones ya es historia moderna. La Argentina pasó de los vinos de mesa a los de alta gama, considerados hoy entre los mejores del mundo, en el curso de tres décadas. Sin embargo, en todos los casos y en todas sus presentaciones el vino sigue siendo protagonista de nuestros encuentros, como un amigo más, uno que nos acompañaba desde hace 8000 años, cuando era sinónimo de lo místico. Hoy es sinónimo de alegría y disfrute.El tiempo ha pasado pero el vino sigue estando allí, con sus aromas, sus sabores, su terruño, su historia, sus mitos y verdades, que te cuento con mucho más detalle en mi primer libro, Te cuento el vino.

Fuente: La Nación
03/05/2024 06:36

Susana Romero: de la profunda amistad que la unió a Alberto Olmedo a por qué dejó todo luego de la tragedia

Susana Romero ya era una modelo internacional cuando Alberto Olmedo la vio en la tapa de una revista y la convocó para que se sumara a No toca botón, por entonces en el viejo Canal 11. Ella aceptó el desafío y redobló la apuesta: quería que le escribieran un sketch. Fue muy amiga del capocómico y hasta el último día formó parte de su círculo íntimo. Estuvo con él hasta unas pocas horas antes del trágico final y luego decidió alejarse por unos años para formar una familia. Romero sigue siendo la monumental morocha de los 80, con el flequillo inconfundible que ahora usa hacia un costado.En una charla íntima con LA NACIÓN, habló de su relación con Olmedo, de las largas conversaciones que tenían en camarines y en las cenas después de las funciones. Además, aseguró que lo recuerda como "a un niño grande".-¿Nunca te molestó que te tildaran de "chica Olmedo"?-No, porque yo me sentía orgullosa. Era tanto el amor y el reconocimiento de la gente que nunca se me pasó por la cabeza otra cosa. Después trabajé en Miami, en Cuba y en muchos lugares, y en todos me conocían del programa con Alberto. ¡Cómo no voy a estar orgullosa!-¿Cómo empezaste a trabajar con él?-Cuando me convocaron para trabajar con Alberto ya era modelo de alta costura y había ido a desfilar a Francia por un año para los mejores diseñadores. Un día me llamaron para hacer la tapa de Playboy y dudé porque salía con Guillermo Vilas, que era muy amoroso, pero muy celoso. Sin embargo, acepté porque en ese momento no había tanto trabajo y yo mantenía a mis padres. Nunca había hecho un desnudo en mi vida, aunque siempre me elegían para hacer las cosas más sexy. No sé por qué, porque no era voluptuosa en ese momento; después me volví... (risas). Hicimos unas fotos divinas en Punta del Este y luego de esa tapa me llamó Hugo Moser, y me dijo que a Alberto le había gustado mucho y quería que estuviera en el programa. Fui de las últimas en entrar porque recuerdo que ya estaban las otras chicas. Fui a Canal 11, me hicieron una prueba, un sketch de una viuda y quedé.-¿Te adaptaste pronto a ese nuevo mundo?-Me acuerdo de que le pedí a Hugo que escribiera algo para mí, un destaque. Me contestó que todavía no estaba lista, pero insistí porque soy muy buena y también brava. Le dije que me había llamado porque era conocida y que si no hacía un sketch para mí, me iba. "¡Vos estás loca!", me dijo y se rio. Agarré mis cosas, pasé por el camarín de Alberto que estaba con su secretario, le dije que me iba porque no querían darme un destaque. Creyó que estaba haciendo una broma y me dijo que aunque sea le dejara una bombachita de recuerdo. El día de la grabación no aparecí, entonces me llamó Hugo para saber qué había pasado; creía que le había hecho un chiste. Escribió un sketch para mí y fue "El conde y la condesa", que hicimos con el Facha Martel. Tenía unas poquitas palabras, pero era un lindo personaje; había estudiado la letra y, de los nervios, no me acordaba. Entonces pensé: "Ay, qué papelón, porque al final Hugo tenía razón" (risas). Los técnicos empezaron a escribir mi letra en cartones y me salvaron.-¿Tenés un sketch preferido?-La gente se acuerda mucho de "Rogelio Roldán" y participé también en otros sketchs. Empecé a divertirme porque me di cuenta de que Alberto era como un niño grande y yo también lo soy hasta el día de hoy. Será porque no tuve infancia y con él nos divertíamos mucho, yo jugaba como una nena.-¿Cómo recordás a Olmedo?-Era muy reservado, pero enseguida hicimos un grupito: Beatriz (Salomón), el Facha, Hugo -que a veces venía con Celia-, su esposa, y yo. De vez en cuando, venía alguien más. Íbamos a comer y nos hicimos muy amigos. No solamente nos divertíamos sino que teníamos camaradería, yo le podía contar mis cosas y él las suyas; me hizo partícipe de su vida, de lo que le pasaba. Muchas veces comíamos pizza en su camarín y me hablaba de sus hijos. Era como un payaso triste y yo también me sentía así. Hacía reír, pero por dentro tenía tristeza.-¿Cómo eran las jornadas de trabajo?-Trabajábamos mucho: a las 6 de la mañana me pasaban a buscar para ir a filmar, al mediodía parábamos para comer, a la tarde grabábamos el programa de televisión, ya en Canal 9, y a la noche íbamos al teatro, y los sábados teníamos tres funciones y los domingos, dos. Éramos una troupe, todos juntos a todos lados. Todos estábamos contentos porque nos matábamos de risa, la pasábamos muy bien. Cuando íbamos a comer, cerraban el restaurante y Alberto sacaba los manteles de las mesas, se subía y cantaba y bailaba con un pañuelo en la cabeza. Recuerdo que me acompañó al estreno de una película que yo había hecho con Camila Perissé y Rodolfo Ranni, basada en un hecho real sobre trata de personas. Le dije que no hacía falta porque iba a haber mucha gente, pero me respondió que me apadrinaba y me acompañaba. Vino hasta la entrada y se fue porque había una cantidad enorme de gente.-¿Había competencia con las otras "chicas Olmedo"?-Para nada. Nos llevábamos bien. Soy una persona que nunca tuve problemas con nadie. De chica me faltó la calidez del abrazo y creo que por eso la busqué siempre en mis compañeros./ El Conde // No toca Botón // 9 de Octubre de 1986">-¿Y cómo era tu relación con Beatriz Salomón?-Tenemos una historia maravillosa. Cuando nos conocimos, yo estaba haciendo la gira de Virginia Slims e iba por las provincias organizando los desfiles, eligiendo a la gente, la música. Me tocó ir a San Juan y una de las chicas era Beatriz. Cuando la vi, la elegí porque sabía que tenía futuro, y cuando nos despedimos le di mi teléfono, le dije que cuando fuera a Buenos Aires me llamara. Y así fue. Se me pone la piel de gallina. Acá le hice los contactos para que trabajara y muchas veces me cubría en desfiles a los que no podía ir. Nos volvimos a reencontrar muchos años después en No toca botón y fue una enorme alegría. Y nos quedamos juntas para siempre.-¿Cómo te enteraste de la muerte de Olmedo?-Cuando terminó la función de esa noche nos fuimos en el mismo auto con Alberto y Beatriz. Lo dejamos en la puerta del edificio y pasó lo que pasó. Estaba en mi casa cuando me enteré, me llamó el Facha a las 6 de la mañana. Después me llamó Olguita, que era mi asistente. No lo podía creer. Nos juntamos en la casa de Beatriz y ninguno hablaba; no podíamos reaccionar. Fue espantoso. Lo velaron en la funeraria Rogelio Roldán, que era su amigo porque a sus personajes siempre les ponía el nombre de sus amigos. Rogelio era un tipo fantástico, yo lo adoraba y él a mí. Tenía una empresa fúnebre y me acuerdo de que cuando lo veíamos, Alberto siempre decía: "Rogelio Roldán, a donde los muertos contentos van" (risas). Ahí lo velaron, en Mar del Plata. Mi novio, que después fue mi marido (Abel Jacubovich), me acompañó, nos encontramos con Ricardo Darín y entramos por la parte de atrás porque en el frente había un mundo de gente. Fue horrible. Enfrente las tenía a Susana Giménez y a Tita Russ, que fue la segunda mujer de Olmedo; me agarró un ataque de llanto porque no entraba en mi cabeza que el Negro ya no estuviera, si habíamos trabajado hasta hacía unas pocas horas. Y Susana y Tita me miraban como si yo estuviera loca y, la verdad, me molestó.-¿Cómo siguió tu vida después de esta tragedia?-Cuando pasó todo eso sentí que era hora de formar mi familia y nunca más fui a Mar del Plata hasta hace unos años. No quería saber nada... Trabajé con los uruguayos en Hiperhumor durante un año, pero en el segundo año no fue lo mismo y renuncié porque no me gustaba lo que me proponían. Querían que saliera en corpiño y bombacha, y les dije que no, que no lo había hecho ni con el más grande. Al poco tiempo me casé, tuve a mis hijas, y me dediqué cinco años a criarlas porque no quería dejarlas con nadie, ni que nadie me ayudara. Ya estaba de novia cuando trabajaba con Alberto y me acuerdo de que se enojó cuando se enteró de que me iba a casar. Estábamos haciendo la temporada en Mar del Plata, la última, y conté en una revista que tenía planeado casarme, Alberto se enteró y vino a mi camarín como si fuera un padre.-Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿cambiarías algo?-No, nada. Estaba bien en mi trabajo, me sentía bien, nos llevábamos bien, y después me trataban con respeto porque había trabajado con el mejor. Me hacía respetar también.Agradecimientos: Claudia Elizalde (maquillaje).

Fuente: Perfil
01/05/2024 19:18

A 30 años de la muerte de Ayrton Senna: su legado, la amistad con Fangio y el lamento de la Fórmula 1

El 1 de mayo de 1994 el accidente del piloto brasileño de Fórmula 1, considerado uno de los mejores de la historia, sacudió al mundo. Su vigencia, los cambios que impulsó en el certamen y la autocrítica de Bernie Eccleston sobre el suceso. Leer más

Fuente: La Nación
01/05/2024 14:00

Julieta Novarro: el duelo que la va a acompañar de por vida, su amistad con Pampita y las crisis que superó con su marido

Hija del recordado cantautor Chico Novarro, Julieta se enamoró del teatro desde muy chiquita, tal vez como una forma de honrarlo. Trabajó en muchas ficciones, como Las chicas de enfrente, Son amores, Montecristo, Culpable de este amor, Tumberos, Campeones, Sálvame María y El sodero de mi vida. En 2017 creó el espacio Microteatro, en el barrio de Palermo (Serrano 1139), una propuesta que fusiona las tablas con una oferta gastronómica. "Microteatro es como mi tercer hijo, soy la fundadora y directora y además lidero el equipo de curaduría", detalla Julieta Novarro en diálogo con LA NACIÓN. Mientras toma unos mates de yerbas con yuyos preparados por ella, recuerda a su padre y confiesa que ese duelo la acompañará toda la vida. También habla de sus inicios como actriz y asegura que extraña tanto esos momentos que probablemente vuelva alguna vez. Por ahora está dedicada a la producción de teatro y planea dirigir y trabajar con su amiga Carolina "Pampita" Ardohain.-Micreoteatro revolucionó la manera de ver y hacer teatro, ¿cómo surgió la propuesta?-Pablo Bossi me trajo la idea y nos asociamos, pero hoy manejo todo con sus hijos, Pol y Cabe, que también son mis socios y toman decisiones más administrativas. Y hago la curaduría con Lorena Romanín y María Figueras. La relación que tenemos con el entretenimiento es cada vez más autónoma y a demanda. Es la relación que teníamos antes con los libros, que los abríamos y los cerrábamos cuando queríamos. Eso se trasladó al mundo audiovisual y ahora podés ver películas y series cuando tenés ganas, porque las plataformas te dan esa libertad. El mundo cambió, pedirle al público que esté tres horas mirando una película es muy difícil. Sin embargo, microteatro no son obras cortas sino una experiencia distinta que requiere de la atención del público, porque tenés que estar atento a los horarios, pero podés tomar algo o cenar en la planta baja y después subir a ver la obra con la bebida, si no la terminaste. Son dos mundos que conviven: el respeto por lo teatral y los actores que no se dejan ver, con la situación más vívida del restaurante. Y subimos la vara porque una obra de 13 minutos si es mala puede parecer de tres horas.-¿Te despediste de la actriz?-Nunca. Me considero, antes que nada, una actriz. Y todas las decisiones que tomo, las tomo como actriz. Todo lo decido como actriz, desde leer un guion hasta hacer una devolución, aunque ahí también entra la productora. Tuve que alejarme de la cosa más soñadora y de alguna manera utópica del actor, para conectarme con algo más terrenal. Entendí cómo ponerme del otro lado y es un gran desafío. La actriz, entonces, está y en algún momento va a volver. Yo creo que primero voy a dirigir microteatro con las chicas, en equipo. Me parece que lo último que hice fue Mujeres de nadie y después trabajé en Pampa Films con Pablo Bossi y me tiré para el lado del cine.-¿Qué te llevó a elegir el camino del arte?-Mamé el arte porque mi papá tuvo un gran poder de transmisión; le salía por los poros y era imposible que no irradie música, por ejemplo. Una de mis hermanas es productora de moda, otra trabaja con actrices, la mayor es arquitecta y también tiene un costado artístico y mi hermano Pablo Novak es todo: actor, director, coach. Y mi mamá (Cristina Alessandro) también produjo muchos espectáculos, como por ejemplo Arráncame la vida; en un momento compró el Teatro Piccadilly. Los primeros años de microteatro ella manejaba la boletería y estoy esperando que vuelva porque era otra cosa. Me enamoré del teatro desde muy chica y empecé a estudiar a los 6 años. Lo tenía claro. Cuando terminé la secundaria le dije a mi papá que quería trabajar como actriz y él trató de disuadirme.-¿Por qué?-Me dijo que era muy duro, que había que tener piel de lagarto, que iba a sufrir mucho. Me sugirió que entrara a la facultad, acepté y elegí la carrera de cine. En tercer año empecé a hacer tele y dejé de estudiar. Fue en el 98, con Las chicas de enfrente, en Canal 13. Pero seguí estudiando foto fija, iluminación, vestuario en el Colón, teatro. Y seguí en el mismo canal conduciendo La hora Warner. En ese momento había prejuicio entre los actores de teatro y tele, y entendí que si quería hacer varias cosas tenía que salir a buscarlas. Aprendí a hacer de todo y microteatro fue el fin y principio de una etapa en la que pude poner en juego todo lo que había estudiado. Una mirada global.-¿Cómo era tu relación con tu papá?-Siempre tuve una relación hermosa. Mi papá fue mi inspiración en todo lo que hice como madre, y artísticamente. Me enseñó el oficio y el esfuerzo. Tenía 80 años e iba a hacer un show a la una de la mañana. Lo hacía feliz. Mi papá nació y creció en una familia muy pobre: tocaba la batería por un sándwich de milanesa. Vino a Buenos Aires y se quedó maravillado. Era hijo de inmigrantes judíos que escaparon de la Primera Guerra Mundial. Mi abuelo fue zapatero ambulante que vino a la Argentina sin saber una palabra de español y se mudó a Córdoba porque mi papá era asmático y el clima era mejor allá. ¿Dónde me puedo parar con ese ejemplo? Tenés que honrar esas historias. No me puedo quedar quieta. Con mi papá hicimos un libro para chicos con sus canciones, grabamos un disco, lo dirigí en muchos aspectos. Siempre honré la figura de mi papá.-No hace todavía un año de su muerte. ¿Cómo transitás el duelo?-En agosto se cumple un año de su partida. Estoy con temas personales que no me dejan hacer el duelo y siento que este duelo me va a acompañar de por vida. Siempre hay una canción suya, una carta que encuentro y me emociona.-¿Cómo está conformada tu familia?-Mi hija Lola tiene 15 años y mi hijo Bruno, 12. Hace muchos años que estamos con Mariano Jinkis. Pasamos muchas crisis, tuvimos muchas idas y vueltas, siempre luchamos juntos y somos un buen equipo también en los momentos más difíciles. Mis papás se separaron y terminaron de la mano cuando él se iba. Mi mamá se volvió a la casa de mi papá y se perdonaron todo. Se reían juntos y hubo un cierre maravilloso de los dos. View this post on Instagram A post shared by Julieta Novarro (@julinovarro)-¿Con tu marido comparten la misma pasión por el arte?-Mariano se encarga del Espacio Chauvin, en Mar del Plata. Pero está más dedicado al campo y a la producción de frutos: cerezas, peras y manzanas.-Alguna vez contaste que sos muy amiga de Pampita, ¿qué cosas las unen?-Nos conocimos cuando estaba embarazada de Lola, aunque ella dice que fue mucho antes, en una fiesta en la que bailamos toda la noche y nos recontra conectamos. Somos familia. En los momentos más difíciles de ella y míos estuvimos muy cerca. La admiro porque es una gran laburante, que se hizo sola de la nada. Sacando la frivolidad, que existe y con la que no conecto, Pampita tiene una profundidad que no todo el mundo sabe que tiene. Es una mujer muy inteligente, con grandes inquietudes, sabe mucho de muchos temas de arte, danza, música. Yo disfruto estar en pijama y ver películas y series en casa, y ella también tiene eso. Y tiene un gran caudal de trabajo y no para nunca. Es un gran ejemplo para mí.-¿Tenés otros proyectos?-Estoy en la producción de Escorpio, que es la primera obra nacida en microteatro que produzco fuera del espacio. Cuando vi Escorpio pensé en que tenía que hacerse una versión larga y se lo propuse a su autora y directora, Julieta Otero. Estamos todos los jueves a las 20.30 en Espacio Callejón. Además, estoy preproduciendo una comedia romántica que voy a dirigir y la protagonista es Pampita. Es algo que tengo hace años en la cabeza. Pampita es una fanática del género y hace tiempo que venimos buscando inspiraciones. Falta armar el equipo, y voy a producir otra obra que es un unipersonal y está basada en un libro de un autor español que me dio los derechos. La va a dirigir Daniel Veronese y es un honor porque lo admiro mucho. La idea es hacerla en España. También vamos a hacer gira con Escorpio, una obra que gusta mucho porque tiene profundidad y sobrevuela la comedia y todos nos sentimos identificados con lo que le sucede a la pareja protagónica.

Fuente: Infobae
01/05/2024 12:16

Amistad sin límites: la emotiva reunión de dos amigas, después de 8 años sin verse, que se hizo viral

Una de las jóvenes fue sorprendida por su amiga de la infancia, radicada en el exterior y el video emocionó en TikTok




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