Con presencia en colegios y parroquias porteñas, en las tierras salteñas de Cafayate y otros puntos de Catamarca, Tucumán, Mendoza y Rosario, la comunidad de la Orden de San Agustín en la Argentina celebra como nadie la elección del papa León XIV. Sus referentes lo ven como un continuador del legado de Francisco, con la impronta misionera y comunitaria que caracteriza a la congregación religiosa que Robert Francis Prevot condujo a nivel mundial durante doce años."Prevost fue nuestro superior mayor, entre 2001 y 2023, cuando Francisco lo llevó a Roma. En 2004 visitó todas las casas de los agustinos en la Argentina: fue a Mendoza, Rosario, Cafayate, Tucumán, Catamarca, Salta y Buenos Aires. Inauguró la Biblioteca Agustiniana, en la Casa de Formación Santa Mónica, sobre la calle Nazca, en Villa Devoto, y compartió encuentros con el entonces cardenal Jorge Bergoglio", confirmó a LA NACION el actual superior de la orden agustiniana en la Argentina, el sacerdote Juan Antonio Gil Solórzano, mientras saludaba a fieles que se le acercaban, en la parroquia San Agustín.La foto de los dos futuros papas en el altar de la iglesia de la avenida Las Heras y Agüero se viralizó al día siguiente de la elección de León XIV. "En 2004 había celulares, pero no sacábamos tantas fotos", se lamenta un sacerdote de la comunidad que compartió aquellos momentos con el actual Papa, mientras conversa en el atrio de la parroquia con tres feligreses. Muchos recuerdan la visita de 2013, cuando Prevost acompañó como superior de la orden al obispo argentino Alberto Bochatey en su consagración episcopal, en la Catedral de La Plata. Compromiso socialEl padre Gil Solórzano confía en que habrá una continuidad entre los pontificados de Francisco y de León XIV, especialmente en materia social, en sintonía con el apostolado que caracteriza a los agustinos. "Nuestro carisma nos enseña que hemos venido para servir a la Iglesia y lo hacemos a través de los colegios y parroquias. Muchas familias apoyan las acciones de promoción humana y solidaridad que desde 1969 llevamos adelante en Salta", explicó el sacerdote a LA NACION. Así se sostienen, por ejemplo, un hogar de ancianos, una residencia, la construcción de viviendas, la ayuda social y el compromiso con la gente necesitada", enumeró.La presencia de la obra agustiniana en Cafayate llevó a la Santa Sede a confiar el gobierno pastoral de la Prelatura a sacerdotes de la Orden de San Agustín, modalidad que se conserva desde hace más de 50 años.Más allá de los programas de ayuda social, los agustinos identifican la experiencia sinodal que impulsó Francisco con la vida en comunidad que caracteriza a las órdenes religiosas. "Es algo muy agustiniano. Buscar el consenso, el diálogo, ver lo que nos une y buscar la comunión de almas y corazones, el lema de San Agustín", resumió el superior de la orden en la Argentina."Las órdenes religiosas siempre aportaron la riqueza de la vida en comunidad y una mayor sensibilidad social, una visión que contribuye a la cercanía de la Iglesia con el pueblo", explicó el analista José María Poirier, director de la revista Criterio, al reparar en que los dos últimos papas -Francisco y León XIV- surgieron de órdenes religiosas: los jesuitas y los agustinos.En otro enfoque, la profesora de teología María Clara Bingemer, de la Universidad Católica de Río de Janeiro, estimó, ante una consulta de LA NACION, que la elección de León XIV fue estratégica. "Es estadounidense, cuando Estados Unidos está en evidencia por cuestiones negativas, como las deportaciones". Y estimó que el cardenal Prevost, como responsable del Dicasterio para los Obispos, muy probablemente intervino en el reciente nombramiento del cardenal Robert Walter McElroy como arzobispo de Washington, en el talón de Trump". El mencionado cardenal proviene de la diócesis de San Diego, en la frontera de México, donde creó parroquias sinodales y promovió el apoyo a los migrantes. Un indicio de que el Vaticano no da puntada sin hilo."El flamante Papa tiene el peso de ser una voz escuchada en Estados Unidos. Esperaría que él luchara por abolir esa falsa nomenclatura de que América es sinónimo de los Estados Unidos. América somos todos", expresó la teóloga. Recordó el trabajo de Prevost con los pobres y los migrantes, pero llamó a esperar para ver qué grado de apertura muestra frente a cuestiones de moral.Otro analista, el sacerdote español Francisco Javier Bronchalo, observó que la decisión de León XIV de asomarse al balcón con la muceta roja, la estola y la cruz dorada parece una formalidad, pero es un gesto importante "Recupera la tradición de la Iglesia y muestra que que da importancia a los signos, los cuales son siempre una gran catequesis".
La Orden de San Agustín tiene en el país el Convento Agustino de Nuestra Señora de Gracia - Noviciado, un lugar donde el nuevo sumo pontífice pasó parte de su etapa como padre y prior general
Fundada hace más de 800 años, la orden busca vivir y promover el espíritu comunitario.Qué características tienen los miembros de la orden de Robert Prevost.
Como agustinos, vivimos el carisma que nos dejó nuestro padre San Agustín: la interioridad, la comunidad y el servicio a la Iglesia. Estos tres pilares se ven reflejados en nuestro nuevo pontífice, Robert Prevost, a lo largo de su trayectoria como religioso agustiniano. Su liderazgo en la Iglesia es un testimonio del legado de fe y servicio que la orden ha cultivado a lo largo de los siglos.Un momento significativo en la historia de la orden fue la visita de Su Santidad León XIV a Argentina, cuando era Superior General de la Orden de San Agustín. Durante su visita, inauguró el 28 de agosto de 2004 la Biblioteca Agustiniana en Buenos Aires.Además, es importante recordar que León XIV también visitó la orden en otras ocasiones a lo largo de los años, fortaleciendo los lazos entre la orden y la comunidad local. También se recuerda que el 8 de mayo de 1887, León XIII coronó a la Virgen de Luján, y el mismo día, siglos después, Monseñor Robert Prevost fue elegido Papa.La historia de la Orden de San Agustín en Argentina es un relato de compromiso, dedicación y amor al prójimo. Su legado perdura en el desarrollo espiritual y educativo del país, y con la nueva era que se abre con el pontífice León XIV, se espera que continúe impactando positivamente en las vidas de muchos.La orden sigue siendo un faro de esperanza y guía en la misión de servir a la Iglesia y a la sociedad, reafirmando su relevancia en el mundo contemporáneo, a través de sus cinco colegios y parroquias. La historia de la Orden de San Agustín en Argentina se remonta al siglo XVII, específicamente entre 1617 y 1626, cuando agustinianos provenientes de Chile comenzaron a evangelizar en la región de Cuyo. Aunque las primeras casas de la orden no se formalizaron hasta 1642 en San Juan y 1657 en Mendoza, su influencia fue significativa desde sus inicios. Durante el siglo XVII, dos agustinos ocuparon la sede episcopal de Córdoba del Tucumán: Fr. Melchor de Maldonado y Saavedra, y Fr. Nicolás Hurtado de Ulloa, ambos oriundos del Alto Perú.El siglo XVIII fue testigo del auge de la presencia agustiniana, caracterizada por una vida apostólica activa. En 1746, se estableció el convento de San Juan como Casa de Estudios y Noviciado, donde profesaron 54 religiosos hasta inicios del siglo XIX. Sin embargo, la Ley de Reforma de los Regulares de 1823 trajo consigo un proceso de secularización que afectó profundamente a la orden, resultando en la reducción drástica de comunidades.La orden experimentó un retorno en 1900, con el establecimiento de una nueva comunidad en Buenos Aires. El 2 de abril, Mons. Luis Duprat autorizó la llegada de cuatro religiosos, y en 1901 se inauguró la primera residencia, Santo Tomás de Villanueva, un colegio de enseñanza primaria. Desde entonces, la orden ha crecido, fundando centros educativos y parroquias en diversas provincias, incluyendo Entre Ríos, Santa Fe y Mendoza.Hoy en día, el Vicariato San Alonso de Orozco, que abarca Argentina, cuenta con cinco comunidades activas. Los religiosos se dedican a la misión parroquial y a la educación, operando en varias parroquias y centros educativos. Este enfoque en la formación continua y el servicio comunitario refleja los valores fundamentales de la espiritualidad agustiniana, innovando en su manera de enseñar y aprender, sin olvidar sus raíces. El autor es director de la Biblioteca Agustiniana de Buenos Aires
Así como el papa Francisco se identificó con los jesuitas, su sucesor León XIV fue superior general de los agustinos, la congregación religiosa surgida en el siglo XIII como una comunidad de frailes indigentes. Ese es el puente lo une a la Argentina, dado que viajó más de una vez a nuestro país como prior general de la Orden de San Agustín.En esa función, que cumplió entre 2011 y 2013, hasta que Francisco lo llevó al Vaticano, el padre Robert Prevost viajó varias veces a la Argentina, donde tomó contacto principalmente con comunidades de esa congregación, que tiene colegios y atiende parroquias en distintos puntos del país.Un sacerdote que lo frecuentó en reuniones de obispos de América Latina, lo describió "un hombre sereno, enamorado del Perú y de la región, que escucha a los demás, no es altisonante, es muy reflexivo, con una mirada contemplativa. Algo tímido, pero con una amplia capacidad para la comunicación"."Conoce en el terreno las realidades de la región latinoamericana y es de esperar que haya fuertes coincidencias entre el nuevo Papa y nuestra Iglesia local. Hay un estilo común de ser Iglesia, de actuar como constructor de puentes y mensajero de la paz", señaló un obispo argentino. Hay coincidencias entre los obispos argentinos en que la impronta social de León XIV está dada por el nombre elegido. "Trae al presente en este mundo tan convulsionado el mensaje del papa León XIII, el que elaboró la doctrina social de la Iglesia con su encíclica Rerum novarum, cuyo mensaje fue actualizado por las enseñanzas del Concilio Vaticano II y los magisterios de Juan Pablo II y Francisco", evaluó una fuente eclesiástica", ante una consulta de LA NACION.Las prioridades y urgencias de la Iglesia latinoamericana seguirán teniendo presencia, aventuran en el Episcopado, ante la elección de un Papa que caminó y conoce la región. Cayó bien, además, la confirmación de que seguirá avanzando con el concepto de la sinodalidad, un modelo de Iglesia arraigado en el diálogo, la participación de los laicos y el trabajo conjunto, alejado del "clericalismo", el fantasma que Francisco 'definía como "el cáncer de la Iglesia".Algunas fuentes, incluso, arriesgaron una interpretación más política y deslizaron: "La Iglesia se atrevió a ponerle un papa norteamericano a Donald Trump, que no es el que el presidente norteamericano quería", dada la cercanía del presidente estadounidense a cardenales ultraconservadores.El 9 de marzo de 2013, cuatro días antes de la elección del papa Francisco, Prevost participó de la ordenación episcopal del obispo argentino Alberto Bochatey en la Catedral de La Plata, para acompañar a este religioso argentino, que asumió como obispo auxiliar de La Plata, para asistir al entonces arzobispo titular, Héctor Aguer. El nuevo Papa y Bochatey, que luego fue secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina, fueron compañeros de estudios en Roma.El propio Bochatey, sorprendido gratamente por la elección del nuevo Papa, dijo que el paso de Prevost por la Argentina dejó una huella. Recordó que él invitó al flamante pontífice a la Argentina para que asistiera a su ordenación episcopal en La Plata. "Yo fui el culpable de que viniera a Buenos Aires y La Plata", declaró. Además, confirmó que el nuevo Papa realizó otros viajes a la Argentina y que siempre mantuvo contactos a raíz de su ministerio pastoral en la región.En una de sus visitas a la Argentina, como superior de la orden religiosa, Prevost inauguró la Biblioteca Agustiniana, entre otros actos que realizó con la comunidad de esa orden religiosa en la Argentina.Encuentros con BergoglioEn sus viajes a nuestro país compartió encuentros con el arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Bergoglio. En charlas informales con referentes del mundo eclesiástico, Prevost dejó testimonios de su reconocimiento al purpurado argentino por su "autenticidad y coherencia", según pudo saber LA NACION. El nuevo Papa llegó a Perú para su actividad misionera en 1985, cuando Bergoglio concluía su mandato como rector del Colegio Máximo de San Miguel, el seminario de los jesuitas.Años después, Prevost fue designado obispo de Chiclayo, en 2014, y proclamado cardenal en 2023 por Francisco. Fuentes eclesiásticas revelaron que sus visitas a la Argentina contribuyeron a fortalecer la relación entre ambos líderes y dejaron en Prevost una "fuerte impresión" sobre la coherencia y el compromiso pastoral y humano de Bergoglio.La conducción del Episcopado argentino y las principales diócesis se encuentran en manos de obispos designados por Francisco y comprometidos con su visión pastoral. Muchos de ellos tuvieron encuentros con Prevost, como titular del Dicasterio para los Obispos, el organismo que le confió Francisco para supervisar el plantel episcopal de todo el mundo en la Iglesia.
Fundada en el siglo XIII, sigue siendo una de las principales tradiciones espirituales de la Iglesia, destacándose por su vida itinerante, su énfasis en la comunidad y su dedicación al servicio fraterno.
Aunque el papado tuvo muchos pontífices jesuitas, franciscanos, dominicos y benedictinos, solo uno en el siglo XIV tuvo estrechos lazos con los agustinos. Nacido en Chicago, el estadounidense Robert Prevost ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (OSA) en 1977 e hizo sus votos solemnes en 1981. Leer más